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OO9.

Lisa.

Me aferré con fuerza al mesón de la cocina, rogando internamente que ChaeYoung no le hubiese dado una copia de sus llaves a su lacayo, quien probablemente ya venía en camino.

Separé aún más mis piernas al sentirla hundirse bruscamente en mi interior, empotrándome contra el mesón.

Los fríos azulejos de este, en contraste con la piel cálida de su torso presionando mi espalda y manteniéndome inmovilizada a la vez, era sumamente adictivo.

Teníamos solo algunos minutos antes que aquel tipo entrara por la puerta en cualquier momento, pero la alfa parecía estar disfrutando cada segundo y tomándose su tiempo, como si no fuese nada de otro mundo que nos atraparan de esta manera.

¿Y si no era tan extraño para ellos?

¿Sería algo común para el lacayo encontrar a su jefa profanando a algún iluso en la empresa, o tal vez en medio de la cocina de su propia casa?

¡Jodida cerda asquerosa!

Nuevamente la sentí jalar mi collar por la parte posterior de este, y tiré un firme golpe hacia atrás, impactando de lleno mi codo contra sus costillas, al estar apoyando su brazo igualmente sobre el mesón.

El gruñido que dejó escapar, se oía más satisfactorio que dolorido, me hizo saber que ella parecía disfrutar que me resistiera a sus avances.

Un gemido algo ahogado escapó de entre mis labios al sentirla forzar nuevamente su nudo en mi interior

¿Es que jamás aprende?

O tal vez quien no aprende soy yo, de otra manera ya me hubiese ido a casa en lugar de permitirle tomarme una vez más.

Pero debía admitir que ella era bastante buena en lo que hacía, así que una última vez antes de ir a casa no era tan malo ¿O si?

Bueno, en realidad lo era, considerando que solo me iría por algunas horas y no era necesario llevarme un recuerdo para el camino.

Apoyé mi frente sobre el frío mesón al sentirla empujar sus caderas bruscamente, e intenté moverme esperando que no anudara.

Eso sería probablemente aún más mortificante que ser atrapadas haciéndolo en la cocina.

—¡Quítate! —me quejé, recibiendo un feo gruñido de su parte—, estoy hablando en serio, ChaeYoung.

Una de sus manos, la cual mantenía un firme agarre sobre uno de mis hombros, se ajustó aún más, prácticamente clavando sus dedos en el lugar.

Dejé escapar un alto gemido dolorido en respuesta.

—Te estás pasando, idiota. —me quejé.

—Creí que así te gustaban las cosas —mencionó, bajando nuevamente su torso hasta dejar mi cuerpo firmemente presionado contra el mesón, su cálido aliento humedeciendo la parte posterior de mi cuello—, solo sexo, duro y sin consideración.

—Jamás dije nada sobre la consideración —aclaré—, podrías ser un poco más considerada ahora mismo si dices sentir algo por mi.

—Tú marcaste la pauta, y según tengo entendido no hay sentimientos aquí ¿O si? —preguntó—, ahora cierra la boca, y ábrete para mi.

—Dijiste que no anudarías. —mencioné molesta.

—Dije muchas cosas, pero no parecían importarte. —aclaró, empujando bruscamente sus caderas, consiguiendo entrar por completo, quedando su nudo fijado en mi interior.

El gruñido satisfactorio que escapó desde lo más profundo de su garganta al alcanzar su orgasmo, aún muy hundida en mi interior una vez más, me hizo saber que esperaba esto, incluso a pesar de haberme dicho que no anudaría.

—Jodida infeliz resentida —me quejé molesta—, como nos atrape tu estúpido lacayo, te voy a hacer cagar.

—No me digas —mencionó—, si no haces más que temblar cada vez que intento abordarte. —agregó divertida.

—Eso no es cierto. —mencioné aturdida.

—¿No? —me estremecí notablemente al sentir sus labios y dientes rozar parte de mi hombro, deteniéndose sobre mi cuello, buscando clavarse aún a pesar de llevar el collar.

—Esto no es divertido. —me removí incómoda.

—Ya que dices conocer a tantos alfas, deberías saber que ninguno buscará tu consentimiento para marcarte.

Su mano, la cual había permanecido anclada a mi cintura, trazó un camino por mi vientre, hasta detenerse sobre mi cuello, tomando de manera firme mi collar.

—¿Sabes que pude haberme deshecho de esto hace mucho? —un escalofrío recorrió mi espalda al solo pensar en ello.

—No soy una ilusa —aclaré—, por muy fuerte que seas, es imposible que puedas quitarlo —mencioné convencida—, no puedes vulnerar el seguro, ningún alfa podría.

—Eso dices —comentó, sus labios rozando tentativamente mi oreja—, porque hasta ahora no has conocido a una alfa como yo.

—Deja de jugar con mi mente —me quejé—, de haber podido quitarlo ya lo habrías hecho.

—Soy paciente, Lalisa —mencionó—, ¿Porqué forzaría mi marca, cuando puedo disfrutar el verte rogar por ella?

—Eso no va a pasar —negué—, ¿Te dormiste del lado equivocado de la cama? —mencioné aturdida—, eres la alfa más idiota y dominada que e conocido alguna vez, ¿Como es que de pronto te has convertido en una tipa tan confiada y segura de sí misma?

—No te has dado el tiempo de conocerme, así que no puedes saberlo.

El timbre resonó sobre todo el lugar, haciéndonos saber que el lacayo había llegado.

Y aquella infeliz aún me mantenía firmemente anudada.

Tomé su móvil dándole este por sobre mi hombro, el cual recibió luciendo demasiado calmada.

—Llámalo y dile que regrese más tarde. —comenté aturdida.

—O solo podemos esperar a que encuentre las llaves de repuesto. —mencionó divertida.

—De ninguna manera —negué—, llámalo.

—No lo haré.

—Estoy hablando en serio. —insistí.

—También yo —comentó—, podría considerarlo, si me lo pidiera mi omega —aclaró—, pero no tengo un omega aquí ¿Verdad?

—Sigma —fruncí el ceño—, no soy una jodida omega.

—Igualmente no eres mía ¿O sí? —comentó despreocupado—, ¿Tu que dices? —agregó apoyando su mentón sobre mi hombro.

—De ninguna manera. —negué.

—JinYoung nunca aprende, es la octava llave —suspiró—, probablemente aún está intentando con la tercera.

—Te estoy odiando tanto. —me quejé.

—Vaya, si fueses mía eso dolería —comentó risueña—, talvez vaya en la quinta llave.

—Si lo soy —conseguí balbucear—, soy tuya. —admití avergonzada.

—¿En serio? —preguntó—, no estás siendo lo suficientemente clara, y estás hablando demasiado bajo.

—¿Qué es lo que no entiendes, jodida mujer de mierda? —me quejé, molesta—, ¡Soy tuya, eres mi alfa!

—En eso tienes razón, soy tu alfa —admitió—, me debes respeto, ¿Entonces?

—Lamento llamarte mujer de mierda —balbucee—, lo siento, alfa.

—Así está mejor.

—¿Podrías ahora llamarlo? —pregunté, con mi corazón latiendo acelerado mientras miraba hacia la entrada de la cocina.

—Le envíe un mensaje cuando me diste el móvil. —susurró divertida sobre mi oído.

—¡Grandísima hija de puta! —me moví bruscamente, intentando apartarme, a pesar del dolor que me suponía el tener su nudo aún en mi.

—Me gustaría que nuestros cachorros tuviesen algo de tu carácter —admitió dolorida, manteniéndome inmóvil, al sujetarme de manera firme por la cintura.

—No habrán cachorros. —negué.

—Los habrán, sí —admitió—, me gustaría que fuese más de uno.

—Ni de broma.

—Tal vez cuatro. —mencionó.

—Sigue soñando.

—Me gustaría también que el primero llevara mi nombre. —comentó.

—¿Si yo voy a traerlo al mundo porque debería llevar tu nombre? —fruncí el ceño—, no serías más que una donante, ya decía yo que eras la mujer más egoísta en el mundo.

—Entonces podríamos nombrarlo con el tuyo, y luego el segundo podría llevar mi nombre.

—Eso me parece más sensato.

—Tenemos un acuerdo entonces. —señaló, dejando un beso sobre mi hombro antes de suspirar.

—Claro que no, porque no va a pasar —mencioné—, estamos hablando hipotéticamente.

—Acabas de admitir que es lo que haremos. —comentó, finalmente saliendo de mi interior al haberse deshinchado por completo su nudo.

—Te odio tanto. —me quejé, notando un dolor muy feo recorrer mi cuerpo.

Esto no se sentía tan bien como las primeras veces, me dolía todo por lo brusca que había sido al tomarme.

—Eres una jodida bestia —mencioné molesta—, ¿No podías al menos haber puesto un poco de cuidado?

—En ese momento no había necesidad de hacerlo, no eras mi sigma —aclaró—, ahora ya sé que lo eres, así que la próxima procuraré ser cuidadosa.

—Solo lo dije porque creí que tu lacayo podía atraparnos. —admití.

—Soy tu alfa —comentó segura—, tu misma lo dijiste, y no hay excusa que valga.

—Lo que te sirva para convencerte —comenté—, vamos, tu lacayo debe estar esperando.

—Ya tienen algo en común el y tu. —mencionó divertida.

—Tus chistes sobre bebés, hacen que quiera golpearte.

—A mi me provocan ganas de montarme sobre ti nuevamente, solo para asegurarnos.

Abrí la puerta, encontrando al aturdido lacayo, viéndonos con curiosidad.

—A las nueve debe estar de regreso. —mencionó ChaeYoung, la miré molesta, buscando replicar pero sus labios sobre los míos interrumpieron cualquier discurso coherente, luego de esto ella prácticamente me arrojó sobre el alfa bobo.

—¿Es necesario que-... —el idiota cerró la puerta de una sola vez—, ¡Jodido hombre de mierda!

—Tus hermanos te esperan.

—¿Cómo puedes saberlo?

—Park me pidió que velara por ellos, así que pasé toda la noche estacionado frente al edificio en donde vives.

Lo miré aturdido.

—¿No dormiste en toda la noche por estar cuidando de ellos? —pregunté aturdida.

—No fue tan malo —se encogió de hombros—, tu hermano me invitó a subir esta mañana, el preparó un delicioso desayuno para mi. —comentó orgulloso.

—Gracias por eso, supongo —mencioné—, pero tampoco te hagas ilusiones, el es así con todos, no sólo contigo. —aclaré, acomodándome sobre el asiento de copiloto.

—Eso es lindo. —mencionó sonriendo amplio, y de paso enseñando unos lindos hoyuelos, los cuales adornaban sus mejillas.

—El no está interesado por ahora. —comenté.

—¿Es por el bolsa de mierda que lo marcó? —preguntó interesado.

—¿Cómo es que sabes sobre eso?

—Bueno, no sé si el tiene un alfa —mencionó—, pero si tiene una marca, y no se ve relativamente reciente.

—El no tiene un alfa —comenté, mordiendo mi lengua por mi arrebato de sinceridad frente al lacayo—, pero tampoco está disponible. —corregí.

—Supongo que estoy bien con eso, por ahora —admitió—, ¿Está bien si pasamos por algo de comer para llevar? —preguntó y lo miré aturdida—, creo que sería justo de alguna manera, devolver las atenciones que el tuvo conmigo.

—Te estás viendo muy ridículo —negué—, eres como los gatos cuando cazan ratones y los tiran en la puertas de las casas de sus dueños a modo de ofrenda.

—Creí que a los omegas les gustaban esa clase de atenciones.

—No sólo a los omegas en realidad —admití—, a cualquiera le gustaría ser consentido.

—Entonces ¿Qué debería llevarle? —preguntó interesado.

—Ese es tu trabajo, no el mío. —comenté.

—No me vendría mal algo de ayuda. —admitió.

—¿Por qué debería a ayudarte? —pregunté incrédula—, ¿Eres consciente de que es mi hermano de quien hablamos?

—Ya sabes —se aclaró la garganta—, si me ayudaras con tu hermano podría devolverte el favor.

—Eso es muy sucio de tu parte, ya tengo un... —nuevamente mordí mi lengua antes de dejar escapar semejante estupidez—. ¿Contrato? —balbucee—. Tengo un contrato, y no debo ver a otros alfas en lo que dure.

—No me refiero a esa clase de favores —comentó aturdido—, quiero decir, que podría ayudarte con Park.

—No necesito tu ayuda. —me crucé de brazos.

—¿No? —preguntó—, supongo que eso es bueno, me alegro que vaya todo bien entre ustedes y que aún conserves tu collar.

—¿Ella realmente puede quitar un collar? —pregunté interesada.

—Creí que no necesitabas mi ayuda. —se encogió de hombros.

—Le gustan las tartas de limón —admití, después de algunos minutos—, también las de fresa, y prefiere el té verde en lugar de café.

—Eso es interesante —comentó—. Park si puede quitar tu collar —asintió—, en realidad me sorprende que aún no lo haya hecho. —mencionó.

—Creí que solo buscaba asustarme. —balbucee.

—Creo que ella no quería asustarte, por eso estaba controlándose.

—Ella no estaba controlándose. —negué.

—Seguro que lo hizo —asintió—, de lo contrario, no estarías yendo conmigo ahora mismo hasta tu casa.

—¿Tan mala es cuando no se controla? —pregunté interesada.

—Depende de muchas cosas —comentó, estacionando afuera de una cafetería—, pero nunca e visto a un omega salir de ello en tan buenas condiciones como tu. —admitió.

—No soy una omega.

—Tampoco e visto un sigma, eres la primera que e conocido en realidad —comentó—, y estoy completamente seguro de que eres la primera de Park igualmente —mencionó—, ¿Qué vas a querer? —preguntó ya estando frente al mostrador.

Por lo visto el pretendía pagar por todo, así que simplemente elegí una tarta de chocolate amargo con almendras, además de un capuchino doble.

El lucía genuinamente interesado en todo lo que tuviera que ver con BamBam, incluso me preguntó que deberíamos llevarle igualmente a Minnie, imagino que buscando agradar aún más a mi hermano.

Debía admitir que el lacayo estaba yendo por buen camino, al buscar sumar puntos.

—¿Porqué aún estás soltero? —pregunté interesada, bebiendo mi café mientras me acomodaba nuevamente en el auto.

—Soy un hombre ocupado —admitió—, no había tenido tiempo, ni interés hasta ahora en algún omega.

—¿Qué es lo que haces exactamente en la empresa?

—Soy el encargado de recursos humanos —admitió—, las únicas omegas que han visitado mi oficina, son las esposas de los alfas que e despedido para quejarse conmigo.

—¿Se supone que tu debías entrevistarme cuando fuí a buscar trabajo a la empresa?

—¿Querías trabajar en la empresa? —preguntó aturdido.

—Por tu gesto incrédulo, asumo que no me habrías contratado.

—Probablemente lo habría hecho —asintió—, llevo bastante tiempo buscando un omega para uno de los administrativos —comentó—, ella se niega a recibir a un beta, alegando que los omegas son mucho más ordenados y eficientes como asistentes —mencionó—, si te hubiese contratado, serías el asistente de Cho MiYeon.

—Creo haber oído su nombre en algún lugar, pero ni idea de quien sea. —me encogí de hombros.

—¿Sabes de algún omega a quién podría interesarle el puesto?

—Podría preguntarle a Minnie —mencioné—, ella está buscando un empleo, pero no creo que sepa demasiado sobre asistencia administrativa.

—Eso puede solucionarse con una capacitación.

—No pierdes nada preguntando.

Al llegar a casa, realmente parecían estar esperándome.

El suspiro de alivio que dejó escapar BamBam al verme, denotaba la preocupación que sentía probablemente al saber que pasé la noche con aquella alfa.

—Son para ti —el alfa extendió las tartas en dirección a BamBam—, o bueno, en realidad son para lo que quieras, imagino que vas a compartirlas con tus hermanos —comentó tímidamente—, eso estaría bien, porque son grandes —balbuceó—, aunque si quieres comerlas tu solo eso también estaría bien.

Minnie me miró aturdida, llevando su dedo hasta su cien y batiendo esta, intentando hacerme saber que el alfa parecía no estar en sus cinco sentidos, por no decir que estaba quedando como un tonto.

—Gracias —mencionó avergonzado BamBam—, la de limón es mi favorita. —sonrió amplio.

—Lo sé —asintió—, digo, es mi favorita también.

—Es una linda coincidencia. —comentó ruborizado BamBam.

—También traje café —comentó risueño el alfa—, y té verde para ti.

¡Ohhhh Dios!

Esto es horriblemente dulce, aún más empalagoso incluso que las tartas.

—Ten. —le dí un recipiente con galletas de las que había comprado el lacayo a Minnie.

Son mis favoritas. —comentó divertida.

Las mías también. —respondí.

Pero que linda coincidencia. —agregó, haciéndome reír alto y lucir aún más avergonzado al alfa bobo.

—¿No tienen algo más interesante en que ocuparse?

—¿Vine a verlos para saber de ustedes y así me recibes? —pregunté molesta.

—Nos ves a diario, así que no me vengas con cuentos, lo que querías era huir de la alfa.

—No estaba huyendo. —me quejé.

—¿Vas a quedarte? —le preguntó directamente al alfa, ignorándome.

—Si supone un problema, puedo esperar por tu hermana en el auto. —señaló la entrada.

—No es un problema —comentó—, igualmente había preparado algo de comer para mis hermanos.

—En serio son mis favoritas —comentó Minnie, tomando al menos tres galletas a la vez en su boca—, gracias por eso, alfa.

—Mi nombre es JinYoung. —comentó sonriendo amplio a Minnie.

—El ya lo había dicho antes. —se aclaró la garganta BamBam, viendo con desaprobación a Minnie, antes de ir hasta la cocina probablemente a servir algunas porciones de tarta.

—Cierto —mencionó con la boca llena—, la verdad es que recuerdo los nombres, pero no los distingo. —se encogió de hombros.

—Tu hermana me mencionó que estás buscando un empleo.

—Si —pasó la lengua por el interior de su mejilla—, ¿Sabes de alguno?

—Estamos necesitando personal en la empresa.

—¿Para hacer que?

—Ser la asistente de uno de los administrativos.

—Creo poder con eso. —se encogió de hombros.

—Supongo que puedo entrevistarte mañana por la tarde, para que conozcas a quien asistirás y ver si llegamos a un acuerdo para que decidas quedarte.

—Eso estaría bien —respondió conforme Minnie—, ¿No sería la única omega allí, verdad?

—Para el departamento que trabajarías, probablemente sí —admitió—, trabajarías directamente con una CEO de la empresa.

—¿Una CEO? —pregunté aturdida—, ¿Con ChaeYoung?

—No en realidad. —negó.

—¿Hay más de una?

—Son tres en total —respondió—, ellas son quienes dirigen las tres áreas principales de la empresa, ChaeYoung es la encargada del departamento de Seguridad en lo que respecta a empresas y particulares. —comentó.

—¿Qué hacen los demás?

—Creo que eso deberías preguntárselo directamente a ChaeYoung, ya que no estoy autorizado para dar esa información.

—¿Cómo es que me acabas de mencionar lo de ChaeYoung si es confidencial?

—Es diferente, porque ChaeYoung es tu alfa —aclaró—, tarde o temprano ibas a enterarte.

—No son unos mafiosos ¿Verdad? —pregunté desconfiada.

—Claro que no —negó—, no es nada parecido a eso, todo es completamente legal.

—No puedo confiar en esa respuesta tan ambigua. —mencioné.

—Entonces deberías hablar con ChaeYoung al regresar.

—Deberían dejar el trabajo en donde corresponde y pasar a la mesa. —mencionó BamBam.

¿A que se dedicaban exactamente en esa empresa?

Algo me decía que tendría que utilizar más que sólo mi ingenio para conseguir sacarle la verdad a aquella rencorosa alfa, quien probablemente estaba esperándome para terminar de desquitarse por no haberle correspondido.

O al menos no verbalmente.

¡Gracias por leer!

🌷

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