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Capítulo 6

Aquella mujer se dio la vuelta, su rostro me mostraba una sonrisa encantadora, la sonrisa que me encantaba ver en las mañanas cuando despertaba. En sus brazos cargaba a una pequeña bebé recién nacida que miraba el cielo azul inundado de nubes que parecían algodón, y en sus ojitos se reflejaba un brillo encantador.

La mujer me sonreía y corrí hacia ella, estando más cerca comencé a girar en círculos con mis brazos extendidos a mis lados mientras seguía observando el cielo, un hombre se unió a mi juego, y en compañía de él empezamos a girar mientras reíamos alegres.

Me detuve al ver una hermosa mariposa, sus alas eran como una explosión de colores, agitó sus débiles alas volando a mi alrededor y luego siguió su trayecto volando cerca de las flores de la enorme pradera.

Su belleza me hizo correr hacia ella persiguiéndola en un intento de alcanzarla, mis pies pisaban algunas de las flores, pero nada podía detenerme.

Cuando sentía que todo iba bien, que estábamos alegres, todo se tornó oscuro, el sol ya no estaba en el cielo, en su lugar, una enorme oscuridad estaba sobre mí, nada de estrellas ni de luna.

La mariposa había desaparecido, la noche estaba presente y me encontraba en la pradera... Posiblemente sola.

Miré mis pies, la neblina se arrastraba en el suelo cubriendo mis pequeños pies, mis oídos solo lograban percibir gritos, y yo no sabia de donde provenían.

Luces rojas volaban por el cielo, no sabia que era, pero estaba segura de que no eran estrellas fugaces, por que estas caían en la pradera muy cerca mío. Escuché la voz de mi padre pidiéndome que corriera y me escondiera en la cabaña... ¿Pero por qué? ¿Papá? ¿Mamá?

Al voltearme, el lugar se convirtió en un infierno, mi padre corría hacia mí entre la neblina pero algo impactó sobre su pecho, aquello era bastante largo y de madera. Mi padre retrocedió tratando de mantenerse firme y aún así me gritaba para que me alejara del caos, pero no le hice caso. Empecé a correr hacia él mientras las lágrimas se desprendían de mis ojos, pero el estaba tan lejos y a la vez cerca, sin importar cuanto corriera aún no podía alcanzarlo, estaba atada en el mismo lugar.

Logré ver fuego y una silueta humana salió disparada en el aire, y mi padre ya no estaba allí.

El suelo empezó a sacudirse por un fuerte temblor y noté algunas grietas que empezaban a formarse.

Tania... Tania...

Mi madre, se encontraba frente a mí aún sonriendo, sus lágrimas se desprendían de sus hermosos y grandes ojos, seguían su recorrido por sus mejillas, intentó acercarse, pero una enorme roca se levantó del suelo por si sola, confundida miré la escena aterrada, aquella enorme piedra impactó sobre el cráneo de mi mamá, y ella cayó al suelo con su cabeza repleta de sangre.

Lloré, grité, no sabia que estaba sucediendo, el fuerte temblor me hizo caer al suelo de rodillas y pude ver que varias personas corrían a mi alrededor.

La silueta de un hombre me hizo gritar aún más, trataba de levantarme pero no podía, sentía que algo me agarraba mi pie, mientras intentaba escapar, aquel hombre se seguía acercando hacia mí y...

—¡Tania, despierta rápido! ¡Despierta, por favor! —gritó Anelly. Abrí mis ojos asustada, me estaba moviendo bruscamente mientras Richard me sostenía de los hombros para mantenerme quieta. Mi cuerpo se encuentra repleto de sudor y varias lágrimas se desprenden de mis ojos.

—¿Hermana, estas bien? —La voz de mi hermana me hizo estallar en lágrimas y no pude contenerlo, la imagen de mis padres muertos vino a mi mente y de inmediato empecé a llamarlos aún sin recordar que todo lo que había sucedido en aquel sueño fue verdad, mis padres están muertos.

—Tania, todo estará bien. Solo fue una pesadilla.

Las palabras de Richard no ayudaban, me seguí moviendo bruscamente en la cama aún deseando que mis padres estuviesen aquí conmigo y con mi hermana.

Al instante, mi hermana se lanzó sobre mí abrazándome fuertemente mientras lloraba, rodeó mi cuello con sus brazos delgados y se aferró a mi.

—¡No llores Tania, por favor! ¡No me gusta verte llorar! —lloró entre mis brazos.

Me tranquilicé por un momento y dejé de moverme, aún mi corazón palpitaba con fuerza, sentía que se iba a salir de mi pecho, la presión en mis pulmones ha disminuido gracias a que pude controlar mi respiración agitada. También abracé a mi hermana, es reconfortante tenerla a mí lado, sin duda ella es mi impulso por seguir, es la que me da fuerzas para seguir enfrentando el día a día.

Reaccioné, empecé a escuchar ruidos horribles, como si hubiese una pelea allí afuera de la cabaña.

Empecé a cuestionarme si aún estaba en un sueño, escucho también gritos... ¿Qué está ocurriendo?

Mi hermana se apartó de mí y se secó las lágrimas de los ojos, bajo su nariz roja veo la mucosidad que se ha formado allí, y sus ojos están hinchados por tanto llorar.

Observé a Richard que se tocaba la barba pensativo, y no pude evitar ver sus manos que se encontraban temblando de una manera bastante anormal.

Me senté en el colchón cruzando mis pies, observo el interior de la cabaña en la que me encuentro, todo sigue igual, las velas están apagadas y los restos de manzana siguen en la mesa, excepto por algo... Al ver los demás colchones, veo que nadie está en ellos, los demás no están.

—¿Qué está sucediendo? —pregunto poniéndome nerviosa —. ¿Acaso ya amaneció? ¿Dónde están Adam y Nancy?

Richard comparte una breve mirada con mi hermana.

—Tania... —Anelly pronuncia mi nombre —. Algo malo está ocurriendo allá afuera... Y muy malo.

Los ojos de mi hermana se abrieron aún más dejándome ver su miedo.

De repente escucho un fuerte sonido, como si algo impactara sobre algo. Richard se levantó de un brinco y agarró el brazo de mi hermana bruscamente haciéndola levantar del suelo, estuve a punto de reclamarle por aquello pero de nuevo los gritos se hicieron presentes.

—Hay una rebelión allá afuera —se atrevió a responder Richard —. Tania, acompáñanos a buscar a los demás, debemos escondernos aquí en la cabaña.

Mi expresión no cambió en absoluto, fruncí el ceño tratando de descifrar la mirada de Richard, está asustado, a punto de llorar pero se contiene.

—¿Una rebelión? —la confusión que yace en mí interior parece aumentar aún más y nuevamente mis lágrimas cayeron —. ¿Quién se está rebelando? ¿Por qué? ¡¿Qué está ocurriendo exactamente?!

—Los de la cabaña de al lado, algunos... Están peleando con los guardias —Richard perdió la calma —. ¡Joder Tania levántate ya y ayúdame a buscar a mi hijo!

No tardé en levantarme, me posicioné a su lado, el aún sostenía el brazo de mi hermana, ella está más asustada que yo y que Richard, incluso noté que su vestido se encuentra mojado en la parte baja... Creo que es orina.

—Tania, todos estaremos juntos, ahora vamos a por los demás —dijo y acercó su manos temblorosa hacia la mía y la sostuvo mientras sollozaba.

Le sonreí y asentí con la cabeza, comprendo por que él está actuando así. La ultima rebelión presentada en nuestro sector, fue cuando mis padres murieron, y en su caso, una rebelión que se llevó la vida de su esposa. El y yo vivimos traumados por aquella experiencia y sabemos perfectamente que en esta plantación ninguna rebelión gana, el resultado final es muerte y caos.

Mi hermana, Richard y yo caminamos hacia la puerta, la abrimos y tomados de las manos salimos de la cabaña encontrándonos en la zona de guerra, aún seguía oscuro, aún es de noche.

Pude ver como varios esclavos corrían hacia sus cabañas escondiéndose mientras gritaban aterrados.

—¡Vuelvan a sus cabañas! —nos gritó una mujer con un bebe en brazos, y luego se introdujo en una cabaña para protegerse de lo que sea que esté sucediendo.

—Todo estará bien, Anelly —la observé, ella está al otro lado de Richard y me miró asintiendo sutilmente. Ella confía plenamente en mí.

Mi corazón palpita con fuerza, pero me mantuve tranquila por que Richard está a mi lado, su presencia es reconfortante ya que él me cuidó como su hija, y me salvó cuando era niña.

Seguimos caminando hacia la pradera acercándonos hacia una chica de pelo corto que reconocí al instante, es Nancy. Ella estaba dándonos la espalda, también a su lado estaba el chico nuevo y Adam.

Ellos tres permanecen inmóviles observando como en la lejanía se ha formado una pelea entre dos guardias y tres esclavos, y pude reconocer uno de ellos al instante... Era Erick, el novio de Clay, que luchaba en compañía de una mujer y un hombre más adulto, los tres se estaban enfrentando al guardia del portón que lanza bolas de fuego con las manos, y a su lado otro guardia que no conozco.

Me mantuve observando perpleja la terrible escena, los otros tres que hacían parte de la cabaña de al lado, y que eran compañeros de Erick estaban en el suelo, muertos.

Adam se dio la vuelta notando nuestra presencia.

—Padre... Tenemos que ayudarlos. Son mis amigos, yo les ayudo a cultivar. ¡Por favor! —suplicó Adam, sus ojos están hinchados de tanto llorar. Juntó las palmas de sus manos en forma de suplica y comenzó a moverse ansioso e impotente.

Richard soltó a mi hermana y dejó de sostener mi mano para luego tomar a su hijo del brazo, y con lágrimas en los ojos se arrodilló frente a él: —Adam, vamos a la cabaña, no seas parte de esta rebelión, por favor.

Varias personas corrían a nuestro alrededor, sin embargo, nosotros estamos aquí en medio del caos.

—Pero... Por favor, padre, ¡Hay que ayudarlos o si no van a morir!

Richard se levantó del suelo apretando los puños a los lados con bastante fuerza, su venas empezaban a marcarse en su piel. El se controló, escondió su rabia y simplemente negó con la cabeza agarrando el brazo de su hijo con más fuerza.

Nancy se acercó a mí y me abrazó, no me negué al abrazo, ella apoyó su cabeza en mi hombro y empezó a llorar.

—Nancy, no te preocupes. Vamos a la cabaña, todo estará bien —traté de tranquilizarla mientras acaricio su cabello.

—Estoy muy asustada.

—Lo sé, también tengo miedo, pero realmente debemos irnos de aquí.

—¿Por qué están peleando? —El chico nuevo caminó hacia nosotras con confusión en su mirada, mantenía su ceño fruncido y no pude notar algún rastro de miedo en su ser.

Abrí mi boca a punto de responder pero de repente el guardia del portón inicia lanzando bolas de fuego aún más potentes, y por suerte Erick y los otros dos esclavos logran esquivarlas.

Richard reacciona y jala a Adam del brazo, él sabe perfectamente que las cosas están por empeorar, el nos grita que corramos, pero sin embargo nadie obedece sus ordenes por que al parecer tenemos intenciones de presenciar como terminará esto.

Una mujer perteneciente al bando de esclavos, con su habilidad de libra, inicia formando un enorme remolino alrededor del otro guardia que aparenta ser de tierra con el fin de asfixiarlo, mientras que Erick se prepara para enfrentar al temido guardia del portón.

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