El más poderoso de los dragones:
Cuando era niño, Juno anunció a mi madre que mi vida estaría ligada a un tizón de leña ardiente, y que cuando se consumiera el tizón, yo moriría.
Por mucho tiempo temí ver mi vida consumirse ante mis ojos, temí que el fuego me alcanzase y acabase por tragar mi espíritu, renegaba de que mi existencia entera dependiese de algo tan pequeño y frágil como un palo a medio quemar.
Pero aprendí a aceptar el peligro. Comencé a preferir tener la leña conmigo. Ya saben cómo son las profecías, las hacemos cumplir en el camino que tomamos por evitarlas.
No tengo ganas de morir, mas no puedo dejar que el miedo me frene. Cada vez que llevo a la legión al combate, tengo que jugármelo todo. Todos lo hacemos. Es la única forma de comprometerse al cien por ciento en la batalla. Es la única forma de ganar.
Y al final, tomé las riendas de mi propio destino.
"Si cadere ego, faciam dum luceo"
SI HE DE CAER, SERÁ BRILLANDO
El viento soplaba fuera de control, aullando como un coro de voces en pena atrapadas en el inclemente invierno escandinavo. La presión en el ambiente era tan aplastante que el público había guardado un respetuoso silencio, expectantes de lo que quedaba por acontecer.
—¿Qué te parece eso, Apolo?—cuestionó Mercurio—. Parece que Roma entera sigue la espalda de ese hombre.
El dios sol asintió con la cabeza.
— "A todo hombre de esta tierra tarde o temprano le llega la muerte. ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?"—citó—. Realmente Frank se convirtió en un nuevo Horacio, un nuevo salvador de Roma.
Frank alzó la vista al cielo, respiró profundamente y, como si de uno de los salios encabezados por el Flamen Martialis se tratase, comenzó a recitar a voz de grito un cántico en honor a los dioses Jano, Marte y Quirino:
—Cozeui oborieso. Omnia vero ad Patulcium commissei. Ianeus iam es, duonus Cerus es, duonus Ianus. Venies potissimum melios eum recum, Divum empa cante, divum deo supplicate.
Había instantes en los que se detenía y golpeaba el suelo con su lanza de oro. Los legionarios le imitaban entonces y un estruendo ensordecedor lo inundaba todo como si la mayor de las tormentas fuera a descargar sobre el Olimpo.
Las hazañas del pasado sumadas a su condición de representante de Roma ante los numerosos panteones divinos ahí reunidos hacían de Zhang, a los ojos de las decenas de legionarios que le veían, un auténtico semidiós entre los hombres, el semidiós de semidioses, un nuevo invencible Aquiles. Nada ni nadie podría detenerles.
—¡Muerte o victoria!
—¡Muerte o victoria!
—¡Muerte o victoria!—aullaba la legión sin descanso, arropando con sus gritos los cánticos de su general bendecido por los dioses.
El cuerpo de Frank Zhang cambió una vez más, creciendo más y más hasta adoptar un tamaño superior a cualquier elefante de guerra. Tenía el tronco de una serpiente, las escamas de una carpa, la cola de una ballena, los cuernos de un ciervo, la cara de un camello, las garras de un águila, las orejas de un toro, los pies de un tigre, los ojos de una langosta y una perla llameante bajo su mentón.
Su abuela estalló en carcajadas.
—¡Ese es el espíritu!
Por sobre el campo de batalla se alzaba un gigantesco lóng chino cuyo cuerpo flotante se retorcía y serpenteaba en el aire, abarcando casi todo el espacio disponible en la mitad del coliseo, mostrándose con aplastante presencia por sobre el berserker de Fläm.
—FRANK... ¡¡FRANK ZHANG HA REGRESADO!!—anunció Heimdall, haciéndose oír por sobre el enardecido bramido de los legionarios—. ¡BAJO LA FORMA DE UN CELESTIAL DRAGÓN CHINO SE DISPONE A TERMINAR CON LA BATALLA DE UNA VEZ POR TODAS!
Emily Zhang dejó que una enorme sonrisa de orgullo tirase de sus labios.
"Ya era hora"—pensó—. "Después de tanto tiempo, las historias que nuestra familia acumuló a lo largo de los siglos se repiten para ser oídas por todo el reino de lo divino"
Seneca Gracchus, sangre de Pilos, descendiente de Perclímeno, legionario de Roma, antiguo prisionero de Partia, tomó el nombre de Sung Guo tras establecerse en la China de la Dinastía Han y echar raíces junto a sus compañeros romanos en el poblado de Li Jien.
Sung Guo, antepasado directo de Frank Zhang, pretor de la Legio XII Fulminata, luchó contra doce dragones romanos y dieciséis dragones orientales en los desiertos del oeste de China, y los derrotó a todos, pues él era el dragón más poderoso de todos.
"EL MÁS PODEROSO DE LOS DRAGONES"
"Al fin lo encontraste, Frank"—pensaba Emily para sí misma—. "El verdadero lugar al que perteneces, más allá de Grecia, Roma, Partia, China o Canadá. El lugar en el finalmente puedes estar en paz con tu cambiante ser: tus soldados, tus amigos, tu familia. Cierra el círculo que iniciaron nuestros antepasados, y crea tu propio y brillante camino".
El dragón celestial alzó el vuelo, torciendo su cuerpo en el aire a toda velocidad, proyectando su sombra sobre el sol antes de cargar frontalmente enseñando los colmillos.
Medionacido Gunderson, la Gloria de Fläm, sonrió con genuino intereses, aferrándose a su hacha con ambas manos y adoptando una postura que le permitiese liberar un golpe con toda la fuerza de su eterno cuerpo de einherji.
—Nada mal, Romano, has despertado mi interés—reconoció—. Me pregunto que clase de mosaico debería crear con las preciosas escamas que arrancaré de tu cuerpo sin vida...
SIN CONTENERSE
FRANK ZHANG INSTINTIVAMENTE SABÍA QUE EL SIGUIENTE GOLPE...
SERÍA EL MÁS FUERTE QUE HABÍA DADO NUNCA ANTES EN SU VIDA
El dragón emitió un desgarrador bramido provocando un temblor a través del cielo y la tierra, haciendo llover una tempestad de sangre carmesí desde sus heridas extremidades traseras.
Y EN EFECTO,
MEDIONACIDO GUNDERSON SINTIÓ...
EXACTAMENTE LO MISMO
El berserker respiró profundamente, alzó su arma, y con una gran sonrisa respondió al rugir del dragón con un gutural ladrido aún más poderoso. Dio un enorme salto, balanceando el peso de todo su cuerpo en un golpe que despedazaría ejércitos de gigantes.
El estadio entero se tragó un colectivo grito de horror cuando ambos combatientes chocaron en el aire, emitiendo un cegador destelló carmesí mientras se fundían en una esfera de escamas y sangre que giraba a toda velocidad, obligando al público a apartar la mirada y protegerse con sus manos de los vientos huracanados.
Luego hubo silencio.
Hazel abrió los ojos como platos, Reyna sintió un terrible escalofrío recorrer su columna, Emily cayó sobre su asiento, con los ojos llenos de lágrimas.
Frank Zhang yacía en el suelo, de rodillas. El brazo izquierdo le había sido limpiamente cercenado, el derecho yacía colgándole sin fuerzas, sus huesos rotos y músculos desgarrados. Había perdido también lo poco que le quedaba de la pierna derecha, y su lanza dorada había caído al suelo lejos de su alcance. El cabello se le pegaba a la cabeza húmeda, llena, como todo su cuerpo, de líquido carmesí que manaba desde una docena de profundas heridas. Su rostro, de facciones distorsionadas por el dolor, con los dientes mellados y apretados y los ojos perdidos, permanecía fijo en la nada.
Luego cayó una gota del cielo, seguido de otra, y otra más. Una fina cortina de lluvia cayó sobre el campo de batalla, sólo durante breves segundos. Mas no era agua lo que se precipitaba de entre las nubes, sino sangre de un bello rojo carmesí.
Pedazos de piel, carne, manos, brazos, piernas y una cabeza cayeron a lo largo de todo el coliseo con una desagradable serie de chapoteos. Triturado hasta los huesos como si hubiese sido licuado, Medionacido Gunderson murió como vivió, en medio de un irrefrenable frenesí de violencia.
El desesperado grito de Mallory Keen hizo eco a través del cielo, y el resultado de la contienda se tornó en algo obvio e innegable.
—LA... LA UNDÉCIMA BATALLA DE ESTE TORNEO... LA GANA ROMA—anunció Heimdall—. ¡DESPUÉS DE LA APLASTANTE VICTORIA DE FRANK ZHANG, EL COMBATE HA TERMINADO!
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