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Capítulo 3

Me mantuve con los ojos cerrados esperando a dormirme nuevamente, pero Anelly seguía dándome palmadas en la espalda para que despertara. Estoy consciente de que me encuentro despierta, pero aún no quiero abrir mis ojos, deseo quedarme aquí en mi colchón acurrucándome con las cobijas, es muy temprano y el frio que está haciendo es insoportable.

—¡Vamos Tania! —exclama mi hermana impacientemente —. ¡Despierta! Nancy y yo debemos ir a la quebrada y dijiste que nos acompañarías.

—Quiero dormir un poco más, ¡está muy temprano! –repliqué.

Escuché risas masculinas, probablemente de Adam o Richard.

—¡Vayan ustedes solas! —exclamé enojada.

—Tienes que enseñarme a lavar prendas —esta vez fue Nancy quien habló —. ¡Vamos, despierta!

Sentí que dos manos me agarraban los pies, posiblemente son ellas, alguien está tratando de hacerme cosquillas con el fin de hacerme despertar, pero soporté, haría cualquier cosa para seguir durmiendo al menos cinco minutos más.

Esta vez escuché risas femeninas, y de pronto alguien jala mis pies, siento como todo mi cuerpo se separa de mi cómodo colchón haciéndome encontrar en una superficie incomoda.

Abrí mis ojos rápidamente, Richard y Adam estaban frente a mí aún sosteniendo mis pies, mientras que Nancy y mi pequeña hermana se burlaban.

—¿Qué están haciendo? —pregunté confundida —. ¡Quería seguir durmiendo!

Adam se acercó a mí y me golpeó en la parte trasera de mi cabeza.

—¡Tómala, me la debías!

Su padre se ríe.

Me levanto del suelo perdiendo la batalla, esta vez debo seguir con mis deberes de esclava. Anelly se levantó también del suelo y se acercó a mí brindándome un abrazo, ella es tan pequeña que solo llega hasta mis caderas.

—¡Por fin despertaste hermanita! ¡Ahora vamos a la quebrada!

Ella me sonrió tiernamente y aunque no tuviese ánimos le sonreí, aparenté frente a todos que no me había molestado en absoluto que me hubiesen despertado de esa manera, solo para no acabar con su momento alegre.

Richard se acercó a mí y me pellizcó el brazo como hacía todas las mañanas cuando despertaba, me quejé por el dolor pero al parecer a él no le importó.

—Me iré ahora, debo obtener frutos de los arboles. Tania, me alegro mucho que hayas decidido ayudar a Nancy con la maquina de coser —Richard se separó de mi lado para darle un cálido abrazo a mi hermana y se despidió de todos nosotros.

Adam salió de la cabaña en compañía de su padre, de verdad espero que hoy no les toque mucho trabajo...

Anelly abrió la puerta de madera y fue la primera en salir de la cabaña, seguido de ella salió Nancy y por ultimo yo, que me encontraba sin alientos de salir a caminar hacia la quebrada.

Al ser la ultima en salir, cerré la puerta tras de mí encontrándome en el exterior, varios esclavos salían de sus cabañas con canastas en sus manos para recolectar los frutos y cultivos. Podía notar sus rostros agotados que demuestran querer escapar de este lugar, todos los esclavos de esta plantación necesitamos un merecido descanso por el arduo trabajo que hemos hecho estos años.

Anelly, quien está a mi lado suspiró triste, la miré preocupada. Sus ojos negros se encuentran enfocados en el cielo.

—¿Qué ocu...

 —¿Anelly, qué pasa? —Nancy me interrumpió.

Mi hermana desvía la mirada del cielo para centrarse en Nancy, quien se mantiene con un gesto de preocupación. 

—El cielo está nublado, por lo tanto no podrás nadar —respondió.

Levanto mi mirada al cielo, Anelly tiene razón, el cielo está nublado así que la lluvia se acerca.

—Debemos irnos ya, también tengo trabajo que hacer —les dije.

Anelly tomó mi mano como lo hacía siempre y Nancy se posicionó a mi lado mientras empezábamos a caminar rumbo al bosque, los árboles se lograban apreciar desde aquí.

—Me encanta caminar por la pradera con los pies descalzos —comenta Nancy y se ríe.

No respondí, ni hice un gesto ante su comentario por que solo me centré en una nube negra que se forma en el cielo, claramente no proviene de este sector. La nube negra está en la lejanía y es lo que producen las fabricas de carbón del sector uno. Sin duda, a los esclavos de aquel lugar les toca muy duro, esas nubes negras que en realidad son humo les tapa la luz natural del sol y eso hace que su salud se debilite.

—¡Hagamos una carrera! —exclamó Nancy de repente y se separó de mi lado para posicionarse frente a mi hermana y yo.

—¡Me parece genial! —ríe mi hermana.

Observar a Nancy provocaba un sentimiento extraño en mi interior, uno no muy agradable, siento que su inagotable energía me irrita.

—No gracias.

Seguí mi camino y Anelly sin otra opción me siguió. —Por favor, Tania. ¡Hagamos una carrera de quien llega primero a la quebrada!

—Hermana, estoy cansada, además debo trabajar con la maquina de coser y no puedo desperdiciar energías.

Anelly no me comprendió esta vez y siguió insistiendo, empezó a jalar de mi brazo rogándome para que hiciera parte de esa carrera. Nancy se unió a mi hermana, se detuvieron frente a mí y con sus tonos alegres trataban de hacerme cambiar de opinión... Y por desgracia, lo hicieron.

Nos posicionamos justo donde la zona de árboles iniciaba, se supone que nos adentraríamos en el bosque y la que llegara a la quebrada sería la ganadora, y el premio que se obtenía es... Nada.

—¡En sus marcas! —gritó Nancy con entusiasmo.

—Listos... —le seguí sin alegría y con un tono que demostraba mi aburrimiento.

Anelly se tomó un momento, haciendo que Nancy se pusiera ansiosa, ella se movía de un lado a otro preparándose para correr.

—¡Fuera! —exclamó finalmente mi hermana y ellas dos salieron disparadas como un rayo. Yo por otro lado, me tomé mi tiempo, empecé a correr sin tanta velocidad y sentía que mis pies descalzos dolían, tal vez por que hace mucho no corro de esta manera. Quería detenerme, ya me sentía cansada a tan solo pocos minutos de haber comenzado a correr pero si lo hacia decepcionaría a mi hermana, y no quería eso.

Mientras corría, sentí una ráfaga de viento a mi favor que golpeaba mi espalda, sentía que aquella ráfaga era mi impulso por correr más rápido y así llegar a la quebrada antes que ellas. Y extrañamente el sentimiento se convirtió en mi realidad, mi forma de correr hacía que superara a los árboles y los pasara como si yo fuese un rayo en persona, ya no sentía mis pies impactar contra el suelo y al observarlos me quedé perpleja, no estaba segura si estaba imaginando o no, pero se movían demasiado rápido y no podía hacer que disminuyeran su velocidad.

El viento golpea mis ojos, ver como avanzo anormalmente me provoca un sentimiento aterrador dentro de mí, un vacío que no sabría como explicar.

Produje un grito ahogado debido a que la velocidad en la que corría me impedía gritar en busca de alguien que me ayudara. Seguí corriendo sin formas de detenerme, y para mi sorpresa ya me encontraba a pocos metros de la quebrada, a la misma vez la ráfaga de viento se detuvo y yo me detuve también.

Sentía como mi corazón se iba a salir de mi pecho... Y extrañamente no me sentía cansada, mi respiración es normal, no estoy acelerada y no me falta el aire... Estoy bien.

Caminé un poco más y observé el alrededor solitario de la quebrada, lo que me hacía entender que yo había ganado la carrera. Me tiré en el suelo golpeando mis glúteos y miré como se desprendía la cascada desde unas enormes piedras a lo alto, escuchar el sonido que provoca el agua al caer a la quebrada me tranquiliza luego de haber vivido lo de hace un momento.

—¡Oh por dios, Tania! —gritó una voz conocida detrás de mí, se trata de Nancy.

Me puse de pie rápidamente preparada para decirle lo que había sucedido, pero al parecer ella ya lo sabia.

Se acercó corriendo hacia mí y me abrazó fuertemente haciéndome sentir sofocada, pero luego de un momento me soltó y se empezó a reír.

—¡Corriste tan veloz impulsada por el viento! ¡Es tu habilidad Tania, tu habilidad!

Anelly apareció entre los arboles y corrió hacia mi también para abrazarme. —Tania, ¡tu habilidad es increíble! ¡Puedes correr rápido, como el viento!

Una sonrisa se formó en mi rostro, aún trato de procesar todo. Pasé veinte años esperando a conocer por fin mi habilidad, y al parecer el momento ha llegado justo cuando menos me lo imaginaba.

—¡Tus ojos están grises, significa que has utilizado tu habilidad! —señaló Nancy hacia mis ojos.

Cada vez que un Homoelemental utiliza su habilidad, sus ojos cambian a un color representativo del elemento, cuando mi pequeña hermana se sumerge en el agua sus ojos negros se vuelven azules y cuando Richard hace crecer los frutos de los árboles se vuelven de un color miel, lo mismo sucedió con el guardia del portón. Cuando él intentó intimidarme sus ojos se tornaron de un color rojo. Solo que Nancy no sabía que mis ojos grises son naturales desde que nací, Anelly cayó en cuenta del error de mi amiga y se empezó a reír.

—¿Eres tonta o algo así? —le preguntó —. ¿Acaso no recuerdas que Tania siempre ha tenido ese color de ojos?

Las mejillas de Nancy se tornaron de un rosa pálido y me miró avergonzada. —Lo había olvidado... Me dejé llevar por la emoción.

—No te preocupes, —le dije —. Sé que están felices por que ya conozco una de mis habilidades, y yo también lo estoy. Pero ahora debo enseñarle a Nancy como lavar las prendas, y tú Anelly es momento de entrar al agua a cazar peces.

La verdad es que quería gritar, saltar por doquier de la alegría, siempre me avergonzaba por no tener mis habilidades, pero ahora... Conozco una de ellas. ¡Y es fantástico!

Anelly me obedeció y se lanzó al agua para luego sumergirse en lo más profundo.

—Me alegro por ti —Nancy me sonrió —. ¿Por donde empezamos?

Me acerco hacía una enorme piedra que está en la parte menos profunda de la quebrada, salté sobre ella y agarré una canasta con ropa sucia que había dejado el día anterior, no alcancé a lavar estas prendas, y por suerte no son muchas para que Nancy no trabaje demasiado en su primera vez.

Volví hacia el césped y puse la canasta en el suelo, Nancy se acercó y se tapó la nariz al ver que olía bastante mal.

—¿Por qué huele así? —preguntó con desagrado.

—Estas prendas provienen de un guardia del sector de al lado, sabes que en el sector dos se encargan de la agricultura, y las vacas y cerdos no tienen sus respectivos corrales —le expliqué y traté de contener la risa mientras ella se mantuvo tapando su nariz y escuchando atentamente —. El guardia se resbaló en boñiga de vaca.

Al soltar aquellas palabras Nancy y yo estallamos en risas, tan solo imaginar a aquel hombre resbalándose y ensuciándose por completo daba gracia. Nancy se reía a carcajadas olvidándose por completo del mal olor.

Ella se detuvo y dio un par de suspiros para evitar reírse otra vez.

Agarré una camisa gris y lo que más sobresalía de ella es la mancha café de la boñiga.

—Es desagradable, pero lo que tienes que hacer es sumergirla en el agua —al mismo tiempo la sumergí en el agua formando una mancha café alrededor de ella —. Luego la sacas del agua y la restriegas en una roca... Pero ten cuidado de que no se vaya a rasgar, y así sucesivamente hasta que todas las prendas estén limpias.

Ella asintió comprendiendo mis indicaciones, metió sus manos en el agua y tomó la camisa, al mismo tiempo yo la solté, ella miró a su alrededor en búsqueda de la piedra y cuando la encontró siguió mis indicaciones.

—Veo que ya sabes como hacerlo.

—Lo sé, gracias por enseñarme —contestó mientras estregaba la prenda contra la roca.

Explicarle fue más sencillo de lo que creí, supongo que ya hice lo que tenia que hacer.

Me despedí de ella y de mi hermana que ya había subido a la superficie con más peces, me introduje en el bosque nuevamente e intenté correr de la misma manera como lo había hecho hace varios minutos atrás, pero esta vez no funcionó. Supongo que el viento debe estar presente para utilizar mi habilidad.

Mientras avanzaba por el solitario bosque, recordé lo que mi amiga Lindsay había dicho sobre una chica géminis que intentó escapar volando, y empecé a cuestionarme sobre lo que haría si llega el día que ponga a prueba esa habilidad, ¿escaparía?, ¿o viviría aquí rodeada de estos enormes muros por miedo a ser asesinada de la misma forma?

Cuando el bosque terminó, seguí mi camino por la pradera mientras observaba el cielo, las nubes se estaban abriendo dándole paso al brillante sol y la lluvia que creíamos aproximarse simplemente no ocurrió.

Fuertes ruidos captaron mi atención, observé frente a mí. Varios guardias sostenían a un chico de pelo negro y de tez morena, aquel chico intentaba escapar de los brazos de los guardias pero como eran muchos le resultó imposible.

El chico siendo sostenido por aquellos hombres se dirigían hacia nuestra cabaña, y Richard estaba allí en la entrada de nuestra vivienda esperando a darle la bienvenida al intranquilo chico que aparenta ser de la misma edad que Adam.

—Creo que el nuevo esclavo ha llegado.

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