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O25.

Lisa.

Al llegar la alfa a casa, intenté lucir lo más relajada posible, la idea era no mostrarme ansiosa, ni anhelando su presencia.

Pero fue más fuerte que yo, al entrar a casa ni siquiera le dí tiempo de dejar las cosas en la cocina, ni mucho menos me detuve a saludar a Shin antes de jalarla por un brazo hasta la habitación.

—¿Pasó algo? —preguntó preocupada.

—Sólo ven aquí. —la empujé por los hombros hasta dejarla sentada al borde de la cama.

—No creo que sea un buen momento —balbuceó ruborizada—, hay demasiada gente en el primer piso, y van a notarlo.

—Cierra la boca. —me quejé, tomando su mano y guiando esta hasta mi vientre luego de alzar mi camiseta, ella lucía desorientada mientras me veía interesada al estar aún inmóvil, parada entre sus piernas abiertas.

Su expresión desconcertada me dió a entender que ya había sentido a nuestros pequeños moverse.

—¡Dios! —dejó escapar en un gemido ahogado antes de ubicar ambas manos sobre aquel lugar.

Pude sentir sus suaves labios sobre mi vientre, antes de apoyar su mejilla sobre este.

Imaginaba algo como esto, aún así, siempre que se trataba de nuestros cachorros no me sentía capaz de medir sus reacciones.

¡Oh, mierda no!

La humedad en su rostro al apoyar este sobre mi vientre me dió un claro indicio de que sucedía, enredé mis dedos en su cabello, dejando suaves caricias confortables sobre su cabeza mientras le daba algunos minutos para recomponerse.

Ella era tan extremadamente sensible, para ser una alfa.

Le había visto llorar tantas veces y en tantos contextos diferentes, que sentía que prácticamente había vivido toda una vida a su lado.

Podía sentir su respiración humedecer mi piel, era irregular, probablemente intentando no echarse a llorar como una niña pequeña, aunque no parecía capaz de evitar las lágrimas que si consiguieron humedecer su rostro, y de paso mi abultado vientre al estar aún con su mejilla recargada sobre el.

Ella estaba tan entusiasmada que comenzaba a temer no cuidar correctamente de nuestras manchas, habían tantas cosas que podían salir mal? y no me sentía capaz de enfrentarlas por mi cuenta.

Si bien era cierto que ya no tendría que hacerlo, teniendo a mi alfa conmigo, nada me aseguraba que ella no terminaría por aburrirse de mi actitud y dejarme.

Ese tipo de cosas pasaban todo el tiempo, y a cualquier persona, no podía ser la única excepción, pero había tan poco que pudiese hacer respecto a ello, no es que disfrute tratar mal a las personas, simplemente me irritan con facilidad.

—Lalisa. —dejó escapar en un gemido dolorido.

Bajé mi vista hasta ella, notando que estaba jalando su cabello con demasiada fuerza.

—Lo siento —balbucee—, últimamente me he sentido más ansiosa que de costumbre, tal vez es porque ya estamos a poco tiempo de ver a nuestras manchas nuevamente.

—Probablemente sea eso. —me dió la razón.

Su nariz había adquirido un suave color rosa y sus ojos lucían ligeramente húmedos.

—Ya se me acabaron las vitaminas. —mencioné, buscando hablar de algo más y no centrarme únicamente en su adorable expresión.

—¿Deberíamos comprar más?

—Mo es necesario —negué—, aún no sabemos si en la próxima cita cambiarán la prescripción o la renovarán.

—¿No se supone que debían durar hasta al menos el veintisiete?

—Estamos a treinta y uno, alfa despistada. —su ceño se frunció de inmediato.

—Eso no tiene sentido. —negó.

—¿A que te refieres?

—JiSoo se va a su apartamento los días veintiséis. —mencionó.

—¿Y eso qué?

—Su celo —comentó—, debió iniciar hace al menos cinco días.

Alcé ambas cejas, luciendo confundida.

—Ambas hemos estado viviendo solas por bastante tiempo, y siempre fue así, es por nuestra propia seguridad.

—Deberías hablar con el sobre ello, puede que algo vaya mal —mencioné—, tal vez ella debería ver un médico.

—Lo haré —respondió segura—, me aseguraré de que lo haga —agregó—, no existe alguna posibilidad de que ella esté esperando igualmente un bebé ¿O si? —preguntó interesada.

—¿Cómo voy a saberlo? No soy su almohada para conocer ese tipo de detalles.

—Pero eres cercano a ella, igual que Minnie y BamBam. —mencionó

—Hasta donde sé, ella no ha estado saliendo con alguien —respondí—, tampoco sé sobre algún novio oculto o algo así.

—No puedo pensar en otra razón para que su celo se haya interrumpido. —comentó pensativa.

—¿Estás completamente segura que su celo recae en esta fecha?

—Completamente —asintió—, llevamos mucho tiempo así, como dije antes.

Claramente eso no era cierto, algo me decía que por alguna razón, JiSoo no había sido completamente sincera al irse por estos periodos de tiempo.

Por lo visto ChaeYoung también había llegado a esa conclusión, pude ver su cuello y orejas adquirir un suave color rosa, al igual que parte de sus mejillas, esa no era una buena señal.

Ella estaba molesta ahora mismo, no era la mejor de las ideas dejarla a solas con JiSoo.

—Vamos a hablar con ella ahora mismo y a solucionar esto. —mencioné.

—Shin vino para hablar con ella.

—Ella puede esperar —me adelanté—, ha esperado todos estos años, una hora más no hará la gran diferencia.

Antes de poder oírla replicar, me apresuré a salir de la habitación yendo en busca de su hermana.

Tenía el presentimiento de que esto no podía salir bien, las mentiras solían doler mucho más que los golpes viniendo de tu propia familia, y lo tenía bastante claro.

—JiSoo —la llamé, notando que aún permanecía con Shin, BamBam, Minnie y JinYoung—. ChaeYoung necesita verte ahora mismo

—De hecho, esperaba igualmente hablar con ella. —mencionó Shin.

—¿Si? ¿Que harás al respecto si me lo llevo? —pregunté viéndola interesada, a la vez que ladeaba ligeramente mi cabeza.

—Supongo que... —se aclaró la garganta—. Puedo esperar, igualmente no tengo nada más interesante que hacer.

—Es justo lo que pensé —admití viéndola amenazante, mientras esperaba por JiSoo—, volvemos en algunos minutos.

—¿Pasó algo? —preguntó JiSoo de camino a la habitación.

—Espero que no. —respondí guardando silencio en lo que restaba de trayecto, sólo podía esperar que ChaeYoung no fuese demasiado dura con su hermana.

Al entrar en la habitación, ChaeYoung continuaba exactamente en la misma posición, no se había movido ni siquiera un sólo centímetro.

Cerré la puerta, quedándome apoyada en esta, esperando que como ya había sucedido en otras ocasiones, mi presencia de alguna manera la hiciera mostrarse aunque sea un poco más dócil.

—¿Estabas buscándome? —preguntó curiosa JiSoo frente al silencio de su hermana.

—¿Ya notaste a que fecha estamos? —preguntó con una expresión neutra, que no daba lugar a saber como pensaba abordar esto.

—¿No? —balbuceó.

—Estamos a treinta y uno. —mencioné después de algunos minutos de silencio—. Y tu celo aún no se ha presentado. —ChaeYoung parecía no sentirse capaz de ver a su hermana a los ojos, tal vez porque no buscaba asustarla.

Su mirada penetrante era un arma de doble filo, por lo que imagino que no buscaba utilizar esta contra su propia familia.

De a poco he podido comprender un poco más a que se refería con esto al recién conocernos.

Un suspiro resignado escapó de entre los labios de la mayor, dándole a entender implícitamente a ChaeYoung que no esperaba haber cometido el fallo de intentar engañarla.

—Tiene una explicación. —mencionó JiSoo.

—La estoy esperando —comentó demasiado rápido ChaeYoung, sin darle tiempo a pensar en algo—. ¿Tendrás un cachorro? ¿Quién es el padre? —dejó escapar de manera apresurada, dando por hecho que su primera idea había sido acertada.

—No tendré un bebé. —aclaró.

—¿Entonces?

—Mi celo no va presentarse como tal —mencionó—, no lo hará ahora, ni tampoco en los próximos meses.

Por primera vez desde que su hermana entró a la habitación, alzó la mirada en su dirección.

—¿Eres una beta? —balbuceó confundida.

—No soy una beta. —suspiró decaída.

Quería darme de cabezazos contra la pared por haber comprendido desde un principio a que punto quería llegar, a diferencia de ChaeYoung, que parecía buscar mil excusas para no llegar a la misma conclusión que yo había ya reconocido.

—Tengo un desorden hormonal que me impide tenerlos correctamente —mencionó—, no es que vengan esporádicamente, simplemente no tengo períodos de celo.

—Eso no es posible —negó ChaeYoung—, recuerdo que antes de irte de casa los tenías, luego de presentarte mamá te enviaba esporádicamente lejos de nosotros cuando entrabas en celo.

—Eso es cierto —asintió—, fue así durante los primeros años —admitió—, fue así antes de consumir cantidades exageradas de supresores para resguardarme de los centinelas que rondaban la casa todo el tiempo.

—¿Cantidades exageradas? —preguntó—, todos en la empresa somos conscientes del daño que pueden producir en exceso, también tu lo sabes —mencionó—, nos dedicamos a producirlos y a poner las debidas advertencias, para prevenir este tipo de situaciones.

—Debí prestar más atención. —reconoció.

—No —negó—. No debiste porque no era un problema para ti usarlos —aclaró—, quién buscaba mantenerte fuera del radar era mamá.

—No ganamos nada removiendo este tipo de recuerdos, ChaeYoung. —mencionó calmada.

—¿Ella te los daba? —preguntó—, te forzaba a usarlos en grandes cantidades ¿Verdad?

—Era yo quien los consumía.

—No es lo que te pregunté —respondió rápidamente—. ¿Ella te daba esa cantidad de supresores para que los centinelas no se acercaran? —mencionó molesta—. ¿Porque intentas cubrirlo? ¿Qué mierda no me has dicho?

—Debes dejar este tema ahora mismo. —insistió.

¿Ella te dió los jodidos supresores? —ví a JiSoo prácticamente temblar, encongiéndose en su lugar al oír a su hermana menor utilizar probablemente por primera vez en su vida, su voz de alfa para ejercer presión sobre ella.

Odiaba ese tipo de trato, sentí mi sangre prácticamente hervir sin siquiera conseguir detenerme a pensar, antes de tomar a JiSoo por el brazo, y en un rápido movimiento resguardar su cuerpo tras el mío.

Aquellos rojizos ojos los cuales reconocía bastante bien, me veían desafiantes, aunque no por demasiado tiempo antes de sentirla suspirar derrotada, apartando la mirada.

A diferencia de como lo había hecho con su hermana, ella no conseguía atreverse a desafiarme.

Ella jamás sería capaz de dañarme o siquiera intentar ir contra mi.

—Suficiente —mencioné sin apartar mi mirada de la suya—, estás cruzando el límite.

Aún podía sentir el cuerpo de JiSoo temblar tras de mi, aferrándose a mi espalda.

Ella estaba prácticamente hiperventilando.

—Si... —mencionó repentinamente JiSoo, algunos minutos después, su voz suave y apagada conseguía oírse únicamente debido al silencio que se mantenía muy presente aún en la habitación, luego del arrebato de mi alfa—, ella me hizo utilizarlos con más frecuencia de la necesaria, y en grandes cantidades luego de presentarme como una omega.

Sabía cual sería la siguiente pregunta de la alfa, pero ella no parecía capaz de plantearla en voz alta.

—¿Qué tanto daño produjeron? —pregunté en su lugar.

ChaeYoung aún permanecía con ambos codos apoyados sobre sus muslos, mientras no parecía poder apartar sus manos de entre los claros mechones de su cabello.

Su cabeza se mantenía gacha, quedando prácticamente como un ovillo, como si buscara desaparecer de la habitación en ese preciso instante.

Ella probablemente conocía esa respuesta, y era la misma la cual la hacía sentir mortificada, ella lideraba una de las empresas más grandes y reconocidas que trabajaban ese tipo de fármacos en el país.

Si bien no era su área la que los producía, podía entender el gran remordimiento que sentía al comprender el daño causado justo frente a sus ojos, y sin poder siquiera reconocerlo cómo tal en ese entonces.

Ella no había alzado la mirada en ningún momento luego de su arrebato, pero pude sentirla demasiada tensa.

Ella parecía tan confundida, triste y frustrada que podía asimilarla fácilmente a una bomba de tiempo.

—Produjo el necesario y el que seguro él esperaba —mencionó, su tono de voz suavizando de manera repentina, probablemente intentando no provocar aún más ansiedad a ChaeYoung—, no puedo concebir.

La postura de ChaeYoung parecía no ceder en lo más mínimo, ahora mismo era una bomba de tiempo y estaba al borde de estallar, JiSoo no necesitaba estar presente cuando esto sucediera.

Imagino que ya era lo suficientemente horrible para ella tener que compartir algo como esto con alguien más, y no necesitaba mencionar más sobre el tema para que supiéramos que tan mala era su situación.

La conocía lo suficiente como para saber que no era buena lidiando con la compasión, y mucho menos con gente, que para mi disgusto, se sentían con el derecho de decidir sobre su vida como era el caso de ChaeYoung.

—Vuelve a la sala. —mencioné en voz baja.

Ella parecía indecisa sobre dejarme allí con su hermana, pero no tardó en ceder, probablemente comprendiendo que no corría riesgos, a pesar de su temperamento al ser ella mi alfa.

Salió en completo silencio de la habitación, y ChaeYoung parecía aún más mortificada que al oír aquellas palabras salir de la propia boca de su hermana mayor.

—Alfa. —mencioné, intentando sonar todo lo calmada que pudiese, como si no quisiera encerrar a aquella infeliz, la cual era su madre, en una habitación llena de coyotes hambrientos y perder la llave.

No había nada que pudiese decir para hacerla sentir mejor, no conociendo aquella enorme necesidad de proteger a los suyos que ambas compartíamos.

Sentía a JiSoo como parte de mi propia familia, y quería ver arder a aquella mujer de mierda.

La única diferencia entre ChaeYoung y yo en estos momentos: era que yo sólo podía desearlo demasiado, pero ella fácilmente podía hacer que sucediera.

No podía permitirle algo como eso, me sentía al borde de una crisis de ansiedad al pensar en mi alfa tras las rejas por ensuciar sus manos encargándose de aquella infeliz.

ChaeYoung.

Escuchaba a Lisa hablarme, e incluso podía sentir sus manos dejar confortables caricias en mi espalda, pero sólo podía pensar en toda la mierda que había estado sucediendo justo frente a mi, mientras era completamente ignorante respecto a ello.

En ese entonces ya era una aprendiz de Cho MiYeon, estaba aprendiendo sobre la producción de los supresores, los cuales ingenuamente creí podían ser utilizados únicamente en beneficio de omegas.

Estuve completamente fuera de lugar en todo momento, sin siquiera prestar atención a los detalles.

Probablemente eso mismo le había sucedido a muchos omegas, como a JiSoo, al caer en manos equivocadas, siendo la empresa que lidero una de las principales productoras.

—Necesito estar sola —mencioné a Lisa—, no me siento bien.

Una de las manos de Lisa tomó una de las mías, guiando esta sobre su vientre, intentando calmar mi ansiedad de alguna manera.

Pude sentir a mis pequeños removerse inquietos allí, un suspiro escapó de entre mis labios al pensar en ello.

Si alguno de ellos llegase a presentarse como omega...

¿Cómo se supone que los viera a la cara?

¿Podría siquiera seguir así conociendo las consecuencias de lo que estoy haciendo?

—Esto no es tu culpa. —escuché mencionar a Lisa.

Estaba completamente segura que ella estaba sintiendo a detalle mi ansiedad y remordimiento, eso no podía ser algo bueno para ella, mucho menos para nuestras manchas.

Era muy consciente de que no era mi culpa.

Y no es que debiese buscar demasiado al culpable para hallarlo.

Todos mis problemas, y los de quienes me rodeaban tenían en común a una misma protagonista, de ninguna manera podía permitir que aquella infeliz respirara el mismo aire que mis pequeños al nacer.

Ellos corrían peligro mientras ella viviera, por lo que no tenía demasiadas opciones.

—¿Podrías pedir a Shin que venga aquí, y dejarnos a solas? —pregunté luego de algunos minutos.

—¿Estás más calmada? —preguntó aún acariciando mi espalda con una de sus manos.

—Lo estoy —admití—, necesito hablar con Shin, ella se ha perdido de tanto como yo.

—No creo que sea buena idea que se lo digas —comentó Lisa, llamando mi atención—, sabes bien que tu hermana es un tema sensible para Shin, no sabemos como podría reaccionar.

—No hay una buena manera de reaccionar a esto —respondí—, y créeme que será aún peor si lo ocultamos.

—Solo intenta mantenerla bajo control —mencionó—, y no mencionar más de lo estrictamente necesario.

—lo haré — respondí

Lisa no tardó en ir por Shin, tenía bastante claro que deshacernos de aquella infeliz mezquina no sería una opción para Shin.

Ella le había dado todo lo que se le había negado por derecho desde niña, y hacerla entender que esa mujer no merecía siquiera una mirada de su parte sería perder el tiempo.

Luego está esa ilusa y perturbadora idea de Lisa, de que Shin pudiese tener algún tipo de segundas intenciones con JiSoo, creo que por ahora sería lo único a lo que podría aferrarme para conservar a mi familia intacta luego de desaparecer a aquella mierda, traerla con nosotros era mi mejor opción.

Los centinelas y el silencio de Shin serían mis mayores aliados, por no decir los únicos.

No esperaba bajo ningún término que alguno de los omega presentes en casa se vieran involucrados, mucho menos JinYoung o MiYeon.

—¿Querías verme? —preguntó Shin entrando a la habitación.

—Tenemos que hablar —mencioné, viéndole cerrar la puerta y asegurar esta—, necesito que llegues a un acuerdo con los centinelas, pero ellos tratarán directamente conmigo.

—Eso sería difícil, por no decir imposible —negó—, mamá sigue tu rastro muy de cerca, y ya ni siquiera se molesta en ocultarlo, acabo de hablar con MiYeon hace unos minutos, ella llamó mencionando que Jennie y ella vienen en camino.

—¿Por alguna razón en especial? —pregunté interesada.

—Por lo visto mamá no mencionó en ningún momento a su mano derecha, que pondría centinelas rodeando el lugar donde vives, el omega de Cho está aquí, por lo que no fue grato para ella enterarse.

—Necesito saber donde está tu lealtad —dejé salir abruptamente, frente a su mirada escéptica—. ¿con mamá o con EunBi?

Era demasiado bajo utilizar sus posibles sentimientos por nuestra hermana para conseguir ponerla de nuestro lado, pero no podía permitir que ella saliera lastimado por culpa de aquella mujer.

Ya había hecho demasiado daño a nuestra familia, y no podría permitirle arruinarnos aún más.

—Con EunBi y contigo, por supuesto. —admitió.

—Mamá ometió un error incorregible, RyuJin —mencioné—, algo que arruinó la vida de alguien.

—¿De quién? —balbuceó sorprendida—. ¿Ella le hizo algo a Lisa? ¿Los pequeños están bien?

—Si ella le hubiese hecho algo a Lisa, yo no estaría hablando contigo ahora mismo —respondí—, ella estaría tan jodida si esa fuese la razón.

—¿Qué fue exactamente lo que hizo? —preguntó.

—Tiene que ver con EunBi. —su ceño se frunció de inmediato.

—¿Ella la está amenazando de alguna manera? —preguntó, pude ver su mandíbula tensar notablemente, dándome de manera implícita la respuesta que necesitaba.

—Tu área, además de dedicarse a aprobar proyectos respecto a mercadotecnia, también está encargada de aprobar los diferentes tipos de fármacos y derivados al cuidado de un omega —ella asintió sin comprender—, imagino que eres conciente del daño que algunos de estos pueden producir en exceso.

—Alteraciones hormonales, insuficiencia de las mismas, y en casos extremos, infertilidad —mencionó—. ¿Qué tiene esto que ver con-... —ella detuvo su interrogatorio abruptamente.

Le ví tragar saliva pesadamente, su expresión endureciendo aún más.

—Ella necesitaba mantener a EunBi fuera del radar de los centinelas, y tuvo la maravillosa idea de sobrecargarla con supresores desde corta edad, justo frente a nosotras.

Ella aún continuaba en completo silencio, probablemente procesando todo tipo de información.

—Sé lo que haría si fuese Lisa quien hubiese recibido ese trato —mencioné—, y sé exactamente lo que haré al haber sido nuestra hermana quien sufrió todo ello, sólo necesito saber ¿Qué estás dispuesto a hacer tu, tratándose de EunBi?

BamBam.

Nunca conseguí entender porque jamás un alfa trae lo que se le pide al ir hasta la tienda, pero si no voy por las cosas que ChaeYoung olvidó, Lisa pondrá el grito en el cielo.

Mejor nos ahorramos los malos momentos y procuro ir en silencio hasta el almacén sin que ella lo note.

El almacén estaba relativamente cerca, podía verlo incluso al salir de casa y doblar en una esquina.

Lo que no esperaba era encontrarme con un hombre demasiado alto y bastante fornido, de apariencia militar antes de llegar a este.

Intenté moverme, esquivándole, pero continuaba bloqueando el paso cada vez que buscaba pasar de el.

Sentí un nudo formarse en mi estómago al notar que el portaba un arma, la cual estaba firmemente sujeta al ajustado cinturón con gruesas correas usadas como extensiones, las cuales resaltaban por su torso, además de algunos artefactos que desconocía.

El miedo me invadió, por lo que intenté alejarme, notando que el se movió en mi dirección, sentía unas horribles ganas de echarme a llorar antes que una mano se posara sobre uno de mis hombros, rodeando luego estos de manera protectora.

—¡Aquí estás! —oí una voz completamente desconocida hasta ahora para mi, pero según pude notar gracias a la cercanía, pude distinguir se trataba de una alfa.

Ni siquiera me sentí capaz de alzar la mirada para verla.

—Debiste esperarme, tuve que correr para conseguir alcanzarte —comentó divertida—. ¿Algún problema? —preguntó al tipo que hasta ahora me había bloqueado el paso.

—Ninguno, señora. —respondió el primer desconocido.

—Vamos. —agregó, presionando de manera confortable mi hombro, guiándome hasta la tienda.

—No necesitaba ayuda... —mencioné nervioso, sintiendo aún la cercanía de la alfa.

—Nada de lo que hicieras podría haber dañado a aquel guardián —comentó—, esos tipos están entrenados a base de malos tratos, dudo que tengan la capacidad de sentir algo. —chasqueó la lengua.

—Eso es perturbador —comenté—. ¿A que te refieres con ‹‹a base de malos tratos››?

—Podría decirse que ellos viven aún en la época medieval. —mencionó encongiéndose de hombros.

Alcé la mirada, notando por primera vez a la hermosa alfa de ojos afilados que tenía frente a mi.

—Debiste pedir a un alfa que te acompañe hasta la tienda —aclaró—, no es seguro para ti salir ir sólo.

—¿Quién eres? —pregunté interesado.

—Soy Jennie Kim —respondió sonriendo de manera amable—, trabajo con ChaeYoung.

—Soy BamBam. —comenté sin saber cuanta información sobre mi debería entregarle.

—Cho alcanzó a verte, cuando veníamos llegando a casa de ChaeYoung —señaló—, realmente tuve que correr para alcanzarte, ella prácticamente me pateó fuera del auto en movimiento al verte frente al guardián.

—¿Porqué esos tipos están allí? —pregunté, notando que habían al menos tres más de ellos apartados, rondando la casa.

—Podría decirse que esperaban que alguno de ustedes se atreviera a salir. —comentó.

—¿Para qué?

—Eso es información confidencial. —respondió.

—Eso es como escuchar a JinYoung a diario. —suspiré.

—Nada bueno sucederá si ellos consiguen llevarte lejos de aquí. —señaló viéndome con interés.

—¿El pretendía secuestrarme?

—Esa es una manera decente de decirlo —aclaró—, créeme que no quieres saber sobre las instrucciones que recibieron para proceder respecto a ustedes —agregó—, sólo ve por lo que necesites, te espero aquí.

Recién entonces noté que habíamos llegado ya al almacén, por lo que simplemente entré tomando las cosas que necesitaba para evitar que Lisa armara una escena a ChaeYoung.

¡Gracias por leer!

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