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O19.

ChaeYoung.

Lisa continuaba ignorándome a pesar de mis intentos de negociación, no estaba consiguiendo absolutamente nada.

—Si no te dejas examinar, no podremos ver a nuestro cachorro. —intenté persuadirla nuevamente.

—Ya utilizaste esa excusa. —aclaró.

—¿No quieres ver a nuestro bebé? —pregunté.

—Si quiero, pero no voy a subirme a esa balanza, ya le dije cuanto peso —mencionó muy segura—, si el no me cree, es su problema, no el mío, probablemente pese lo mismo, incluso tal vez menos. —se encogió de hombros.

—Lalisa —me quejé—, el peso que le diste es el que aparece en tu ficha médica antigua, eso es lo que pesabas antes de incluso conocernos.

—No es necesario pesarme o medirme —se quejó—. ¿Es que acaso la gente se encoge durante el embarazo? —miró mal al médico, quien se aclaró la garganta un tanto incómodo, volviendo su vista a la computadora frente a el.

Lisa llevaba casi una hora sentada en una camilla, y aún no habíamos conseguido que se dejara examinar, ya que para eso había que llenar la ficha médica y ella no tenía intenciones de subir a la balanza.

—Mientras más rápido terminemos aquí, más pronto podremos volver a casa. —ofrecí.

—Que tentador —mencionó sarcástica—, la casa siempre está llena de gente, ya no me interesa estar allí.

—Entonces podemos ir a otro lugar —miré al médico, quien parecía estar compadeciendo mi vida en silencio—, podemos ir al centro comercial y comprar algunas cosas para nuestro cachorro —ella me miró insegura—, o ir por algo de comer, tal vez —ofrecí—, podemos ir a donde tu quieras.

—Bien. —frunció los labios, levantándose de la camilla y acercándose a la balanza.

—En tu ficha aparece que pesas 59,2Kg —mencionó el médico, revisando la balanza—, tienes que estar de frente, e intenta no moverte. —señaló.

De mala gana Lisa se quedó quieta como una estatua.

Me acomodé a su lado, intentando husmear y sentí todo el aire abandonar mis pulmones al conseguir ver lo que marcaba la balanza, miré al médico quien parecía estar sufriendo una crisis de pánico, al igual que yo por tener que informar a Lisa sobre la modificación de su peso.

—Está dentro de lo normal —balbuceó el profesional—, todo está en orden, ¿Ya ves como no era tan terrible?

—Se lo dije —comentó confiada—. ¿Cuanto peso?

El pobre hombre palideció automáticamente, viéndome como si yo fuese su salvación.

—Lo de siempre —balbucee—, todo lo demás es el peso del bebé.

—¿Todo lo demás? —frunció el ceño, acercándose hasta el escritorio del médico y tomando la ficha—. ¿Estoy pesando 62.5Kg?

—Como ya mencionó su alfa —comentó rápidamente el médico—, parte de ello es lo que pesa el bebé.

—¿Me quieres ver la cara de estúpida? —respondió incrédula—. ¿Cómo es que un embrión de dos meses podría pesar cerca de 3kg? ¿Crees que mamá no me educó? —continuó atacando al médico quien incluso siendo un alfa, sólo se removía incómodo en su lugar.

Obviamente no podía callar o alzar la voz a uno de sus pacientes, menos aún con su alfa presente en la consulta.

—Es completamente normal ganar un poco de peso durante los primeros meses. —aclaró, luciendo como un cachorro regañado.

—Supongo que no hay nada que pueda hacer —se quejó Lisa—, o tal vez debería ponerme a dieta.

—De ninguna manera —negó el médico—, eso no es saludable para su cachorro.

—Tampoco es saludable para el cachorro que su madre luzca como una albóndiga al parir —frunció el ceño—. ¿Qué pasa si me da un infarto? ¿Y si me muero? Usted es el peor médico que he conocido.

—En base a su estatura, su peso ideal estaría casi rondando los 70kg —aclaró—, está completamente dentro de un peso normal, e incluso podría decirse que aún está considerado bajo el peso que debería tener.

—¿Cree que debería subir aún más de peso? —preguntó incrédula.

—Lo más probable es que consigas un poco más de peso —admitió—, pero eso es algo completamente natural.

—¿Cuándo podremos ver al cachorro? —pregunté interesada—, ¿Se puede ver hoy?

Una sonrisa tiró de los labios del médico, tal vez producto de mi entusiasmo mal disimulado.

—Puedes verlo hoy —asintió—, aunque a riesgo de derrumbar tus expectativas, debo decirte que el embrión está en proceso de formación, aún es bastante pequeño, por lo que no podremos verle en detalles, ChaeYoung.

—Pero al menos podemos verlo. —me encogí de hombros.

—Necesito que te ubiques aquí. —señaló el médico a Lisa.

Una camilla estaba predispuesta a un costado de un equipo de ultrasonido.

Sentía mi corazón a punto de escapar de mi pecho sólo al ver a Lisa en esa camilla, la estúpida máquina parecía iniciarse en cámara lenta mientras veía al médico tomar algo de un recipiente pidiendo a Lisa alzar su camiseta.

—Espero que eso no deje manchas en la ropa. —se quejó Lisa.

—En vista que te negaste a usar la bata de hospital que te pedí utilizar, no puedo garantizar nada. —admitió el médico.

—Entonces tendrá que pagar por mi camiseta. —amenazó al médico.

—Necesito utilizar el gel para poder realizar el ultrasonido. —mencionó.

—Está frío. —se quejó Lisa.

—La calefacción está funcionando, así que luego de un momento ya no sentirás tanto frío. —respondió, acomodando el monitor.

—¿Porqué aún no se ve? —pregunté interesada.

—Acabo de poner el gel, ChaeYoung —comentó divertido el médico—, recién ahora voy a buscar a tu bebé.

—Lo siento. —balbucee avergonzada.

—No hay problema —respondió—, es bastante impresionante verte así de entusiasmada por tu cachorro —agregó—, es algo lindo, me trae recuerdos de cuando eras igualmente una que se negaba a ser atendida.

—¿Fuiste su médico? —preguntó interesada Lisa.

—Cuando era un estudiante en práctica fuí el asistente de su médico —aclaró—, al elegir mi especialidad no creí encontrarme otra vez con algún paciente, de hecho, eres la primera con quien me encuentro hasta ahora.

—Tu eres el primer alfa que veo en está especialidad —aclaré—, por lo general es un campo bastante requerido por betas, pero un alfa atendiendo omegas embarazados no es algo que se vea con frecuencia.

—¿Qué puedo decir? —mencionó risueño—, adoro a los niños, y ellos a mi —sonrió amplio—, conseguir que te dejaras poner un tratamiento inyectable, es una medalla que aún cargo con orgullo en mi pecho.

Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Lisa

—Era pequeña —me quejé—, todos los niños odian los tratamientos inyectables.

—Yo no lo hacía —comentó divertida Lisa—, eras una pequeña llorona.

—Lo dice quien no ha parado de quejarse por el gel del ultrasonido. —respondí con sorna.

Pude ver al profesional deslizar un pequeño objeto por el vientre de Lisa, mientras veía atento la pantalla del equipo.

Sólo se distinguían algunas manchas blanquecinas en un fondo completamente negro.

Le ví teclear algunas cosas en el panel de la máquina, aún moviendo el pequeño aparato buscando el lugar adecuado.

Casi podía sentir en mi lengua, los pequeños trozos de piel que me estaba arrancando con los dientes, de tanto morder el interior de mi labio inferior.

—Bien —se aclaró la garganta el médico—, esa pequeña figura blanca es tu cachorro. —me comentó.

Mi pulso se aceleró al distinguir la pequeña mancha en el monitor.

Podía parecer sólo una mancha, pero ese era nuestro cachorro.

—¿Lo distingues? —me preguntó el médico.

—Si. —balbucee, mirando con interés el monitor.

—Debes tener mucha imaginación, porque yo no veo una mierda —mencionó Lisa, viendo con los ojos entre cerrados la pantalla—. ¡Oh espera, es esa mancha! —comentó asombrada—, parece un huevo.

—No es un huevo —fruncí el ceño—, es nuestro bebé.

—Dije que parece uno, no que lo es —aclaró—,?de todas maneras, ¿Porqué está partido por la mitad?

La miré espantada antes de acercarme al monitor notando que Lisa tenía razón, y había una pequeña división en nuestro cachorro.

El profesional movió nuevamente el objeto sobre el vientre de Lisa, tecleando esta vez algo más en aquella máquina, para luego presionar un pequeño botón en lo alto del panel.

Los latidos acelerados de nuestro cachorro resonaron por la habitación, de pronto sentía mi garganta completamente seca, y mis piernas flaquear sólo escuchando con atención.

Ví sus cejas alzarse notoriamente, a la vez que fruncía sus labios.

—Eso es porque son dos cachorros —mencionó convencido—, este es uno de ellos —señaló la mancha más grande—, y este pequeño, es un segundo cachorro. —señaló una notoriamente más pequeña.

Sentía mi sangre fluir acelerada, e intenté contenerme de extender mis brazos sobre mi cabeza, celebrando aquella gran victoria.

Tendría dos cachorros en lugar de uno, y me sentía al borde de un colapso emocional viendo a Lisa observar con interés el monitor.

—¿Porque uno es tan pequeño? —preguntó repentinamente Lisa, consiguiendo alertarme por aquel detalle.

—Sis latidos se oyen completamente normales y no parece haber alguna irregularidad en el, algunas veces sucede que uno de los dos consume mayor cantidad de nutrientes que el otro —aclaró el médico—, pero también está la posibilidad de que simplemente sea más pequeño que su hermano, sin razón alguna.

Hundiendo mis temblorosas manos en mis bolsillos, intenté contener mi ansiedad, necesitaba presumir esto con alguien y salir corriendo de la consulta no era una opción.

¡Debía decírselo a JiSoo, también a RyuJin, a JinYoung!

Todos debían enterarse que tendría dos cachorros de una sola vez, la calidez en mi pecho parecía extenderse como lava hirviendo a través de mi cuerpo.

Quería retorcerme en mi lugar, o tal vez montarme sobre Lisa y hacerle dos cachorros más para estar completamente segura.

Ví al profesional apartar el equipo de ultrasonido, antes de limpiar el gel que aún cubría parte del vientre de Lisa con algunas toallas de papel.

—Debo ir por las órdenes para tus exámenes, también de paso puedo ofrecerles algo de privacidad. —mencionó el médico, tomando la ficha de Lisa antes de salir de la sala.

La mirada de Lisa permanecía completamente imperturbable al bajar su camiseta y sentarse en el borde de la camilla.

—No me veas con esa cara de borrego a medio morir —me señaló a modo de amenaza—, ven aquí.

Me acerqué con cautela, acomodándome entre sus piernas abiertas, sintiendo sólo unos segundos después sus manos sobre mis mejillas y sus labios sobre los míos.

—Sigues siendo una llorona —se quejó, observando detenidamente mis ojos—. ¿Debería preocuparme?

—No estoy llorando. —aclaré.

—Ajá —sentí sus dedos pulgares deslizar por sobre mis párpados, antes de enseñarme ambos ligeramente humedecidos—, ¿Decías?

—Me siento abrumada —mencioné—, son mis primeros cachorros, es completamente legítimo que me sienta de esta manera.

—Estoy de acuerdo —respondió calmada—, tampoco lo digo para que te eches a llorar —frunció el ceño, limpiando nuevamente mis ojos—, en serio debes detenerte. —suspiró frustrada.

—¿Te pedí yo que me dieras dos bebés en lugar de uno? —repliqué con uno de los tantos comentarios que ella solía hacer, y pude verla alzar una ceja, sonriendo divertida.

—No funciona en ti —mencionó aferrándose a ambos costados de mi cuerpo—, no tienes gracia.

—Alguna debo tener, si estás llevando a mis cachorros ahora mismo. —me defendí.

—O tal vez sea mi buena acción para ti. —mencionó.

—Puedes repetirlo mil veces, si eso te permite dormir tranquila por las noches. —aclaré acomodando su cabello tras su oreja, antes de tomar sus labios nuevamente.

Lasentí responder el beso de manera pausada, creo que esto es lo más relajado que la he visto desde que nos conocimos.

—Siento que mi cabeza va a estallar. —admití.

—Es lo mínimo que deberías sentir, tu estallaste mi cereza y no me voy quejando a diario. —señaló.

—No puedo negarlo —me encogí de hombros—, supongo que tendremos más trabajo esta tarde en el centro comercial.

—¿Es en serio? —preguntó aturdida—, no creí que hablaras en serio, dos meses es poco tiempo, y dicen que no es bueno hacer planes tan pronto.

—Te trato con guantes de seda, verás como irá todo de maravilla —respondí—, al menos dame la satisfacción de buscar algo lindo para nuestros cachorros.

Ambas oímos la puerta de entrada a la consulta abrirse, pero no nos apartamos en ningún momento.

—Lamento la interrupción, estas son las órdenes para tus exámenes —pude ver al profesional firmar algunos documentos, antes de extenderlos en dirección a Lisa—, va adjunta una prescripción de ácido fólico además de algunas vitaminas pre-natales —mencionó—, es muy importante que cumplas correctamente con tomar el ácido fólico, este sirve para el desarrollo del cerebro de tus bebés y de su columna vertebral.

—Así tenga que ponerlo escondido en sus comidas, ella cumplirá con ello. —comenté, obteniendo una mirada incrédula por parte de Lisa.

—¿Ya podemos irnos? —preguntó.

—Nos vemos en tu control del próximo mes, Lisa —mencionó divertido el médico—, espero todo vaya maravillosamente.

Lisa ni siquiera se molestó en responder algo, además de un simple ‹‹gracias››.

Después de despedirme correctamente del profesional, salí en busca de Lisa, quien parecía estar perdiendo una batalla contra la máquina de refrescos.

—Deberías elegir el que no contiene azúcar. —sugerí.

—Nadie pidió tu opinión —se quejó—, necesito algo dulce ahora mismo, me ayuda a recargar energías.

—Prácticamente tuve que cargarte hasta aquí, me pregunto ¿En que gastaste las energías que ya tenías al despertar esta mañana?

—Estoy agotada emocional y psicológicamente. —aclaró.

—Un abrazo ayuda a recargar ese tipo de energías, no un refresco alto en azúcar. —mencioné.

—La embarazada soy yo, tu no tienes idea —mencionó molesta—, ¡Estúpida máquina! —se quejó pateando esta.

Pude ver a algunos pacientes en la sala de espera observarnos con curiosidad, por lo que sólo puse algo de dinero en la máquina antes de recibir su refresco.

—Gracias —una sonrisa algo infantil se dibujó en sus labios, antes de dejar un suave beso sobre los míos.

De camino al centro comercial, la escuchaba abrir su botella de refresco cada dos segundos, mientras leía con atención los folletos que me había dado el médico.

—Deberías darme un masaje al llegar a casa —mencionó repentinamente—, aquí lo dice.

—Lo sé —respondí—, lo leí como cuatro veces mientras te negabas a ser atendida.

—Dejarán de ser una mancha en poco tiempo —señaló leyendo—, en un par de meses sabremos si son niños o niñas —asentí dándole la razón—, sólo los llamaré el pequeño y el grande hasta que eso suceda —la miré incrédula—, dice que si consumo azúcar los bebés probablemente van a estar inquietos —comentó nuevamente—, supongo que eso lo sabremos cuando ya no sean del tamaño de una moneda.

—¿Es necesario que hables de ellos como si fuesen objetos?

—No son objetos, son mis bebés. —frunció el ceño.

—Acabas de llamarlos monedas.

—Claro que no, dije que son de ese tamaño.

—Tal vez el más pequeño si, pero el punto es que sólo deberías llamarlos, mis bebés o mis cachorros nada más. —aclaré.

—Me dueles. —se quejó, viendo por la ventanilla mientras jugaba con la tapa de su refresco.

—Lo siento —suspiré frustrada, posando mi mano sobre la suya y de paso entrelazando nuestros dedos—, sé que te sientes tan curiosa como yo, y también espero que pronto dejen de ser unas manchas.

Una sonrisa divertida tiró de sus labios.

—¿Te refieres a la mancha pequeña o a la grande? —preguntó divertida.

—A ambas. —respondí sonriendo igualmente, centrándome en el camino.

—Tengo hambre. —mencionó de pronto.

—¿Quieres pasar por algo de comer?

—No de ese tipo de hambre. —aclaró viéndome fijamente.

Tragué saliva un tanto nerviosa, estacionando en el parking del centro comercial.

—Creí que iríamos de compras

—Quiero ambas cosas. —mencionó convencida, bajando del auto, mientras yo hacia lo mismo.

—Podemos ir de compras ahora y solucionar lo otro al llegar a casa —frunció los labios—, tenemos que comprar tus vitaminas, y aún tengo muchos caprichos tuyos por consentir —mencioné—, vamos de uno a la vez ¿Si?

—¿Puedo elegir el primer lugar? —preguntó entrelazando sus dedos a los míos, mientras nos dirigíamos al interior del edificio.

—¿Qué tienes en mente?

—Una librería —señaló—, ví a BamBam leer interesado el resumen de un libro hace unos días en un periódico y me gustaría dárselo.

—¿Recuerdas el nombre del libro?

—Eso creo —se encogió de hombros—, recuerdo bien la portada y con eso me basta.

—¿Vas a dárselo porque viste que ayer estaba empacando? —pregunté interesada.

—Se que odias la idea de que estemos alejadas —suspiró—, pero a pesar de que los medicamentos que está tomando BamBam actualmente le han permitido llevar una vida relativamente normal, no puedo abandonarlo.

—No vas a abandonarlo. —balbucee.

—El volverá a casa y haré lo mismo —admitió, presionando aún más el agarre entre nuestros dedos entrelazados—. Minnie irá con su alfa y corresponde que cuide de BamBam —mencionó—, nos cuidaremos mutuamente.

—O podríamos pedirle a BamBam que se mude de manera permanente con nosotras —aclaré—, pueden poner en venta el apartamento y entonces tendrás muy cerca a BamBam, el es de mucha ayuda —comenté—, es quien te acompaña y sé encarga de que no quemes la casa. —agregué divertida.

—No es necesario que cargues con mis responsabilidades —mencionó rápidamente—. BamBam es mi responsabilidad, y puedo hacerme cargo de ello.

—Vamos a necesitar todo la ayuda posible de ahora en adelante —aclaré—, tener a BamBam en casa es la mejor decisión, y sabes que tengo razón.

—Ya invadimos tu casa por demasiado tiempo. —señaló.

—JiSoo la invadió mucho antes, así que no era nada nuevo para mi —insistí—, un omega más no hará la gran diferencia, Lisa.

—Podríamos preguntarle si está de acuerdo —respondió—, pero estoy segura de que va a declinar tu oferta, porque odia sentirse una carga.

—Todos odian sentirse una carga. —mencioné.

—Yo no —aclaró, y la miré aturdida—, me siento cómoda siendo una carga —agregó— me consientes, me das lo que quiero, hacemos lo que se me venga en gana, y me tratas bien —admitió—, soy una carga feliz y satisfecha.

Una sonrisa divertida tiró de sus labios antes de rodear mi cuello entre sus brazos.

Creí que ella sólo estaba siendo muy dulce al sentirla nuevamente robarme un beso, aunque no fue la única razón.

—¿A que librería iremos? —pregunté.

—A esa. —señaló una que estaba a sólo algunos pasos de distancia.

—Vamos antes que se nos haga más tarde —al intentar moverme, prácticamente la arrastre conmigo aún colgando de mi cuello—. ¿No vas a caminar? —pregunté, y la ví alzar las cejas con una sonrisa traviesa—, estás siendo una carga ¿Verdad? —comenté divertida, dando algunos pasos más, mientras ella permanecía aferrada a mi, y arrastrando sus pies por el piso, consiguiendo hacer un molesto ruido con sus zapatillas al deslizar estas por las baldosas.

Una pareja que estaba tomando helado a unos pasos de nosotras, nos observan luciendo divertidos al notar la actitud infantil de Lisa.

—¡Hey no! —se quejó intentando apartarse, cuando la tomé por la piernas cargándola al estilo princesa—, bájame, la gente nos está viendo raro. —se quejó, intentando cubrir su rostro con su propio abrigo.

La joven pareja lucía mucho más divertida al ver la resistencia que estaba poniendo Lisa al ser cargada.

—Creí que adorabas ser una carga. —comenté.

—Pero no así —se quejó—, el guardia nos va a correr, y será tu culpa.

—¿Desde cuando te importa lo que piensen los demás? —mencioné burlona—, no es el único centro comercial que hay en Seúl, si nos corren simplemente podemos ir a otro.

—Esto es humillante —se quejó—. ¡Hey espera! —la oí mencionar en voz alta—, ¡Mira eso!

Voltee en dirección a la vitrina, notando dos pequeños conjuntos de ropa para bebé.

—‹‹el es un idiota››. —leí lo que ponía el primero en voz alta, notando la pequeña flecha que indicaba hacia la derecha bajo el texto.

—‹‹y el aún más››. —leyó el segundo Lisa.

Aquella prenda igualmente tenía una flecha, pero apuntando hacia la izquierda.

—¿Crees que también lo tengan pero para adultos?

—¿Quieres que usemos eso? —pregunté incrédula.

—Yo no —negó—, pero tal vez podrían verse bien en tu lacayo y en ti. —aclaró.

—¿Porqué querríamos usar eso? —balbucee aturdida.

—Porque creo que sería divertido —admitió—, también podemos comprar los conjuntos para bebé.

—No creo que sea correcto poner eso en nuestros cachorros. —comenté insegura, viendo el ofensivo mensaje en los conjuntos, a la vez que le permitía bajar de mis brazos para acercarse aún más a la vitrina.

—Eso lo hace aún más interesante —mencionó—,?nuestros cachorros lucirán fantásticos, y probablemente nadie más pondría algo así en los suyos.

—Porque es ofensivo. —aclaré.

—Eso dices, yo creo que le temen al éxito —insistió—, todos voltearán a verlos.

—Porque es ofensivo. —insistí.

—Y porque probablemente jamás verán a otros pequeños usando lo mismo —agregó—. ¡Mira! También hacen estampados —comentó interesada—, que tal si hacemos dos camisetas para nosotras, la primera podría poner ‹‹mancha número uno›› y la segunda ‹‹mancha número dos››. —señaló divertida.

La miré incrédulo esperando que se echara a reír, comentando que era una broma y que yo había caído, pero ella sólo me observaba expectante.

Sus ojos brillaban como dos faros esperando por alguna respuesta de mi parte.

—Supongo que deberíamos hacerlas en color amarillo, ya que amas ese color. —mencioné.

—¿Cómo lo sabes? —comentó incrédula.

—Hablas dormida. —respondí.

—¿Cuál es tu color favorito? —preguntó interesada.

—El rosa —respondí rápidamente, ella me miró un tanto incrédula, esperando que mencionara algo más—, estoy hablando en serio.

—¿Qué tal si hacemos una en color rosa y la otra en amarillo? —sugirió—, así la culpa será compartida.

—Me pido a la ‹‹mancha número dos››. —mencioné.

Sintiéndome satisfecha al ver una linda sonrisa dibujar en sus labios.

—Primero las compramos, y luego vamos por el libro. —comentó animada, besando mis labios antes de entrelazar nuestros dedos, arrastrándome hasta el interior de la tienda.

El cambio de actitud de Lisa fue bastante radical, y creo que podría acostumbrarme a esto con facilidad.

Ella parece estar cediendo, y sinceramente no esperaba que esto sucediera tan pronto.

Estaba anhelando llegar a casa pronto, para sellar nuestro día con un broche de oro.

Cenando en familia, para luego ir a la cama y terminar por cumplir el último de sus antojos.

Ella lucía tan feliz y entusiasmada, al menos hasta llegar a casa.

—Eres una aprovechada —escuché mencionar a Minnie, su actitud burbujeante y divertida denotaba un entusiasmo similar al que Lisa había tenido a lo largo del día—, vas a dejar a tu alfa en la ruina. —comentó viendo la cantidad de bolsas que cargaba entre mis manos.

La mirada de Lisa parecía estar centrada únicamente en el desconocido que estaba sentado a un costado de BamBam, en uno de los banquillos de la cocina.

Minnie pareció notar este pequeño detalle, ya que se apresuró a hacer la presentaciones correspondientes.

—El es YuGyeom —señaló al bonito omega, quien parecía igualmente estar evaluando a Lisa—, ¡Es el nuevo asistente de MiYeon, está aquí para ayudarme a trasladar mis cosas hasta la casa de mi alfa!

Una dulce sonrisa tiró de los labios del omega, antes de hacer una reverencia en nuestra dirección.

Reverencia que sólo yo respondí de la misma manera, ya que Lisa parecía estar procesando las palabras de Minnie.

Supongo que aún intenta asimilar la inminente partida de uno de sus menores.

Ver partir de tu lado a tu hermano no es algo sencillo, y lo sé por experiencia.

¡Gracias por leer!

🌷

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