Capítulo 31
"El miedo es como el fuego, si lo controlas, te calentará y te mantendrá vivo, pero si te controla a ti, te quemará y destruirá" —Rockey Balboa.
Nunca había estado así de cerca a esa enorme muralla que encarcela a miles de Homoelementals, privándoles de su libertad y arrebatándole la esperanza. Estos muros se alzan a metros de altura y están construidos de piedra reforzada, por aquella razón, el escape de ese lugar es casi imposible.
Logré huir de ese lugar y ahora aquí estoy de vuelta, pero no me encuentro sola, la gran tropa de rebeldes me acompañan, todos listos para enfrentar a los guardias de ese lugar y dar fin a esa miseria. Se que no será fácil, pero estoy preparada para afrontar las consecuencias.
—No hay rastros de ellos —digo señalando hacia el muro, que se encuentra lejano y al parecer desolado.
Mark y yo nos encontramos sobre nuestro caballo, esperando la orden de Edward ya que él es líder.
—Desde aquí no logramos verlos, pero se que están allá, y por eso les daremos la sorpresa de sus vidas... Los atacaremos —responde Edward y se baja de su caballo.
Nuestro alrededor se ve tranquilo, la pradera extensa frente a nosotros luce reluciente gracias a los rayos de sol. Lo cierto es que atacaremos en plena luz del día, sin ningún plan, y solo con un número limitado de hombres y mujeres, ¿acaso puede ser peor?
—¿Cuál es nuestro plan? —pregunta William posicionándose al frente, justo al lado de Edward.
—Da igual, tendremos que llegar allá sin ser vistos y en el momento indicado daré la orden de atacar. Esos guardias asesinaron a los hombres que dieron el mensaje ¡Y esos hombres eran parte de mi comunidad! ¡No descansaré hasta verlos muertos o suplicando por sus vidas! —Edward se enfurece de inmediato y se sube a su caballo nuevamente, siendo el centro de atención de todos los presentes —. Es momento de iniciar, preparen sus caballos o lo que sea...
Los rebeldes obedecieron sus ordenes y comenzaron a preparar sus habilidades, en el rostro de cada uno lograba ver el temor y la angustia de no saber lo que va a pasar, o si esto saldrá bien o mal.
—No hay vuelta atrás, ya estamos aquí y pase lo que pase, al menos lo intentaremos —Lisu alza la voz para que todos la escuchemos. Ella se encuentra en su motocicleta.
—No lo intentaremos, debemos ganar si o si —le responde Mark —. Una derrota significará la muerte de miles de nosotros, esto no es un juego y no hay prueba de iniciación, si vamos a atacar es por que estamos seguros de hacerlo, y el que no, que se retire.
El miedo me invade, pero como mencionó Mark, no hay vuelta atrás, y yo no pienso darme por vencida. Esta vez no dejaré que el miedo se apodere de mí.
—¿Tu estas lista? —me pregunta él en voz baja y rodeo su cintura con mis brazos.
—Estoy lis...
—¡Oigan! —el grito de uno de los rebeldes en las tropas de atrás me interrumpe, al observarlo me fijo en como señala con su dedo índice hacia el muro, en donde un grupo extenso de guardias se posicionan teniéndonos en la mira.
—¡¿Pero qué carajos?! —insulta Charlie a nuestro lado, él esta encima de su caballo de pelaje negro.
—No sé que sucede... —murmura Mark.
Los guardias están encima del muro, desde allí nos observan y al parecer están preparándose. Esos hombres solo suben a la cima de su muro por una razón...
—¡Joder, van a atacarnos! —grito asustada.
Mi suposición es cierta, desde el muro, miles de bolas de fuego fueron lanzadas, estas volaron por el cielo e impactaron en la pradera justo frente a nosotros. Todo sucedió muy rápido, los caballos saltaron sobre sus patas traseras provocando que los jinetes cayeran al suelo, y estos animales que nos serian útiles, salieron corriendo despavoridos dejando a la mayoría de rebeldes sin como movilizarse.
Nuestro caballo comenzó a moverse bruscamente, me sujeté a Mark con fuerza y luego de que el ataque con esas malditas bolas de fuego cesara, el caballo se tranquilizó.
—¡Fue una maldita advertencia! —grita Lisu eufórica.
—Ellos quieren que nos demos por vencidos, ¡pero no lo permitiré! —Edward lucha contra su caballo para que este se tranquilice.
Un fuerte ruido se escucha, este es proveniente de la plantación. La enorme puerta de aquel lugar se abre y aparecen más guardias con una... ¿Catapulta?
—¿Qué carajos hacen? —se pregunta Mark.
—¡Seguirán disparándonos! ¡Nos han tomado desprevenidos! —exclama Edward y alza sus brazos —. ¡Al ataque!
Los gritos se hacen presentes y Edward junto con su ejercito de rebeldes comienza a avanzar sobre sus caballos, vehículos o simplemente a pie. Todos están decididos a luchar con las habilidades que se les ha otorgado.
Mark agita la cuerda del caballo y este comienza a moverse con rapidez, mientras que yo observo todo lo que sucede a nuestro alrededor. El lugar se ha vuelto un caos, las bolas de fuego siguen siendo lanzadas por los Homoelementals de signo Leo de la plantación, y estas asesinan a muchos hombres y mujeres de nuestro bando. Una enorme piedra es lanzada desde la catapulta y al caer, impacta sobre algunos rebeldes aplastando sus cuerpos que incluso, las tripas se desparraman en la pradera y vuelven el hermoso paisaje en uno aterrador y repleto de sangre.
Contengo mis ganas de vomitar y evito observar los cadáveres.
—¡Maten a esos hijos de puta! —grita Edward a todo pulmón.
Varios Aries de nuestro bando escupen fuego hacia la plantación y algunos guardias fueron vencidos. Unos cuantos Virgo lanzaron piedras que se encontraban en la pradera y varias de estas impactan justo en el cráneo de la mayoría de guardias que están sobre el muro.
—¡Cuidado! —grito de repente al ver que una bola de fuego está a punto de caer sobre nosotros, Mark la esquiva gracias a la rapidez del caballo y suspiro aliviada al ver que por ahora, nos hemos salvado.
La adrenalina recorre mi cuerpo con violencia y mi corazón se acelera de una forma para nada normal.
Aún estamos muy lejos, pero logro ver como Edward y sus hombres ya han llegado hasta la catapulta y han logrado vencer a los guardias que la controlaban, por otro lado, Lisu maneja su motocicleta a toda velocidad. La enorme puerta del muro ha sido destruida por las habilidades de Edward, que con solo tocar la madera, esta se incendia haciéndose cenizas en un par de minutos.
Han conseguido entrar a la plantación...
—¡Agarrate fuerte! —me advierte Mark y en ese preciso instante, una bola de fuego cae frente a nosotros, el caballo pierde el equilibrio y por consiguiente, los dos caemos al suelo. Me golpeo en la cabeza y el dolor se hace presente en cada parte de mi cuerpo, me siento aturdida por todos los gritos y explosiones, simplemente observo como rebeldes pasan a mi lado dejándome desapercibida y mi vista se vuelve borrosa.
Me giro a ver a Mark, se retuerce en el suelo por el dolor que le ha provocado la caída y a su lado, se encuentra el caballo en el suelo, seguramente muerto, las patas de este sangran y sus ojos permanecen cerrados, algo que sin duda me hiere.
La pradera se ve envuelta en fuego debido a los múltiples ataques de los guardias hacia nosotros, fuego que consume las flores y el césped y que se aproxima hacia Mark, que aunque se esté moviendo no parece consciente de lo que está sucediendo.
—Mark —pronuncio su nombre y comienzo a arrastrarme hacia él.
Los gritos se intensifican y veo como el cadáver de Charlie vuela por los aires envuelto en fuego, aquel cae en la pradera muy cerca de nosotros, está muerto...
Me arrastro con fuerza hasta que logro llegar hasta él, sujeto su hombro y lo sacudo sin dejar de pronunciar su nombre, su nariz sangra y poco a poco recobra la consciencia.
Nuestras miradas se encuentran nuevamente, suspiro aliviada al saber que se encuentra bien.
—Aún queda poco para llegar a la plantación —le digo y contengo mis lagrimas —. Tú padre y tú hermana ya han logrado entrar en compañía de todos los rebeldes, no se lo que está sucediendo allí adentro pero se escuchan muchos gritos y...
Acaricia mi mejilla y me observa con preocupación, estoy comenzando a entrar en pánico y las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas.
—Iremos juntos, cuando logremos rescatarlos huiremos de aquí. Lo prometo.
Mark logra ponerse de pie y me ayuda, mis piernas tambalean pero sin embargo mantengo mi equilibrio y los dos comenzamos a avanzar hacia el muro que se encuentra despejado. Ahora la guerra se encuentra allí adentro y en la pradera solo se encuentran cuerpos sin vida.
No había ningún guardia en la entrada por lo que logramos entrar sin ser vistos, pero aún así esto no acaba. Mark y yo quedamos atónitos observando el caos que se ha formado a nuestro alrededor, los guardias nos superan en número y están acabando con nosotros, los cuerpos de miles de rebeldes reposan en el suelo sin vida. Bolas de fuego caen desde lo alto, algunos Tauro rematan con lo que la naturaleza les ofrece, y todos los arboles se están incendiado. Todo esto está sucediendo a tan solo minutos de haber comenzado la guerra.
Justo ahora estamos en el sector uno, cerca de las fabricas de carbón en donde de seguro, en el subterráneo se encuentran Richard, Adam y Nancy. He venido a salvarlos y eso es lo que voy a hacer.
Muchos de los esclavos de esta zona gritan pidiendo ayuda, aquí la guerra ha incrementado y muchos están muertos, más de lo esperado. Los esclavos se esconden en sus cabañas y otros se llenan de valor para luchar, aunque son pocos los esclavos que luchan de nuestro lado, ya que a la mayoría el temor los vence.
—Este lugar no es seguro, debemos buscar un escondite —me dice Mark.
La adrenalina incrementa a cada segundo, observo a todos lados buscando un lugar seguro y logro encontrar una cabaña en la lejanía. Esta aún no ha sido destrozada y se ve segura a simple vista.
—Sígueme —le ordeno.
Comenzamos a avanzar hacia ella esquivando el fuego que consume todo a su paso, el olor a humo inunda mis fosas nasales. Mis extremidades me siguen doliendo por la caída de hace unos minutos, pero soporto el dolor y sigo caminando.
—Nos esconderemos en esa cabaña —señalo hacia aquella y me percato de que Mark se ve más débil que yo. Sus labios están resecos y su nariz sigue sangrando, lo tomo del brazo y lo ayudo a seguir.
—Esto es una mierda —se queja del dolor y se apoya de mi brazo, para al menos retomar fuerzas.
Llegamos a la cabaña y de inmediato nos adentramos en esta, el interior se encuentra oscuro, las velas que iluminan el lugar comienzan a desgastarse y los pocos muebles de madera se esparcen por todo el lugar, la mayoría de estos están en mal estado.
—Aquí estaremos bien —le digo a Mark y lo ayudo a sentarse en un tronco de madera, que sirve como silla.
Me apresuro rápidamente en cerrar la puerta, ahora los dos estamos aquí en medio del silencio, sin saber que decir acerca de todo lo que está sucediendo, y sin tener ni la más mínima idea de que hacer.
—Solo necesito descansar un momento, la caída me ha dejado muy débil —dice parece adolorido pero incluso estando así, se levanta de su silla y con su mano limpia la sangre que brota de su nariz.
Él se aproxima hacia la única ventana de la cabaña y observa a través de esta.
—Muchos esclavos también están luchando, aunque muchos de nuestro bando han muerto —me informa suspirando con tristeza. —Lo siento, Tania. Pero no creo que ganemos esta guerra...
El abrumante sonido de una explosión me hace sobresaltar del susto, todo comienza a ser sacudido por un temblor potente que incluso me desplomo en el suelo. Los muebles a nuestro alrededor se mueven y caen de forma brusca.
De seguro un Capricornio está provocando todo este terremoto, solo espero sea de nuestro bando.
—Tenemos que hacer algo rápido, tengo que ir a por los otros, no me iré de aquí sin ellos —le digo.
Cuando el temblor se detiene, Mark me ayuda a levantarme y me abraza con cariño. Sus cálidos brazos son reconfortantes en medio de esta situación, y ahora me siento más tranquila estando a su lado.
—Debemos llegar a las fabricas, estoy segura de que ellos se encuentran allí.
—Es un suicidio, Tania.
—Suicidio o no, los salvaré —le respondo y me aparto de él.
Se los riesgos que conlleva ir hacia las fabricas, de seguro la guerra se está dando cerca de ese lugar por lo que será demasiado peligroso, además, debemos buscar a Edward, a Lisu y al resto de rebeldes. Es probable que con todo esto estén planeando rendirse ante los guardias por lo que debemos darnos prisa.
¡¡Un capítulo muy emocionante!! Al fin se dio la guerra que todos esperábamos. Faltan unos cuantos capítulos para finalizar este libro ¿Están preparados para lo que se viene? ¿Qué creen que va a pasar? ¿Tania logrará salvar a sus amados?
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