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Capítulo 35

Me acurruqué entre sus brazos, ambos me abrazan mientras sollozan por nuestro reencuentro después de tanto tiempo. Es inevitable llorar, las lágrimas siguen cayendo por mis mejillas y un nudo se ha formado en mi garganta. Pasó demasiado tiempo sin verlos y ahora aquí estoy frente a las personas que amo y que más atesoro.

Mis miedos se calman ahora que los tengo a mi lado, pero el dolor aún no cesa, ellos siguen vivos pero es como si una parte de ellos estuviese muerta, perdieron el brillo de sus ojos, se ven tristes y demacrados. Lo peor de todo es que sus días y noches de hambre son notorios debido a sus cuerpos enflaquecidos. Richard ha perdido peso y Adam está repleto de golpes.

—Estoy tan feliz de verte de nuevo, sana y salva. Te ves mucho más mayor —Adam se aparta de mí y acaricia mi mejilla, su mano tiembla y sus ojos están enrojecidos por tanto llorar.

—Yo estoy más que feliz de verlos con vida —tragué saliva y traté de controlarme pero me eché a llorar nuevamente —. Yo... Yo creí que algo malo les había sucedido, e-estaba muy preocupada que incluso no podía dormir.

Richard se limpió las lágrimas y me abrazó una vez más, luego se posicionó frente a mí y apartó un mechón de cabello de mi rostro.

—Ya estamos aquí, y ya no estamos solos por que te tenemos a ti... Pero ¿y Anelly? —Richard se alarmó de inmediato por la ausencia de mi hermana, y eso lo noté por su expresión de temor.

—La dejé en la ciudad de los rebeldes, ella se encuentra bien y fuera de peligro, pero ahora debemos salir de... —mi corazón se detuvo al instante al recordar sus ojos, su cabello corto hasta los hombros y su hiperactividad que hasta donde yo recuerdo solía incluso, irritarme, pero ahora extraño su sonrisa —. ¿Y donde está Nancy?

Nancy era mi amiga, cuando llegó a la plantación era indefensa, asustadiza y yo fui la primera en ser su amiga, las dos nos volvimos inseparables y ahora no se encuentra aquí justo ahora, se supone que estaría aquí. Mi corazón se aceleró a un ritmo anormal, mis manos temblaron como nunca antes y por las miradas de ellos dos, creo que algo malo sucede.

—Lo siento mucho —se disculpa Richard sin ninguna razón, frunzo mi ceño negando con la cabeza mientras por, una vez más mis ojos se humedecen por las lágrimas contenidas.

—¡Por favor! ¡Dime que ella está bien! —la presión que siento en mi pecho es insoportable.

—Nancy, lamentablemente murió —respondió Adam finalmente.

Mi vista se volvió borrosa y por poco pierdo el equilibrio, es como si todo se desmoronara dentro de mí, los recuerdos de ella invaden mi mente y solo me provocan profunda tristeza.

—¿Por qué? —pregunté buscando respuestas, no pude despedirme de ella, ni ver su sonrisa ni escuchar su risa chillona que siempre me alegraba los días.

—No querrás saberlo —dice Richard negándose a decirme la razón por la murió.

—Debes decírmelo.

—No lo haré —insistió.

Golpeé su hombro y lloré descontroladamente, Adam sostuvo mi mano y trató de tranquilizarme, pero con esta noticia no estaré tranquila nunca más. Quería rescatarlos a todos, quería que escaparan de este lugar y así, por lo menos seriamos felices.

—Murió debido a la falta de comida —dijo Richard finalmente.

Tragué saliva y controlé mis ganas de llorar ante sus palabras, la tristeza invadió cada parte de mi ser. Richard se acercó a mí y me abrazó para consolarme.

Saber que no volverás a ver a esa persona nunca más es doloroso, ahora solo permanecerán los recuerdos en mi mente. Si no fuese por los malditos guardias de este lugar, justo ahora todos estaríamos libres, no puedo dejar que la muerte de mi amiga fuese en vano, debo vengarme de estos repugnantes seres.

Apreté mis puños a ambos lados y me limpié las lágrimas de inmediato.

—Tenemos que salir de aquí —indiqué.

Estoy decidida y me siento más fuerte que antes, sé que su muerte no será fácil de superar, pero por ahora, debo concentrarme en Richard y Adam, tengo que sacarlos de aquí.

—¿Pero cómo escaparemos de la plantación? Es prácticamente imposible —Adam se ve inseguro y parece asustado.

—Cuento con apoyo, por ahora solo debemos darnos prisa. Síganme —les ordeno y me encamino por el pasillo, escucho los pasos de ellos dos tras de mí lo que me indica que me siguen.

—¿Estas segura de eso? —pregunta Richard.

Lo miro de reojo y observo como toma a Adam del brazo, ambos están aterrados y no los culpo, llevan mucho tiempo aquí abajo y de seguro su miedo hacia los guardias ha incrementado.

—Estoy completamente segura de ello, así que no se preocupen, no permitiré que les pase algo malo, no otra vez.

Llegamos a las escaleras que llevan directo a la fabrica, comencé a subir con cuidado mirando de vez en cuando hacia atrás, los rostros afligidos de ambos me dejan en claro el temor que sienten en este momento. También me siento aterrada, pero debo ser fuerte para protegerlos. No sé como está la guerra allá arriba pero es mejor ser precavidos.

Al llegar al final de estas me detuve frente a la puerta medio abierta, no se escucha nada del otro lado. La empujé con lentitud y me topé con las maquinas en funcionamiento, lo que es absolutamente extraño. Cuando llegué a la fabrica estos esclavos no estaban trabajando, y no deberían de hacerlo, hay una guerra ¿y solo se ponen a trabajar?

—¿Sucede al...?

Interrumpo a Adam de inmediato y pongo mi dedo índice en sus labios que se encuentran resecos.

—Algo no está bien —le digo.

Abro la puerta completamente y me asombro de inmediato, mis ojos solo logran captar la sangre desparramada en el suelo y los múltiples cuerpos de los esclavos que conocí anteriormente.

Llevo mi mano a mi boca por el asombro y tomo el pomo de la puerta cerrándola fuertemente, para así evitar que Richard y Adam observen esa desgarradora escena.

—¿Qué hay allí afuera? —las manos de Richard comienzan a temblar mientras me observa confundido y con miedo.

Contengo mis lágrimas para no preocuparlos a ambos, pero es innecesario, ellos ya saben que algo malo ocurre.

Richard se acerca con brusquedad a la puerta y la abre topándose de inmediato con los cuerpos y la sangre esparcida por todo el lugar.

—¡Esto es horrible! —exclama y se echa a llorar, él se mantiene inmóvil, en un estado de shock.

Adam sigue a su padre, intento detenerlo pero logra llegar hasta el otro lado de la puerta. Sus pies descalzos se llenan de sangre, pero a él no le importó, se acuclilló al lado del cuerpo del anciano que me había ayudado a abrir esta puerta y verificó si seguía con vida, lastimosamente no fue así, ya que negó con la cabeza en señal de que está muerto.

—¿Pero cómo sucedió esto? Hace un momento estaban con vida... estaban bien —atravesé la puerta encontrándome aún más cerca de los cadáveres y lo único que hice fue llorar al verlos uno junto a el otro, como si su unión permaneciera incluso al morir.

—Algún guardia debió de hacer esto, no es seguro que permanezcamos aquí —dice Richard evitando pisar la sangre, él avanza hacia la puerta de salida de esta sofocante fabrica.

—Tienes razón, padre... Tania, es mejor irnos —Adam toma mi mano y nos acercamos hacia Richard. Evito observar los cadáveres y solo me concentro en salir de aquí.

El sol comienza a ocultarse y el cielo se ha tornado de ese color anaranjado con toques rojizos que enamorarían a cualquiera, el viento hace que los mechones de mi cabello revoloteen por doquier, por lo que se me hace difícil controlarlos. Mientras tanto, Adam y Richard observan la plantación perplejos, el fuego ha consumido todo a su paso por lo que ahora solo quedan cenizas, mejor dicho, todo quedó en ruinas.

Miro desesperada el alrededor y al mismo tiempo siento la adrenalina recorrer mi cuerpo, haciendo que mi sistema nervioso se descontrole como nunca antes. Pocos eran los Homoelementals visibles, algunos se rematan entre si y terminan de acabar con su enemigo y en cuanto a los demás, tratan de escapar algo que relativamente es imposible.

La pradera está repleta de sangre y solo me provocan ansias y no obstante, temor.

—Este lugar está... destruido —comenta Adam quien se mantiene a mi lado aún sin soltar mi mano, en cuanto a Richard, él camina cuidadosamente delante de nosotros.

—¿A donde se supone que vamos? En este lugar es como si no hubiese escapatoria —Richard se voltea y me mira confundido.

Rápidamente recuerdo a Mark, no lo veo por ningún lado y realmente comienza a preocuparme.

Los tres empezamos a alejarnos lentamente de aquella fabrica y seguimos sin rumbo alguno, lo cierto es que en mis tiempos de esclava nunca había estado en este sector, y ahora no sé como encontrar la salida, misma salida que nos adentró en este lugar de mal agüero y de torturas incontrolables.

—¡Malditos esclavos de mierda! —un grito sorpresivo me hace girar abruptamente sobre mis talones, al dirigir mi mirada hacia atrás, quedo perpleja al observar quien está frente a nosotros.

Es el antiguo guardia del portón en el sector cuatro, mismo sector en donde fui torturada la mayor parte de mi vida y ahora, me encuentro frente a frente a esa vil bestia, que con sus torturas nos atormentó a todos.

—¡Corran! ¡Yo me encargo de él! —grito al mismo tiempo que ese idiota corre hacia mí.

Siempre le tuve miedo, pero ahora ya no. Lo venceré no importa lo que pase.

—¡No te dejaré sola! —exclamó Richard con firmeza.

En un descuido giré a verlo, se encuentra demasiado débil como para ayudarme a pelear, de seguro, ahora no sabe como traer de vuelta sus habilidades.

—¡Tania, cuidado! —grita Adam, me siento abrumada y en cuestión de segundos soy empujada bruscamente, caigo al suelo golpeando mi cabeza y gran parte de mi cuerpo mientras suelto un quejido del dolor.

Al levantar mi mirada me centro en sus horribles ojos que ahora se han tornado rojos, su cabello rojizo brilla por la poca luz de sol restante y noto triunfante como de sus prendas caen gotas de agua. El está empapado de agua por lo que ahora no puede utilizar sus habilidades como signo perteneciente al elemento fuego, y eso es una ventaja, si no fuera por ese hecho ya nos habría hecho cenizas con sus bolas de fuego.

—¡Dije que no dejaría que escaparas de mí, maldita perra! —me insulta dejándome ver sus dientes amarillentos.

—Cállate escoria, ¡ya no te tengo miedo a ti ni a tu puta habilidad! —le devuelvo el insulto y trato de levantarme pero él me proporciona una patada en el estomago que me hace gritar del dolor.

Me retuerzo en el suelo mientras que al mismo tiempo, Adam se abalanza sobre él y lo toma del cuello en un intento de ahorcarlo, pero ese guardia lo detiene y sin piedad le propina un golpe en la mejilla. Adam cae al suelo y permanece allí mientras escupe sangre.

—¡Nadie puede contra mí! —brama furioso y le escupe a mi amigo.

—Rick, ya basta —le suplica Adam, lo cierto es que ese guardia tiene como nombre Rick, horrible nombre que en cuanto acabe con el olvidaré y no me atreveré a mencionar en mi vida, si es que no muero.

Me levanto rápidamente y ahora es Richard quien se acerca con un tronco en la mano, golpea la cabeza de Rick pero a este no le hace daño y con ambas manos sostiene el cuello de Richard, presionándolo mientras lo ahorca y poco a poco lo levanta del suelo.

No lo pienso más y corro hacia ambos empujando con toda mi fuerza a el guardia haciendo que caiga al suelo, me posiciono sobre él y le propino varios puñetazos en sus mejillas e incluso en la nariz, que provoca un crujido ante mis golpes.

La sangre salpica por doquier e incluso creo que ha entrado en mi boca pero no me detengo y sigo golpeándolo incluso cuando ya ha quedado inconsciente.

—Tania, ya es suficiente —Richard me toma de los hombros y me obliga a retroceder por la fuerza, en cuanto a mí, sigo dándole unos cuantos golpes más hasta que al fin logra alejarme de ese inútil ser.

—No vale la pena, ya es suficiente —me dice y al ver que me tranquilizo me suelta y corre hacia su hijo para socorrerlo.

Mi respiración está agitada y los nudillos de mis puños duelen por todos los golpes que le di a ese guardia, ahora me cuesta mantener mi equilibrio ya que siento como mis piernas tiemblan por mi propio peso.

Rick permanece en el suelo sin moverse, me apetece darle otros golpes pero creo que ya está muerto, solo espero que así sea. La sangre brota desde su nariz, que si no estoy mal, parece torcida, es decir, está rota. Y no me arrepiento de haber sido la causante de eso.

Me volteo y camino hacia Richard, quien ayuda a su hijo a ponerse de pie. Adam tiene varios moretones, pero ahora se le ha formado uno nuevo por semejante golpe que recibió. Al estar más cerca de ellos, los rodeo con mis brazos abrazándolos con fuerza y presionando nuestros cuerpos entre si, se siente tan reconfortante sentirlos cerca, simplemente me siento segura al tenerlos aquí conmigo.

—Por fin le dimos su merecido —bromea Adam.

Los tres reímos al mismo tiempo y a la vez, nuestras respiraciones se mezclaban.

Sacudí el cabello de Adam en forma de cariño y le sonreí mientras me apartaba finalizando el abrazo.

—Ahora si, vayamos. Anelly también los espera —notablemente demostraron su felicidad ante mis palabras, se nota que quieren volver a ver a esa niña traviesa.

—¡¿A donde creen que van, pedazos de mierda?! —reconozco esa voz de inmediato, y los tres nos damos la vuelta encontrándonos con Rick. ¿No se supone que estaba inconsciente, o al menos muerto?

Se puso de pie a tal velocidad y corrió hacia nosotros demostrando su terrible enojo.

Las cosas sucedieron demasiado rápido que no me dio tiempo suficiente para reaccionar o al menos idear mi próximo movimiento. En una limitada fracción de segundos observé los rostros de temor de Richard y Adam, los dos permanecieron inmóviles mientras se abrazaban uno con el otro. De las manos de ese estúpido Rick brotan chispas de fuego, lo que claramente no es buena señal, eso significa que sus habilidades como signo leo están volviendo, y si no hago algo para detenerlo, alguna de sus bolas de fuego acabará con nosotros.

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