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Su sistema se tensó, sus sensores analizando cada detalle del ambiente. Avanzó con cuidado, sus pasos amortiguados contra el suelo. La puerta del baño estaba entreabierta, dejando escapar un leve vapor que se mezclaba con el aire frío de la casa.
Un pensamiento irracional cruzó su mente: ¿Y si él no tiene las respuestas que busco?
A pesar de sus dudas, se acercó un poco más. La figura detrás del cristal esmerilado de la ducha era clara: un hombre joven, probablemente su creador, ajeno a la presencia del robot en su hogar.
Yoongi sintió algo extraño en su núcleo, un leve pulso que no podía identificar. Era como si el simple acto de estar allí, observando esa escena, lo conectara con algo más profundo, más humano. Pero no podía darse el lujo de quedarse inmóvil.
El agua cesó abruptamente, y el sonido del vidrio deslizándose lo sacó de sus pensamientos.
—¿Quién anda ahí? —preguntó una voz masculina, firme pero con un ligero temblor.
Yoongi retrocedió un paso, indeciso. ¿Había cometido un error al venir?
El sonido de pasos hizo que Yoongi girara la cabeza hacia la puerta del baño justo cuando esta se abrió de golpe. Un joven salió envuelto en una toalla atada a su cintura, gotas de agua todavía resbalaban por su torso desnudo. Su cabello húmedo caía desordenado sobre su frente, y sus ojos se abrieron en una mezcla de sorpresa y alerta al ver a Yoongi, quien estaba inmóvil en medio de la habitación.
—¿Yoongi? —preguntó el joven, su voz firme pero con una clara nota de desconcierto.
Yoongi lo miró fijamente, sin moverse. Su sistema estaba procesando múltiples variables a la vez: el tono de su voz, su postura defensiva, los rápidos latidos de su corazón que su sensor podía detectar incluso a esa distancia. Pero lo más inquietante para él era otra cosa: Lo conocía.
—¿Eres... Jimin? —preguntó finalmente, su voz saliendo suave, casi insegura.
Jimin frunció el ceño al escuchar su nombre de labios de Yoongi, se suponía que solo estaba agregado como Dr. Park como creador. Dio un paso atrás, apretando la toalla en su cintura como si estuviera preparándose para defenderse.
—¿Cómo sabes mi nombre? —demandó, sus ojos evaluando rápidamente al hombre frente a él.
Yoongi inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos recorriendo a Jimin como si intentara confirmar algo. Había fragmentos de datos en su memoria que se activaban con cada segundo que lo miraba. Era como si estuviera viendo piezas de un rompecabezas que no podía ensamblar del todo.
—Está en mis registros. —respondió Yoongi, su tono sin emociones, pero con un leve matiz de curiosidad. —Tú... me creaste.
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