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Capítulo final

Un enfrentamiento seguro, todo transcurría en cámara lenta. Rick corre hacia mí con la única intención de matarme, acción que no me permitiré en absoluto.

Una luz azul y desenfrenada rodeó mi cuerpo con rapidez y al mismo tiempo comencé a correr a una velocidad extrema, ya que es una de mis habilidades como géminiana.

Durante esa fracción de segundos, me sentí perdida al no saber lo que iba a hacer, simplemente me acerqué con valentía para evitar que lastimase a mis amigos.

Estando más cerca, visualizo como el fuego recorre su mano derecha, y en ese preciso instante me percato que planea atacarme con alguna de sus bolas de fuego.

—¡Muere bastarda! —me grita con odio.

Me abalanzo hacia él y lo golpeo, más sin embargo, no me detengo. Lo agarro con todas mis fuerzas de los hombros y me impulso hacia arriba comenzando a levitar del suelo en compañía de este inútil guardia.

Me cuesta sostenerlo pero aún así no desprendo el agarre y sigo subiendo mientras que por un instante observo en la lejanía los rostro atónitos de Richard y Adam, ellos no saben lo que planeo hacer.

—¡Bájame inútil! —grita mientras mueve bruscamente las piernas en un intento desesperado de liberarse de mi agarre, él mantiene su vista en el vacío inmenso que aumenta cada vez más que sigo subiendo, desde aquí, el cielo azul se ve cercano.

—Pagarás por todo lo que hiciste —trago saliva con miedo, pero ahora no hay nada ni nadie que pueda detenerme.

Muchos dicen que la venganza no es buena, yo opino lo mismo, pero esta vez es la excepción. Mi amiga Nancy murió, y me vengaré así sea por una ultima vez.

—¿A donde carajos me llevas? ¡E-está muy alto, joder! —el guardia comienza a llorar y deja de moverse, ahora se sostiene de mí con fuerza para evitar caer al vacío.

Estamos muy lejos del suelo, el viento aquí es mas potente, y el peso de Rick es insoportable, no sé si pueda durar mucho con él aquí arriba.

Las altas montañas y el resto de la plantación se puede observar desde aquí, el caos parece aminorar ya que los Homoelementals presentes (guardias y rebeldes) disminuyen, es decir, mueren. Esta guerra ha acabado con muchos, pero todo ha sido con un propósito justo, el cual es la libertad.

Aunque claro, esto se pudo haber evitado si los guardias no se hubieran negado a aceptar el dialogo y a liberar a los esclavos voluntariamente.

—¿Por... por qué... por qué me traes aquí? —pregunta Rick, se nota que a esta altura le cuesta respirar, algo que impide que utilice sus habilidades.

Lo sostengo de los hombros y él hace todo lo posible para no observar hacia abajo.

—Tantos años estuviste atormentándonos, eras el guardia del portón en mi sector, en el sector cuatro para ser más especifica —comencé diciéndole conteniendo mis lágrimas, los recuerdos caóticos no tardan en aparecer en mi mente —. Asesinaste niños, ancianos y quien sabe a cuantos más. ¿No sientes pena en absoluto? Siempre sembraste miedo en nosotros, nos maltratabas y nos despreciabas a tal grado ¿solo por que ustedes nos esclavizaron?

Ni siquiera se tomó un momento para reflexionar, mordió sus labios demostrando como su enojo incrementaba.

—No me importa ni me arrepiento de lo que hice, ustedes son inútiles con sus habilidades, son Homoelementals débiles y por ello deben servir a los más fuertes ¿esclavos? Siempre serán nuestros esclavos —me responde y frunce el ceño.

—Somos de la misma especie, todos tenemos habilidades diferentes, algunas más asombrosas que otras pero... ¿sabes algo? Nadie es débil ni fuerte, nadie es superior ni inferior. Mataron a muchos de su misma especie y todo para conseguir cosas materiales que son irrelevantes, prefirieron lo material que la vida de los demás y eso no es perdonable.

Se echó a reír ante mis palabras.

—No necesito el perdón de nadie —contestó con frialdad alzando un poco su mirada topándose con la mía. Maldito imbécil, se nota que tiene miedo de ser aventado al vacío, y en su mirada no hay rastro de piedad en absoluto.

Suspiro con frustración y al mirar abajo detallo varias siluetas que miran en nuestra dirección, no logro identificar sus rostros pero parecen hormigas desde aquí.

—Mis padres murieron en esta plantación, se fueron de este mundo de la forma más cruel posible, solo era pequeña cuando sucedió, sé que estuviste presente y no permitiré que salgas con vida, mereces morir de la misma forma.

—¿De qué carajos hablas? —alzó la voz asustado, sus ojos se abrieron más de los normal y se llenaron de lágrimas —. ¡No te atrevas a soltarme!

—Déjame decirte una ultima cosa —le digo preparándome para mi siguiente acción —. No somos esclavos, ni nuestras habilidades tampoco.

Solté de sus hombros permitiendo que cayera al vacío, su grito aturdió mis oídos y por ultima vez vi su asqueroso rostro. Siguió cayendo mientras movía cada extremidad de su cuerpo, y simplemente los gritos cesaron justo cuando impactó contra el suelo.

Las personas de abajo solo se sorprendieron ante semejante cuerpo que acababa de caer, mientras que yo, simplemente lloré, no de tristeza claramente, si no que lloré de alegría al acabar con mi más grande pesadilla.

He acabado con él de la forma más despiadada que para mí fue posible, no sé si haberlo asesinado me haga sentir mejor tras la muerte de Nancy, pero lo que si sé es que su presencia dejará de atormentarnos y nunca más volverá a hacerle daño a alguien más.
Permanecí levitando en el aire por un momento, tomé aire varias veces en un intento de controlarme. Lo cierto es que me encuentro nerviosa por lo que acabo de hacer, simplemente... necesito un abrazo.
Lentamente comencé a descender hasta que nuevamente posé mis pies en el suelo, descansé mis hombros ya que se sienten pesados por la fuerza que hice al sostener a ese inmundo guardia, y suspiré. Ahora me encuentro en la pradera destrozada, el césped verde ha desaparecido por completo debido al fuego.
—¿Estas bien? —me pregunta una voz masculina que ciertamente se me hace conocida.
Al voltear me encuentro frente a Mark, su cabello negro está hecho un desastre y ni hablar de los notables moretones esparcidos por todo su rostro. Su manos y vestimentas están repletas de sangre.
Sin pensarlo más, corro hacia él y lo rodeo con mis brazos atrayéndolo con fuerza para abrazarlo y sentir su calor.
—Tenia mucho miedo, pero estoy bien —le respondí mientras que una lágrima recorrió mi mejilla —. ¿Tú estas bien?
—No te preocupes por mí, esta sangre no es mía y no tengo heridas profundas... ¿Qué sucedió? Te vi bajar del cielo.
Tragué saliva ante sus palabras, miré a la lejanía. En medio de la pradera se encuentra el cuerpo de Rick, este se halla sin vida y desde aquí noto como cada una de sus extremidades están torcidas por semejante caída.
—No ocurrió nada —le mentí.
—¿Dónde están los demás rebeldes? ¿Dónde esta Edward y Lisu? —pregunté desconcertada.
Tomó mis hombros y su mirada seria se centro únicamente en mí, puedo deducir fácilmente que algo malo ocurre, pero al pasar varios segundos me doy cuenta de que no es así ya que tras él aparece Lisu y Edward, quienes se acercan a pasos lentos. Me sorprende ver que en el rostro de ambos se forma una sonrisa.
—Lo logramos Tania —me confundo ante las palabras de mi amado.
—¿De qué hablas?
—Gracias a los refuerzos de los mediadores hemos logrado vencer a los guardias de esta plantación, ahora, la mayoría de ellos están huyendo y... los esclavos poco a poco desalojan el lugar —responde Lisu ante mi pregunta.
Abro mi boca por el asombro y al mismo tiempo vislumbro como un sinnúmero de esclavos corren por doquier gritando de alergia, la mayoría huyen de este lugar.
La enorme tropa de rebeldes combinada con mediadores se juntan gritando al unísono por esta gran victoria, alzan sus brazos hacia arriba y repiten un coro, en el que celebran el haber ganado.
Lo hemos logrado...
Este mísero lugar quedó destrozado, hay cuerpos sin vida por doquier, pero me siento satisfecha con el resultado.
Los esclavos que pasan a nuestro alrededor nos agradecen y corren hacia su libertad, algo que sin duda me hace muy feliz.
—¡Tania! —escucho la voz de Richard y de inmediato me doy la vuelta, él y su hijo corren hacia mí y me abrazan —. ¡Lo hemos logrado!
Mis emociones me abruman. ¿Realmente conseguimos librar a todos estos esclavos?

Mi corazón late con fuerza e inevitablemente me pongo a llorar, Mark se acerca a mí para consolarme, besa mi mejilla y sonríe dejándome ver sus perfectos dientes.

—Lo hemos conseguido, Tania. Has liberado a todos estos Homoelementals y a tus amigos también —me dice y los dos dirigimos nuestras miradas hacia Richard y Adam. Ambos sonríen dejándome en claro lo felices que están, nuevamente me acerco hacia ellos y los abrazo.

Tanto tiempo y al fin lo he logrado, ahora podré tenerlos cerca, y en cuanto a Nancy, lamento tanto lo que ocurrió, solo espero que ahora esté en un mejor lugar.

Permanecemos allí mientras apreciamos la alegría de los ahora Homoelementals libres. Mark está justo a mi lado, y al otro se encuentran Richard y Adam, más a la lejanía Lisu y su padre, ahora, siento que nadie podrá separarnos.

El cielo se ha tornado rojizo indicando que el sol está a punto de ocultarse y muchas aves blancas vuelan en lo alto.

—Ahora, es momento de comenzar de nuevo —dije con una sonrisa en mi rostro mientras los mechones de mi cabello juguetean debido a una ráfaga de viento, que al hacer tacto con mi piel me hizo estremecer.

He aprendido algo de esto... Toda tortura tiene su fin...

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