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Capítulo 32

—No hay más tiempo que perder, ya llevamos mucho tiempo aquí así que es momento de irnos —caminé hacia la ventana y observé a través de ella, no hay rastros de guardias o rebeldes, todo está desolado.

—Debemos ser cuidadosos, nuestras habilidades no son muy útiles en las guerras por lo que si nos topamos con alguien es probable que —responde Mark y se acerca hacia la puerta tomando el pomo de esta, preparándose para abrirla —, En fin, vamos.

Al abrir la puerta, esta produce un crujido por la madera en mal estado y, ambos salimos de la cabaña que era nuestro escondite de todo el caos y la destrucción. La seguridad que me invadía hace un momento se esfumó, ahora estamos expuestos al peligro, justo ahora todo lugar en esta plantación es zona de guerra, las enormes llamas de fuego consumen todo a su paso, y aunque esta zona de la plantación esté desolada, los gritos y las explosiones se escuchan a la lejanía, las piedras vuelan por los aires y caen en lugares que desde aquí no logro detallar.

Maldije en voz baja y me percaté de que Mark estuviese a mi lado, sus ojos están más abiertos de lo normal y observa todo el lugar atónito, sin aún creer que todo esto está sucediendo justo ahora.

—Es por aquí, solo debes seguirme, las fabricas no quedan lejos —le indiqué a Mark quien salió de su trance emocional y asintió con la cabeza comprendiendo mis palabras.

Comenzamos a avanzar, el humo cada vez aumentaba y congestionaba mis pulmones haciéndome toser innumerables veces, aunque eso no es lo importante. Gran parte de la pradera está incendiándose, lo que nos impide seguir avanzando con facilidad. Cruzamos por el rio empapándonos nuestros pies hasta que al fin llegamos, o al menos estamos cerca.

Los edificios que han sido utilizados como fabricas de carbón están a solo metros de nosotros, podríamos llegar hacia allá pero, como era de esperarse nada es fácil, si cruzamos por allí tendremos que enfrentarnos a la imparable guerra que yace frente a nosotros.

—Tania abajo —me ordena Mark y me agarra con fuerza del brazo jalándome de forma brusca hacia un arbusto, en donde ambos nos escondemos.

Una tropa más grande de guardias han llegado a la zona y me percato de hay varios rebeldes presentes, entre ellos William, Edward y Lisu. Ambos peleando con quien sea que los ataque.

William lucha con una mujer tauro que intenta defenderse atando las piernas de este con las raíces de un árbol cercano, estas ramas rodean sus piernas dejándolo inmóvil pero por suerte Edward aparece a su rescate y Lisu, en compañía de más rebeldes se enfrentan a tres o cuatro guardias que se preparan para atacar.

—Te dije que es un suicidio, prácticamente todos están luchando cerca de las fabricas —Mark toma mi brazo y niega con la cabeza —. No se si podamos lograrlo.

—Basta, ya te lo he dicho, lo haré con o sin ti —mi respuesta lo dejó atónito.

—No te dejaré sola...

Su mirada refleja temor y en su rostro se encuentran manchas de suciedad de barro o incluso las cenizas que sueltan los arboles al estar envueltos en llamas.

—¿Qué hacen aquí? —la voz de Lisu me hace reaccionar de inmediato, ella se encuentra justo detrás de nosotros y me sorprendo al ver las múltiples heridas en su cuerpo.

Mark se levanta del suelo abandonando el escondite y abraza a su hermana menor.

—¿Estas bien? ¿te han hecho daño? —Mark suena preocupado y analiza el rostro de Lisu, seguramente detallando el montón de cortadas que esta tiene en las mejillas.

—No estoy bien en absoluto, y me han hecho daño pero no se compara al daño que les he hecho a ellos —ella suena agitada y señala hacia unos cuatro guardias aproximadamente, ellos están en el suelo retorciéndose del dolor mientras más rebeldes los patean en la espalda o pecho.

Me levanto del suelo y me acerco hacia ellos.

—Es un gusto verte de nuevo, Tania —me dice y sonrío aunque no tenga fuerzas de hacerlo.

Las dos nos abrazamos.

—Es un alivio de que tú y tú padre estén bien, este lugar es un caos, es horrible —le respondo observando a todos lados, asegurándome de que nadie nos haga daño.

—Este lugar no se compara al resto de la plantación, según mi padre, varios esclavos de varios sectores se han unido a pelear, y la guerra se ha extendido por toda la plantación... Debemos acabar con estos guardias ya —Lisu se ve demasiado firme, es como si no tuviese miedo.

—Son demasiados —comenta Mark cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Así es hermano, en este lugar hay miles de guardias y hace un rato llegaron otros más, no se de donde salen tantos.

Edward se aproxima hacia nosotros sobre su caballo, sus prendas están cubiertas de sangre y ni hablar de su expresión llena de furia.

—¡¿Qué carajos hacen aquí?! ¡Vayan a pelear y rescaten a los otros! —exclamó y se marchó cabalgando mientras gritaba furioso y dispuesto a continuar la guerra.

—El tiene razón, debo llegar hacia la fabricas, pero hay demasiados guardias. No se si pueda lograrlo —tragué saliva y los observé a ambos.

—Yo me encargaré de eso —ella señaló el rio con su dedo índice —. Provocaré un desbordamiento, y ustedes deben correr lo más rápido que puedan hacia las fabricas.

Quedé estupefacta por sus palabras, un desbordamiento es realmente potente y nos dará la ventaja.

Lisu comenzó a correr en dirección al rio.

—Ya la escuchaste, debemos correr —indicó Mark.

La adrenalina recorría mi cuerpo, me siento demasiado abrumada por todo lo que sucede.

Lisu se posicionó frente a el rio y extendió sus brazos a ambos lados, a su alrededor, una luz azul con destellos brillantes comenzó a hacerse presente. Aquella luz rodeó el cuerpo de Lisu y en ese preciso instante el agua del rio comenzó a moverse bruscamente, las olas de este se movían de forma anormal y de forma inesperada... El rio se desbordó.

Mark agarró mi brazo y ambos comenzamos a correr alejándonos en dirección a las fabricas, de reojo vi como el agua arrasa con todo con brusquedad, se lleva arboles y todo a su paso. Incluso se llevó a varios guardias que intentaban atacarla para evitar que el desbordamiento se duplicara en fuerza.

—¡Corran! —los gritos de los guardias y a la vez rebeldes se escuchaban al unísono y tras nosotros, corrían intentando a escapar.

Los gritos de temor me abrumaron aún más, Mark y yo corremos con todas nuestras fuerzas, ninguno de los guardias nos ataca ya que la mayoría, solo tiene una prioridad y es escapar del agua.

—No va a funcionar —soltó Mark mientras corrían a mi lado, lo observé de reojo, él no para de observar hacia atrás.

—Lo sé, un desbordamiento de un rio no es muy potente —afirmé.

Mark y yo nos detuvimos escondiéndonos tras de un árbol, muchos Homoelementals corren a nuestro alrededor huyendo del agua, la razón no es que vayan a ahogarse, al contrario, el agua debilita a todo aquel perteneciente a un signo de fuego por lo que el agua es su mayor debilidad y por lo tanto deben evitarla.

—Ya estamos muy cerca, debemos seguir —le dije y señalé las fabricas, solo debemos cruzar aquellos arboles y llegaríamos.

—Es muy peligroso, no sabemos como está la situación allí —el suspira y asiente con la cabeza.

Mi reflejo me permite observar como una enorme piedra vuela por los aires, se está aproximando hacia nosotros. Reaccioné rápidamente y me abalancé sobre Mark, los dos caímos al suelo y en ese mismo instante la piedra impactó justo en el árbol en el que antes estábamos escondidos, el árbol se partió a la mitad.

Los dos nos miramos sorprendidos y sin pensarlo dos veces nos levantamos del suelo y comenzamos a correr hacia los arboles.

—¡Tania cuidado! —me grita de repente.

Una mujer de nuestro bando enemigo aparece tras un arbusto, su cabello rubio se encuentra repleto de cenizas, y ni hablar de sus prendas de vestir, están llenas de sangre.

—Joder... Pero si son dos tórtolos enamorados —ella se ríe y da un paso hacia nosotros, en cambio, Mark y yo retrocedemos.

—No es necesaria esta guerra, liberen a los esclavos y nos marcharemos —le dice Mark extendiendo su mano al frente como señal de paz.

—¿Qué sentido tiene eso? —pregunta confundida —. Si dejo que estos inútiles Homoelementals abandonen la plantación entonces... ¿Quién coserá mis prendas? ¿Quién cultivará para que pueda comer?

Ella frunció el ceño, con solo verla sentí desagrado y ganas de golpearla en la cara.

—Pues hazlo tu misma, pedazo de inútil —la insulté.

Sus ojos negros comenzaron a tornarse en gris, lo que significa que es perteneciente al elemento de aire.

Agarré con más fuerza el brazo de Mark e intenté correr pero fue demasiado tarde, la mujer provocó una ráfaga de viento bastante potente que incluso nos hizo volar por los aires a una altura no tan alta.

Perdí el control de mi cuerpo y sentí el desagradable vacío al caer, me golpeé cada parte de mi cuerpo por la caída y permanecí allí en el suelo retorciéndome del dolor.

Grité adolorida y me coloqué en posición fetal, me encuentro justo en medio de la pradera y he perdido a Mark de mi vista, los ruidos me aturden una vez más y las lagrimas nublan mi vista, solo veo a muchos Homoelementals correr a mi lado, y cuerpos inertes en la pradera.

—¡Tania! —escucho los gritos de Mark. Lo detallo a unos cuantos metros de mí, el se acerca cojeando pero de repente un hombre se abalanza hacia él y los dos caen al suelo.

Comienzo a moverme lentamente tratando de tomar control de mi cuerpo que ha quedado en shock por semejante caída, me arrastro hacia Mark, quien lucha con aquel hombre por medio de patadas y puñetazos.

—¡¿Adonde crees que vas, perra?! —la misma mujer que nos lanzó por los aires agarra con fuerza de mi cabello y me jala hacia atrás haciéndome levantar, mis piernas tiemblan por mi propio peso, grito adolorida y trato de liberarme de su agarre, pero me supera en fuerza ya que es más robusta que yo.

La golpeo en el estomago pero no es suficiente, ella me responde con una patada justo en mis piernas, lo que me hace perder el equilibrio y nuevamente caigo al suelo.

—¿Ahora quien es la pedazo de inútil? Ni siquiera puedes defenderte perra malnacida —ignoro sus insultos y solo me centro en mi dolor y en Mark... El hombre con el que lucha está sobre él y no para de golpearlo.

Es como si mi corazón se hiciera añicos con solo observar lo que sucede, Mark está siendo brutalmente golpeado y yo... Yo no puedo defenderme, no soy tan fuerte ni tan valiente como pensé, esta mujer idiota tiene razón, soy una inútil.

Ella mantiene una pierna sobre mi espalda impidiendo que me mueva y ni siquiera hago el intento de liberarme, hemos perdido...

—Basta, por favor ¡no lo golpeen! —bramo enfurecida y lloro con todas mis fuerzas, las lágrimas recorren mis mejillas pero al parecer esta mujer solo disfruta de mi dolor.

—Sigue suplicando idiota —se parte en risas y el hombre se detiene observándome, solo para reírse de igual forma que su compañera.

—¡Corran! ¡Vienen más! —grita un guardia y pasa por nuestro lado corriendo a toda prisa, realmente se ve asustado y huye despavorido.

—¿Qué sucede? —pregunta el hombre que sigue sobre Mark.

Varios guardias pasan a nuestro lado huyendo despavoridos y es allí cuando visualizo lo que sucede... Una sonrisa se forma en mi rostro, estoy viendo nuestra ultima esperanza.

—Gracias —sigo sin parar de llorar, ahora de la alegría.

La mujer sobre mí parece empezar a asustarse por lo que sus ojos ven y no logra asimilarlo, en ese momento aprovecho para propinarle un puñetazo en la mejilla, ella pierde fuerza y me libero de su agarre, con mucho esfuerzo me levanto y le brindo múltiples patas en el estomago y en su parte baja provocando que esta solo grite del dolor.

—Tú eres la inútil, ahora vas a sufrir por todo lo que le han hecho a estos Homoelementals —me agacho para quedar a su altura y la golpeo una ultima vez en la cara dejándola inconsciente.

Al ver a Mark, veo como se mueve adolorido en medio de la pradera y la hierva que lo rodea, el hombre que lo golpeaba ha huido.

—Han llegado los refuerzos —escucho una voz femenina a mis espaldas.

Al voltearme me topo con Emilia, la mejor amiga de Anderson, ella tiene una enorme sonrisa dibujada en su rostro y sus ojos están llenos de lagrimas contenidas. Los cierto es que los mediadores que desde un principio se negaron a ayudarnos ahora han venido a ser parte de esta guerra por la libertad de cientos de Homoelementals.

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