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Capítulo 21

La noche anterior logré dormir espléndidamente, esta vez tuve un despertar hermoso sin haber tenido pesadillas que reflejaban la muerte de mis padres. Por primera vez, tuve un despertar tranquilo.

Hoy es un nuevo día, para estar con mi hermana y disfrutar de la libertad que se me ha otorgado después de mi escape, también, hoy es el día en el que partiremos al centro de cabañas, en donde varios de la nueva especie han decidido vivir siguiendo las normas de los mediadores, a lo cuales acudiremos para dar fin a la tortura de la plantación y liberar a mis amigos.

Me encuentro acostada en la cama mirando hacia el techo mientras varios pensamientos inundan en mi mente, pensamientos que intento ignorar, ya que estos tratan sobre Richard, Adam y Nancy que seguramente están siendo castigados por haber intentado fugarse. Recordarlos me pone triste y odio esa sensación de querer volver al pasado y hacer algo por ellos, desearía haber luchado para salvarlos... Pero no lo hice, y ahora la culpa cae sobre mí.

—Tania —escucho a Anderson llamar mi nombre al otro lado de la cortina —. ¿Están despiertas? Ya casi es medio día y ya es momento de partir a nuestro viaje.

Me levanté rápidamente de la cama y caminé hacia él pero antes de que pudiera abrir la cortina él ya lo había hecho.

—Oh, lo siento —se disculpó apenado.

—¿Por qué te disculpas? —me reí posicionándome frente a él volviendo al tema —. ¿Entonces partiremos ya?

—El viaje no es largo, pero por si acaso empaqué comida, agua y abrigos por si nos da frio —respondió asintiendo con la cabeza.

Miro en dirección a la cama, Anelly se encuentra dormida y sé que será todo un desafío levantarla.

—Despierta a la pequeña y dale un baño... Recuerden no tardarse demasiado —dijo y se marchó.

Llegué hasta la cama y quité la cobija que cubría el cuerpo de mi hermana, de inmediato comencé a sacudirla mientras ella comienza a quejarse aún sin abrir los ojos.

—Despierta, vamos... ¡Es momento de despertar! —agarré su pie en un intento de despertarla pero ella solo me brindó una patada.

—Anelly si no despiertas a la cuenta de tres me enojaré contigo y te dejaré de hablar por no solo dos días. ¡Si no por una semana entera! —exclamo molesta.

Finalmente abrió sus ojos y me observó fijamente.

—Pero aún es muy temprano —reprochó.

—No importa, es momento de ir al centro de cabañas, y si no te bañas de una vez me iré sola y te dejaré aquí —cruzo mis brazos sobre mi pecho y la fulmino con la mirada. Realmente no estoy enojada, pero es la única forma de que esta pequeña traviesa me haga caso, ella siempre fue obediente, pero últimamente está muy rebelde.

Se levantó de la cama aún soñolienta y salió de la habitación mientras se tambaleaba, seguramente se ha ido al baño a darse una ducha.

Anderson me indicó que no tardáramos, pero fue lo primero que hicimos. Anelly se tardó demasiado en el baño que incluso me tocó intervenir, resulta que esa niña se había quedado cantando y bailando en la ducha, si no hubiese entrado al baño seguramente se quedaría allí el día entero.

Ayudé a mi pequeña hermana a vestirse, nuevamente se vistió con la falda y la camisa de flores, y yo simplemente até su cabello largo con una moña que estaba en las estanterías de la habitación. No tuve tiempo de darme una ducha por lo que simplemente peiné mi cabello y sacudí el polvo de mi ropa.

Cuando por fin terminamos de alistarnos para nuestro viaje, salimos de la habitación topándonos con Anderson quien se encuentra frente a la puerta con la mochila ya en sus hombros, él abrió la puerta y se volteó encontrándose con nosotras.

—Antes de irnos... —comienza diciendo, noto un brillo de alegría en sus ojos y también veo que en ambas manos tiene un par de zapatos, un par de ellos son zapatillas negras que parecen de mujer y el otro, consiste en unas chanclas hechas con bambú —. Me tomé el tiempo ayer en la noche de hacerles zapatitos, no es bueno estar caminando en el bosque con los pies descalzos ya que es probable que se lastimen... Espero les guste.

Se acerca a nosotras con amabilidad, me entrega las zapatillas negras y a mi hermana le da las chanclas hechas con materiales de la naturaleza.

—Gracias.

El solo sonríe ante mi agradecimiento.

—Las espero afuera —sin más que decir sale de la cabaña dejándonos solas.

Observo las zapatillas, estas son muy lindas y parecen ser del tamaño de mis pies. De inmediato me las pongo y por sorpresa encajan perfectamente, estas se sienten cómodas.

—Son un poco feas —comentó Anelly observando las chanclas de bambú con desagrado —. Creí que me tocarían las zapatillas.

La miré con asombro, vi como ella se puso las chanclas, que le quedaron bien por cierto.

—Anelly, ¿Qué te ocurre últimamente? ¿Desde cuando te quejas por las cosas que te dan? —le pregunto confundida —. En la plantación nunca tuvimos un cubridor de pies, y ahora que los tenemos... ¿Así te comportas?

Ella ignoró mis palabras y salió de la cabaña pisando fuertemente el suelo de madera. Su temperamento va a volverme loca, de eso estoy segura.

También salí de la cabaña cerrando la puerta tras de mí y bajé las escalas del porche observando el alrededor. El cielo azul está inundado de nubes y las hojas de los árboles brillan gracias a la luz del sol... Amo este lugar, su belleza cada día me deja sin palabras. En la plantación nunca tuvimos un despertar tan agradable, estábamos tan ocupados trabajando que nunca nos reíamos ni compartíamos momentos alegres, y si lo hacíamos, no duraba mucho.

Anderson está allí también, apreciando el cielo y las aves volar, a su lado, permanece Anelly junto a él sin apartar su mirada de enojo de mi rostro.

—¿Vamos? —pregunté.

Anderson se dio la vuelta y asintió. —Es por aquí.

Comenzamos a seguirlo, él rodeó la cabaña llegando a la parte trasera de esta, allí no hay más que malezas y árboles alrededor. Anelly disimuladamente se acercó a mí e inesperadamente me tomó de la mano.

Noté que entre los árboles un pequeño camino se forma, camino por el que empezamos a avanzar a pasos largos y fluidos, habíamos perdido mucho tiempo y la meta de Anderson es llegar temprano antes de que los mediadores regresen a otra expedición.

—Lo siento, Tania —se disculpa Anelly mientras caminamos una junto a la otra.

Ella tiene la mirada apuntando al suelo y veo que está conteniendo sus lágrimas. Acaricio su cabecita y sonrío feliz al ver que no sigue enojada y que ha reconocido su error.

—No te preocupes, pero no vuelvas a actuar así. ¿Te parece? —le digo. Ella me mira curvando sus labios hacia arriba y asiente.

El camino está perfectamente marcado y sigue atravesando unas zona repleta de árboles, estos son tan altos que impiden que la luz del sol entre por completo. El sonido de varios animales que desconocía podría ser aterrador, pero Anderson viene con nosotras, y eso me tranquiliza.

—¿Este camino nos llevará a ese lugar? —pregunta Anelly. Los sonidos de diversos animales parecen asustarla.

El va más adelante y voltea a ver a mi hermana por una fracción de segundos, luego continua su camino.

—Si, este camino nos llevará directo al centro de cabañas —le responde.

Apresuro más el paso llegando más cerca a Anderson, quien ahora ha disminuido su velocidad y observa el bosque curioso.

—Creo que la vegetación en esta zona ha crecido muchas más... —él sonríe y nos observa —. Este lugar es hermoso, ¿no creen?

—Claro que si —respondemos Anelly y yo a la misma vez y nos reímos por aquello.

A medida que avanzamos, empezamos a ver como los árboles dejan de ser tan altos y ahora si, la luz del sol ilumina por completo nuestro camino pero también nos deshidrata, por lo que Anderson nos dio una botella de agua a cada una.

—¿Qué hacen los mediadores? A lo que me refiero es, ¿Qué los hace tan especiales y por qué acudiremos a ellos y no a alguien más? —le pregunté a Anderson mientras caminábamos agitados.

Varias ardillas pasan por nuestro lado, incluso siguiéndonos, pero no les presté atención. Recuerdo que Richard había dicho que los animales años atrás le tenían miedo al humano, pero a esta nueva especie ya no lo ven como una amenaza.

—El centro de cabañas es rígido por los mediadores, en ese lugar todos viven en paz e interactúan entre si. Los mediadores dictaron una seria de reglas para permanecer en ese lugar, y bueno, todos los que siguen allá están conformes, acudiremos a ellos por que tiene la capacidad de frenar algo malo, seguramente nos ayudaran, por que esa es su labor.

—¿Y si no nos ayudan? —la pregunta de Anelly me asustó, lo admito, si no nos ayudan no sabré que hacer para liberar a mis amigos.

Anderson se mantuvo callado... Quizás tampoco supo que decir o hacer ante tal pregunta.

El resto del camino nos mantuvimos en silencio, e incluso, en la mitad de nuestro viaje nos topamos con animales que nunca antes habíamos vistos, muchos de ellos eran pequeños e inofensivos, creo que incluso nos topamos con un mapache que se acercó a nosotros con tranquilidad y se dejó acariciar el lomo por mi hermana.

El camino que iniciaba desde la cabaña se había perdido, tierra y hojas habían cubierto el camino pero Anderson sabia por donde avanzar.

—Nos estamos acercando —las palabras de Anderson me emocionaron, conoceremos un nuevo lugar y seguramente a más Homoelementals.

Anelly me observó sonriente mientras se movía de la emoción y comenzó a jalar de mi brazo para avanzar con más rapidez. Me encanta verla feliz mientras da sus saltos de alegría.

—¡Por fin iremos a por Richard, Adam y Nancy! ¡Estoy feliz! —los ojitos de Anelly brillan de alegría.

Justo allí me di cuenta de que hemos llegado, en la zona en la que nos encontrábamos solo quedan unos pocos árboles, lo que significa que el bosque ha finalizado dando inicio a una pradera enorme que se extiende hacia gran parte de territorio, pradera en la cual flores amarillas sobresalen y adornan más el paisaje dándole ese toque encantador a la naturaleza. En la lejanía, logré ver la comunidad de la que tanto nos habló Anderson, pude ver desde aquí unas cuantas cabañas y a niños corretear por ahí.

—¿Y ahora qué? —pregunté.

Aún nuestro viaje ha finalizado, debemos acercarnos a ese lugar.

—Nos reuniremos con los mediadores, estoy seguro de que ya regresaron... —se tomó una pausa con su mirada fija en las cabañas —. Sé a quien acudir, es el sublíder de los mediadores, estoy seguro de que nos ayudará.

—¿Y como conoces a ese hombre? —preguntó Anelly soltando mi mano para luego tomar la de él quien la recibió con gusto.

—Bueno, eh... —él se veía inseguro —. Es el hermano de mi ex novia... Pero eso no importa, se que las ayudará pero debemos apresurarnos.

La incertidumbre de no saber que va a pasar me asfixiaba, si realmente con esto podré salvar a mis amigos entonces lo haré, no me importa a quien tenga que acudir o si debo hacerlo sola, quiero volver por ellos y rescatarlos de ese infierno. Recordé el rostro de cada uno de ellos, sus sonrisas, sus miradas, recordé los bellos momentos que tuvimos, y sus nombres, recordé sus nombres; Richard, Nancy y Adam. Realmente lo prometo, los rescataré.

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