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O27.

Antes de comenzar con la lectura, debo advertir dos cositas en este capítulo, que de seguro muchos ya han de haber intuido:

1. RyuJin esta enamorada de JiSoo.

2. Habrá mención del HaeSoo (HaeIn X JiSoo).

Con honestidad, ns como se tomarán esas dos noticias, y como no quiero arruinar el plot, solo aclarare que:

No, no habrá incesto; sé que teóricamente hablando, RyuJin no es hermana sanguíneo de JiSoo, pero eso no significa que no lo sean, ya que, aunque RyuJin siempre vio como algo más a JiSoo; esta última no puede ver lo mismo.

Tampoco habrá HaeSoo como ship actual, el JenSoo seguirá como canon en el arco, así que no se me agüíten JenSooneros.

Se que a lo mejor a muchos no les agrade este HaeSoo en el pasado, o tal vez a otros les guste, el fandom de blink con los ships suele ser raro...

Pero de todas formas, deben entender una cosa, y es que, a pesar de que una historia sea creada para relatar ships, estos no pueden ser siempre el canon definitivo, ya que más por el fanatismo, la historia debe sentirse buena y con un desarrollo realista —al menos si hablamos de sentimientos y reacciones humanas—. Y además, debemos ser conscientes que en cada historia debe haber cierto desarrollo de personaje, y cada contexto y/o trasfondo no puede ser el mismo; si no, la trama sería sumamente hueca y sin sentido.

Y bueno, a continuación podremos apreciar un poco el de JiSoo:

JiSoo.

Shin corría por el patio con un pequeño frasco destapado entre sus manos, ella lucía entusiasmada mientras la observaba a la distancia.

Parecía no cansarse jamás, golpeando con un pequeña vara los arbustos.

De vez en cuando desviaba mi atención sobre ella para centrarme en la chaqueta del uniforme que tenía entre mis manos, terminando de bordar adecuadamente las desgastadas insignias para luego doblar esta, y dejarla sobre el mesón que estaba a unos pasos de mi asiento en la terraza.

¡EunBi Unnie! —gritó alto y burbujeante la pequeña niña, llegando hasta mi lado con una linda mariposa anaranjada en el interior del recipiente—. ¡Feliz Cumpleaños! —mencionó eufórica, extendiendo el frasco en mi dirección.

Es hermosa —mencioné arrodillándome a su lado para quedar a su altura—, ven aquí —ella rodeó mi cuello entre sus brazos con tanta fuerza, que parecía esperar fundirse en mi cuerpo—, es el mejor regalo que he recibido en toda mi vida.

Ví el rubor extenderse por sus mejillas mientras se apartaba, escondiendo ambas manos tras su espalda.

Algún día voy a ser una alfa —mencionó la pequeña—, y podré ir a la empresa justo como ChaeYoung, tendré dinero y podré comprar una botella llena de mariposas para ti. —admitió orgullosa.

Estoy segura que lo harás. —le dí la razón, acomodando su lacio cabello hacia un costado.

Podremos viajar a otro país —señaló en dirección al cielo—, en un avión.

¿A que país pretendes llevarme? —pregunté siguiendo su conversación.

A donde quieras —admitió convencida—, tu serás mi omega, y podremos ir a todos los lugares que quieras.

Supongo que entonces lo esperaré ansiosa —comenté—, siempre he querido conocer Francia.

Podemos ir a Francia si quieres. —comentó segura.

Seguro que sí —asentí—, sólo para estar completamente seguras de que realmente se cumplirá, enviarémos a esta pequeña, para que nos espere allí ¿Está bien? —pregunté quitando la tapa de aquel frasco.

¿Ella aún estará allí para cuando vayamos? —preguntó viendo alejarse a la pequeña mariposa.

Ella nos esperará el tiempo necesario —admití—, es mía, ya que tu me la diste —aclaré—, por eso sé que lo hará.

Todos los alfas van a envidiar mi vida. —admitió.

Lo harán, soy una omega muy linda ¿No? —ví una dulce sonrisa tirar de sus labios—, pero nadie te envidiará más que a mí, por estar con la alfa más guapa y fuerte de todos.

La ví morder su labio inferior, luciendo aún más avergonzada por aquel cumplido.

Era un gran alivio saber que ella era capaz de mantenerse en aquel mundo de fantasía en el cual vivía, sin notar cuanto daño podrían causar las personas.

Ella probablemente creía que al llegar a ser una adulta, seguiría viéndome exactamente igual.

Tan adorable.

Al menos mamá la trata bien, y eso es algo bueno.

Espero que siga siendo así.

Jinnie —escuché la voz de su padre a nuestras espaldas—, cariño, tenemos que ir por tu vestido.

Tal vez encuentre algo lindo en la tienda para ti. —mencionó, observándome detenidamente.

Eso no es necesario —aclaré en voz alta—, nuestra mariposa es más que suficiente para mi.

Ella nuevamente se aferró a mi cuello, pude sentir mi piel humedecer, producto de su respiración en aquel lugar, ella disfrutaba demasiado buscar mi aroma y me lo había hecho saber muchas veces.

Te quiero. —susurró avergonzada tomando mi rostro entre sus manos, antes de acariciar mi nariz con la suya, recreando aquel conocido beso esquimal que le había enseñado hace algún tiempo.

Y yo a ti. —admití, tomando su rostro entre las mías, sus mejillas lucían exageradamente ruborizadas al salir corriendo en dirección a casa.

¿Necesitas algo de la tienda? —la mirada cargada de preocupación de aquel omega, me hacía saber que su angustia era sincera—, puedo traer lo que quieras, no es necesario que TaeYeon se entere, lo sabes ¿Verdad?

Lo sé —admití—, pero no es necesario, no estoy necesitando nada por ahora, gracias por preguntar.

Por cierto, creo que a alguien le urge encontrarte. —comentó sonriendo cómplice.

¿En serio? —pregunté incrédula—. ¿Quién es?

Venía de camino, así que les daré algo de privacidad. —mencionó acariciando mi mejilla, antes de regresar al interior de la casa.

En cuestión de segundos conseguí sentir su cálido aliento humedecer la parte posterior de mi cuello, a la vez que se colaba en mi campo de visión una caja de bombones.

Parecían costosos, pero eso estaba totalmente demás al reconocer el aroma tan familiar de aquel alfa.

Feliz cumpleaños. —le oí susurrar muy cerca de mi oído.

No era necesario. —respondí, sintiendo el calor de su cuerpo producto de su cercanía, al rodearme entre sus brazos por la espalda para entregar su obsequio, el cual recibí agradecida.

Siempre es necesario, me hubiese gustado traer algo más —aclaró—, pero ya es lo suficientemente difícil entrar con cosas a tu casa por fuera del radar de tu madre.

Finalmente voltee en su dirección, apreciando por primera vez en el día su rostro.

También tengo algo para ti —comenté alcanzando el uniforme—, ya está como nuevo.

Eso realmente no era necesario —mencionó divertido, tomando este en una de sus manos mientras con la otra tomaba una de las mías con delicadeza—, entonces, ¿Ya tienes planes para hoy?

Sabes que no —mencioné, notando una sonrisa traviesa tirar de sus labios—. ¿Le pediste a papá que se llevara a Jinnie? —pregunté incrédula.

Él creyó que sería una linda manera de celebrar tu día —aclaró—, cree que necesitas tu espacio, y estuve completamente de acuerdo con él, por lo que decidió darnos este día, te he dicho alguna vez lo mucho que amo tu aroma. —mencionó, rodeandome entre sus brazos.

No lo suficiente. —señalé devolviéndole el gesto al abrazarle por el cuello, siendo interrumpida cualquier respuesta que pudiese darle, por sus labios.

Tomando su rostro entre mis manos, le permití tomar el control de la situación.

Nunca me había sentido tan segura, como al estar entre sus brazos.

ChaeYoung no está en casa. —mencionó aún sobre mis labios.

Está recibiendo asesorías en la empresa con ayuda de Cho MiYeon.

Teníamos al menos algunas horas para estar juntos, eso era mucho más de lo que podría pedir.

Nuestros encuentros se reducían a minutos, al menos un par de veces por semana, en los que el siempre encontraba alguna manera de sorprenderme.

Ya sea con una pequeña flor tomada del jardín, o al menos un refresco traído del mercado que estaba a unas cuadras de casa.

Su aroma conseguía inquietar demasiado a mi loba, por lo que intentaba no acercarme demasiado estando mamá en casa.

Sentir sus labios sobre los míos me hacía fantasear demasiado, creer que tal vez un día podríamos largarnos de allí y no volver a mirar atrás.

Pero mi sentido común me traía de regreso a la realidad, una en donde no me podía permitir dejar a ChaeYoung y Jinnie en manos de aquella abusiva.

Aquel día fue relevante en mi vida, fue la primera vez en que pudimos estar juntos en un contexto totalmente diferente.

Algo diferente y totalmente especial, jamás conseguí olvidar ni un sólo detalle.

Mis manos aferrándose a su espalda, su aroma, o cada una de las palabras susurradas que me hacían saber que todo estaría bien.

Desde ese día ya nada era igual, papá siempre dejó muy en claro que algún día encontraría a mi complemento.

Y creí encontrarlo en él.

Nada malo podía pasar, incluso si él conseguía anudar, ya que estaba recibiendo constantemente un tratamiento en base a supresores.

O al menos eso creí hasta aquel horrible día...

Estás tomando los supresores ¿Verdad? —preguntó mamá, quien por alguna razón, que en ese entonces desconocía, me citó en su despacho en lugar de ir hasta mi habitación.

Odiaba aquel lugar, el llanto de Jinnie me destrozaba, pero sabía que no tenía permitido ir hasta su habitación.

Lo hago. —admití.

Puedo reconocer tu aroma con claridad. —respondió.

Tal vez es porque llevo demasiado tiempo usándolos, y eso hace que el efecto no sea el mismo. —comenté.

Tendremos que buscar otra solución —mencionó—, ven aquí, necesito que extiendas tu brazo.

¿Para qué? —pregunté insegura.

Sólo has lo que te digo. —señaló tomando una pequeña ampolla en conjunto con una jeringa.

Necesito saber que es. —intenté apartarme.

No tengo el tiempo ni ánimos para discutir contigo —se quejó—, sólo has lo que te digo.

No tenía intenciones de obedecer a su pedido, pero mis propias acciones me traicionaron al voltear en dirección a la puerta del despacho, oyendo el amargo llanto de Jinnie.

Mamá me observó de manera evaluadora frente a esto.

Si extiendes tu brazo y me permites encargarme de esto, puedes ir con RyuJin —comentó, llamando mi atención—, estás autorizada a pasar la noche acompañándola.

Jinnie no conseguía entender nada de lo que sucedía, y era tan injusto que sufriera a consecuencia de la acciones de mamá.

Es sólo un inhibidor —aclaró—, cumple las mismas funciones que tus supresores, sólo que es mucho más efectivo.

Había estado consumiendo supresores por tanto tiempo que no hacía la gran diferencia obtener aquel inhibidor en su lugar, por lo que simplemente le permití proceder, extendiendo mi brazo en su dirección.

Jinnie se aferró de inmediato a mi cuerpo al ubicarme a su costado en la cama, sus sollozos disminuyendo considerablemente al esconder su rostro en mi cuello.

Acaricié su cabeza, acomodando nuevamente su cabello, amaba hacerlo y ella parecía disfrutar el ser consentida.

Le ví alzar la mirada, sus expresivos ojos brillando aún producto de las lágrimas antes de acercar su nariz hasta la mía, repitiendo nuestro beso esquimal, en un gesto de despedida antes irse a dormir muy aferrada a mi cuerpo.

Minutos después de haberse dormido, pude oír un golpe en la misma habitación, sintiéndome repentinamente asustada.

Nadie además de Jinnie estaba autorizado a estar en esa habitación, mamá era extremadamente recelosa con el cuidado del miembro más pequeño de la familia.

Moviéndome con mucho cuidado, me acerqué hasta el pequeño sofá que estaba a un costado del rincón de juegos de Jinnie.

Notando un libro sobre la alfombra, siendo este el causante de aquel golpe, pudiendo distinguir con claridad a ChaeYoung dormida, aún sentada sobre aquel sofá.

Ella probablemente consiguió colarse al escuchar a Jinnie llorar, pero siempre ha sido tan mala lidiando con las lágrimas.

Probablemente ella simplemente buscaba acompañarla en silencio, igualmente al haberse presentado ya como una alfa, esperaba brindarle algo de seguridad manteniéndose cerca.

Ella lucía tan serena dormida como lo era estando despierta, una característica muy familiar que me recordaba a papá.

Después de cubrirla con una manta, para que no consiguiera un resfrío regresé a la cama con Jinnie, quien aún entre sueños parecía buscarme, dejando escapar algunos sollozos.

Aunque tuviese la oportunidad de irme, jamás podría apartarme completamente.

Ellas no podrían hacerlo por su cuenta, ambas eran tan soberbias.

Probablemente en algún futuro no dejarían de rabiar y pelear si Jinnie se presentaba como una alfa.

Podía posponer mi vida algunos años más, no haría la gran diferencia.

Ellas se necesitarían en algún momento la uno a la otra, y no podía simplemente marcharme y dejarlas a su suerte.

Mamá, para mi sorpresa, no se interpuso durante algunos días luego de ello a que durmiera con Jinnie, algo que si bien era sumamente extraño, agradecía internamente.

Al menos hasta aquel día, en que la situación con mamá empeoró.

Deberías llamar a un médico. —exigió ChanYeol al ver que el dolor y la fiebre parecían no ceder.

Él había hecho todo lo que estuviera a su alcance para ayudar, poniendo compresas tibias sobre mi frente, mientras revisaba mi temperatura cada algunas horas.

Ella está sufriendo, Tae. —se quejó al verme retorcer sobre la cama.

No veo porque te sorprende —se cruzó de brazos, aún apoyada en el mueble—, es tan terca, insiste en dormir a un costado de RyuJin —chasqueó la lengua—, si no se cubre o cuida ¿Cómo podría estar saludable?

No es su culpa enfermar —la miró incrédulo—, a todos nos ha sucedido.

A las omegas débiles como ella, les sucede con más frecuencia —se encogió de hombros—, más si se lo buscan, probablemente su celo este cerca, no deberías exagerar, sólo deja que se solucione por su cuenta y ya.

El dolor en mi vientre era prácticamente insoportable, cada cierto tiempo podía sentir horribles punzadas, al igual que en mi espalda baja.

Si no haces algo al respecto, entonces lo haré yo. —aclaró el hombre, soltando mi mano antes de apartarse, saliendo de la habitación con mamá tras él.

Pude ver a ChaeYoung verme desde la entrada de la habitación, sólo conseguía ver la mitad de su cuerpo, ya que permanecía espiando desde allí.

Ella tal vez llevaba bastante tiempo en aquel lugar, consiguiendo escabullirse al ver salir a mamá.

La ví colarse en la habitación, su aroma denotaba inquietud y ansiedad al acercarse.

Ella había crecido demasiado, a pesar de ser ya una mujer bastante alta y elegante, aquel rostro de niña permanecía completamente allí.

Ella lucía preocupada, pude verla sentarse a un costado de la cama, tomando una de mis manos entre las suyas.

La calidez de su tacto, en contraste con su aroma me brindaban algo de paz cada vez que los dolores cesaban, sólo para regresar aún con mayor intensidad más tarde.

¿Dónde está Jinnie? —pregunté.

En su habitación. —respondió, acomodando mi flequillo, antes de cambiar una de las compresas por una nuevas.

Deberías ir con ella.

No puedo hacer nada para hacerla sentir mejor. —respondió.

Sólo acompañarla ya es algo. —aclaré.

No quiero dejarte a solas con mamá.

No estoy a solas con mamá —insistí—. ChanYeol está también con nosotras, y Jinnie necesita de alguien ahora mismo.

Vas a mejorar ¿Verdad? —preguntó preocupada.

Mañana seguro estaré como nueva —comenté convencida—, ve y cuida de Jinnie por mi, ¿Si?

Ella no me querrá cerca. —negó.

Si no lo intentas ,no puedes saberlo, ChaeYoung —comenté segura, sintiendo nuevamente aquel horrible dolor—, por favor, ve y cuida de ella.

Le sentí presionar mi mano, su angustia cada vez era más visible.

Ella no debe verte así —aclaré—, mañana estaré mejor, lo prometo.

Ella asintió, apartándose, dándome una última mirada antes de salir de la habitación.

Esa fue la última vez que pude ver a aquella ChaeYoung insegura e indefensa.

Esa misma noche mamá envió a uno de sus centinelas por mi, el dolor en gran parte había cesado, un centinela a quien no conocía me escoltó hasta un vehículo que nada tenía que ver con mamá, probablemente buscando no dejar rastro alguno.

Todo el aire regreso a mis pulmones al reconocer el aroma de aquel alfa que tanto había entregado por mi.

Todo va a estar bien. —admitió convencido, acariciando mi mejilla al subir al vehículo, la tensión en su mandíbula era visible.

Él estaba molesto, y lo conocía lo suficiente como para saber que él no podía asegurarlo.

Al menos una hora y media más tarde, el vehículo se detuvo en un estacionamiento prácticamente desierto, tal vez debido al horario.

Él me ayudó a bajar, guiándome hasta la entrada de lo que pude reconocer como un Aeropuerto.

Tienes que salir del país —comentó repentinamente—, este lugar ya no es seguro para ti.

¿Mamá te pidió que me sacaras de casa? —pregunté.

Lo hizo. —me dió la razón, bajando un pequeño bolso de mano del vehículo.

Pero ella no te pidió que me trajeras aquí ¿Verdad?

Era algo que realmente me esperaba, no me sorprendió en lo más mínimo verle asentir.

Esto es todo lo que tengo —admitió —, no es demasiado pero costeará tus gastos por algunos meses —agregó—, no es una buena idea mantenernos en contacto o transferir dinero —aclaró al ver que mi mirada estaba sobre la gran cantidad de dinero que había en aquel bolso—, ella podría rastrearlo con facilidad.

Vas a estar en problemas. —respondí.

Puedo con eso —comentó, rodeándome entre sus brazos—, por favor cuídate, no te metas en problemas.

No lo haré. —admití, escondiendo mi rostro en su cuello, sintiendo una última vez su aroma.

Sus manos tomaron mi rostro, viéndome detenidamente, antes de buscar mis labios en la que sería la última vez que no veríamos en demasiado tiempo.

Luego de eso, simplemente me marché de aquel horrible lugar, sintiendo en detalles la amarga sensación de abandono por dejar atrás a ChaeYoung y a Jinnie.

Pero por sobre todo a HaeIn, sin siquiera saber si el pagaría las consecuencias de haber traicionado a mamá.

Conseguí salir de aquel estupor en el que había quedado al sentir las manos de RyuJin tomar mi rostro.

Ella me observaba tan maravillada, una enorme sensación de alivio me invadió al sentir su nariz rozar la mía, rememorando nuestros besos esquimales, no podía imaginar algo distinto.

Una sonrisa algo melancólica tiró de sus labios, ¿Ella realmente había esperado tanto por esto?

La respuesta a esa pregunta llegó al sentir sus húmedos labios rozar los míos, tomándome totalmente desprevenida.

Sentía sus manos temblar aún sujetando con delicadeza mi rostro.

Ella siempre fue tan mala disimulando su ansiedad.

Amoldando mis labios a los suyos y respondiendo aquel casto beso solo por algunos segundos, me aparté lo suficiente como para esconder mi rostro en su cuello.

Su aroma era totalmente distinto, de aquella cachorra que atrapaba mariposas en el patio ya no quedaba nada.

Por el contrario, sus fuertes brazos cubrían mi cuerpo casi en su totalidad, mientras apoyaba su mentón sobre mi coronilla

Fue un verdadero martirio estar tan cerca de ella por tanto tiempo, y no poder acercarme demasiado.

Ella lucía tan segura de sí misma, confiado, fuerte, y tan leal a sus sentimientos.

Aunque ChaeYoung diga lo contrario, era imposible que mamá le hubiese entregado todo ello.

Aquellas cualidades jamás pudo haberlas adquirido de mamá, pero sí podía verlas actualmente en ChaeYoung.

Ella sí se quedó por Jinnie después de todo, y aún sin saberlo, ayudó más de lo que pudiese haber llegado a imaginar.

¡Gracias por leer!

🌷

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