OO2.
ChaeYoung.
Faltaban aún cinco minutos para que llegará aquella omega, y ya me había encargado de citar a las personas necesarias para solucionar de una vez por todas el asunto con mi madre.
—¿Hay alguna razón por la cual nos hiciste venir? —preguntó MiYeon, viendo la hora en su reloj de pulsera.
—¿Tienes algún lugar más importante en donde estar en vez de en tu trabajo? —pregunté, sin apartar la vista de los documentos que estaba leyendo por décima vez.
—Claro que no —admitió—, pero es justo eso lo que debería estar haciendo, no viéndote trabajar.
—Este es un tema delicado —aclaré—, y necesito a cada uno de ustedes al tanto de todo lo relacionado con esto.
Alcé la vista viendo a JinYoung morder uno de sus dedos en un gesto ansioso, a JiSoo cruzada de piernas viendo su móvil y a MiYeon paseándose por mi oficina como si fuese un animal enjaulado.
—JiSoo —la llamé, se levantó de un salto, como si hubiese estado sentado todo este tiempo sobre un resorte—, ¿Recuerdas a la omega que traje hasta mi oficina ayer por la tarde?
Ella abrió su boca un tanto dubitativa, intentando decir algo, viendo algún punto imaginario sobre mi pecho como solía hacer todo el mundo, pero por lo visto, cambió de parecer.
—Si, señorita. —asintió.
—Necesito que te hagas cargo de todo lo que respecta al vestuario de aquella omega —ella lucía aturdida—, tiene que lucir perfecta a los ojos de mi madre, no importa a que costo.
—Si, señorita. —respondió, tragando saliva un tanto nerviosa.
—MiYeon —la llamé está vez—, necesito posponer la reunión con mi madre —ella suspiró, un tanto frustrado—, necesito la mayor cantidad de tiempo que puedas conseguir.
—Estás poniéndome en aprietos —se quejó—, llevamos más de un mes posponiendo esta reunión, y tu madre no es precisamente una persona paciente.
—Lo sé —admití—, pero cuento con que al menos puedes conseguirme un par de semanas.
—No puedo prometer nada, pero voy a hacer todo lo que esté a mi alcance.
JinYoung mordió su labio inferior un tanto ansioso al notar que no había indicaciones para el, pero aún así estaba presente, por lo cual probablemente sabía que mi plan designado hacia el, sería aún más complejo si no me sentía capaz de compartirlo frente a las demás.
Los cuatro volteamos en dirección al intercomunicador, el cual anunció una llamada entrante.
—¿Si? —pregunté aturdida, presionando el botón y de paso viendo a JiSoo, quien lucía aún más incrédula que yo al ser ella la única quien tiene acceso al intercomunicador de mi oficina.
—¿Se puede? —escuché decir a la omega desde el otro lado de la línea.
—Claro que si. —mencioné, liberando el botón.
Aquella melena rubia no tardó en asomar al ser abierta la puerta por MiYeon.
—Buen día. —la saludé.
—Buenas. —respondió, evaluando detenidamente a nuestros tres acompañantes.
—Ayer no tuve tiempo de presentarles correctamente —me aclaré la garganta—, ella es Cho MiYeon, la asistente de mi madre.
La omega la observó sin mostrar expresión alguna.
—Ella es JiSoo —agregué, notando que no diría una sola palabra hasta que hubiese terminado—, es mi secretaria.
Esta vez si tenía su atención, pero puesta sobre mí.
Ni siquiera se inmutó en evaluar también a JiSoo.
—Y el es JinYoung, es mi mano derecha de quien te hablé ayer —terminé de presentarlos—, ellos están al tanto del acuerdo que tenemos, pero nadie además de JinYoung ha tenido acceso al contrato en sí para resguardar tu privacidad y términos.
—¿Donde está el contrato? —preguntó, re-lamiendo sus labios.
—Pueden retirarse. —anuncié a los demás.
Noté claramente la desaprobación en MiYeon por el poco respeto y la falta de cortesía de parte de Lisa.
JiSoo aún continuaba luciendo incómoda y evitando la mirada, de quien esperaba se volviera su persona de confianza.
Algo me decía que Lisa podría sentirse más cómoda al estar en contacto con otra omega en la empresa, imagino que puede llegar a ser demasiado incómodo para ella trabajar únicamente con alfas y betas.
JinYoung por su parte, evitaba verla demasiado, tal vez creyendo que podría malinterpretar su interés por quien sería mi omega de ahora en adelante.
Los tres abandonaron la oficina sin agregar nada más, probablemente creyendo que podrían ser reprendidos al opinar sobre el atuendo estrafalario de mi omega, o sobre sus malos modales y falta de cortesía.
Le ví tomar los documentos en sus manos, repasando estos con su mirada, dejándose caer sobre el sofá como si estuviera en la sala de su casa.
—¿Tienes un lápiz? —preguntó.
Tomé uno de mi escritorio, extendiendo este en su dirección antes de sentarme frente a ella.
—No aparece nada en este documento relacionado a tus períodos de celo o a los míos.
—Es porque eso está fuera de discusión. —aclaré.
—Necesito que seas más específica. —le ví cruzarse de piernas, leyendo aún cuidadosamente el documento.
—Por tu seguridad, durante esos períodos de tiempo, prefiero que no te acerques a la empresa.
Ella me miró luciendo entre curiosa e interesada.
—¿Y eso por que?
—Ya te lo dije, es por tu seguridad.
—¿Mi seguridad es un tema para ti? —preguntó incrédula.
—Claro que si —la miré con un claro gesto de desaprobación—, ¿Por quien me tomas? La seguridad de cada persona que trabaje para mi es un tema importante.
Ella parecía estar evaluándome con la mirada, como si no terminara de creer en mis palabras.
—Tú secretaria es una omega. —dejó escapar repentinamente.
—Lo es. —admití lo obvio.
—¿Porqué?
—¿Por que no?
¿Cuál es el jodido problema con esta omega?
Se oye aún más prejuiciosa que cualquier alfa que hubiese conocido alguna vez.
—¿La omega y tu tienen algo? —me acusó, entre cerrando sus ojos—, no me explico porque razón pagarías por una omega, pudiendo buscar una que haga el trabajo gratis.
—Claro que no —respondí aturdida—, simplemente no me siento cómoda utilizando a una omega, solo por darle la satisfacción a mi madre de haber encontrado una.
—¿Entonces eres de esas alfas que gustan de otras alfas? —insistió.
—Por supuesto que no —mi loba gruñó en disgusto frente a semejante acusación—, es suficiente, no tengo nada con nadie y eso está lejos de ser tu problema.
Lejos de sentirse intimidada, una sonrisa divertida tiró de sus labios.
—Igualmente no tengo nada interesante que hacer durante mis períodos de celo. —le ví re-lamer sus labios regresando al tema principal.
Aquella sugerencia parecía calar más profundo de lo que debería en mis pensamientos, mi loba sintiéndose repentinamente inquieta y demasiado tentada por aquella oferta.
—¿A que te refieres exactamente con acceso a servicios e insumos médicos en su totalidad? —preguntó interesada, releyendo el contrato.
—A que tendrás acceso, no sólo al seguro médico, sino también a tratamientos y medicación gratuita de ser necesario.
Ella nuevamente me observó fijo, supongo que intentando descifrar la razón por la cual estaba ofreciéndole todo esto.
—Tú insistencia a la hora de mencionar el seguro me hizo pensar que podrías estar en aprietos con algo relacionado a ello. —me encogí de hombros.
Ella, sin preguntar nada más firmó el contrato, cerrando el acuerdo antes dejarlo sobre la mesa frente a mi.
—¿Que es lo que implica exactamente ser tu omega? —preguntó.
—Eso debes preguntarlo antes de firmar. —agregué incrédula.
—Falló mío —mencionó sin lucir preocupada—, ¿Entonces?
—JiSoo se encargará de decirte exactamente lo que debes hacer y como debes comportarte en lo que respecta a mi familia. —aclaré.
—No me gusta esa omega. —mencionó y la miré un tanto aturdida.
—Creí que te haría sentir más cómoda tratar directamente con una.
—Creíste mal —respondió—, voy a tratar en todo lo relacionado a esto, directamente contigo.
—Mi agenda suele estar colapsada. —aclaré.
—Entonces sería bueno que la organizaras para hacerme un espacio en ella.
Fruncí el ceño, viéndola en desaprobación.
—Estoy buscando la manera de sobrellevar esto.
—No voy a ser un trofeo —aclaró, la miré un tanto confundida, sin entender bien a que se refería—, ya que quieres que conozca a tu familia y presentarme en sociedad, deberías saber que si algo no me gusta, no voy a callarlo, y que si alguien me ataca, voy a defenderme sin importar si a tu horrible sociedad alfista le guste o no. —mencionó.
—¿Te parezco la clase de persona a la cual le preocupa hacer diferencias entre alfas y omegas? —pregunté incrédula—, nada me gustaría más que hacerle entender a los demás que estamos todos en igualdad de condiciones.
—Tus buenas intenciones no son útiles en el mundo en el cual vivimos —mencionó—, muchos omegas siguen siendo prácticamente vendidos a diario, todos quienes nacemos con la desdicha de no ser alfas seguimos siendo vistos como una vergüenza hasta por nuestros propios padres, y no te atrevas a decir que lo entiendes, por que no puedes siquiera hacerte de una idea de lo que hablo.
—No todos los alfas somos iguales. —comenté.
—Si recibiera un won por cada vez que he oído eso, podría comprar esta empresa y pagarla en efectivo.
—Con el tiempo podrás comprobarlo por tu cuenta. —mencioné despreocupada.
—No necesito comprobar nada —agregó—, solo cumplo con mi parte del trato, no vine aquí para ser tu amiga.
—Entonces no hay problema.
—Nunca dije que hubiera uno —respondió—, ¿Algo más que debamos tratar? —preguntó.
—Ahora que lo mencionas —me levanté de mi lugar, tomando la bolsa que encontré sobre mi escritorio esta mañana, sacando un pequeño frasco de perfume desde el interior y dejando este frente a ella antes de volver a tomar mi lugar en el sofá—, no soy una idiota, noté desde un principio que intentas cubrir tu aroma. —aclaré.
—¿Porque haría algo como eso? —preguntó divertida.
—Es lo que me pregunto.
—¿Quieres que deje de usarlo? —preguntó, tomando el perfume entre sus manos.
—Necesito que dejes de hacerlo para familiarizarme con tu aroma —comenté—, es lo mínimo que necesito reconocer de mi omega ¿No?
—Supongo que tienes razón. —admitió.
—También voy a necesitar tus datos básicos en el formulario adjunto al contrato —mencioné—, en lo que respecta a tu vestuario, puedes disponer de alguien de mi completa confianza para ir de compras.
—Supongo que con alguien de tu completa confianza te refieres a que me estás imponiendo implícitamente, llevar a la omega con quien te estás acostando. —chasqueó la lengua.
—No estoy acostándome con JiSoo, pero en realidad, si espero que sea quien te acompañe —admití calmada—, además necesitas comprar tus artículos personales, como supresores o algunas cosas las cuales te complicaría un poco comprar con JinYoung si te envío con el. —aclaré.
—No uso supresores. —mencionó.
—¿Alguna razón?
—No me gusta. —se encogió de hombros.
—¿Collar? —pregunté, mi loba no parecía conforme con esta sugerencia de mi parte.
—¿Temes que tus dientes resbalen por accidente y terminen clavándose en mi cuello? —preguntó divertida.
—Estoy segura que mis dientes no son los únicos que podrían resbalar —aclaré—, prefiero no correr riesgos teniéndote rondando la empresa así de expuesta.
—No me digas —mencionó incrédula—, como si alguien fuese a atreverse a marcar a la ligue de la jefa.
—No eres un ligue —suspiré, frustrada por sus intentos de buscar pelea—, eres mi omega, y creeme que un alfa en celo no va a molestarse en preguntar.
—Ya me estaba empezando a preocupar la cantidad de feromonas que estas liberando —mencionó divertida—, entiendo que debería conservar tu olor para evitar problemas, pero hay formas mucho más sencillas y divertidas de conseguirlo ¿No crees?
—Seguro que si, aunque estoy bastante segura que no es el momento, ni el lugar indicado. —aclaré.
—Eres la alfa más extraña que he conocido. —comentó, viéndome curiosa.
—Quiero creer que es un cumplido.
—También quiero creerlo.
—¿Para quién es el tratamiento médico? —pregunté directamente.
—Para mi hermano menor. —respondió.
La miré un tanto dubitativa, sinceramente no esperaba que ella accediera a responder en primer lugar.
—¿Que es lo que tiene?
—Lo sabremos en cuanto reciba atención médica decente.
—¿Malas experiencias?
Ella me observó con recelo, antes de encogerse de hombros.
—Tal como especifica en el contrato, tienes acceso, no sólo a consultas, sino también a tratamiento y medicamentos —mencioné—, lo que sea necesario.
—Gracias —mencionó por lo bajo—, no tengo idea de porqué haces esto, pero gracias igualmente.
—Ya te lo dije, estamos todos en igualdad de condiciones —respondí—, tu hermano tiene derecho a recibir atención médica.
—En eso estamos de acuerdo.
—Me gustaría conocerlo en algún momento —mencioné, llamando su atención—, vas a conocer a mi familia, así que supongo que debería conocer a la tuya igualmente.
—Supongo que podríamos llegar a un acuerdo cuando esté completamente segura que no significas una amenaza.
—Estoy muy lejos de ser considerada una —respondí—, pero entiendo que necesites tiempo para adaptarte a nuestra relación.
—Entonces, supongo que mañana tengo planes con tu secretaria. —mencionó, tomando su bolso.
—Debes acordar el horario con ella —mencioné, levantándome al notar que ella también lo hacía—, ella puede pasar por ti a la hora que consideres pertinente.
—Bien —asintió—, ¿Nos vemos mañana?
—Nos vemos. —respondí, acompañándola hasta la puerta.
Tomé el perfume que permanecía sobre la mesa, llevándolo conmigo hasta mi escritorio en donde me dediqué a evaluarlo detenidamente, para luego acercar este a mi nariz, reconociendo claramente el aroma de Lisa.
Tomé la bolsa en la cual venía el perfume, chequeando nuevamente la tarjeta que lo acompañaba.
El mensaje era corto y conciso, se resumía únicamente a una letra:
‹‹Σ››.
Envié un mensaje a JiSoo para que viniese a mi oficina, en tanto Lisa pusiese un solo pie fuera de la empresa.
Fue muy astuto de su parte poner el perfume de manera anónima sobre mi escritorio, pero era bastante obvio que nadie además de ella, en todo el edificio podría distinguir exactamente que se tratara de un perfume en específico utilizado únicamente por omegas.
¡Gracias por leer!
—🌷
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