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♦32♦A los niños no

—¿Quienes son ustedes? Y que es eso de que mi hija esta muerta? —indignado pregunto el hombre.

Lucia y Ruben se miraban sorprendidos ante la imposición de este.

—Ellos ya se van a su habitación —exclamó Marques quien estaba subiendo las escaleras. —¡¿Que rayos estas haciendo Lucia?! —en un tono agresivo el hombre observo detenidamente lo ojos de Lucia indicando total decepción.

El miedo se apodero de las cuerdas vocales de Lucia impidiendo que esta se defendiera o diera una explicación para excusarse.

—Ya nos vamos —comentó Ruben en señal de derrota y apunto de tomar la mano de Sofi.

—¿Pero que hace una niña aquí? ¡Es lo ultimo que me faltaba! —indico el hombre admirando a la pequeña niña.

—Es algo muy complejo pero lue...

—No me importa ella no puede estar en un lugar como este, mañana la llevare conmigo —ordenó el hombre interrumpiendo la explicación del enfermero Marqués.

Ruben soltó un suspiro tal vez si este no hubiera escuchada aquella conversación telefónica su pensamiento seria otro pero gracias a esto el joven no podía permitir que se llevara a Sofía.

—¡Primero muerta a que te lleves a mi hija! —amenazo Lucia cargando a la pequeña en sus brazos.

—¡Callate! ¡Ten respeto al dueño del castillo! —regaño Marqués abofeteando a Lucia. —¡Ahora largo! —ordeno.

Ruben estaba dispuesto a defender a Lucia pero esta pudo calmarlo. Ambos jóvenes se fueron intentando controlar el coraje y enojo que los inundaba.

Después de quedarse ambos hombres completamente solos el dueño del castillo miro con decepción su preciado castillo.

—Inquilinos sueltos ¡Es lo ultimo que le paso Doctor Marqués, solo me esta demostrando que no tiene madera para controlar este lugar —vocifero enojado el hombre mientras acomodaba su sombrero.

—Señor le aseguro que será la ultima vez no habrá mas decepciones y en cuanto a lo de Sofía no le puedo dar el acceso a que se la lleve —indico el enfermero Marques en un estado de calma.

—No le estoy pidiendo permiso, ¡Es mi castillo y yo hago lo que me apetezca! —señalo sonriendo de manera sínica. —¡Ahora vamos a la habitación de mi hija quiero saber si lo que dicen estos dementes es verdad!

♦♦♦

—¡Les dije que se fueran a su habitación ustedes no entienden! —regaño Beatríz observando como ambos jóvenes bajaban al vestíbulo.

—¡Usted tiene que ayudarnos no puede permitirlo! —Imploro asustada Lucia antes de explicar a la enfermera la situación.

—¡Oh por Dios! Tratare de hacer algo al respecto, y en cuanto a lo de Karen es una pena que la vieran de esta manera pero ella prefirió la muerte a regresar con su padre —explico decepcionada Beatríz después de escuchar  ambas historias.

Los ojos cristalinos de Ruben alumbraron su rostro al escuchar las palabras de la joven enfermera.

—¿Eso quieres decir que usted sabia lo de Karen? ¡Como lo pudo permitir! ¡Nosotros nos la llevaríamos! —el impulso del momento causo que el joven comenzara a reír de manera descontrolada causando un gran conflicto en los sentimientos de Lucia.

—¿Te parece gracioso? ¡Karen esta muerta! ¡Muerta! —molesta Lucia soltó un golpe en la espalda de Ruben.

—¿Se irían a donde? ¡Lucia creí que la alta solo era para ti! —refunfuño la enfermera. —Además ellos ni pueden salir no tienen parientes afuera —aclaro la enfermera confundida.

Al enterarse de esto Ruben comenzó a tener un ataque esta vez de manera nerviosa su cuerpo comenzaba a moverse, sus manos temblaban por último la pupila dilatada de sus ojos alumbró aun más el acto de locura.

Lucia bajo a Sofía al suelo para poder ayudar a Ruben. Poco a poco comenzó a agarrar sus manos para evitar que este se dañara o dañara a alguien mas.

—¡Te lo explicar todo si! ¡por factor calmate! —replico Lucia con ambas manos en la cabeza del joven.

—¡Tu nos volviste a mentir, tu siempre mientes solo buscas lo mejor para ti!

Beatríz comenzó a mirar de manera extraña ambos chicos. Cuando noto a simple vista que un joven enfermero pasaba le realizo señas para que medicara a ambos.

La pequeña Sofía quien había notado los extraños gestos de la enfermera Beatríz tomó la mano de su madre así como la de Ruben y las dirigió a la habitación.

—Ya nos vamos a la habitación ¡Mama vámonos! —tirando del pantalón la pequeña le gritaba a su madre.

En el interior del cuarto Eliza buscaba objetos en los peluches de Susan.

″Algo de aquí me servirá, al parecer Karen era mas lista de lo que creímos″ pensaba para si misma.

Ruben y Lucia irrumpieron en la habitación acto seguido la joven puso seguro a la puerta con la llave que portaba

—¡Ahora si estamos jodidos! —entre sollozos vocifero Ruben.

—¿Donde esta Karen? —preguntó Eliza dejando el pequeño elefante en el piso.

—¿Que estabas haciendo? —interrogo Lucia después de mirar el comportamiento de la joven.

—¿Donde esta Karen? Y lo que haga a ti no te incumbe —respondió a la defensiva Eliza.

Lucia realizo una mueca de desagrado aunque no estaba dispuesta a pelear: en su mente solo se podía permitir pensar en cómo ayudaría a su hija.

—¡Esta muerta! ¡Se van a llevar a Sofía! ¡Nos van a matar a todos! —alarmado el joven se tiro a la cama acto seguido comenzó a llorar.

Eliza intentaba entender lo que el joven grito pero le fue imposible puesto que no entendía por que se llevarían a Sofía y quien estaba muerto. No tuvo mas remedio que formular ciertas preguntas para que le pudiera explicar Lucia.

—¿Quien se llevara a Sofi? ¿Quien murió? Y lo que mas me interesa ¿Por que nos mataran a todos? —cuestino calmada la joven.

Lucia no se pudo controlar mas y rompió en llanto enfrente de Eliza explicándole detenidamente todo lo que en esos minutos había pasado. Eliza por su parte se armo de valor para contar lo que sus ojos habían visto en el piso dos.

En el despacho el dueño del hotel hablaba con el enfermero Marqués y la enfermera Beatríz.

—La pequeña no esta legalmente viva, no puede llevársela ya que ella no existe —alegaba Beatríz.

—No podemos permitir que una niña tan dulce como lo es Sofía pierda su infancia en este lugar —el hombre elegante comentó con las palabras mas dulces que podrían endulzar el oído de cualquiera.

—Ella esta registrada como muerta —aclaro nuevamente Beatríz quien no era fácil convencer.

Lágrimas comenzaron a brotar de ambos ojos de aquel hombre elegante.

—El día de hoy Perdí a mi hija y me di cuenta de que mi hijo aun no es apto para estar conmigo —aclarándose la garganta siguió. —Tras la muerte de Maria he quedado tan solo y necesitaba una familia.

″Que no se supone que este hombre había dejado a Maria″ pensó el enfermero marques mientras apuntaba algunos registros en una hoja vacía.

—Me da mucha pena por usted, pero no puedo dejar que se lleve a la pequeña —indico de forma seria Beatríz.—y menos con el historias que usted tiene —en voz baja agrego.

Esas palabras fueron suficiente para que el hombre se pusiera de Pie.

—lo diré de otra manera —sonriendo maliciosamente continuo —Mañana me llevare a Sofía y ustedes se quedaran callados ya que de lo contrario dejare de hacerme cargo del castillo Mart.

—¿Que pensaría el alcalde de Katan si les digo que mi hija fue asesinada?

Una pequeña gota de sudor comenzó a recorrer la frente del enfermero Marqués quien hasta ahora no había mencionado palabra.

—Ella falleció por si misma, se suicido ¡Prefirió la muerte a ir con usted! —la enfermera se coloco al frente del hombre.

—O podemos decir que alguien no le administro los medicamentos correctos —maliciosamente afirmo.

—¡No se llevara Sofía y es mi última palabra!

—Tranquila no querrás perder tu trabajo, Además recuerda que aun tengo algo para ti en el bosque —respondió el hombre sonriendo. —Una madre hace todo por su hijo ¿o me equivoco? —rio el hombre.

Las palabras de aquel hombre fueron suficiente para causar un gran conflicto emocional en la mente de Beatríz ya que en el bosque se ocultaba el mayor de sus secretos.

—Yo no haré nada, pero no puedo asegurar que los chicos actúen. —en tono amenazante Beatríz termino al discusión antes de salir de la habitación.

♦♦♦

En la habitación Eliza y Lucia seguían hablando de distintos temas.

—Pero Sofía no estuvo conmigo ese día —impactada afirmo Lucia ante la explicación detallada sobre el dibujo.

—Pero Uriel muestra que ella estaba ahí —interpuso Eliza.

—¿Como sabes que fue Uriel quien dibujo eso? —aún sin entender del todo bien pregunto Lucia.

—Cada vez que subía era el único que se encontraba en la esquina de la habitación, además según Karen fue el único que vio a lo que el llama la sombra. —explico Eliza  recordando un poco lo que había pasado anteriormente.

—Pero Sofía solo vio el cadáver por eso grito —aclaro Ruben quien había estado escuchando todo desde la cama.

—No tiene sentido ¿por qué Uriel dibujaría una pista para nosotros?

—Tal vez no era para nosotros —titubeando un poco continuo —Ese día Jorge se entregaría en nombre de Ruben,  Uriel tal vez dibujo eso para que Jorge lo entendiera. —explico nuevamente Eliza.

—Pero Jorge nunca le presto atención —Una idea alumbró la vista del joven. —No se preguntaron ¿Por qué Karen no guardo el libro si tenia mucho valor sentimental para ella? Tal vez Karen si había visto el dibujo pero ella no pudo descifrarlo, por algo quería que subieramos —Comentó Ruben tratando de darle sentido a lo que Eliza decía.

—Pero ninguno de nosotros estuvo ahí —afirmo Lucia confundida.

—Puede ser que uno si —exclamo Ruben señalando a Sofia.

Lucia entendió la idea que Ruben con señas le estaba contando.

—Sofia mi niña ¿Recuerdas que paso el día que viste al hombre tirado? ¿Quien mas estaba ahí? —preguntó Lucia amorosamente a la pequeña que estaba del otro lado de la habitación.

—No había nadie Mami solo Beatríz me dio un dulce y se subió

—¡Que te dio un que! —alarmada sobresalto Lucia

—¿Hay dulces aquí? —preguntó Eliza confundida

—A menos que sean para... O por dios esta Beatríz...

Lucia no pudo terminar sus palabras ya que el enfermero Marqués y el hombre elegante irrumpieron en la habitación.

—Buenas noches, buenas noches a todos duermen bien, solo venia a informarles que mañana esa tierna niña ira conmigo —de manera sínica el hombre elegante comento a todos.

Ruben se puso de pie de inmediato junto con Eliza quien ya estaba a la defensiva, Lucia por su parte tomo a Sofía y la coloco al lado del espejo roto por si era necesario escapar.

—Tendrás que pasar por todos —afirmo descontrolado el Joven.

—Si pude ganarle a Jorge, y pude hacer lo que me apetecio con su pequeña ¿Crees que te tendré miedo a ti? —respondió sonriendo el hombre dirigiéndose a Ruben.

Las palabras causaron una gran confusión en Eliza.

—¡Jorge mato al hombre que hirió a su hija! ¿Como dice usted que le gano? —señalando firmemente Eliza preguntó.

—Jorge mato a un hombre si, pero ese hombre no fue el único que hirió a su hija —entre burlas siguió. —Y su hija no murió solo se trasformo.

—¡Eres un maldito! —vocifero enojada Eliza ante tal declaración. —Él era un buen hombre y no merecía perder a su hija.

—Pero no la perdió se la regrese siete años después cuando ya no me sirvió —señalo riendo con mayor intensidad.  —No te has preguntado cuanto llevaba Jorge aquí, diecisiete años es mucho ¿No lo crees?

Eliza entendió todo, el coraje la invadió estaba dispuesta a dar un golpe cuando el enfermero Marqués la detuvo.

—Es suficiente ¡Suficiente! —exclamo el enfermero

Aquel hombre lo miro. —Que puedo esperar de ti un cobarde que solo sabia ser el amante de mi esposa, pero tranquilos hoy no sera duerman bien, les juro que no me tomara mucho pasar por todos.

El hombre abandono la habitación satisfactoriamente, sus ojos brillaban como dos perlas.

—Quiero agua caliente y Té —ordenó a un enfermero que estaba pasando.

Poco a poco comenzó a subir las escaleras recordando su primer víctima, la fundación del castillo y en como Maria estaba dispuesta a tapar cada uno de sus secretos.

″Es una pena que hallas muerto″ pensó para si mismo antes de llegar a su cuarto.

El hombre saco la llave para poder abrir el picaporte su respiración comenzó a agitarse algo andaba mal, su presentimiento llego muy tarde cuando sintió una cuerda rodeando su cuello.

El aire le comenzó a faltar, el hombre jalaba con desesperación quería quitársela de encima, la cuerda comenzó a apretar mas se podía sentir en su garganta el vibrar del terror.

Lucho como pudo intento dar un golpe con su codo pero al parecer la figura que estaba detrás suyo era demasiado rápida. El hombre alcanzo a percibir unas últimas palabras antes de admirar el rostro la muerte.

—A los niños no maldito. A los niños no.

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