O31.
Lisa.
El dolor parecía ir en aumento a medida que pasaban las horas, sabía que el efecto de la anestesia se iría en algún momento, pero jamás creí que fuese tan horrible luego de ello.
Mi alfa permanecía paseando a Lily por la habitación, ya que nuestra pequeña a diferencia de su hermano, se negaba a dormir.
Estaba necesitando que lo hiciera, sus chillidos agudos sumados al dolor muy presente en mi cuerpo, hacían que quisiera darme de cabezazos contra el muro.
ChaeYoung parecía tener toda la paciencia que yo no, tarareando algo mientras continuaba arrullando a nuestra pequeña inquieta.
—ChaeYoung —escuché llamarle al doctor Lee—, acaban de transferir al nuevo compañero de habitación de Lisa, tal vez necesitará algo de privacidad,
—Entiendo —asintió—, Lisa no está teniendo un buen momento con esto. —comentó, llamando mi atención.
Por momentos no conseguía recordar que un lazo nos unía, pero comprendía muy bien que ella pudiese sentir lo débil, dolorida y asustada que me sentía.
—Ella necesita descansar, y nuestra cachorra está demasiado inquieta —señaló—. ¿Estaría bien si llevo a Lily conmigo hasta el pasillo para intentar hacerla dormir?
—Si Lisa no tiene problemas con eso, puedes hacerlo. —se encogió de hombros.
—Si ella está extrañándome debes traerla de inmediato. —comenté a ChaeYoung.
No es que desconfiara de sus cuidados, pero la conozco lo suficiente como para saber que aunque Lily quisiera venir conmigo, ella intentaría buscar la manera de no incomodarme solucionando esto por su cuenta, y nuestra cachorra no podría mantenerse por demasiado tiempo alejada sin buscar mi aroma.
ChaeYoung dejó un último beso sobre mis labios, antes de salir de la habitación cargando a nuestra pequeña entre sus brazos.
Mi compañero de habitación no tardó en llegar, él parecía estar llevándolo tan mal como yo, además de lucir demasiado desorientado.
Él me observó desviando la mirada rápidamente, probablemente intentando no encontrar problemas al ver de más.
—Buen día. —el tono bajo y sumiso en su voz, sumado a su actitud insegura y atemorizado, me hizo saber que para él, era yo una estirada justo como la mayoría de los demás pacientes recelosos con los que no quería pasar un solo minuto de mi tiempo.
—Buen día. —respondí notando que una enfermera traía una pequeña cuna, seguida de la camilla de mi compañero.
Aún bastante dolorida estiré mi cuello lo más que pude, intentando ver a su pequeño cachorro a través de la cuna transparente.
Una de las enfermeras tomó al pequeño bebé, acercándolo hasta su padre, quien con algo de dificultad lo tomó entre sus brazos, buscando la manera más cómoda de amamantar.
Su nerviosismo parecía ir en aumento al sentir el aroma de mi alfa alrededor de la habitación.
—Soy Lisa. —comenté intentando disminuir su ansiedad.
—Soy Choi BeomGyu —respondió de manera atropellada—, y él es HeeSeung. —presentó al pequeño bebé.
—Él es Pasidh. —señalé a mi bebé, sintiéndome una idiota por no haberlo presentado antes.
Observando en detalles a su bebé, conseguí notar algo que llamó mi atención por completo en su cuello, o más bien la falta de algo en aquel lugar.
Él no tenía una marca.
Pero si un bebé.
Sentí escalofríos con sólo pensar en que hubiese sucedido de estar en su lugar.
No podía imaginarme haciendo todo esto por mi cuenta sin ChaeYoung a mi lado, se sentía como una fuerte bofetada el sólo pensar que en algún momento me había creído capaz de hacer esto sin mi alfa.
—¿Ambos son niños? —su suave tono resonó en la habitación, sacándome de mis pensamientos.
Iba a preguntar cómo sabía que eran dos, hasta que note la obviedad en su pregunta, al observar la cuna de Lily completamente desocupada.
O bueno, eso era un decir, porque mi alfa había dejado todo lo que había usado para mudar a nuestros pequeños regado en la cuna de nuestro cachorro.
—Una niña y un niño. —señalé.
—Felicidades. —una sonrisa sincera tiró de sus labios.
—Igualmente. —comenté observando a su pequeño.
Él era tan pequeño, literalmente, similar al tamaño de Lily.
—¿Ellos están bien? —preguntó dubitativa, probablemente por la falta de uno de mis cachorros.
—Ambos saludables —admití—, mi pequeña está con mi alfa —aclaré—, se supone que espera que descanse, no sé como podría con el dolor de mierda que estoy padeciendo —me quejé—. me duele hasta el cabello.
—Entiendo completamente —asintió—, es horrible.
—¿Cesárea? —pregunté interesada por su parto.
—Tuve algunas complicaciones. —admitió.
—También yo.
Estaba mordiendo mi lengua para no preguntar si había alguien quien vendría a visitarlo.
—Es realmente mala en disimular su curiosidad —mencionó llamando mi atención—, no deja de mirar mi cuello con interés.
—Lo siento. —balbucee.
—Es la primera persona con quien me encuentro que no hace comentarios groseros sobre esto —señaló—, aprecio eso.
—El mundo está acomodado estratégicamente para que nos encontremos con al menos un hijo de puta al día —comenté recibiendo una sonrisa por su parte—, el día que no te encuentres con uno, preocúpate, porque tal vez los estas acumulando.
—Es la primera sigma que he conocido que tiene un lazo con un alfa. —comentó.
—Me gusta rabiar, ¿Qué puedo decirte? —me encogí de hombros.
—No tengo un alfa —admitió algunos minutos más tarde—, pero no tengo un problema con ello.
—No tener un lazo ayuda. —comenté.
—Ya lo creo —respondió él omega—, si lo tuviera, probablemente no hubiese podido superar su abandono.
—Siempre se puede —respondí—, y no, no soy una jodida hippie optimista y positiva, sólo lo digo porque mi hermano si que pudo, apenas, pero pudo. —aclaré.
—Eso es admirable. —mencionó.
—Su mala salud terminó por irse a la mierda luego de eso —admití—, y ha estado por sobre el borde viviendo en base a sus medicamentos, pero él lo está llevando bastante bien.
—Debe haber sido muy duro, he oído de omegas que no han podido con ello.
—El dolor de sólo verle en esas condiciones fue espantoso —mencioné—, no puedo imaginar cómo fue para él sentirlo.
—Es un alivio que haya podido salir adelante.
—Él lo hizo, sí que lo hizo —respondí segura—, creo que él ya encontró a su compañero, sólo se siente un poco inseguro respecto a dejarlo en sus manos.
—Las cosas suceden a su tiempo —admitió—, tal vez el tiempo que él se está tomando es necesario, si él alfa realmente lo siente como su compañero, entonces esperará el tiempo necesario —señaló—, lo siento por hablar con tanta seguridad sobre algo que desconozco. —balbuceo, luciendo de pronto avergonzado.
—No es un chisme, prácticamente es un secreto a voces. —me encogí de hombros.
Traer a aquel omega fue una maravillosa decisión por parte de JiSoo, de pronto parecía olvidar mi malestar oyendo las mil cosas que ambos teníamos en común, además de la fecha de nacimiento de nuestros pequeños.
ChaeYoung.
Mi decisión de salir a pasear por los pasillos de la clínica con mi pequeña, se vió interrumpida al ver a Shin aún cómodamente sentada en la sala de espera.
—Creí que habías ido a casa. —comenté llamando su atención.
Alzando su mirada, pude ver sus ojos brillar como dos faros al notar que venía acompañada.
—Esperaba a JooHyun —balbuceó, levantándose rápidamente para observar a mi cachorra—. ¡Oh mierda! Es tan pequeña, tan adorable. —ella parecía prácticamente retorcerse inquieta en su lugar viendo a Lily.
—¿Verdad que si? —respondí orgullosa.
Ella parecía acercar su mano, temiendo tocar a la bebé.
—No muerde, ¿Sabes? —comenté incrédula—, ni siquiera dientes tiene.
—Lo sé —admitió con obviedad—, me hace sentir ansiosa.
—¿Quieres cargarla? —pregunté.
Ella parecía estar teniendo nuevamente un viaje astral, viendo hacia algún punto fijo en mi rostro.
Tal vez ella no quería cargarla, mi loba prácticamente gruñó en desaprobación frente al rechazo hacia nuestra pequeña.
—¿Puedo? —balbuceó incrédula.
—No te lo ofrecería si no fuera a permitir que la cargues. —respondí.
Ella extendió sus brazos recibiendo a Lily entre estos.
Justo como lo imaginaba, ella parecía derretirse como la mantequilla observando embelesada a nuestra bebé.
—Esta tan ligera —comentó viéndola detenidamente—, es realmente hermosa.
—Lo sé. —admití orgullosa.
—¿Ya estás? —escuché preguntar a Shin, volteando en dirección contraria, viendo a JooHyun acercarse a nosotras.
—Todo listo —respondió—. Oh ¡Ella está aquí! —se acercó a Lily—, mujer, tu bebé es hermosa.
—Gracias. —respondí rápidamente.
Mi orgullo no cabía en sí mismo cada vez que lo oía.
Por supuesto que lo era, pero escuchar a los demás decirlo me hacía sentir demasiado conforme y realizada como para quejarme por escucharlo tan seguido.
—Tengo que solucionar el tema de la mudanza —mencionó JooHyun a Shin—, nos vemos en unas horas ¿Si?
—Claro —asintió Shin—, estaré aquí, debería ver a Lisa y al bebé antes de ir por mis cosas.
—Envía mis saludos a Lalisa —comentó JooHyun en mi dirección—, nos vemos más tarde, ChaeYoung.
—Nos vemos —conseguí balbucear, viéndola alejarse—. ¿Qué mudanza? —pregunté interesada.
—Voy a mudarme con JooHyun Sunbae. —tragué saliva sintiéndome de pronto demasiado ansiosa al pensar en esas dos nuevamente.
—¿Y eso porqué?
—Está teniendo algunos problemas con su compañera de piso —señaló—, y es demasiado deprimente tener todas mis cosas apiladas en una habitación rentada de un hotel —suspiró—, no he podido establecerme desde que dejé a papá, y estoy necesitando mi espacio.
—¿Porqué JooHyun? —insistí, no pudiendo pasar por alto el hecho de que nuevamente, y como ya era costumbre, ella evitaba relacionar a mamá como parte de nuestra familia.
—¿Porqué no podría ser JooHyun? —preguntó aturdida—. ¿Hay algo mal con ella?
—Bueno, no es algo malo —comenté incómoda—, pero ella y tú nunca han sido demasiado cercanas.
—Es una buena mujer —se encogió de hombros—. me basta con eso.
—¿Estás segura que sólo es eso? —pregunté viéndole dudosa.
—¿Estás insinuando que ella y yo tenemos algo? —preguntó incrédula.
—Claro que no —negué rápidamente—, jamás pensaría algo como eso, porque no es así, ¿Verdad? —la observé curiosa—. Quiero pensar que si ese fuera el caso, me lo dirías.
—No hay nada entre JooHyun y yo —aclaró—. pero aunque así fuera, creo que no corresponde que preguntes algo así.
—Lo sé —admití avergonzada—, lo siento, es sólo que... —fruncí mis labios—. No es algo que me haga sentir cómoda.
—Deberías acostumbrarte a ello —mencionó observando a Lily—, eres madre ahora, y no estás libre de lo que el destino podría tener preparado para tus hijos en algún futuro.
Eso era muy cierto, tanto Lily como Pasidh podrían algún día estar en la situación de JooHyun, y sería tan doloroso como molesto para mi que algún tipo les hiciera sentir mal por cargar prejuicios como los míos.
—Eso tiene sentido —le di la razón—, supongo que es mi inseguridad hablando por mi.
—Mira esto —señaló el ceño fruncido de mi bebé—, las rabietas de tu sigma están embotelladas en esta pequeña.
—Ya lo creo. —le di la razón.
La ví arrugar su nariz, olfateando a mi pequeña.
—Se ensució —comentó—, está oliendo horrible. —aclaró risueña.
—Acabo de cambiar su pañal hace algunos minutos —me quejé—, ahora tendré que irrumpir en la privacidad del compañero de Lisa para ir por más pañales.
—¿Puedo acompañarte? —preguntó rápidamente—, no he tenido oportunidad de conocer a Phasid. —señaló.
—Deja de hacer leña del árbol caído —me quejé—, su nombre es Pasidh.
—Eso es cierto —me dió la razón—, lo siento.
—Debemos apresurarnos, ella no es especialmente paciente. —aclaré.
—¿Lisa?
—Lily —la corregí—, por lo visto es de las que gritan cuando quiere algo.
—¡Alfa! —comentó en voz alta Lisa al entrar en la habitación.
—Ella tenía a quien salir. —comentó por lo bajo Shin.
—Estaba esperando por ti, Pasidh está despierto. —me observó detenidamente.
—¿Y? —balbucee.
—¿Estás sorda? —preguntó molesta—, él se está quejando.
—Buen día. —saludó Shin.
—¡Hey! —respondió a modo de saludo Lisa.
—¿Puedes alzar a Pasidh en lo que consigo mudar a Lily? —pregunté a Shin.
—Claro —aceptó de inmediato, acercándose hasta mi pequeño—, ven aquí —comentó al bebé como si pudiera entenderla—, hermoso. —sonrió amplio ,acariciando el rostro de mi pequeño con uno de sus dedos.
Él dejó de llorar rápidamente al estar apoyado sobre el pecho de Shin.
—¿Otra vez? —preguntó aturdida Lisa al verme quitar el pañal de Lily.
—Así es —asentí—, prepárate porque ya luego necesitará llenar el estanque otra vez.
—Mi compañero no está dibujada, ¿Sabes?
Recién entonces noté al joven omega en la camilla, que hasta ese entonces había estado desocupada.
—Buen día —lo saludé—. soy Park ChaeYoung y ella es Shin RyuJin. —señalé a mi boba hermana, quien continuaba viendo embelesada a Pasidh.
—Buen día, soy Choi BeomGyu. —se presentó él joven omega.
—Un gusto. —respondí alzando a Lily, antes de acercarla a Lisa.
Nuestra pequeña no necesitó de indicaciones antes de hacer su camino como una desesperada nuevamente hasta aferrarse al pecho de mi sigma, alimentándose para seguir ensuciando pañales.
Tiré el pañal al bote de basura que estaba en el baño, antes de limpiar mis manos correctamente, regresando a la habitación.
—Están esperando por ti. —mencionó Shin, dándome a Pasidh.
En sólo cuestión de segundos un tercer bebé comenzó a quejarse desde su cuna.
Él compañero de Lisa parecía muy dispuesto a presionar el botón para llamar a alguna enfermera, pero fue interrumpida por mi sigma.
—Shin —la llamó—. ¿Puedes cargar al bebé?
Shin lucía complacida con lo pedido, los bebés eran totalmente lo suyo.
Ella observó al omega, probablemente esperando su aprobación.
—¿Puedo? — preguntó dubitativa.
—No es un problema para mi. —admitió BeomGyu.
Ella cargó al pequeño, una sonrisa tirando rápidamente de sus labios al verle de cerca.
—¡Hey guapetón! —le habló en tono aniñado.
Hablarle al bebé parecía ser algo efectivo, ya que dejó de quejarse de inmediato.
—Luce como un pequeño muñeco —comentó Shin a BeomGyu—, es realmente hermoso.
—Gracias. —respondió ruborizado frente al cumplido él joven omega.
Ella lucía como una niña en Navidad cargando al bebé, y él parecía agradecida de esto, sólo espero que eso no le traiga problemas con su alfa.
JiSoo.
Estaba demasiado equivocada al creer que tomando un baño al llegar a casa me sentiría completamente despierta y relajada, me sentía sumamente maltratada al ir hasta la cocina en busca de algo de comer, encontrándome a Kim sentada en uno de los banquillos, leyendo el periódico.
Pude verla alzar la mirada, espiando en mi dirección por sobre el periódico, cubriendo nuevamente su rostro con este al verse descubierta.
—¿Desayunaste? —pregunté.
—No, pero estoy bien así, gracias por preguntar, señorita. —comentó sin apartar su mirada del periódico.
Continué secando mi cabello con una de mis manos, en la cual sostenía una toalla, mientras le daba una mordida a una de las manzanas que había tomado del mesón.
No quería acercarme demasiado, era bastante obvio que ella estaba evitándome aún mientras hacía su trabajo, así que sólo opte por sentarme sobre el mesón de la cocina en lugar de ir por un banquillo.
—Kim. —llamé su atención, consiguiendo que apartara el periódico y se levantara rápidamente casi tirando la silla, como si la estuviera regañando.
—A sus órdenes, señorita. —comentó acercándose hasta donde me encontraba.
La observé detenidamente y en detalles, evaluando su uniforme.
—¿Hace cuanto tiempo utilizas el mismo uniforme? —pregunté interesada, notando las correas desajustadas y la insignia con su identificación a punto de caer al piso.
—Desde que me lo dieron. —respondió convencida.
—No me digas —respondí incrédula—. ¿Y de eso cuanto tiempo ha pasado?
—Un par de años, tal vez —aclaró—, excepto por la insignia, esa es nueva.
—Está totalmente desprendida. —señalé.
—Se atoró con el cierre de mi chaqueta. —se encogió de hombros.
—Vas a dejarme esto hoy —la ví muy dispuesta a protestar—, y no quiero quejas, no puedes ir por la vida vistiendo como una espantapájaros.
—No creo que sea una buena idea. —comentó.
—Me pregunto si a ustedes les imparten clases para ser así de soberbios —me quejé—, nada va a pasar, sólo déjame el uniforme y ya.
Ella sólo suspiró, resignada.
—Como usted diga, señorita. —respondió.
—¿Tu arma es real? —pregunté viéndola detenidamente.
—Lo es. —admitió antes de tragar saliva, removiéndose un tanto incómoda.
—¿Puedo? —extendí mi mano en su dirección.
Ella quitó el seguro en la correa donde estaba fijada, tomando el arma en una de sus manos.
La ví pasar el seguro del arma, deslizando el cargador fuera de esta antes de desarmar la parte superior revisando algo detalladamente, para luego acomodarla nuevamente en su forma original, volteando el arma antes de ofrecerme esta.
—¿Era eso necesario? —pregunté recibiéndola de entre sus manos—, es bastante pesada.
—Lo es —admitió—, era necesario, necesitaba verificar que la cámara estuviese vacía, no está en mis planes morir a causa de un accidente con mi propia arma, señorita.
—¿Si jalo el gatillo nada pasará? —pregunté interesada.
—Absolutamente nada. —negó.
Un tanto dubitativa, jalé el gatillo señalando el piso, escuchando sólo un suave ‹‹click›› al hacerlo.
Nunca había cargado un arma, y estaba tan perdida en mis pensamientos respecto a esto que no noté la cercanía de Kim, hasta sentir su respiración prácticamente humedecer mi frente, consiguiendo que alzara mi rostro, rápidamente golpeando su mentón con mi cabeza.
—Lo siento. —balbuceó.
—¿Porqué? —pregunté—, quien te golpeó fui yo.
—No quería invadir su espacio. —aclaró.
—¿Buscabas algo? —pregunté interesada, ella no se acercaba demasiado muy seguido.
—No quiero ser grosera, pero su aroma ha cambiado. —señaló.
Eso era cierto, conociendo tanto a ChaeYoung como RyuJin sobre mi situación, ya no creía necesario ocultar mi aroma, o la falta de este tras aromas artificiales de algunos perfumes, simplemente ya no los usaba desde hace bastante, por lo que ya se estaba tardando en notarlo.
—Esto es lo que hay —suspiré—, no tengo aroma, no creo ser la primera, ni la última omega en esta situación.
Ella alzó ambas cejas, luciendo incrédula.
Era la primera vez que la veía mostrar algún tipo de expresión, además de la neutra, muy característica en todos los centinelas.
—Su aroma está allí. —comentó.
—Claro que no. —negué.
—¿Cómo podría haberlo notado si no estuviera? —preguntó—, es ligero, muy suave y casi imperceptible.
Fruncí el ceño pensando en ello, las pocas personas que conocían mi situación habían mencionado que carecía de aroma, y luego estaba esta terca guardiana insistiendo en que estaba equivocada.
—¿Porqué le mentiría? —preguntó—, su aroma es muy agradable. —balbuceó.
¿Era eso un cumplido?
—¿Qué fue lo que te dijo ChaeYoung? —pregunté interesada.
Su postura cambió radicalmente, volviendo a su posición y tomando distancia, dándome un claro indicio de las órdenes que había recibido.
Había notado el interés de aquella guardiana hace mucho, y aunque muchas veces deseaba golpearla hasta el cansancio por sus absurdas respuestas o su condescendencia, me encontraba a diario deseando tener su mirada sobre mi en todo momento.
Ella era realmente despistada, jamás lo notaría, a diferencia de ChaeYoung.
Aquella ardilla vieja no la pasaría por alto.
Tentando a mi suerte, tomé las puntas de las solapas de su chaqueta, impidiéndole apartarse.
—Dijiste que ibas a dejarme tu uniforme. —comenté.
—Lo haré al terminar el turno, señorita. —comentó segura.
—¿Porqué no ahora? —pregunté.
—Porque no puedo terminar mi turno desnuda, señorita. —señaló.
—Al menos la chaqueta. —insistí.
—No puedo, allí están mi insignia y mi credencial.
—Ya todos te conocemos aquí, no la necesitas.
La sentí tensarse notoriamente al liberar mi agarre y colar una de mis manos por entre su chaqueta y su camisa, posando esta por sobre su cintura.
La calidez de su piel traspasaba la delgada tela con facilidad, por lo que tenía bastante claro que ella no podía ignorar los movimientos de mis dedos allí.
Ella tragó saliva, luciendo aún tan firme y recta como un robot.
Ni siquiera fue capaz de observar en mi dirección, manteniendo su mirada en un punto fijo sobre la pared tras de mi.
Esto era tan molesto, una de las razones por las cuales prefería mantenerme al margen de cualquier alfa, era por el trabajo que suponía llamar la atención de alguno de ellos.
En vista que no todo estaba funcionando correctamente en mi, no podía permitirme atraerlos debido a mi carencia de aroma y feromonas.
Esperaba no estar mal interpretando las señales de la guardiana, porque de ser así, la humillación sería enorme.
El suspiro que escapó de entre sus labios al acercarme aún más al borde del mesón, quedando nuestros cuerpos demasiado cerca, me hizo saber que no estaba muy lejos de la verdad.
La ví observar hacia el techo, volteando luego su cabeza en dirección contraria.
Ella parecía estar buscando algo sin mucho éxito, su lucha interna continuaba allí al finalmente bajar la mirada, encontrando la mía.
Su mandíbula lucía extremadamente tensa, y el silencio en el lugar no ayudaba demasiado a mi inseguridad.
Mi mente no dejaba de jugar malas pasadas al pensar en que, tal vez, su rechazo recaía en que no era una omega promedio.
Ella ya debía estar enterada al notar mi débil aroma, o al menos eso creí hasta antes de verla inclinarse un tanto insegura.
Sus labios deteniéndose muy cerca de los míos, como una adolescente insegura de su siguiente paso.
No tenía nada que perder, y ChaeYoung no tenía porque enterarse.
Simplemente guie una de mis manos hasta la parte posterior de su cuello, terminando de acercarle lo suficiente para sentir sus labios sobre los míos.
Esto podría salir muy mal para ambas, no era algo que ChaeYoung aprobaría, y ambas éramos conscientes de ello.
Ya me había arriesgado una vez, y todo había salido muy mal.
Y aún con todas las probabilidades en contra, simplemente me dediqué a sentir sus gentiles labios amoldarse a los míos.
ChaeYoung podía ser muy severa, molestarse conmigo e incluso hacer berrinches todo lo que quisiera.
Pero no dejaría ir mi vida otra vez, y si ella no estaba de acuerdo, esta vez tendría mucho para decir en lugar de huir.
¡Gracias por leer!
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