Segunda noche
Catra miraba con atención a Adora, que luego de amenazarla y convertirla prácticamente en su mascota, simplemente decidió acampar ahí mismo, ya que tenía hambre y sueño, no había descansado en dos días hasta que encontró a la súcubo. Su caballo estaba sorprendentemente tranquilo, amarrado, durmiendo sin ningún problema.
La súcubo pensaba que aquella dupla era bastante peculiar, por lo general los caballos se espantaban al más mínimo monstruo, y los humanos no eran capaces de resistirse a sus encantos. Aunque claro, ella no era una humana normal, incluso había usado una esencia demoníaca para atraerla. Además, la forma en que Adora la había amenazado, de sólo pensarlo la volvía a excitar.
Lo que Catra no sabía, era que aquel contrato consumía una gran cantidad de magia, por lo que Adora necesitaba descansar, debía recuperar energía a pesar del riesgo que implicaba dormir al lado de una súcubo o en un bosque donde quien sabe cuántos monstruos más habrían.
—Dormiré un rato, partiremos al amanecer, tú has guardia y despiértame si aparece algún demonio, y no te atrevas a tocar mis cosas —le ordenó a la súcubo, quien la miró con cara de pocos amigos.
Sin embargo, quien despertó a Adora fue Swifty, con un relincho en su oído. Apenas abrió los ojos, notó que la súcubo se había arrimado a ella, incluso movió los brazos de la rubia para que la sujetara por la espalda y acurrucarse mejor. Adora gruñó ante la perspectiva de haber dormido abrazada a una súcubo, y se movió con brusquedad, esperando que Catra se despertara.
La demonio se estiró, desperezándose lentamente. Adora nuevamente la miraba con el ceño fruncido, algo que la divertía sobremanera.
—Se supone que debías hacer guardia, no quedarte dormida —la regañó.
—Te equivocas, hice guardia hasta que me dio sueño. Además tenía frío, y no encontré nada mejor que usar tu calor para dormir bien —le contestó con sorna.
Adora sólo la miró con enojo y la ignoró. Comenzó a guardar la manta sobre la que habían dormido, luego revisó las alforjas antes de volver a cargarlas en Swifty, había olvidado encantarlas, por lo que cualquiera las podía abrir. Afortunadamente, la súcubo no le había robado nada aún, probablemente porque estaba empecinada en la estúpida idea de seducirla.
Le lanzó una mirada discreta, su falta de ropa llamaba demasiado la atención. Se quitó su larga capa negra con capucha, y se la lanzó, la súcubo la atrapó sin problemas, pero miró la capa con verdadera extrañeza, como si no supiera para que servía.
—Cúbrete, así llamarás menos la atención, y tienes que esconder tu cola, ah, y tus cuernos también.
—Los humanos normales no pueden ver mi cola y cuernos, pensé que lo sabías, señorita caza demonio.
Adora se quedó meditándolo un momento. Nunca antes había lidiado con una súcubo, y había perdido su grimorio, por lo que no estaba segura de si le estaba mintiendo. Intentó en vano recordar lo que había leído en aquellas viejas páginas. Suspiró con fastidio, ya no quería perder más tiempo, tenía que deshacerse de esa súcubo cuanto antes, era muy molestosa.
—Como sea, no hablarás con nadie sin mi permiso.
—Como quieras.
Adora montó en Swifty, Catra intentó subirse pero el caballo simplemente avanzó con la rubia ignorándola.
—¡Oye! ¿Piensas dejarme aquí, no tienes que llevarme a algún lado?
Adora detuvo al caballo y se giró, su cara mostraba una ira glacial, era aterradora, incluso para la súcubo.
—Iremos donde la reina, tú caminas, yo cabalgo. ¿Está claro?
Catra asintió con rabia contenida. No le agradaba para nada caminar la enorme distancia que había hasta el castillo de Brightmoon. Pero se las arreglaría para subirse a ese caballo como fuera. Una vez que salieron del bosque y encontraron el camino que las llevaría a su destino, se le ocurrió una buena idea.
En el camino transitaban varias personas cerca del cruce que llevaba al Desierto Carmesí o a Frightzone. La súcubo sonrió perversamente antes de chocar con un campesino que llevaba una carretilla con verduras, que se desparramaron estrepitosamente por toda la tierra del camino. Luego corrió a esconderse cerca del caballo sin decir palabra en vez de disculparse.
—¡Oye! ¡¿No piensas disculparte por lo que tu esclavo hizo?!
Adora se giró, molesta, y la mirada fría hizo que el hombre retrocediera un poco, incluso tragó saliva de los nervios.
—Discúlpate, y ayúdale —le ordenó con voz fría a la súcubo.
La demonio se disculpó en voz casi inaudible, y le recogió algunas papas que habían caído al hombre, quien le hizo una seña para que se fuera, no quería hacer enfadar a la caza demonio, su presencia le daba escalofríos, al igual que la de la súcubo.
Una vez que se alejaron lo suficiente, Catra observó el rostro de Adora, que estaba aún más serio, si aquello era posible.
—Estoy algo cansada, ¿serías tan amable de dejarme subir en tu adorable corcel?
Adora la miró directamente a los ojos, esa ira templada, estaba ahí de nuevo, en aquella mirada, pero eso sólo hacía que le gustara más.
—Oh, me pregunto qué clase de problemas nos esperarán en el largo camino que vamos a recorrer —soltó con intención de nuevo.
Adora suspiró con cansancio, se disculpó en voz alta con su caballo y le hizo una seña a Catra para que subiera. La súcubo se subió con una sonrisa victoriosa, y abrazó la cintura de la rubia con satisfacción, incluso olfateó su cabello, que olía a tierra. Anduvieron en silencio un largo tiempo, la súcubo tenía mucha curiosidad por la rubia, pero no se atrevía a preguntarle nada aún.
De pronto se desviaron del camino principal, tomando un pequeño sendero mucho más fresco, ya que altos árboles lo rodeaban. Al parecer, era un lugar que le era familiar a Adora, pero que no dijera nada, de alguna manera alteraba a Catra, que no pudo soportar más el silencio de la rubia.
—¿A dónde vamos?
—Ya verás —respondió escuetamente Adora.
La súcubo hizo una mueca de hastío, ya que la caza demonio no la vería. En cierta manera, la rubia se había ganado su respeto, nunca antes nadie la había vencido con tanta facilidad. No sabía a ciencia cierta cuáles eran sus habilidades, pero sí sabía que su magia era poderosa, aquello era suficiente para no tentar su suerte.
Entonces, apareció el objetivo de la rubia, un pequeño lago, casi íntimo, donde había estado antes un par de veces y solía darse un baño para refrescarse, como también guardar agua para el viaje. Catra miraba el paisaje sorprendida, le parecía hermoso e íntimo, ya que estaba un tanto alejado del sendero que habían estado recorriendo, en verdad la rubia tenía buen gusto.
Adora desmontó, y liberó a Swifty de sus riendas, silla y alforjas. El caballo se sacudió un poco y desapareció, a pesar de esto, la rubia no parecía preocupada.
—¿Te vas a deshacer de él? —inquirió la súcubo.
—No, sólo merece un descanso por cargar peso extra —contestó mirándola de soslayo.
Catra la miró enfadada, pero pasó del enojo al asombro cuando notó que la rubia estaba quitándose la ropa. Se quedó congelada, por alguna razón no era capaz de moverse, hipnotizada por la vista que tenía al frente. El cuerpo de Adora era escultural, tenía varias cicatrices debido a su trabajo, pero aún así, era hermoso. La súcubo tragó saliva cuando vio que se quitaba las vendas que cubrían sus pechos.
Una vez desnuda, caminó directo hacia el lago, ignorando completamente a la súcubo, quien la siguió con la mirada en todo momento. Cuando la vio sumergida en el agua, reaccionó por fin, comenzando a desvestirse apresuradamente para seguirla. Tal vez era el efecto del atardecer, pero ver a Adora flotando allí en el agua, con los ojos cerrados, era una escena maravillosa para la súcubo.
Adora estaba sorprendida, la súcubo no estaba intentando hablarle como antes, había enmudecido desde que comenzó a desvestirse. Pero aun así, no podía ignorar la intensa mirada de Catra sobre ella, que podía percibir incluso con los ojos cerrados.
—¿Por qué eres así? —le recriminó a la súcubo, mirándola directamente. Catra se ruborizó unos segundos, al ser sorprendida por Adora.
—¿Así cómo? —su mano recorrió delicadamente el vientre de Adora, subiendo hacia sus pechos— ¿Te molesta que te mire? No pensé que fueras tímida.
Adora le sujetó la muñeca antes de llegar a su pecho. Su rostro estaba serio, pero al menos no estaba enojada, eso le daba algo de esperanza.
—No soy tímida, simplemente no eres mi tipo, Catra. Lo siento, no me llevo bien con los demonios ¿podrás perdonarme? —le respondió con sarcasmo.
Por toda respuesta, Catra le lanzó agua a la cara. Adora se enfadó, ya que perdió la vista unos segundos, así que le devolvió el ataque, pero la súcubo lo esquivó. Quiso alejarse, pero la rubia la atrapó por la cintura, girándola con cierta facilidad, para que quedasen cara a cara. Le lanzó agua por la boca en toda la cara de Catra, y luego se rio a carcajadas, sin soltarla.
Cuando se hizo el silencio, Catra siguió mirándola, su corazón latía emocionado, estaba muy cerca de Adora, muy cerca de su boca. Se acercó para besarla, pero la rubia la detuvo con un dedo, que la súcubo lamió con cierta sensualidad, lo que tomó desprevenida a Adora, que la soltó y se alejó de inmediato. "¿Qué diablos había sido eso?" pensó la caza demonio.
Notó entonces que estaba oscureciendo a su alrededor, así que decidió salir del agua para secarse y continuar el viaje, esa noche no dormiría ni acamparía, no después de ese desliz con la súcubo. Catra la siguió en silencio, pero sabía que sólo tendría que seguir intentando hasta que Adora fuera suya.
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