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Capítulo 16

Abrí mis ojos lentamente, el cansancio aún me invade y los dolores que me provoqué durante la caída aún persisten. La superficie en la que reposa mi espalda es rocosa y para nada cómoda. Me incorporé observando el alrededor recordando que antes de dormirme habíamos llegado a una cueva para refugiarnos de la lluvia, y aquí estamos. La oscuridad se hace presente en cada rincón salvo por la luz del sol que se filtra por la entrada de la cueva, con aquella luz se logra visualizar al menos un poco el espacio.

Estiro mis brazos hacia arriba mientras bostezo, daría lo que fuese por seguir durmiendo.

Frente a mí, veo varias frutas como, manzanas, uvas, moras e incluso una pera. Todas ellas reposan sobre una tabla de madera, fruncí mi ceño confundida. ¿Cómo llegaron estas frutas aquí?

—Anelly... —murmuro el nombre de mi hermana. Al no obtener respuesta me doy cuenta de que mi hermana no está, que yo estoy sola en esta cueva y apenas me doy cuenta.

¿Cuántas horas dormí? La lluvia ha cesado y el sol ya ha salido, eso lo sé por que desde aquí percibo la luz de este que se ve desde la entrada, lo que indica que es medio día. ¿Y mi hermana... dónde está?

—¡Despertaste! —sobresalto asustada y dirijo mi mirada a la entrada de la cueva, allí aparece mi hermana sosteniendo varias frutas en sus brazos. Suspiro aliviada al saber que está bien y me levanto rápidamente, pero al instante pierdo el equilibrio y de nuevo caigo en el suelo rocoso.

Anelly corre hacia mí tirando las frutas al suelo para sostenerme del brazo y sus ojitos me demuestran su preocupación.

—¿Estas bien? —me pregunta —. Tal vez es por que no has comido nada. ¡Mira, Tania! Te traje varias frutas.

Toqué mi cabeza y al instante sentí un dolor terrible, es como si mi cabeza fuese a explotar en cualquier momento, pero solo es una exagerada molestia. Estoy tan mareada que incluso quiero vomitar, pero me contuve.

—Gracias. Por cierto... ¿Dónde has estado? ¿Por qué no me despertaste? —le pregunté un tanto enojada.

—Bueno, eh... Cuando desperté estaba demasiado aburrida y fui a explorar un poco, intenté levantarte pero estabas profundamente dormida —se mordió el labio e hizo una mueca.

—¿Sabes lo peligroso que es? ¡Pudo haberte encontrado alguien! —la fulminé con la mirada.

—Ya lo sé, pero Tania ¡El lugar es hermoso! ¡Está lleno de frutas e incluso encontré una quebrada! —exclamó con entusiasmo.

Suspiro guardando mi enojo.

—Está bien, lo hiciste bien. ¿Ya comiste? Comamos juntas y luego nos damos un chapuzón, ¿te parece? —sugiero.

Anelly se agacha a mi lado cogiendo una manzana de la tabla de madera, ella me la extiende.

—Yo ya comí, ahora faltas tú. Te ves demasiado cansada, e iré por un poco de agua de la quebrada. ¡Tus labios están resecos! —dice ella.

Tomo la manzana y antes de poder decirle algo más, ella me abraza brindándome un beso en la mejilla y luego sale corriendo de la cueva mientras recoge su vestido para no tropezar.

Tal vez estoy demasiado paranoica, tal vez los guardias no estén por esta zona, yo mismo lo dije, estamos muy lejos de la plantación de esclavos, es obvio que tardaran en encontrarnos. Pero claro, no hay que bajar la guardia, debo estar atenta a cualquier situación que se presente y debo cuidar bien de mi hermana, no permitiré que seamos capturadas.

Doy un mordisco a la manzana, su dulce sabor cosquillea en mi paladar. No me conformo y sigo comiendo de las moras junto con las uvas, prácticamente me estoy comiendo todo a la misma vez. Realmente estaba hambrienta.

Cuando terminé de comer, logré ponerme de pie, ya no me sentía cansada ni mareada, ahora he retomado energía.

Salí de la cueva encontrándome con un hermoso paisaje, las hojas de los árboles brillan hermosamente por la cálida luz del sol, hay enormes malezas y flores que sobresalen de ellas, la vista es muy distinta a como la vi cuando aterrizamos. Sin duda Anelly tiene razón, el lugar es hermoso. Las aves vuelan sobre mí produciendo tranquilos y alegres cantos, y varias mariposas revolotean sobre las malezas y las flores coloridas.

Nuevamente estiro mis dos brazos hacia arriba sonriendo de oreja a oreja por el placido día, desearía olvidar los malos momentos y centrarme en hacer buenos recuerdos que perduren en mi memoria, pero recordar a mis amigos me lo prohíbe, no puedo ser feliz sabiendo que ellos posiblemente están siendo torturados.

Tomo aire y sigo observando el alrededor, luego me percato que de mi camisa blanca —Ahora sucia y café— proviene un horrible olor, debería ir a acompañar a mi hermana a la quebrada y tomarme un baño para deshacerme de la suciedad que me invade y refrescarme un poco.

Escucho un gruñido, pero realmente no estoy segura si proviene de muy cerca, miro a mí alrededor pero antes de poder reaccionar escucho gritos que piden por ayuda, y de inmediato reconozco que se trata de mi hermana. Detallo el alrededor tratando de descifrar de donde provienen los gritos pero me siento tan abrumada que me cuesta concentrarme. Ha sido solo cuestión de segundos en el que mi corazón comienza a latir con demasiada fuerza y las gotas de sudor comienzan a bajar por mi frente.

—¡Ayuda! —Anelly siguió gritando, nuevamente miré a mi alrededor tratando de ver donde está mi hermana, pero a simple vista no pude verla. Corrí hacia unos arbustos siguiendo los gritos de mi Anelly y al atravesarlos logré ver lo que estaba sucediendo casi frente a mí.

Observé en dirección a la quebrada, justo en la orilla mi hermana permanece en el suelo arrastrándose temblorosa tratando de escapar de algo o alguien... Al instante escuché un gruñido, leve pero atemorizante. Tardé en darme cuenta lo que verdaderamente estaba ocurriendo, hasta que lo vi.

—Oh por dios —murmuré, mis manos comenzaron a temblar y solo me concentré en esa enorme criatura —. ¿Qué hago?

Anelly siguió gritando mientras retrocedía, la criatura extraña daba pasos lentos hacia ella mientras mostraba sus colmillos afilados.

Mis piernas tiemblan, no soy capaz de moverme. A pesar de que la criatura no notó mi presencia, me encuentro llena de miedo en cada parte de mi cuerpo. La criatura es extraña; Sus patas traseras son bastante gordas y cortas mientras que las delanteras no tienen mucha grasa corporal y son más largas, la forma de su cuerpo ya lo había visto, tiene forma de gorila, de esos que escalan los arboles, solo que no lo es. Su cola larga apunta hacia arriba y en su mirada percibo ese deseo de atacar.

Sin pesarlo más me llené de valor y corrí hacia mi hermana, al mismo tiempo la criatura provocó un movimiento brusco de advertencia, mala idea... Alteré a la criatura con mi aparición repentina. La criatura se colocó en dos patas apoyando todo su cuerpo con las patas traseras, y empezó a gruñir más fuerte.

—¡Nos quiere matar! ¡Nos va a comer! —gritó Anelly aterrorizada.

La adrenalina recorre mi cuerpo, todo sucede con tanta rapidez que me cuesta incluso asimilar lo que había hecho y lo que está sucediendo.

Negué con la cabeza y tragué saliva, traté de levantarla del suelo pero al mismo tiempo la criatura dio un paso hacia nosotras golpeando el suelo con una de sus patas, me sobresalté, y asustada me tiré al suelo. Agarré con fuerza a Anelly y las dos retrocedimos en el suelo.

El hocico de este animal parece como el de un simple perro solo que los colmillos son más grandes, el animal es peludo en todo su cuerpo menos en el hocico que es de color rojizo.

—¡Nos va a matar! ¡Hay que correr! —Anelly gritó y se levantó abruptamente para empezar a correr, por suerte logré tomarla del brazo y la sostuve con fuerza. La criatura se acercó aún más olfateándonos y luego empezó a caminar alrededor de nosotras mientras gruñía y babeaba.

Comencé a llorar en silencio, esta no es la forma en la que quiero morir, y no es el momento tampoco. Mi corazón late con bastante velocidad que incluso es como si me fuese a desmayar.

Abracé a mi hermana, y ella sollozaba pidiéndome ayuda... Ayuda que no puedo darle, ya que también estoy aterrada y no sé que hacer para defendernos de la criatura.

Tomé la cabezita de Anelly y la puse sobre mi hombro.

—No v-veas a e-ese animal —le dije tartamudeando.

Aquel animal se posicionó frente a nosotras y se quedó allí quieto mientras se relamía el hocico y la baba asquerosa caía al suelo. Pude ver con más claridad el aspecto de aquella criatura, sus ojos grandes se centran en mí y yo no apartaba mi mirada de aquel, me di cuenta que en uno de sus ojos se encuentra una astilla de madera enterrada en aquel y sangre sigue brotando de su ojo, al parecer alguien ha intentado atacarle también.

Inesperadamente la criatura tomó impulso con sus patas traseras y se abalanzó hacia nosotras, grité aterrorizada provocando que Anelly también gritara, pero antes de que lograra llegar hacia nosotras una lanza de madera atraviesa justo en el estomago del animal, y este cae al suelo.

Anelly levantó su cabeza de mi hombro observando la escena. El animal se retuerce en el suelo por el terrible dolor y empieza a chillar como un perro.

—Nos he-hemos salvado —murmura —. Tania, hay que irnos de aquí, por favor.

Anelly no para de llorar.

La solté y la dejé a un lado, lentamente me levanté del suelo y caminé hacia la criatura.

—Tania, ¡no vayas hacia e-eso! ¡Te puede matar! —ella me agarró del pie, pero la curiosidad me invadió, logré zafarme de su agarre y seguí yendo hacia la criatura extraña que permanece en el suelo sin la capacidad de levantarse. ¿Quién nos salvó?

—Yo te sugiero no acercarte demasiado... —Sobresalté asustada al escuchar esa voz desconocida, mi hermana corrió hacia mí gritando y me abrazó las piernas empezando a llorar más fuerte. Me di la vuelta observando hacia la quebrada, del otro lado se encuentra un hombre. Está algo lejos por lo que no puedo observar bien sus facciones, pero si pude observar que tiene una larga barba y su tez no es tan morena. Extrañamente viste de una camisa azul de botones, unos pantalones cafés y sobre él se encuentra un sombrero café un poco desgastado, su mirada demuestra frialdad.

—¿Qui-quien eres? —le pregunta mi hermana tartamudeando.

Mis nervios han disminuido ya que la criatura ahora se encuentra débil, pero extrañamente ese hombre no me transmitía miedo, solo desconfianza.

El hombre introduce sus pies en la quebrada, por suerte trae botas, él camina dispuesto a atravesarla para llegar hasta aquí mientras Anelly y yo retrocedemos.

—No tengo malas intenciones —el hombre suspira y vuelve a la orilla posicionándose frente a nosotras, me analiza de pies a cabeza pero su mirada se centra en mi hermana —. Que tierna.

El hombre se ríe y camina hacia el animal arrodillándose junto a él.

—¡Hoy si que me gané el premio doble! Este es el segundo Monopitecus que he cazado — exclama triunfante.

El hombre toma la lanza y la saca del cuerpo del animal, luego toma una soga que traía en su brazo y empieza a amarrar las patas de aquel a pesar de que este aún no está muerto. La criatura aún se sigue moviendo bruscamente e incluso trata de morder al hombre, pero no lo consigue.

—¡No ha respondido mi pregunta! —exclamo frustrada —. ¿Usted quien es?

El hombre me mira y sus sonrisa desaparece de su rostro.

—¿Por qué son tan hostiles? No he venido a hacerles daño, solo estoy cazando para mi cena.

Anelly me suelta de las piernas y me toma de la mano limpiándose las lágrimas.

Al terminar de atar al animal se levanta y cruza los brazos sobre su pecho.

—A ver. ¿Qué hacen dos niñas en este bosque peligroso? ¿Dónde están sus padres? —el hombre mira a su alrededor —. En esta zona del bosque se encuentran muchos Monopitecus. ¡No es un lugar seguro!

—No tenemos a donde ir —Asegura Anelly.

Mi hermana se oye más tranquila, el hombre alza una de sus cejas y me mira sorprendido.

—¿Qué quieres decir con eso... están... perdidas?

Las dos asentimos a la misma vez.

Sus ojos azules se centran en las dos, trato de descifrar su mirada, lo único que noto es que se ve confundido. El toca su barba un tanto canosa y suspira.

—Yo puedo ayudarlas... Tengo una cabaña por aquí cerca.

Mi hermana y yo nos observamos dudosas, ella niega con la cabeza, pero yo por otro lado lo reconsidero.

—Sé que no confían en mí, pero realmente les aconsejo que vengan conmigo. Este bosque es peligroso, y creo que ya se dieron cuenta de ello —señala con su dedo índice a la criatura —. También, puedo ayudarles a buscar a sus padres, conozco cada parte de este lugar e incluso sé como llegar al centro de cabañas.

¿Centro de cabañas? No sé a que se refiere.

—Anelly, creo que es lo mejor —dije suspirando.

Mi hermana abre la boca a punto de protestar por mi decisión, pero la interrumpo.

—Está bien... Iremos contigo —respondo finalmente. Anelly no puede creer mi decisión.

El hombre asiente con la cabeza.

—Por cierto, soy Anderson Blake.

¿Qué opinan de la aparición repentina de este hombre? 

¿Ustedes confiarían en él?

Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo <3


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