Destino:
El público guardó un profundo silencio conforme la silueta del elfo se relevaba nuevamente.El humo se elevaba hacia el cielo y el polvo se despejaba poco a poco mientras la electricidad invocada por Amos remitía.
—AHÍ LO TIENEN, GENTE—anunció Heimdall—. ¡HEARTHSTONE FINALMENTE HA COMENZADO A MOSTRAR DE LO QUE ES CAPAZ!
—No acabo de comprenderlo—murmuró Thor en su palco—. Por fuertes que sean las runas, si la magia del caos es tan poderosa, ¿no debería haber obliterado la barrera del señor elfo?
—Vaya—silbó Loki—. No creía que supieras lo que "obliterar" significa.
Odín rodó el ojo.
—Me decepcionan ustedes dos—bufó—. Como alguien especializado en la magia de la tormenta, Thor, y un hechicero con conocimiento sobre el caos, Loki, uno pensaría que sabrían mejor lo que está sucediendo.
Loki soltó un bufido.
—¿Y cuándo dije yo que no supiese lo que acaba de suceder?
Odín hizo un gesto con la mano.
—Adelante, mi hermano de sangre, ilústranos con tu conocimiento.
El dios del engaño chasqueó los dedos, formando una pequeña proyección de niebla sobre su mano. Una serie de diversos caracteres se movían a toda velocidad a travez de la imagen.
—Como sabrán, las runas son el código mismo de la realidad—explicó—. Es, por decirlo de alguna manera, el lenguaje en el que está programado nuestro universo. Lo contemplan todo, pasado, presente, futuro, bien, mal, orden y caos. Dicho de un modo sencillo, quién controla las runas, controla la totalidad de la creación.
Odín sonrió levemente.
—Un mago habilidoso como Hearthstone puede crear cosas de la nada, reescribir el código del juego al mismo tiempo que pelea, esa es la magia rúnica.
Un hechicero poderoso puede manipular el mundo a un nivel atómico con las runas, pero uno que vaya todavía más allá, como lo es el Padre de Todos Odín, puede directamente alterar la realidad a su antojo.
El escudo de Hearth explotó en un as de luz, Amos salió despedido algunos metros hacia atrás, con su gabardina ondeando al viento.
—¡¡EL SEÑOR DE LAS RUNAS, HEARTHSTONE ALDERMMAN, FINALMENTE PARECE HABER DESPERTADO!!
El lector jefe sonrió complacido y golpeó el suelo con su báculo.
—¡Nada mal, chico!—felicitó—. No obstante, te recomendaría mejorar cosas más terrenales como la velocidad de reacción y los reflejos. La magia por sí misma no siempre será suficiente en una batalla.
Hearth hizo girar su bastón y sonrió de oreja a oreja, lo que era mucha más emoción de la que solía demostrar.
"Creo que finalmente estoy listo"—decidió el elfo—. "A partir de ahora, lucharé con todo lo que tengo. Sin embargo, aún no es suficiente".
Rebuscó en su saco y tomó una nueva runa.
"¡Vamos, Lector Jefe!"—le animó—. "¡Muéstreme más! ¡¡Enséñeme todos sus trucos!!"
—¿Todos mis trucos?—cuestionó Amos, mientras el viento volvía a rugir y soplar a su alrededor—. Con gusto, sin embargo... ¿Crees poder resistirlo?
El estadio fue cubierto completamente por desastres naturales: el cielo fue tragado por nubes oscuras, rayos rojizos azotaban el suelo, múltiples tornados comenzaron a rugir y una tormenta de arena redujo a visibilidad a cero.
—¿PE-PERO QUÉ...?—comenzó Heimdall—. ¡¡ES COMO SI LA NATURALEZA MISMA HUBIERA RODEADO A HEARTH!! ¡¡SU VISIÓN HA SIDO BLOQUEADA CON UNA NUBE DE ARENA!!
Antes de que el elfo pudiese comprender del todo lo que sucedía, la figura de Amos se cernió sobre él desde un lateral, envuelto en una gigantesca proyección de energía carmesí con la forma de un guerrero cabeza de animal.
—¡¿Qué?!—se preguntó el público.
—¡¿Lo flanqueó?!
Amos dejó caer un poderoso golpe con su báculo, el cual era reemplazado por un cayado en manos de su avatar de batalla.
Hearth apretó los dientes y arrojó su propio hechizo.
¡¡¡ISA: HIELO!!!
El ataque del mago egipcio chocó contra una gigantesca pared sólida de agua congelada, la cual se resquebrajó y comenzó a ceder bajo su peso, pero resistió el primer impacto.
El elfo emitió un gruñido de esfuerzo mientras flexionaba las piernas y se esforzaba por mantener su escudo en alto.
No tuvo tiempo para descansar, pues Amos volvió a golpearlo violentamente desde el lado opuesto de la barrera, haciendo temblar el suelo y haciendo volar rayos en todas direcciones.
—¡¡ESTÁ ATACANDO UNA Y OTRA VEZ!! ¡¡CON CADA GOLPE SE VUELVE MÁS VELOZ!!—gritó Heimdall—. ¡¡LA OFENSIVA DE AMOS KANE NO LE ESTÁ DANDO A HERATH LA OPORTUNIDAD DE CONTRAATACAR!!
Desde un lugar en las gradas, el enano Blitzen se cruzó de brazos y gruñó por lo bajo.
"Esto no es bueno"—pensó—. "Ese hombre egipcio... está utilizando aquel desagradable clima sobre sí mismo. Aprovecha la fuerza de los vientos para impulsarse, así necesita gastar menos energía en darle fuerza a su extraña proyección y puede mantener aquel temporal sin agotarse".
Un último golpe impactó en el hielo, rompiendo la barrera en mil pedazos.
Sin embargo, Hearthstone ya estaba preparado.
¡¡¡LAGAZ: AGUA!!!
Cada uno de los fragmentos rotos de la barrera gélida se derritió en el acto. De igual modo, cada gota de gas en las nubes se condensó y precipitó.
Un torrente líquido impactó a Amos en el pecho y lo derribó de espaldas mientras se envolvía alrededor de él y retorcía las extremidades de su avatar.
—¡¡GENIAL!! ¡¡USÓ EL PROPIO ATAQUE DE AMOS PARA DERRIBAR A SU OPONENTE Y CONTRAATACAR!!
Hearthstone se lanzó en un golpe frontal, y mientras lo hacia, convocó una nueva runa.
¡¡¡MANNAZ: HOMBRE!!!
Con un cegador destelló, el avatar de batalla de Amos se partió en pedazos, dejando únicamente al hombre en su interior al descubierto.
El agua que corría a su alrededor cambió de dirección, se alzó por sobre su cabeza e intentó aplastarlo.
—¡My lento!—exclamó Amos, golpeando el suelo una vez más.
Una pared de viento se formó a su alrededor, bloqueando el agua y dispersándola en todas direcciones, sin darle la oportunidad de volver a congregarse.
Hearth golpeó el pequeño tornado con su bastón y se concentró, juntando el agua en el ambiente para que corriese en dirección opuesta al viento y disipase su energía.
Mientras ambas fuerzas de la naturaleza chocaban, Hearth miró a los ojos de su enemigo.
"He luchado contra gigantes, draugar, dragones y trolls"—dijo—. "Pero jamás había enfrentado a un mago en su propio juego. Por favor, Lector Jefe, le pido que me diga que esto no es todo lo que tiene".
Amos soltó una afable carcajada antes de que su tornado explotase, mandando a Hearthstone a volar de espaldas.
El chico aterrizó de pie a duras penas y se deslizó por el suelo mientras veía al mago egipcio cargar contra él de nueva cuenta.
—Tus deseos son ordenes...—dijo Amos, mientras balanceaba su báculo de nueva cuenta y un rayo partía los cielos.
La descarga cayó directamente sobre Hearth, quien la bloqueó interponiendo una runa entre él y el golpe.
¡¡¡RAIDO: VIAJE!!!
El rayo desapareció, sólo para reaparecer a espaldas de Amos y estrellarse contra él en una cegadora explosión.
El temporal remitió y el polvo se despejó, mostrando que no había quedado rastro alguno del mago.
—¿EH...? ¡¡DESAPARECIÓ...!!
Entonces, el viento comenzó a rugir una vez más y más rayos iluminaron el cielo.
Todo el mundo alzó la mirada, encontrándose con que una de las nubes de tormenta se retorcía y soplaba con furia hasta adoptar de nueva cuenta la apariencia humana de Amos Kane.
—¡¿ESTÁ ARRIBA...?!
—¡Muy bien, chico!—animó el mago, sonriendo a pesar de tener la ropa chamuscada y el cabello de punta—. ¡Esto está siendo divertido! ¡¡Ahora por qué no subes aquí y me enseñas más de tus runas!!
Un tornado se formó a su alrededor y golpeó tierra alrededor de Hearthstone, atrapándolo en el ojo de la tormenta.
"Si eso es lo que quieres..."—sonrió Hearth—. "¡Aquí voy!"
Arrojó una runa al cielo y dio un salto, la tablilla explotó y tomó la forma de un corcel de ocho patas, descendiente de Sleipnir, el caballo de Odín.
¡¡¡EHWAZ: CABALLO!!!
"¡Stanley!"—llamó el elfo, mientras se subía de un salto al lomo del animal—. "¡Arriba, rápido!"
El caballo, aún notoriamente confundido, pareció comprender la situación y comenzó a correr por el aire, acercándose hacia su rival a toda velocidad.
—¡¿QUÉ...?! ¡¡HEARTHSTONE PLANEA UN ATAQUE FRONTAL A LOMOS DE UN HIJO DE SLEIPNIR!!
Amos hizo caer rayos desde el cielo contra su oponente, pero el corcel de ocho patas los esquivó todos ágilmente mientras galopaba entre la tormenta. Hearhstone se aferraba a su cuerpo y se preparaba para el impacto.
—Lo has hecho muy bien...—felicito Amos, mientras observaba al elfo acercarse—. Pero ahora... ¡¡Tendrás que decir adiós, chico!!
¡¡¡STAHP: CORTAR!!!
Un jeroglífico refulgió en el aire.
Hearth cerró los ojos, respiró profundamente y alzó su bastón, en cuya punta yacía aquella runa con la que más se sentía identificado.
Concentró todo su poder en aquel símbolo y entregó su fortuna a los dioses.
¡¡¡PERTHO: DESTINO!!!
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