♦29♦ ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cual?
—¿En serio saldremos? ¡No lo puedo creer! —el joven Ruben se miraba alegre ante la noticia.
El ambiente del lugar cambio: Ruben sentía paz y una especie de tranquilidad por lo que se había aclarado.
″Yo sabia que ella no era mala″ pensó el joven sonriendo un poco.
Ambos jóvenes se dispusieron a volver a su habitación así que bajaron las escaleras correspondientes. Poco faltaba para llegar cuando un ruido proveniente del vestíbulo los distrajo.
—Si, ¡Ya les dije que sigue igual! Yo... Yo nunca le haría nada —un hombre de aspecto elegante se encontraba hablando por teléfono.
Los jóvenes observaron desconcertados Lucia realizo una señal de que guardaran silencio para escuchar mejor ya que ellos no conocían al sujeto.
—¡Ya te dije que no! ¡Karen.... ! ¡Que se llama Susan! —alegaba con euforia el hombre.
—Esta hablando de Karen —expresó Ruben.
—Shhh dejame escuchar —comento Lucia haciendo señas de silencio.
—Si. Es Susan mi Hija —afirmo el hombre aún al teléfono.
Los jóvenes quedaron impactados no podían creer que ese sujeto con pinta de hombre adinerado, honrado y gentil tuviera una hija como Susan/Karen.
—¡Ella esta muerta! Esa mujer ya no influirá en mis planes. Ja ahora podre hacer con mi hija lo que yo quiera como hace cuatro años —rio el hombre.
—¡Violación no! Yo le llamó ser amoroso con lo que es mio.
—Si efectivamente mañana me la llevare, ¡No! El otro no me interesa quiero que lo dejen aquí. —termino el hombre volteando su cabeza para inspeccionar que nadie no viera.
Las ultimas palabras causaron un enojo en Ruben y Lucia ambos se miraron entendiendo lo que el otro pensaba.
Ruben jalo a lucia para desplazarse por las escaleras.
—¡No podemos dejar que se la lleve! —expresó enojado.
Lucia se soltó del agarre dispuesta a volver a su habitación.
—¡Que haces! ¡Tenemos que ayudarla!
—No todo es como debe ser —contestó Lucia suspirando. —Da gracias que te sacaré a ti y a Eliza ahora vámonos —arrogante termino.
Ruben sintió un nudo en su garganta él seguía siendo el joven que creí poder salvar a todos. Su puño se cerro guardando toda su fuerza en el.
—¡Esta vez no! —replico enojado el joven. —Yo voy a ir a avisar"le a Karen estoy cansado de huir y dejar todo como estaba.
Lucia arqueo la ceja, se mostraba irritada. Por su mente paso la idea de dejarlo subir solo. La joven se encontraba todavía meditando sobre su decisión que perdió la noción del tiempo y sin primero analizar las cosas ambos ya se encontraban subiendo hasta el piso ocho.
♦♦♦
Los ojos de Karen se miraban perdidos, sus gritos atroces habían captado la atención de muchos enfermeros a su cargo. A los cuales se les fue indicado ponerle una camisa de fuerza.
—¡Estoy cansada! ¡Dejenme salir! !Malditos! —vociferaba retorciendo su cuerpo con gran fuerza.
Por la ventana los pocos enfermeros a su cargo solo podían observar anonadados lo que estaba pasando. Uno a otro se preguntaban en que momento la joven tranquila se había convertido en la segunda paciente mas peligrosa del lugar solo por abajo del hombre que se atrevía a ingerir restos humanos.
—¡Es solo una chica! —defendió uno de ellos.
—No podemos hacer nada en su expediente ya esta el método por el cual debemos proseguir —explicó el líder a cargo de ellos.
Cada uno traía consigo un cuaderno en donde se disponían a apuntar cada dato relevante sobre su paciente. Para la desventura de Karen el único método consciente para tratar su inexplicable comportamiento se trataba de la diadema de metal la cual causaba toques dañando la parte frontal del cerebro y la parte trasera del cerebelo.
♦♦♦
Los jóvenes se apresuraron a pasar en el piso ocho. Las cámaras de vigilancia los enfocaban perfectamente aunque por suerte el jefe que debía estar a cargo de dicha vigilancia se encontraba ausente ya que debía responder a los constantes llamados del hombre elegante.
—Tenemos que tener cuidado —mencionó Lucia asqueada por el olor emitido en el lugar.
—¿No te parece extraño que esto siempre este abierto? —cuestionó confundido Ruben.
—No se, nunca he venido aunque si dicen que es algo grave me parece que existe poca seguridad.
El ambiente desagradable del lugar causaba que los jóvenes dudaran de seguir por el frió pasillo.
El piso ocho era diferente a los anteriores ya que solo habían cuatro habitaciones el resto del piso eran camillas viejas, grandes cortinas y una larga mesa llena de artefactos extraños.
—Este lugar me causa un conflicto interno —Lucia mordió su labio esperando que el dolor la hiciera calmarse.
—Se dice que todos hemos estado aquí aunque sea una vez —mencionó Ruben mientras reía.
—Deja de decir tonterías —alego la joven posicionando un golpe en su brazo.
Al llegar al cuarto de Karen los jóvenes se sorprendieron tras notar grandes rasguños en la puerta al igual que los ruidos horribles que se percibían en el interior.
—¡Los odio a todos! ¡Malditos! —gritaba Karen desde el interior.
—¡Ahora que le pasa! —exclamó Lucia
Ruben trato de ubicarse cómodamente de manera que pudiera posar su ojo por el picaporte para poder entender lo que pasaba.
—No no veo nada.
Ambos jóvenes se miraron confundidos por un instante hasta que Ruben regreso para tomar algunos artefactos de la enorme mesa.
—¡Que planeas hacer estas loco! —anuncio Lucia buscando quitarle el objeto afilado.
—Tenemos que sacarla de ahí.
—Si claro y que con eso mismo nos haga daño —la joven señalo el objeto y arqueo una ceja.
Un par de pasos presurosos comenzaron a sonar: los jóvenes se escondieron detrás de la enorme mesa para evitar ser vistos.
Ambos admiraron como diversos enfermeros abrían la puerta de Karen para posteriormente someterla. Con ayuda de correas especiales la joven fue amarrada a una camilla.
—¡Que rayos! —sorprendido exclamó Ruben al admirar todo el proceso por el que estaban haciendo pasar a Karen.
La joven fue trasladada en la camilla a una especie de cuarto que se mantenía encerrado por cuatro cortinas una en cada lado. Minutos pasaron en que el silencio se presentó en la pieza hasta que gritos desgarradores comenzaron a escucharse.
—¡Tenemos que ir por ella! —gritaba Ruben preocupado.
—Guarda silencio o te dejare solo en este lugar —amenazaba Lucia tratando de calmar a su compañero.
Los gritos de dolor resonaban tanto que a los enfermeros se les fue incapaz de siquiera escuchar la discusión de ambos jóvenes.
Como les fue posible Ruben y Lucia lograron salir del pasillo y se escabulleron hasta llegar a su debida habitación. En los ojos de Rubén se notaba la inconformidad ante la cobardía que habían tenido.
—Que bueno que están bien —la pequeña Sofi dio un tierno beso en la mejilla de su madre.
—¿Donde estaban? —cuestionó Eliza mirando enojada a Lucia.
Aunque la joven diera una explicación a Eliza antes de salir por Ruben esta ultima no confiaba del todo, sus palabras ya no eran de fiar y menos con su actitud anterior.
Los jóvenes junto con la niña se dispusieron a dormir como todas las noches.
Un niño corría por los pasillos del castillo Mart: su corazón palpitaba muy fuerte. Unos sujetos trataban de alcanzarlo el sudor en su rostro reflejaba que habían estado jugando al cazador por mucho tiempo, el cansancio era evidente de ambas partes.
El pequeño busco por todos lados -¡mamá! ¡Mamá!
-gritaba entre lloriqueos. Una puerta muy sucia se abrió dejando ver en el interior varias cortinas verdes.
Un gritó retumbo en toda la habitación dañada, sujetos vestidos de blanco tomaban de los brazos a una bella dama que reposaba en sabanas sucias.
El pequeño avanzo desesperado dispuesto a llegar a la cama de la mujer. Corre corre el pequeño buscando tomar su mano, un ultimo suspiro sale de la boca de la dama dando a entender que su hora llego.
—¡Mamá! —gritó Ruben emanando sudor por su frente.
El sueño del joven se había sentido tan real, su corazón comenzó a acelerarse causando que le faltara la respiración.
—¡No debí dejar a Karen! ¡No debí hacerlo! —vocifero el joven dispuesto a ponerse de pie.
—¡Yo debo salvarla! ¡Yo no debo dejarla! ¡No dejare que termine como ella...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro