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Tercera noche


A las puertas del castillo, Adora lanzó un suspiro de alivio. Catra había estado haciéndole preguntas demasiado personales en el camino, y aunque su respuesta la mayoría de las veces era el silencio, lograba sacarla de quicio de igual manera por su forma de preguntar las cosas.

Para empeorar las cosas, un extraño sentimiento de comodidad se había apoderado de ella, desde que sentía a Catra abrazada a su espalda mientras montaban a Swifty. Comenzó a impacientarse desde que notó eso, no podía sentirse "cómoda" con una súcubo, sería su perdición.

Los guardias las guiaron con rapidez a la sala del trono, donde la reina tenía una pequeña reunión con sus súbditos. Al verlas entrar, los despidió de inmediato a todos.

—¡Tú! —le gritó con rabia a Catra, que simuló una cara de sorpresa — ¿Cómo te atreves, pequeña rata demoníaca? ¡Me robaste el báculo de mi padre!

—Oh, así que me extrañaste —dijo en tono coqueto Catra, acercándose a la reina. Adora observaba la situación en silencio, pero no le quitaba la vista de encima a la súcubo. Glimmer retrocedió instintivamente, no pensaba caer en sus juegos de nuevo.

—Si quieres conservar tu vida, tendrás que devolverme lo que me robaste —dijo mirándola con odio.

—Veo que cambiaste tus ropas —contestó la súcubo sin inmutarse, rodeando a la reina, tocando la suave tela de su vestido— te ves mucho más madura así, aunque todos sabemos que no eres más que una niña.

Glimmer, furiosa, la agarró del cuello, quería estrangularla, pero no podía, aunque se le hiciera difícil con la cara divertida de Catra.

—Suficiente —dijo en voz alta Adora, con tanta seriedad que la reina la miró sorprendida.

—¿Qué? ¿La estás defendiendo?

Adora no respondió inmediatamente, sino que puso una mano sobre la reina, y una vez que soltó a la súcubo, la empujó suavemente hacia atrás con la otra mano.

—Ella no hará nada a menos que yo se lo ordene, es mía por 7 días y 7 noches. Tenemos un contrato, gracias a eso pude traerla viva. Cumplí mi palabra, ahora cumpla la suya.

Glimmer hizo una mueca de disgusto, y fue a buscar el resto del oro, que luego se lo entregó a Adora, quien sonrió al ver el contenido. Catra miraba a Adora con lascivia, no había pasado por alto el "es mía".

—Supongo que tendré que pagarte para recuperar el báculo de mi padre.

—Ha acertado, majestad.

—Esta vez, te pagaré cuando regreses con el báculo. Esperaré 5 días, no más que eso. Si no regresas para entonces, iré a cazarte yo misma, créeme, tengo aliadas poderosas.

Adora la observó, sin demostrar expresión alguna, para luego hacer una reverencia como despedida. Agarró a Catra del brazo y salió rápidamente del castillo. No le gustaba para nada trabajar bajo amenaza, menos cuando la amenaza venía de una reina altanera.

Adora montó en Swifty apenas se lo devolvieron los guardias, ayudó a Catra a subirse y galopó a toda velocidad hacia el norte del reino. Catra se mantuvo en silencio, sabía que Adora estaba molesta. Pero le sorprendía que aún la mantuviera con vida, podría haberla matado ahí mismo, en el salón, y luego a la reina, porque era lo suficientemente fuerte como para hacerlo. Pero no lo había hecho, tal vez por valores o por otras razones, lo cierto era que aquella rubia le parecía cada vez más interesante.

Siguieron galopando hasta adentrarse en un espeso bosque, aquella zona era territorio de nadie, estaba plagado de monstruos, animales salvajes y demonios. Sin embargo, Adora parecía conocerlo bien, durante todo el camino no se toparon con nada. La súcubo quedó bastante sorprendida cuando de pronto se materializó una pequeña cabaña.

Desmontaron, y mientras Adora llevaba a Swifty detrás de la cabaña, donde había un pequeño establo, Catra observaba con curiosidad el lugar, que olía ligeramente a la rubia. Cuando Adora entró, ella la siguió, en el lugar había una cama bastante grande, un estante con algunos libros, y en el centro un caldero. No parecían haber más cosas por ahí, probablemente porque la rubia no pasaba mucho tiempo allí, a pesar de que su olor estaba en todas partes según Catra.

La rubia encendió una fogata en una pequeña chimenea, que la súcubo no había notado antes por la oscuridad. Una vez que se hizo el fuego, todo se iluminó más, aunque no era suficiente, por lo que Adora encendió algunas velas. Cuando hubo suficiente luz, se dedicó a examinar el suelo, confundiendo a Catra que la observaba con curiosidad.

Entonces, la rubia encontró lo que buscaba, el falso suelo donde escondía sus bienes. Levantó la puertecilla de madera, y colocó el pequeño saco de oro ahí, luego rebuscó un rato entre otras cosas que tenía ahí, hasta que encontró un mapa que dejó aparte, para después cerrar el escondite y encantarlo con una runa.

—¿Estás segura que quieres que vea tu escondite? —preguntó Catra. Adora pareció recién notar su presencia, estaba inmersa en sus pensamientos, por lo que tardó unos segundos en responderle.

—No realmente. Después de todo, eres... mmm, luego de 5 días, morirás por mi espada.

Catra levantó una ceja ante su respuesta, estaba segura que Adora iba a decir "eres mía" pero se arrepintió a último momento. Eso, y que la protegiera de la reina, le estaba dando señales de que la rubia en algún momento cedería.

—Es extraño... —soltó Catra.

Adora la miró con cansancio, al parecer la súcubo no pensaba callarse.

—¿Qué es extraño, Catra? —la aludida sonrió por su respuesta, le gustaba que la llamara por su nombre.

—Aún no me has preguntado por el báculo, vinimos aquí corriendo y eso que esa reina te amenazó. Es extraño.

—Mañana iremos a tu nido, y recuperaremos el báculo. Pero tengo que descansar primero. ¿Alguna otra pregunta?

—Sí. ¿Me dejarás dormir aquí o me mandarás al establo?

Adora se llevó una mano a la barbilla, simulando que se lo pensaba.

—Aún no lo decido. Iré a cazar, tú te quedas aquí.

Antes de que la súcubo pudiera replicar, Adora agarró el arco con el carcaj que estaban colgados detrás de la puerta principal y salió. Catra hizo una mueca, parecía que la rubia estuviera huyendo de ella desde lo que pasó en el lago. Sonrió ante el descubrimiento, lo había pasado por alto ya que había estado concentrada en molestarla todo el camino con preguntas.

Pasaron bastantes horas hasta que Adora regresó, ya estaba oscureciendo. La rubia notó que Catra estaba durmiendo en su cama, por lo que simplemente puso a asar la carne en la chimenea, a la vez que sacaba una botella de vino de su escondite. El olor despertó a la súcubo, que sintió hambre al oler la carne.

Adora le pasó algo de carne asada y le sirvió vino. Catra bebió lentamente el vino, pero comió otras dos veces más, mientras que la rubia devoró casi toda la carne, y se bebió el resto del vino. Quería dormirse lo antes posible, sin distraerse por la súcubo. Colocó una manta en el piso, y le dijo a la súcubo que dormiría ahí. Ella se indignó de inmediato.

—¿Qué crees que soy, un perro? Voy a dormir contigo en la cama. ¿O tienes miedo de estar cerca de mí? — le reclamó Catra, acercándose al rostro de Adora, lo cual era imposible, porque era mucho más baja que ella, pero aún así la miraba desafiante.

Adora la miró a los ojos, no era la típica mirada fría que usualmente tenía, pero aún así, no dijo nada, sólo caminó hacia su cama. Se quitó casi toda la ropa, sólo se dejó la ropa interior. Se acomodó de cara a la pared, por lo que le daba la espalda a Catra, quien se deslizó a través de las sábanas completamente desnuda.

Adora no tardó en sentir el calor que emanaba el cuerpo de la súcubo en su espalda, pero se repetía a sí misma que aunque extrañara el contacto físico con otra mujer, ella no era una mujer, era una demonio. De pronto sintió una caricia en su espalda, que le produjo escalofríos en todo el cuerpo.

—No me toques, súcubo, o te vas al establo.

—¿Por qué tan sensible? ¿Tan difícil es admitir que te gusto? Sé lo que quieres Adora, puedo olerlo y percibirlo. Si tanto te avergüenza, podemos hacer como que esta noche nunca ocurrió.

—No tientes tu suerte, Catra.

—Suerte es que sea tuya, esa reina no me pudo hacer nada. ¿No te gusta que toquen lo que es tuyo, verdad, Adora?

La rubia no respondió, si caía ante sus provocaciones, todo terminaría mal.

—Esperaba que no respondieras, después de todo, debe ser vergonzoso para una caza demonio desear a una súcubo.

Entonces, en un arranque de ira, Adora se giró y la sujetó del cuello, colocándose encima de ella, destapándola por completo. Entonces vio su cuerpo desnudo, y sin soltar su cuello, recorrió con su mano libre sus pechos, bajando por su vientre, hasta que notó lo que estaba haciendo y se detuvo. Notó en ese momento que su corazón latía acelerado, por lo que intentó respirar profundo y calmarse.

Catra se echó a reír a carcajadas, porque ella tenía razón. Sólo tenía que presionar un poco más, y Adora sería suya. La rubia finalmente la soltó, volvió a la misma posición que estaba antes, y se durmió de inmediato, sin preocuparse más por la súcubo.


Nota de la autora: Siento que Adora tiene un autocontrol y un don para dormirse cuando quiere increíbles ¿no les parece? jajajaja. Hay gente que tiene el don para dormirse cuando quiera y los odio por eso, de hecho mi waifu tiene ese don y la odio por eso (na mentira, la amo). En fin, de alguna manera me imaginé que la Adora de este AU sería así, con mucho autocontrol y una capacidad para dormirse a voluntad porque tiene que sobrevivir a toda costa (para eso debe descansar de vez en cuando, y sin lujos). Espero que les haya gustado el capítulo, esta semana es de doble actualización :3

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