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Capítulo 6

-Yo no soy así —afirmó Leo.

-Eso es porque nunca te has visto, hasta Itachi tiene miedo de regalarte algo. Y eso que no vez el problemón que nos generas en nuestro cumpleaños.

Ambos gemelos se fulminaban con la mirada mientras que Naruto sufría por no poder hablar con Gaara, aunque también se notaba sorprendido por el ataque de información de su cerebro. Nunca hubiera creído que podría saber todo eso sin siquiera haberlo repasado y estudiado previamente.

-Es porque soy Naruto —se echó alas él mismo.

La clase pasó sin contratiempos. Cuando el timbre de cambio de hora sonó, literalmente huyó del lugar. Las chicas de su grupo se habían reunido en los gemelos como si fueran atraídas a ellos, cosa que le dio oportunidad de escapar si ser seguido.

Ya casi afuera del aula, Iruka le dio un recordatorio.

-Recuerden su detención, Naruto, Gaara —gruñó-. No quiero que vuelvan a huir y llamar a sus tutores.

-Hai, Iruka sensei —repitieron ambos jóvenes.

Entre ellos se lanzaban miradas de molestia y se echaban la culpa del porque llegaron tarde.

-Intenten ustedes vivir con ella —gritaba hasta no más poder-, es peor que el demonio, no los dejará levantarse tranquilo.

-Yo aún creo que si tan solo tuvieras reloj corporal te levantarías mucho más temprano.

Gaara y Naruto se separaron de Sakura y Shikamaru, quienes tenían clase de matemática en vez de deporte.

-¿Tienes tu uniforme? —indagó cuando ambos estuvieron en los vestidores. Naruto señaló orgulloso su casillero.

-Por seguridad siempre dejo un cambio ahí dentro.

-¿Y sabes por donde se metió Kiba?

Naruto negó con la cabeza mientras habría su casillero, debía tener cuidado porque la puerta se había salido en varias ocasiones y la escuela no tenía el dinero suficiente como para arreglarlo.

-Dijo que iría a pasear con Shino antes de deportes —murmuró pucheritos-. Él es el típico amigo que prefiere salir a pasear con su novio en la escuela que pasar tiempo con sus beffos.

-¿Beffos? —Elevó una ceja gracioso-, no sé yo pero eso sonó raro.

-Eso lo dice el que levanta la ceja y no lo tiene.

-Touche.

Cada uno cogió su equipo de deportes y se cambiaron delante de todos sin vergüenza. Eran hombres y se encontraban desarrollados, a menos de que Kiba o Shino entrara de improvisto, no había vergüenza entre ellos. El uniforme de deportes era uno típico, el simple polo blanco con cuello redondo y los shorts negros con una línea blanca en cada extremo. Las zapatillas podían ser: o blancas, o negras.

-Sigo creyendo que el tatuaje simplifica tu falta de cejas —alagó acomodándose los cordones.

-¿Qué tal si te hago lo mismo eh? —gruñó-. Algún día traeré algo de la cera de Temari y verás lo que es no tener cejas.

-Al menos no estas como Lee. Si fuera entre no tenerlas, y tenerlas a montón, prefiero tu caso.

-Ja, ja —ironizó.

-Ya, ya. Deja de molestarte o usaré las medias del comienzo de clases.

Levantó un par de medias, color verde mocoso por estar tanto tiempo pudriéndose en una esquina, y empezó a darle vueltas con intención de atacar. Desde que Gaara se había dado cuenta de su existencia, la usaban para molestarse mutuamente y darse asco al tocar el moho creciente.

-Suéltalo.

Corrió, pero Naruto iba con todo. Con una ataque de golpe de muñeca, logró hacer que Naruto soltara la medía podrida por los aires.

-¡Cuidado! —gritaron ambos en esa dirección.

El par de medias se separó en el vuelo, alejándose cada una de la otra algunos centímetros, cayendo en las cabezas de los que recién llegaban.

-¿Qué es esto? —exclamó Leo levantando la media asqueado. Cuando vio lo que le había caído, gritó- ¡¿Quién fue?!

————

-¡Agh! —gritó con el primer golpe.

El látigo le cayó en el brazo derecho, creándole una gruesa marca rojiza con puntitos rojos gracias a la sangre que se acumulaba. Leo volvió a levantar el látigo para darle otro golpe en la pierna izquierda, causando el mismo daño en esta.

Repitió el proceso por la pierna derecha y el brazo izquierdo, creando marcas en cada uno.

-Ahora... -se mordió uno de sus dedos para dejar caer parte de su sangre en cada herida. Esta parecía reaccionar con los golpes generando un dolor muy agudo- ...paga por tu idiotez.

La mandíbula de Libra se desencajó en el minuto 10. La sangre de Leo hacía su camino por cada parte de piel desnuda hincándole como pequeñas agujas de kriptonita, quemando su piel y dejándole marcas de quemaduras en el camino.

-Un signo no puede atacar a otro porque su sangre se convierte en un arma —hiso un memorándum-, hasta donde recuerdo esa fue tu regla.

Libra se movía desquiciada en el suelo, intentando apaciguar el dolor rodando contra el metal de la cárcel. Pero al haber sido creado también por Leo originaba aún más dolor.

-Detente —ordenó con algunas esposas.

Pero el dolor no le dejaba ni pensar. La sangre llegó a formarse como un tatuaje de soga en todo su cuerpo, de un color carne quemada matando a sus partículas.

Cogió el cuello de su casaca y lo fue arranchando poco a poco, se despojó de su short por tanto patalear y rasgó con todo lo que pudo los extremos de su polera.

-Si sigues destrozando tu ropa parecerás una ramera.

Pero no escuchaba, el ardor poco a poco la rebosaba volviéndola loca. Su piel le quemaba, ardía como el mismo sol, para solo esparcirse por todos lados.

Leo siguió latigándo en las zonas donde su sangre no había llegado para que no se librara del castigo. No sabía que le pasaba, pero en ese momento tenía ganas de matar a Libra, ver su sangre derramada y que su vida poco a poco se aperdigue bajo su poder.

"Tú puedes matarla"

Giró a todas las direcciones posibles buscando al dueño de esa voz. Matarla, nunca le vino esa idea tan descabellada. ¿Sería capaz de matar a Libra?

La amaba, pero estaba seguro que ella nunca lo aceptaría. Entonces... ¿La asesinaría por amor?

-Por favor —escuchó la voz quebrada de Libra, salía con dificultad, como si se esforzara por seguir con vida-, p... para le... o.

Entonces despertó, que estaba a punto de hacer. No podía matarla, se regeneraría, pero estaba usando su sangre en ella ¡Su sangre! La misma con la que juró protegerla.

Deshizo la jaula rápido para darle mayor tranquilidad. Su piel, toda negra y carbonizada, poco a poco se desprendía y tomaba el color rosado pálido que tenía inicialmente. Se tranquilizó al comprobar que aún respiraba.

-¿Libra?

La mujer había caído en la inconciencia, y no mostraba señales de querer despertar.

-No, por favor, todo menos eso.

Cuentan las leyendas que ese día el cielo se volvió negro y catástrofes ocurrieron por todo el mundo. Leo lo sabía muy bien, tomaría mucho tiempo en ver a Libra despierta, décadas incluso.

-¿Por qué soy tan idiota cuando estoy contigo?

————

:D... ¡Hola! ¿Cómo se encuentran todos? Yo como siempre buscando entre mis horarios tiempo libre para publicar. Pero creo que empezaré poco a poco a alargar la espera. No es nada personal, sino que quiero darle un poco de trama a la historia.

Como que la cosa está por ponerse buena.

Es un trama algo complejo, puesto a que en sí no es nada de lo que uno cree, y como van las cosas creo que el final no será lo que uno espera.

Pero ya basta de los spoilers...

¡Voten y comenten?

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