El sonido del despertador resuena en la serenidad de mi habitación, un estridente eco que me arrastra de los sueños hacia la realidad. Me siento en la cama, envuelta aún en la suavidad de las sábanas, intentando reordenar mis pensamientos. En ese momento, mi madre entra en mi habitación con un vigor contagioso, iluminando el entorno con su energía desbordante y una sonrisa que, debo admitir, resulta un regalo inesperado a esta hora tan temprana.

—¡Buenos días, cariño! —canturreó ella, mientras apartaba las cortinas y dejaba que un torrente de luz dorada inundara el espacio, creando un juego de sombras y rayos que danzaban a su alrededor—. ¡Es hora de que te prepares para conquistar el mundo!

—¡Buenos días, mamá! Sí, lo sé, solo necesito unos segundos para salir de este encantador limbo —respondo, estrujando mis ojos en un intento torpe de adaptarme a la brillantez que ahora me rodea.

A medida que me levanto, una mezcla de emoción y nerviosismo se apodera de mí, pues hoy no es un día como cualquier otro; es el día que he anhelado con cada fibra de mi ser, el instante mágico en el que cada joven comienza a escribir su propia historia. No solo es el comienzo de un nuevo capítulo; me aventuro en un terreno desconocido, donde cada rincón promete sorpresas, aprendizajes y la oportunidad de descubrir el potencial que llevo dentro.
¡Es mi primer día en la universidad!

Aunque confieso que no solo estoy emocionada por enfrentar lo desconocido, sino también la anticipación de volver a ver a mis amigos inseparables.  Ellos han estado a mi lado desde la infancia, verdaderos cómplices de mis aventuras, con quienes me he reído y llorado en todas las etapas de mi existencia.

Este verano, sin embargo, marcó una pausa en nuestra cercanía. Con la adultez asomándose, algunos de nosotros, tras realizar pasantías en las mismas empresas donde trabajan nuestros padres, nos vimos persuadidos por ellos para seguir laborando de manera parcial.

La intención era que aprendiéramos a desenvolverse profesionalmente y a manejar nuestras finanzas de forma más consciente. Lo cual reconozco que ha funcionado a la perfección, al menos en mi caso, ya que ahora tengo una percepción mucho más aguda del costo de la vida. Mientras tanto, otros corrieron con más suerte y disfrutaron de unas merecidas vacaciones, por lo que apenas compartimos un par de momentos juntos.

Antes de continuar, permítanme contarles un poco sobre nosotros; si tuviera que definirnos, diría que nos movíamos en un espacio intermedio, como figuras de un lienzo que nunca se ajustaron a los contornos predefinidos del colegio.

Nunca fuimos el grupo que acaparaba todas las miradas en las fiestas, ni aquellos que se pasaban horas resolviendo problemas matemáticos en la biblioteca. En cambio, éramos un conjunto de almas curiosas e inquietas, unidas por la pasión de explorar lo que había más allá de lo evidente.

Mientras otros se aferraban a sus etiquetas, nosotros descubrimos nuestra identidad en la rica diversidad de nuestras individualidades. Nos uníamos en las tardes de baloncesto, donde la competición codo a codo, chicas contra chicos, se convertía en un juego de risas y camaradería.

Luego de las sesiones de cine, discutíamos apasionadamente sobre los giros más inesperados de las tramas, dejando volar nuestra imaginación. Y durante las largas caminatas a casa, compartíamos nuestros temores, sueños y secretos, tejiendo así lazos que perduran en el tiempo.

Cada uno de nosotros aporta algo único al grupo, y en el caso de Elena, es difícil no destacar lo excepcional que es. Siempre dispuesta a tender una mano amiga en los momentos más difíciles. Tiene una increíble habilidad para hacer que todos se sientan comprendidos y apoyados.

Para ella, el mundo es un lugar lleno de posibilidades y bondades, siempre confiando en que las personas que conoce tienen buenas intenciones. Su idealismo la impulsa a soñar en grande, inspirando a quienes la rodean a encontrar el lado positivo en las adversidades.

Además, a menudo se emociona por detalles que otros podrían considerar insignificantes: un amanecer radiante, una canción que evoca recuerdos felices o un gesto amable de un extraño.

Más allá de su encantador carácter, ella irradia una belleza cautivadora. Su figura esbelta y de piel morena, junto con su abundante cabello rizado y negro que cae en cascada acentuando sus caderas. Sus ojos, profundos y brillantes, reflejan una fascinante mezcla de ternura y fortaleza que hipnotiza a quienes se cruzan en su camino. Por todo esto, es la candidata ideal para la carrera que ha elegido: relaciones públicas.

Ella es la hija mayor de un matrimonio que ha compartido un amor inquebrantable durante dos décadas. Su madre, ama de casa, y su padre, un exitoso arquitecto, han creado un hogar lleno de amor y armonía. Después de Elena, llegaron al mundo las mellizas traviesas y llenas de energía, que ahora tienen diez años.

A veces me sorprendo al recordar cómo era mi amiga a esa misma edad; su personalidad es tan distinta que, en ocasiones, me pregunto cómo es posible que sean hijas de las mismas personas.

Por otro lado, esta Edward que es, sin duda, una presencia revitalizante en cualquier entorno. Tiene una complexión atlética, fruto de su dedicación al deporte y a un estilo de vida saludable. Su cabello, de un castaño oscuro, resalta los rasgos de su rostro, enmarcando su mandíbula definida y sus pómulos marcados.

Más allá de su apariencia, el posee una personalidad magnética. Es un auténtico líder, siempre el primero en proponer actividades grupales, desde salir a hacer ejercicio hasta organizar pequeñas escapadas. Su espíritu aventurero y su capacidad para impulsar a los demás a participar son el catalizador de numerosas nuevas experiencias.

De igual forma, cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles, Edward no solo se mantiene sereno, sino que también sabe encontrar la manera de involucrar a todos en la solución, creando un sentido de pertenencia y trabajo en equipo. Esta cualidad lo complementa perfectamente con Elena, con quien ha estado saliendo por un poco más de dos años y de alguna manera, forman la pareja perfecta.

Aunque tristemente su vida no siempre lo ha sido, debido a que su padre falleció a causa del cáncer cuando él era aún muy pequeño, un hecho que lo obligó a madurar de manera prematura. Tras esa trágica pérdida, la familia enfrentó una difícil situación económica, asediada por los altos costos del tratamiento.

Desde entonces, asumió la responsabilidad de ayudar con las tareas del hogar a su madre, la cual es abogada y a su hermana mayor quien se dedicó a la contabilidad, permitiéndoles concentrarse en sus trabajos. Gracias a su esfuerzo y dedicación, hoy en día la familia disfruta de una sólida estabilidad económica y han logrado reconstruir sus vidas. Aunque él no estaba muy seguro de que estudiar, se decidió finalmente por gestión de recursos humanos. En lo que creo que le ira muy bien.

También esta Samir, que es el tipo de persona que siempre parece estar en modo de broma, abordando la vida como si fuera un juego que no se toma demasiado en serio. Sin embargo, a medida que lo conoces a fondo, descubres que hay mucho más allá de esa superficie llena de diversión. Su humor, lejos de ser una simple fachada, revela una búsqueda profunda de significado y dirección en su vida.

Con su personalidad jovial y enérgica, su apariencia complementa a la perfección su carácter vibrante. Su cabello rubio, siempre peinado hacia un costado, refleja su naturaleza juguetona y desenfadada. Además, sus ojos brillantes y chispeantes, de un intenso azul, revelan una curiosidad incesante por el mundo que lo rodea.

Su sonrisa, amplia y sincera, destaca por unos dientes ligeramente imperfectos que le otorgan un aire auténtico y accesible. Este encanto natural le confiere un talento especial para iluminar nuestros rostros, incluso en los momentos más oscuros.

Samir se inscribió en la carrera de Administración de Empresas con el objetivo de prepararse adecuadamente para asumir la dirección del negocio familiar. Como hijo único, no ha tenido otras opciones por parte de sus padres, quienes están divorciados desde hace más de cinco años. Afortunadamente, ambos son empresarios y han sabido manejar la situación con diplomacia. Sin embargo, esta circunstancia ha generado en él, cierta renuencia hacia el compromiso.

Aislin siempre inmersa en libros, sin importar lo aburridos que puedan parecer. Su amor por el conocimiento la convierte en la persona a la que todos acudimos cuando tenemos dudas o necesitamos ayuda en alguna asignatura, ya que siempre está dispuesta a ofrecer su apoyo y orientación.

En cuanto a su apariencia, ella se distingue por su elegante cabellera negra, lisa y de longitud media, que se desliza suavemente sobre sus hombros, realzando a través de sus gafas, el profundo brillo de sus ojos del mismo tono y su dulce sonrisa, otorgándole un aura angelical que la hace aún más encantadora.

Ella es hija de un periodista que disfruto de un breve período de popularidad en los años 80, y de una ministra de cultura que, al enterarse de que Aislin ha decidido estudiar lenguas modernas, no pudo sentirse más feliz. Al igual que su guapo y brillante hermano mayor por 6 años, quien recientemente se comprometió con su novia de preparatoria, creando así un ambiente familiar lleno de orgullo y alegría.

Kael es un joven carismático cuya imponente estatura atrae todas las miradas en cualquier multitud. Su cabello castaño claro y ligeramente ondulado enmarca su rostro, brindándole un aura artística que no pasa desapercibida.

Siempre lleva consigo una libreta llena de letras de canciones en su bolsillo; vive y respira música. Su pasión por el arte es contagiosa, cuando comienza a tocar la guitarra, quienes lo rodean se ven envueltos en la magia que emana de su ser y aunque es un romántico empedernido, jamás nos ha dejado de lado por alguna de sus conquistas.

Además, gracias a él, hemos descubierto el lado más divertido de la juventud, ya que nos ha llevado a inolvidables fiestas, claro a escondidas. Donde las risas y las anécdotas memorables han sido protagonistas.

En esos eventos, todos nos hemos atrevido a experimentar nuestras primeras emborrachadas, aunque siempre hay quienes preferimos mantenernos sobrios, asegurándonos de que todo esté en orden y que todos estemos bien. Recordando que la clave es mantenernos juntos para cuidarnos mutuamente.

Es hijo de un productor musical y una talentosa bailarina, quien, hace unos años, fundó un pequeño estudio donde enseña a niñas y adolescentes. Sin embargo, a pesar de llevar la música en sus venas, ambos creen que lo más beneficioso para Kael, a pesar de ser aspirante a cantante, es que persiga una carrera que le brinde mayor responsabilidad y compromiso. Así, bajo la influencia de sus constantes sugerencias, él se decidió por el marketing digital.

Tiene un hermano menor con quien comparte una relación excepcional, pasándose horas juntos frente a la computadora, escuchando y creando música. Esta conexión es tan profunda que el primero lo considera un verdadero modelo a seguir.

Hannah es una joven con una pasión ardiente por la moda. Siempre atenta a las últimas tendencias, su armario es una explosión de colores, texturas y estilos que van desde lo clásico hasta lo más vanguardista.

Su cabello, siempre brillante y bien peinado, es una extensión de su personalidad; le encanta experimentar con diferentes peinados y tonos, ya sea un rubio platinado o un castaño profundo. Cada vez que aparece en público, sus uñas, meticulosamente arregladas y decoradas con diseños únicos, son el complemento perfecto para su atuendo.

Pero ella no solo le dedica tiempo a su propio aspecto, sino que también se preocupa por aquellos que la rodean. En nuestro grupo de amigos, es conocida como la "estilista" no oficial. Siempre está dispuesta a ayudarnos a elegir la ropa adecuada para cualquier ocasión, ya sea una fiesta, un evento escolar o simplemente una salida casual.

Con su ojo para la estética, sabe cómo realzar las mejores características de cada uno, haciendo que todos nos sintamos seguros y espléndidos. Además, posee una gran intuición para detectar la compatibilidad entre las personas; de hecho, fue ella quien animó a Edward a dar el primer paso con Elena.

Es hija de un cirujano plástico y de una activa política. Tras una década de matrimonio, sus padres decidieron separarse, debido a las exigencias de sus apretadas agendas, que les dejaban poco tiempo para disfrutar en familia. Aunque pasa la mayor parte de su tiempo con su madre, mantiene una profunda complicidad con su padre, sintiendo que entre los dos existe una conexión especial, al hacer lo mismo, pero de maneras distintas.

La inesperada llegada de su pequeña media hermana de cinco años supuso un reto para ella, ya que sintió que su relación con su padre podría verse amenazada. Sin embargo, al verla, esas inseguridades se desvanecieron de inmediato.Como se podrán imaginar, inspirada por su entorno, decidió cursar la licenciatura en artes industriales con mención en diseño de modas.

Por último, pero no menos importante yo, Zohar. Me considero una chica con una profunda conexión espiritual que orienta cada aspecto de mi existencia. Desde que comencé a practicar yoga, he descubierto en cada postura una forma de reconectarme conmigo misma y liberar la ansiedad que a menudo me abruma. Al crear un ambiente sereno en mi habitación, enciendo incienso y me sumerjo en la armonía de mi respiración. Cada sesión me recuerda que tengo la capacidad de encontrar serenidad en medio del caos.

Este hábito no solo ha transformado mi vida, sino que también lo he compartido con mis amigos. En momentos difíciles, me esfuerzo por recordarles su valía, ayudándoles a reafirmar su luz interna y su potencial. Juntos trabajamos en alcanzar su equilibrio, atrayendo lo que desean a través de la práctica de decretar y visualizar sus intenciones. Cada encuentro se convierte en una oportunidad para cultivar la paz y el amor propio, fomentando siempre el potencial que llevamos dentro.

Por igual, la intuición ha sido siempre mi guía. Creo firmemente en las supersticiones que he recopilado a lo largo de mi vida: encontrar una pluma en el suelo como signo de que un ángel me cuida, o evitar pasar por debajo de una escalera, respetando las influencias de las energías que nos rodean. Siento que cada acción cuenta y que el karma es una fuerza poderosa y real. Por eso, intento actuar con bondad en todo momento, consciente de que el bien que ofrezco al mundo regresa a mí de formas inesperadas.

Físicamente, no me considero diferente a los demás. No tengo un cuerpo exuberante ni una estatura que destaqué, excepto por mi cabello rojo, que contrasta vívidamente con mis ojos azules; esos que heredé de mi padre, quien nos abandonó a mi madre y a mí cuando yo apenas tenía dos años. Les mentiría si dijera que su ausencia no me ha afectado, pero lo que realmente me duele es saber que su partida fue aún más dolorosa para ella.

Afortunadamente, mis abuelos asumieron la responsabilidad de cuidarme mientras mi madre se dedicaba a su trabajo como directora de uno de los bancos más grandes del país. Sin su apoyo, estoy convencida de que nuestra situación habría sido mucho más complicada. Solo deseo que algún día ella recupere la confianza en el amor y se conceda la oportunidad de ser feliz nuevamente.

Ah, se me olvidaba comentarles, he decidido estudiar licenciatura en filosofía, me parece que encaja perfectamente conmigo ¿no creen?
Ahora que ya tienen una idea de quiénes somos, regresemos a la historia. Me encontraba en la universidad, inspeccionando a mi alrededor para dar con mis amigos, pero la multitud complicaba la búsqueda.

Cada rostro era una mezcla de expresión y ruido que me mantenía alerta. Finalmente, tras lo que se sintió como una eternidad, localicé a Elena y Hannah. Estaban sentadas en la zona de descanso, el lugar donde acordamos reunirnos, riendo y conversando animadamente.

—¡Ay, por fin llegas! —exclamó Elena, alzando la voz con una mezcla de alivio y emoción, su rostro iluminado en una sonrisa que dejaba ver lo mucho que la había estado esperando—. Estaba a punto de llamarte. Pensé que te había pasado algo, ¡tú siempre tan puntual!

Antes de que pudiera responder, me rodeó con sus brazos en un abrazo tan intenso que me dejó sin aliento. Me costó unos segundos recuperar el aire.

—¡Ey! No la asfixies, —intervino Hannah, extendiendo los brazos con una gran sonrisa y una expresión traviesa en su rostro—. Además, no es para tanto, ¡solo han pasado cinco minutos desde la hora acordada!

—Chicas, a mí también me han hecho falta, —respondí, mientras acomodaba el jugo de naranja que tenía en la mesa, apretando los labios en un gesto de satisfacción, antes de fundirnos en un abrazo de tres.

—Perfecto, veo que llegué en el momento justo, ¡este nene también quiere un abrazo! —comentó Samir, quitándose sus características gafas de sol, sus ojos brillando con picardía mientras observaba la escena.

—Ni en tus mejores sueños, Bad Boy Attempt —replicó Hannah, mientras se alisaba el cabello con un gesto despreocupado, erguía la cabeza con un aire desafiante y una ceja levantada.

—Tranquila, sabes que no hablaba contigo, sino con las demás, ice diva —respondió él, sonriendo juguetonamente, sus labios curvándose en una media sonrisa que prometía diversión.

Mientras ella lo observaba con cejas entrecerradas, Elena y yo intercambiamos una mirada cansada; su dinámica de rivalidad era siempre un espectáculo. En ese momento, Edward apareció y se lanzó a los brazos de su novia, dándole un beso suave y cálido, antes de saludar a todos con la familiaridad de alguien que siempre se siente bienvenido.

—Oigan, creí que no había tenido unas vacaciones aburridas hasta que veo sus bronceados, —comentó el enamorado, mientras dirigía la mirada a los rubios del grupo, sorprendido, pero a la vez impresionado por su tono dorado.

—¡Hermano! ¡La pasé increíble! ¡No tienes idea de los lugares que visité! —exclamó Samir, su voz rebosante de alegría y su entusiasmo contagiante mientras gesticulaba con las manos, como si estuviese narrando una aventura épica.

—Vaya, pero cuánta alegría hay por aquí, ¿será que solo a mí me ha costado despertarme tan temprano? —preguntó Kael, retirándose los audífonos con un ligero suspiro, como si se despejara de un sueño profundo.

—Hola chicos, disculpen la tardanza. Me falló el despertador, —admitió apenada Aislin, que venía un poco más atrás de Kael, su voz era un suave murmullo que parecía ocultar cierta frustración.

Así pasamos cerca de media hora intercambiando anécdotas divertidas y las no tanto. Risas llenaban el aire, y cada historia contada añadía un ladrillo más a la base de nuestra amistad. Sin embargo, Aislin pronto nos hizo notar que ya era hora de entrar a clase, y aunque una parte de mí quería quedarme allí charlando, el reloj no perdonaba. Mientras nos despedíamos, una idea chispeante cruzó mi mente.

—¡Ey, chicos! No se vayan, antes tomémonos una foto, —anuncié, levantando la cámara con alegres movimientos, el entusiasmo brillando en mis ojos.

—Buena idea, pero ¿quién nos tomará la foto? —preguntó Elena, analizando a nuestro alrededor con una expresión de búsqueda.

—Creo que esas chicas podrían ayudarnos, —sugirió Kael, señalando con un gesto rápido y visiblemente embelesado por la belleza de las esbeltas figuras que estaban cerca.

—Sí, yo les pregunto, —dijo Samir, tomando su mochila de la mesa, con la intención de dirigirse hacia ellas, su postura confiada era evidente.

—Olvídalo, Bad Boy Attempt. Voy yo; si lo haces tú, las ahuyentarás como siempre —dijo Hannah, riendo con desdén y un toque de arrogancia, cruzándose de brazos.

—Chicos, no empiecen otra vez —interrumpí, notando que Samir estaba listo para responder, su mirada ya cargaba un desafío—. Lo haré yo, que soy la dueña de la cámara, —declaré, agitando nuevamente mi brazo derecho con determinación.

—Sí, creo que es lo mejor, —asintió Edward con una calma envidiable, sonriendo como si estuviera disfrutando del espectáculo.

—¡Vamos, rápido! No perdamos más tiempo; no quiero llegar tarde el primer día de clases —enunció Aislin, con un tono preocupado, mientras se ajustaba los lentes, sus ojos reflejaban inquietud.

Tras un breve intercambio con una de las chicas, volvimos con mis amigos. En ese instante, capturando lo que no sabía sería el inicio de una nueva etapa que marcaría nuestras vidas para siempre.