Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Y ya están hechas todas las presentaciones! (21 de febrero)

Los que creen en la reencarnación y esa clase de cosas aseguran que, dependiendo de tus actos en vida, la próxima existencia promete ser una maravilla si te portas bien, o un absoluto infierno si eres un cabrito. Partiendo de esa base, yo debí ser un cerdo nazi.

Cuando me aventuré a decirle a mi madre que iría acompañado de una chica a la boda de mi hermana, no reflexioné acerca de la suprema pifia que ello supondría. Como es obvio, le ofrecí a Laura que me acompañase, y sorprendentemente accedió. Durante unas horas me imaginé aquello como un paso hacia adelante en nuestra relación, aunque claro, no reparé en "la mia famiglia".

Ni la mafia siciliana hubiera sido tan impertinente. Sé que mis hermanos son unos personajes en toda regla, y no me importa porque en el fondo no me desean la muerte. En cambio, con mi madre la cosa es bien distinta. La mujer que me trajo al mundo es la persona que peor me ha tratado en esta vida y, cómo no, ayer me dejó en total evidencia.

Por un lado, Rita y "su nuevo amigo". Entrecomillo "su nuevo amigo" porque curiosamente ha acudido a la boda con Álvaro, un chaval con el que quedo bastante a menudo para hacer deporte. Llevo semanas sabiendo que salen juntos, y no por él, cosa que me ha desencantado, sino por el cotilla número uno: Fermín. Si no fuera mi amigo, creería que disfruta dándome esa clase de noticias. Esboza esa siniestra sonrisa cada vez que consigue demostrar que tenía razón respecto a algo. Y esta vez no fue la excepción. Desde que vio a Álvaro, dijo que era un capullo disfrazado de buen tío. En ese instante creí que le tenía tirria porque lograba eclipsarle frente a las chicas. Ahora he tenido que agachar la cabeza y aceptar que no tengo instinto para calar a los falsos.

Desde que supe que Álvaro y Rita estaban saliendo, me sentí incómodo. Creo que entre charla y charla, donde el fútbol, las series o los videojuegos eran los temas habituales, habría estado bien incluir un: «Ah tío, por cierto, ¿sabes esa chica con la que salías, Rita? Pues que me acuesto con ella. Pero vamos, buen rollo, ¿eh?»

Me da igual que estén juntos, lo que me desconcierta es que no me lo comentara cuando en teoría éramos amigos. Bueno, en realidad "amigo" es un término excesivo para alguien como él. Lo correcto sería decir que era un conocido con el que me gustaba jugar al baloncesto. Sí, «era». Llamadme raro, pero no me apetece ver su cara de niño bueno cuando en realidad es un embustero nivel avanzado.

Pues volviendo a la boda, al menos mi hermana tuvo a bien no sentarme en la misma mesa que mi ex y su nuevo acólito, por lo que, aliviado, pasé alegre parte de la velada. Las risas y los brindis se sucedían entre comensales. Todo iba bien: «demasiado bien» me dije.

Cometí el error de relajarme, de creer que por una vez la vida no me daría una patada en los huevos. Y pese a que ya tendría que estar más que acostumbrado, no reparé en que estando presente la "Hulka italiana", o sea mi madre, las cosas pronto se tornarían peligrosas.

Los novios cortaron la tarta y un amigo de la pareja dio un discurso de lo más conmovedor. Pero entonces mi querida madre, mi tierna progenitora, tan dulce como impredecible, se aproximó a nuestra mesa y comenzó a hablar de Rita. Mencionó algunas de sus virtudes a través de lo que consideraba «bonitas anécdotas familiares». Básicamente quiso dejar de manifiesto que era la nuera perfecta. No conforme con eso, expuso su particular teoría para explicar por qué cada uno habíamos traído acompañantes a la boda. Según ella y su retorcida imaginación, andábamos jugando a darnos celos, asegurando que más pronto que tarde caeríamos en la cuenta de que estábamos perdidos el uno sin el otro y dejaríamos atrás «esa absurda pelea de enamorados para regresar al equilibrio conveniente».

Pude ver la incomodidad en los ojos de Laura. Y no era para menos. Que el primer encuentro con la familia de tu novio sea tan violento, debe afectarle hasta al más sereno.

De nuevo limité mis ganas de explotar por el bien común. Me pregunto qué clase de material recorre mis venas. Sangre no es, de eso estoy seguro, ya que, si así fuera, si contara con glóbulos rojos y un sistema nervioso normal y corriente, no hubiera permitido semejante ataque dialéctico. Hasta mis hermanos resoplaron hartos de tanta impertinencia.

Una vez en el coche, traté de disculpar las desagradables palabras de mi madre. Laura se limitó a decir que no pasaba nada. Le quitó hierro al asunto, justificando cada improperio y hasta hallando comicidad en la situación. Y cuando le reclamé que lo normal sería encontrarse enfadada u ofendida, me acarició la pierna con intención de alargar la noche. Evidentemente no me negué, pero ¿acaso es lógico comportarse de esa forma dadas las circunstancias? Es decir, yo en su lugar no sé si habría mantenido la calma. Si su madre me hubiera empezado a comparar con su ex, seguramente habría soltado algún sarcasmo. ¿Por qué una mujer como ella, de carácter fuerte que no teme expresarse sea cual sea la situación, de pronto se muestra ajena a un claro ataque verbal?

Sólo puedo pensar en que no le importa. No le preocupa no encajar entre los míos porque sencillamente no quiere formar parte de mi vida. Al menos no en serio.

Obviamente esta reflexión no me hace gracia, aunque me parece algo comprensible. ¿Quién querría formar parte de este grupo de majaretas? Si atendió a la figura de mi padre se habrá percatado del enorme parecido que ambos guardamos, y a menos que quiera pasar el resto de su vida aburrida como una ostra, no creo que acabe mudándose a mi piso.

Ni siquiera yo querría. Así que no la culpo.


*Imagen de mskathrynne (Pixabay)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro