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O13.

ChaeYoung.

JinYoung lucía incrédulo desde que Minnie había abandonado mi oficina, mientras se removía incómodo en su asiento esperando oír lo que tuviese para decir.

—Le ofreciste a la hermana de Lisa un puesto en la empresa y acaba de rechazarlo —mencioné—, ¿Cuando pensabas decirme que pretendías ponerla a trabajar con mi madre?

—Técnicamente ella no iba a trabajar con tu madre —se aclaró la garganta—, ella sería la asistente de Cho MiYeon.

—Cho es el asistente de mi madre —repliqué—, obviamente iba a trabajar en su área.

—Ya no lo hará, acaba de rechazar el puesto. —mencionó acomodándose en su lugar.

—¿Cuando pretendías decírmelo? —pregunté aturdida.

—Creí que no lo aprobarías. —mencionó.

—Si sabías que no lo aprobaría ¿Porqué lo hiciste?

—Porque necesitamos a MiYeon de nuestro lado —aclaró—, ella es tan ambigua, no confío en las alfas como ella.

—¿Como es ella exactamente? —pregunté interesada—, hasta donde sé, jamás ha hecho algo que nos perjudique.

—Eso no define en donde está su lealtad.

—¿Pretendías darle a la hermana de Lisa como ofrenda de paz?

—Pretendía darle lo que quiere para tenerla en el bolsillo —aclaró—, el primer paso para traerla de nuestro lado es cumplir con sus exigencias.

—Ella no exigió una asistente —aclaré—, solo preguntó si había alguien disponible para asignarlo a su área.

—Detodas manera ya no va a pasar —mencionó—, la omega no va a tomar el empleo, así que tendré que buscar a alguien más.

—Tal vez encontró alguna ocupación menos riesgosa —comenté—, trabajar rodeada de alfas, sin un solo omega cerca, puede ser algo bastante incómodo y un tanto hostil.

—Ella parece lidiar bien con alfas —mencionó—, ¿No tiene problemas Lisa con que su hermana prácticamente se cuelgue de tu cuello para saludar y despedirse?

—Mientras no cuelgue del suyo le da igual —aclaré—, ella odia los abrazos, aunque estos vengan de sus propios hermanos.

—No sé porque no me extraña —se encogió de hombros—, entonces ¿Si vas a hablar con Cho MiYeon en mi lugar? —preguntó interesado.

—No entiendo porque debo hacerlo —me quejé—, la citaste para que conociera a su nueva asistente, solo debes decirle que la omega se retractó y ya.

—Es Cho MiYeon —mencionó como si fuera demasiado obvio lo que intentaba probar—, no es alguien que acostumbre recibir noticias negativas.

—Siempre hay una primera vez. —aclaré.

—Eres la jefe, tu culo está a salvo —insistió—, podrías decirle que acabas de matar a su cachorro y ella no haría nada al respecto —señaló—, en cambio a mi —negó—, ella va a destrozarme.

—Ella solo te dirá que la próxima vez le avises con anticipación. —suspiré frustrada.

—Si claro —se quejó—, hombre, si no creyera que ella va a estar furiosa, jamás te lo pediría.

—Vete de aquí antes que me arrepienta. —mencioné cansada.

—Eres la mejor. —sonrió amplio, enseñando sus hoyuelos, antes de prácticamente correr hasta la entrada de mi oficina.

Mi cuello dolía horrores, Lisa se dedicó a rodar por la cama toda la noche, sumado a los horribles rodillazos en mis costillas, me hacían replantear la opción de compartir habitación por el tiempo que durara su estadía en casa.

MiYeon.

Park JinYoung no es un mal tipo, pero si uno horriblemente exasperante.

Está todo el tiempo citando a los trabajadores de mi área sin razón, y según veo, no soy una excepción.

Dejé algunos suaves golpes en la puerta de ChaeYoung, era bastante molesto llegar sin ser anunciada, pero en vista que Park actualmente no tiene un asistente, no había nada que pudiese hacer.

—Adelante. —le escuché decir.

Al entrar un suave y extremadamente embriagante aroma me recibió, golpeando mi rostro prácticamente como una bofetada.

Observé el lugar detenidamente, creyendo que tal vez Park pudiese estar acompañada, pero nadie además de ella parecía estar en aquella oficina.

—MiYeon —mencionó poniéndose de pie—, ¿Gustas sentarte?

—Estoy bien aquí. —conseguí balbucear.

—Es tu decisión —respondió despreocupada—. JinYoung te citó aquí por este asunto sobre tu asistente...

No me sentía capaz de pensar con claridad, mucho menos de oírla.

De pronto al ambiente en la oficina se sentía extrañamente sofocante.

Tiré del cuello de mi blusa, aflojándola ligeramente antes de ver a ChaeYoung pasearse como una Leona enjaulada frente a mi.

El aroma se tornaba cada vez más intenso al pasar por mi lado.

¿Aquel aroma provenía de ChaeYoung?

Sentí un ligero tirón en mi bajo vientre, notando por primera vez la firme erección que parecía rozar dolorosamente contra mi falda, acercando un poco mi rostro pude comprobar mi teoría.

Tenía mucha razón al creer que ChaeYoung desprendía aquel exquisito y tentador aroma, no noté lo cerca que estaba de ella hasta sentir cosquillas en mi nariz, al estar prácticamente hundiendo mi rostro en la parte posterior de su cuello.

Ella volteó viéndome espantada.

—¿Que haces? —preguntó aturdida.

—No quise asustarte —mencioné—, pero recién ahora estoy notando que tu aroma es exquisito.

Le ví tragar saliva algo incómoda, mientras se alejaba sutilmente.

—¿No estás hablando en serio o si? —preguntó intentando lucir segura de sí misma, al apoyarse sobre el escritorio.

—Muy en serio —admití, prácticamente ronrroneando en respuesta antes de re-lamer mis labios—, tu aroma es probablemente lo más adictivo y delicioso que he sentido en mi vida.

Pude ver sus mejillas al igual que sus orejas adquirir un color rojo furioso, ella parecía aturdida.

—Ajá —balbuceó—, ya dije todo lo que tenía por decir, puedes regresar a tu oficina. —agregó rodeando su escritorio buscando volver al trabajo.

—Tu lazo con esa omega aún no es oficial, ¿Verdad?

—Es oficial —asintió efusivamente—, aún queda solucionar algunos detalles, pero es tan oficial que ya tenemos a nuestro primer cachorro en camino.

—Felicidades —comenté—, ¿Te parece salir por algo de beber esta noche? —le ví desviar la mirada aún removiéndose incómoda—, para celebrar a tu cachorro.

—¿Con JinYoung? - preguntó interesada.

—Esperaba que fuéramos solas. —admití, re-lamiendo mis labios.

—No bebo. —balbuceó rápidamente.

—¿Desde cuando?

—Mi omega no puede beber, así que tampoco lo haré —mencionó incómoda—, debo seguir con esto —señaló los archivadores—, pretendo irme temprano, ya sabes... —balbuceó—. Mi familia me espera.

Era bastante obvio que estaba corriéndome de su oficina.

—¿No se supone que debería conocer a quien será mi asistente? —mencioné lo primero que vino a mi mente para no dejar la oficina aún.

—Sobre eso estaba hablándote —aclaró—, antes que comenzaras a olisquearme todo excitada, como si fuese una prostituta callejera y no una de tus jefas. —comentó directamente.

—Tal vez mi celo vaya a adelantarse. —aclaré notando que el dulce aroma había disminuido notablemente.

Tal vez era porque ChaeYoung lucía molesta, su aroma había cambiado y poco quedaba de aquella encantadora esencia.

—Debe ser eso —comentó insegura—, no me gusta juzgar a las personas, y no tengo derecho a opinar sobre tus gustos o sobre tu vida —aclaró—, pero si vuelves a insinuar algo así, la próxima vez no respondo de mis acciones. —agregó luciendo ligeramente molesta.

—No volverá a pasar. —le dí la razón.

Probablemente me metería en grandes problemas si seguía por este camino.

¿En que mierda estaba pensando?

JinYoung.

Sentí un horrible malestar al percibir el aroma de un alfa desconocido muy cerca de la entrada de la casa de ChaeYoung.

Un tanto dudoso me acerqué con cautela, suspirando aliviado al ver de quien se trataba: la pequeña omega rebelde (que para mi suerte), no era Bambam, estaba siendo besada de manera ansiosa por un alfa bastante joven.

Parecían una pareja de enamorados escondidos tras los arbustos a un costado de la casa.

Al menos la chica lucía feliz y entusiasmada con el joven alfa, debo admitir que me hizo sentir bastante mal tener que interrumpir.

—Minnie —la llamé, captando de inmediato la atención de ambos pubertos calientes—, deberías entrar ahora.

—Es el único momento en que ChaeYoung no está en casa. —se quejó.

—¿Te haces una idea del problema que habrá cuando el regrese? —pregunté—, esto no es tierra de nadie, el aroma de un alfa joven cerca de una sigma embarazada de otra alfa, no son buenas noticias para tu novio.

—No vives aquí —mencionó el pequeño rebelde—, no es que puedas correrla.

—Vete —comenté directamente al joven alfa quien ni siquiera se inmutó—, no quieres jugar con fuego, niño.

Las feromonas del puberto parecían aumentar en intensidad, probablemente en un intento burdo por intimidarme.

No me supuso mayor problema enfrentarlo de la misma manera, aunque sinceramente aquel chico parecía un pequeño cachorro de pecho, obviamente no tenía intenciones de lastimarlo.

La inseguridad del joven alfa parecía aumentar cada vez más, no siendo capaz siquiera de alzar la mirada antes de ver en otra dirección avergonzado de su actitud sumisa.

—Sólo vete —insistí—, no quiero tener que sacarte, niño.

El joven alfa se dió por vencido rápidamente, le ví mirar avergonzado a Minnie antes de caminar en dirección a la entrada.

—¿No tienes nada mejor que hacer? —se quejó la pequeña omega.

—Te cuido el culo, ya que pareces no poder hacerlo por tu cuenta —aclaré—, entra. —señalé en dirección a la casa.

—No me digas —mencionó incrédula—, que quieras cogerte a Kunpimook no nos convierte en familia.

—Deberías ser un poco más consciente de la situación delicada en la que está tu familia —mencioné—, tus dos hermanos requieren de muchísimos cuidados ahora mismo, no necesitas sumar más preocupaciones viéndote a escondidas con alfas desconocidos.

—Si lo conocía. —admitió.

—No siquiera se despidieron el uno del otro —comenté incrédulo—, tampoco te ví detenerle antes de irse.

—Tampoco es la gran cosa —se encogió de hombros—, los he tenido mejores.

—Creo que has tenido demasiada suerte —mencioné—, no todos los alfas son tan manipulables.

—¿Tú si? —preguntó interesada.

—Depende de quien se trate. —me crucé de brazos.

—Tratándose de Kunpimook supongo que eres capaz de arrastrarte sobre tus manos y rodillas hasta que el te ordene levantarte. —comentó divertida.

—La próxima vez untaré las galletas en lodo y te haré creer que es chocolate. —me quejé.

—¿Trajiste galletas bañadas en chocolate para mi? —preguntó interesada.

—No es que yo quisiera traer galletas para ti —aclaré intentando lucir despreocupado—, las traje porque ChaeYoung lo pidió.

—Buen intento —asintió—. ChaeYoung no puede saber que son mis favoritas —aclaró—, tu sí, porque Lalisa te lo dijo hace unos días cuando le diste un aventón hasta nuestro apartamento.

—Bien, tal vez solo buscaba ganar puntos. —suspiré frustrado.

—Perdiste varios al correr a ese alfa con quien estaba —comentó—, pero los recuperaste con las galletas.

—Te gusta demasiado el chocolate amargo —mencioné—, eso no puede ser bueno para tu salud, así que le diré a BamBam que te dé solo una porción.

—Estoy cerca de cumplir veintidos años y tu me tratas como si tuviera ocho. —se quejó.

—Es lo que pasa cuando eres la menor, aprende a vivir con ello.

—No soy la menor —comentó incrédula, llamando mi atención—. Kunpimook sí.

—Si tu tienes veintiuno —conseguí balbucear nervioso—. ¿Que edad tiene BamBam?

Una sonrisa burlona tiró de sus labios.

—¿Porqué no vas y se lo preguntas por tu cuenta? —mencionó divertida—, asalta cunas.

Si Minnie estaba cerca de cumplir veintidós años, siento miedo de sólo pensar en que edad puede llegar a tener BamBam.

—¿Vas a quedarte como un idiota allí o vas a entrar? —preguntó divertida.

Un tanto inseguro la seguí hasta el interior de la casa, dejando las bolsas sobre el mesón, antes de notar que por lo visto, BamBam se había adelantado a preparar algo de comer.

—Trajiste pollo —comentó Minnie, urgando entre las compras—, ¿Querías sorprenderlo con algo de comida preparada?

—Si —respondí—, supongo que no estaba destinado a funcionar.

—No es necesario ser tan duro contigo mismo —comentó Minnie—, el ama cocinar, y probablemente aún si hubiese sabido que traerías algo, igualmente querría cocinar algo más para atenderte.

—¿Dices eso para hacerme sentir mejor?

—¿El estofado de carne es la comida preferida de ChaeYoung? —preguntó interesada.

—No, pero yo amo el estofado de carne.

—Entonces, supongo que Kunpimook no busca impresionar a ChaeYoung con lo que está preparando. —mencionó sonriendo divertida.

—¿Está preparando estofado de carne? —pregunté aturdido.

—¿Que tan bruto puede llegar a quedar un alfa al estar enamorado? —ironizó—, por lo visto lo suficiente como para perder hasta los sentidos, probablemente mi ropa ya está impregnada con el olor del estofado ¿Y recién ahora lo estás notando?

—Tenía demasiado en mente como para prestar atención. —aclaré.

—¿Es por Kunpimook? —preguntó interesada—, sólo bromeaba, el es legal. —aclaró poniendo dos galletas bañadas a la vez en su boca.

—¿Quién es legal? —preguntó interesado BamBam, revisando la cacerola con estofado.

—Tú —respondió Minnie llamando su atención—, eres legal y estás disponible ¿Verdad?

—¿A que te refieres exactamente con legal? —preguntó interesado.

—A tu edad. —mencioné llamando por primera vez su atención.

—Tengo edad legal, eso es cierto —mencionó con una dulce sonrisa—, ¿De que hablamos exactamente? ¿Estás necesitando otro asistente?

—El sólo quería saber si eres legal para poder hacer su movimiento contigo. —comentó de manera desvergonzada Minnie.

—Creí que ya lo estabas haciendo. —ví a BamBam ladear su cabeza al observarme interesado.

—Lo hago —asentí, juntando todo el valor que pude reunir—, lo estoy haciendo a diario.

—Es difícil no notarlo. —replicó tímidamente.

—Es sólo está un tanto paranoico porque acaba de enterarse que eres el menor. —mencionó Minnie.

—Si querías saber mi edad solo debías preguntar —admitió avergonzado—, tengo veinte años.

—Eso no me lo esperaba —conseguí balbucear—, no lo digo en el mal sentido, es solo que siempre creí que eras mayor que Minnie.

—¿Que edad tienes? —preguntó interesada Minnie.

—Veintiocho. —admití.

—Es extraño encontrar a un alfa de esa edad que aún no tenga un lazo. —comentó Minnie.

—Eso es grosero —lo regañó BamBam—, hay muchísimas personas que prefieren disfrutar de su soltería.

—ChaeYoung tampoco tiene un lazo, y está a meses de cumplir treinta años. —repliqué.

—De ChaeYoung no me extraña —admitió Minnie—, ¿No te parece ella un poco rarita?

—¡Nicha! —llamó su atención BamBam, ruborizado y molesto en partes iguales.

—¿En que sentido?

—Es misteriosa —mencionó en voz baja, acercándose—, se me hace que es de esas alfas que gustan de otras alfas.

—De ninguna manera. —negué.

—Ella no tiene un omega, y es demasiado linda además de una solitaria —agregó—, tiene el dinero suficiente para vivir dos vidas seguidas sin tener que mover un solo dedo, pero siempre está en esa empresa —aclaró—, rodeado sólo de alfas, sin un solo omega rondando.

—Pero ella ahora tiene una. —balbucee pensando en ello.

—Tiene una sigma —aclaró alzando uno de sus dedos—, ella no buscó una omega, sino a una sigma.

Mi mente parecía estar procesando aquella información, definitivamente el aroma de un sigma era más similar al de un alfa que al de un omega.

¿Estaba realmente ChaeYoung ocultando su gusto por otros alfas?

—Solo ignórala —comentó BamBam—, es muy grosero de tu parte, Nicha —se quejó—, ella nos ha recibido en su casa sin ningún costo, además está siendo muy responsable al mantener a Lalisa y a su cachorro a su lado.

—Es lo mínimo que puede hacer —se encogió de hombros Minnie—, fue ella quien le llenó la cocina de humo.

—Deja de hablar como una callejera —se quejó BamBam—, estamos hablando de tu sobrino, no de un bulto cualquiera. —frunció el ceño.

—Es mi sobrino —admitió—, pobre criatura, nacer de una tipa sumamente retorcida, y a la vez de una madre que gusta de otras alfas. —negó en desaprobación.

—¡Nicha! —llamó su atención nuevamente BamBam, haciendo reír escandalosamente alto a Minnie.

—Bien, supongamos que ChaeYoung no es una rarita, y que Lalisa no es una jodida sádica —aclaró—, yo no veo un lazo ahí ¿O si?

—No es necesario tener un lazo para formar una familia. —aclaró BamBam, y Minnie lo miró incrédulo alzando una de sus cejas—. ¿Que? ¡Ya dilo! —se quejó exasperado el menor—. ¡Me equivoqué! Eso está claro, pero aquí estoy intentando hacer las cosas bien.

—No he dicho lo contrario —mencionó Minnie—, creo que eso es admirable.

—Creo exactamente lo mismo. —comenté convencido.

—No cualquiera hace algo como eso. —agregó Minnie.

—Ella tiene razón. —admití.

—Ya ya aprendiste tu lección, los alfas son unos babosos de mierda que no traen nada bueno consigo.

—Eso es cierto. —le di la razón deteniéndome en seco, antes de fruncir el ceño en su dirección.

—Ya escuchaste al alfa. —agregó divertida Minnie.

—Hay muchos alfas que no son dignos del omega que tienen consigo —asentí—, he visto unos cuantos casos en el tiempo que llevo trabajando en la empresa.

—También hay muchos omegas que no son dignos del alfa que tienen. —frunció el ceño BamBam, viendo molesto a Minnie.

—Yo no puedo saberlo —se encogió de hombros—, solo he salido con algunos pubertos urgidos, nada más.

—Algún día vas a enamorarte y no será lindo —mencionó BamBam—, estoy muy seguro que el karma existe.

—Si no existiera, Lalisa no estaría ahora mismo bien preñada de una alfa —aclaró—, ni en sus peores pesadillas lo imaginó, de eso estoy segura.

—Todos tenemos a un destinado —mencionó BamBam—, no serás la excepción Nicha.

—No puedo creer que aún sigas creyendo en esas mierdas —se burló—, no es más que basura, cuentos inventados que-...

Minnie se detuvo en seco antes de observar en dirección a la puerta, en donde ChaeYoung no tardó en hacer acto de presencia.

La respiración de Minnie parecía haberse detenido a medio camino, antes que un notorio rubor se extendiera desde sus mejillas hasta cubrir parte de su cuello y sus orejas.

—Buen día. —saludó ChaeYoung, dejando su bolso sobre el mesón.

La postura de Minnie era tan tensa, y su respiración tan irregular que estaba comenzando a asustarme en serio.

—¡Ohh Dios no! —se quejó BamBam—, deberías salir de aquí. —me miró angustiado

Pude percibir un delicioso y tentador aroma expandirse por todo el lugar.

—¡ChaeYoung! —mencionó BamBam viendo a mi aturdida jefa, quien parecía ser completamente inmune al delicioso aroma.

De pronto el ambiente se sentía demasiado pesado y caluroso, casi sofocante.

Una de las manos de ChaeYoung se posó sobre mi hombro tirando de mi cuerpo con fuerza, antes de sacarme de la casa prácticamente a empujones.

—¿Que mierda te pasa? —me quejé al verla alejarme.

—Sube al auto y vete. —comentó de manera directa.

—De ninguna manera. —negué.

—Es por tu bien —replicó—, sólo vete, no necesito que enloquezcas aquí —agregó—, esto va a ponerse muy feo si eso pasa.

—No entiendo de que mierda estás hablando.

—Vamos. —me empujó hasta el interior del auto tomando el lugar del copiloto antes de partir rumbo a quien sabe donde.

No lo mencioné antes porque no es taaaan necesario, pero Minnie será mayor que Bam aquí, sooo.

¡Gracias por leer!

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