Copa vacía:
"Perthro"
Stanley descendió nuevamente y aterrizó cómodamente en el suelo. Hearth respiraba con cansancio, pero alzó su bastón en alto y se mostró imponente sobre su corcel.
El temporal se desvaneció con una última explosión, Amos Kane cayó con violencia al suelo, bañado en sudor frío y con un terrible corte abierto en el lateral del abdomen.
—I... IMPOSIBLE... ¡¡ESTO ES UN GIRO INESPERADO!! ¡¡EL MAGO EGIPCIO MÁS PODEROSO CON VIDA, AMOS KANE!! ¡¡CONTRA EL ÚNICO HECHICERO RUNICO ENTRE LOS MORTALES, HEARTHSTONE!! ¡ESTE COMBATE DEBIÓ TERMINAR ANTES DE EMPEZAR!—anunció Heimdall—. ¡¡PERO HEARTHSTONE HA CONTRARRESTADO CADA MOVIMIENTO DE AMOS UTILIZANDO SU MAGIA!!
El Lector Jefe alzó la cabeza dificultosamente, apretando los dientes por el dolor, encontrándose con que el elfo le miraba desde arriba.
—¡¡AHORA, EL SEÑOR DE LAS RUNAS SE MUESTRA SUPERIOR AL MAGO MÁS FUERTE!!
Thor ladeó la cabeza, visiblemente confundido.
—¿Qué está pasando?—quiso saber—. Entiendo que las runas en sí mismas no tienen límites, pero su poder sigue dependiendo de la fuerza del hechicero. ¿Cómo es que el señor elfo puede ser más poderoso que el mago egipcio?
Una suave risa sonó por encima de él.
—¿De verdad tienes curiosidad?—preguntó una nueva voz.
Loki soltó un bufido.
—Lo que me faltaba... ¿ahora tú?
Odín se rió entre dientes.
—Me preguntaba cuando te aparecerías por aquí, Freya.
—Y siéntete libre de volver por donde viniste—añadió Loki.
La diosa de la guerra descendió del cielo con su piel de halcón y aterrizó frente a ambos.
—Siempre es un placer, Loki—sus ojos relucieron mientras contemplaba el campo de batalla—. Debo reconocértelo, Odín, el chico está bien entrenado, quizá deba agradecerte por eso.
El Padre de Todos sonrió levemente.
—El que debería estar agradecido soy yo—dijo—. Después de todo, eres tú quien lo patrocina en el torneo.
Freya tomó asiento y se inclinó para mirar la arena desde más cerca.
—Dale las gracias a mi hijo Blitzen por eso. Ahora, debido a tus enseñanzas, parece ser que me encuentro un paso más cerca de la victoria.
Thor soltó un bufido.
—¿Alguien me va a explicar lo que está sucediendo?
Freya se encogió de hombros.
—Bueno, en pocas palabras, todo radica en su última runa: Perthro.
—La copa vacía—recordó Thor—. ¿Qué hay con ella?
—Simboliza una copa vacía tumbada de lado, una copa derramada, una copa esperando ser llenada, o un cubilete para tirar los dados, como el destino.
—Hearthstone se identificaba personalmente con aquella runa—continuó Odín—. Cuando fue a ver a Mimir y bebió de su fuente, tuvo que elegir entre dos futuros. Si tomaba el primer camino, Mimir le concedería el habla y el oído, y lo enviaría de vuelta a Alfheim para que llevara una vida normal, pero tendría que renunciar a su sueño de hacer magia.
—Y si elegía el segundo camino, aprendería a hacer magia, pero tendría que seguir sordo y mudo, repudiado por sus padres—prosiguió Freya—. La vida normal y la magia se excluyen mutuamente. Sólo quienes han sufrido mucho dolor pueden aprender magia. Deben ser como copas vacías. Incluso Odín dio un ojo para poder beber de la fuente de Mimir, pero eso fue sólo el principio. Para aprender a usar las runas, Odín hizo un lazo y se colgó de una rama del Árbol de los Mundos durante nueve días.
—Esa parte me la sé—Thor rodó los ojos—. Mi padre se clavó su propia lanza en el costado y se quedó allí colgado sufriendo, sin comida ni agua, hasta que le fueron reveladas las runas.
El Padre de Todos asintió seriamente.
—El dolor me vació, me convirtió en un recipiente para la magia.
Loki ahogó un bostezo.
—Las runas son el lenguaje secreto del universo. Si aprendes a manejarlas, puedes reprogramar la realidad. Los únicos límites de la magia son la fuerza y la imaginación del usuario—murmuró—. No obstante, todo aquello requiere un sacrificio increíble. La mayoría de la gente moriría antes de llegar a donde ha llegado el elfo.
Odín miró a su alumno con una mezcla de orgullo y empatía.
—Hearthstone se convirtió en una copa vacía, como Perthro, intentando llenarse del poder de la magia. Para él, Perthro es un pase largo y desesperado. Lanzó la runa como quien tira los dados con un cubilete y entregó su destino a los dioses.
Freya chasqueó los dedos.
—Así que, cuando Amos lanzó su hechizo, Hearth lanzó su pase largo—explicó finalmente—. Algún dios entre los muchos en el universo, a saber cuál, le concedió su deseo. La magia egipcia se desvió, fue absorbida por Hearth y usada como combustible para su propio poder.
Thor frunció el ceño, pero asintió con la cabeza.
—En pocas palabras... los dioses le han dado al señor elfo el poder de tomar la magia de su rival para hacerse más fuerte. ¿Eso tiene sentido? ¿Está permitido por las reglas?
Odín se encogió de hombros.
—Bueno, normalmente sería ilegal que un dios interviniese de forma directa en la batalla—dijo—. No obstante, eso es exactamente lo que hace la magia de Hearth, rezar por una intervención divina. Lo mismo aplicaría para Stanley, se supone que la batalla es uno contra uno, pero él no intervino sólo por que sí, fue convocado por el chico.
Loki estiró las piernas y las apoyó sobre la mesa frente a él.
—Comienzan a aburrirme—dijo—. Por el amor del vacío, ¿puede continuar ya la pelea?
Thor levantó un dedo, como si estuviese analizando el clima, y soltó un suspiro de satisfacción.
—Ese es el aroma de una buena tormenta formándose—sonrió—. Ten algo de paciencia, Loki, creo que se cumplirá tu deseo.
Amos permanecía en el suelo, tratando de levantarse tembloroso mientras su cuerpo echaba humo y sufría convulsiones.
—¿Cuánto...?—bramó con una voz que no era suya—. ¡¿Cuánto tiempo seguirás conteniéndome, Amos?!
Sus ojos reflejaron una ira animal, refulgiendo con una luz carmesí mientras rayos eléctricos salían despedidos desde su piel en todas direcciones.
—¡Soy tu única oportunidad de ganar!—insistió la voz—. ¡¡No me menosprecies!!
Hearth retrocedió, con los ojos muy abiertos.
"¿Señor Kane? ¿A-Amos? "—preguntó—. "¿Qué le está sucediendo? ¿Puedo ayudarle a expulsar lo que hay dentro de usted?"
El mago se puso de pie, envuelto por una tormenta de arena, con su piel tornándose rojiza por momentos y regresando a su color natural a otros.
—Tranquilo, chico—dijo mientras exhalaba una nube de ozono—. Solamente me está intentando poseer el dios de la brutalidad y el caos...
—¡Y si me dejase actuar como es debido, aplastaríamos a todos nuestros enemigos como insectos!—rugió la voz de Seth.
—Jeje...—Amos se rascó la cabeza—. Perdona por eso... pero digamos que no puedo utilizar mi máximo poder sin él, aunque... tampoco es que yo quiera recurrir a su ayuda...
Alzó la vista al cielo que se nublaba con velocidad y trató de tomar un respiro.
—Supongo que... esto me trae algunos recuerdos... ¿no lo crees, Seth?
El mago cerró los ojos, y se concentró profundamente. Cuando los volvió a abrir, se encontraba dentro de su mente, con Seth mostrándose ante él.
—Estás siendo estúpido—le recriminó el dios.
—Estoy siendo precavido—repuso Amos—. El chico es poderoso, eso es indudable, pero no amerita de tu participación. Al menos no aún. Mostrar nuestra carta más poderosa en un momento tan temprano de la competición sería imprudente.
Seth soltó un bufido y se cruzó de brazos.
—Imprudente, dices—gruñó—. Quiero acabar con este estúpido juego lo antes posible. Estás permitiendo que ese mocoso te de más problemas de los que debería. ¡Termínalo de una vez!
Amos arqueó una ceja inquisitivamente.
—Quizá deba recordarte, Seth, que sin mí no tienes quien luche en tu nombre. Lo haremos a mi manera.
El dios rojo emitió un gruñido animal.
—Y yo te recuerdo a ti, Amos, que si no ganas esta competencia no recuperarás a tu hermano. Corre sin mí bajo tu propio riesgo.
El mago rió afablemente.
—Seth, te lo dejaré muy claro—su mirada se ensombreció y su tono se endureció—. Deja de molestarme.
Abrió los ojos, y un huracán estalló a su alrededor. El suelo tembló, las arenas se agitaron y el caos se apoderó del coliseo.
—¡No te atrevas a amenazarme, Kane!—rugía Seth—. ¡Tú no eres quién para...!
—¡Soy el Lector Jefe del Per Ankh!—exclamó Amos—. ¡Interfiere en mi combate sin que yo te lo ordene explícitamente y te expulsaré al rincón más oscuro y solitario de la Duat!
Hearth alzó su bastón y ordenó a Stanley que retrocediese. Su rostro estaba perlado de sudor nervioso.
"Le habla a un dios del caos con tanta seguridad..."—pensó—. "Si puede permitirse sobreponerse, dominar y amenazar a un dios de esa forma... ¿hasta qué punto puede llegar su magia?"
—De verdad, lo lamento por todo esto—dijo Amos—. Ahora que ya me encargué de ese pequeño asunto... ¡¿Continuamos?!
Con un fugaz destello, Amos desapareció, convirtiéndose en nada más que una nube de tormenta.
Acto seguido, se materializó una vez más a espaldas de su oponente.
El mago lanzó un golpe con su báculo, a lo que Hearth respondió interponiendo el suyo propio.
Una descarga carmesí atravesó el cuerpo del elfo y lo mandó a volar violentamente de espaldas, Stanley relinchó y escapó del lugar presa del pánico. Hearth, por su lado, no alcanzó a aterrizar como es debido para cuando Amos ya estaba nuevamente tras él, lanzando un rayo con su magia.
Hearth tomó una nueva runa, sin embargo, en lugar de usar una de sus tablillas entregadas a él por la diosa Sif, optó por utilizar una de sus viejas piedras rúnicas para reutilizar hechizos.
¡¡¡RAIDO: RUEDA!!!
Amos atacó a toda velocidad, creando una enorme explosión en el campo. El polvo remitió. Amos atacó a toda velocidad, creando una enorme explosión en el campo. El polvo remitió. Amos atacó a toda velocidad...
—¡¡É... ÉL ESTÁ ATRAPADO EN UN LOOP!! ¡SE MUEVE UNA Y OTRA VEZ SIN PODER ESCAPAR DE LA "RUEDA DE TRANSPORTE" CREADA POR HEARTH! ¡¡ATACA, ATACA Y ATACA PERO NO CONSIGUE NADA!!
—Con cada uno de esos ataques, está consumiendo sus reservas de magia—sonrió Freya, victoriosa—. Poco a poco acaba con sus energías, y si sigue así por demasiado tiempo, simplemente se consumirá.
—La verdadera pregunta es, ¿cuánto tiempo durará el efecto del hechizo?—cuestionó Odín.
Amos soltó un rugido de esfuerzo, mientras luchaba por su libertad. El aire crepitó y Hearth sintió todos los vellos de su cuerpo erizarse.
"¿Qué estás...?"
Amos gritó una nueva palabra divina, con la cual hizo pedazos la magia rúnica de su oponente:
¡¡¡FAH: LIBERAR!!!
El hechizo de Hearth se deshizo con una explosión y el Lector Jefe se cernió sobre su oponente.
—Ahora, es cuando terminamos de jugar.
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