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🌻Epílogo🌻

Después de meses de indecisión y de enfrentar el peso de sus decisiones, Yoongi y Hoseok finalmente habían encontrado un hogar en el departamento de Yoongi. El mismo, era visitado con frecuencia por la pareja, y más de una vez se habían planteado la idea de vivir juntos ahí y convertir ese espacio en su nido de amor. Pero era difícil para el castaño decidirse a dejar la que había sido su casa desde que tenía memoria. Mucho más pensar en alejarse de su madre y dejarla sumida en la soledad. Sin embargo, no creía correcto vivir todos juntos bajo el mismo techo.

Finalmente, Hoseok se decidió a hablar con la mujer en la mesa del comedor, luego de terminar su cena. Tomó una gran bocanada de aire con la intención de llenarse de valor, y empezó a explicarle con detalles sus planes y razones, a pesar del miedo que consumía su interior por una posible respuesta triste o de desaprobación. Esta suspiró cuando finalizó y, con estas palabras le respondió:

—Sabía que esto pasaría en algún momento, y ya me extrañaba que después de tantos meses aún no pensaras en mudarte, cariño —dijo, con una pequeña sonrisa que dejaba ver rastros de tristeza, haciéndolo bajar la mirada. Pero la calidez que abrazó sus manos cuando esta las tomó con suavidad, de alguna forma lo tranquilizó—. Sé que son jóvenes y, al estar tanto tiempo separados, desean recuperar el tiempo perdido... Tienes derecho a formar tu propia familia y a crear tu propio hogar, cielo, lo comprendo. Así que no te preocupes por mi, ¿de acuerdo? Puedo arreglármelas sola, siempre y cuando me visites con frecuencia, ¿si, bebé?

Al escucharla siendo tan comprensiva a pesar su miedo a la soledad, dando su aprobación a sus planes, desbordó lágrimas cargadas de sentimientos encontrados en él. En ese momento, se acercó a abrazarla con fuerza, asegurándole que siempre la visitaría y estaría pendiente de ella sin importar la distancia. Y con esa promesa, Hoseok se encaminó a una nueva vida con Yoongi.

La mudanza, aunque trabajosa, fue divertida para esos chicos enamorados que estaban decididos a empezar de nuevo. Yoongi comenzó a tomar un curso con la intención de graduarse, y así, empezar a trabajar junto a su padre. Hoseok, por su parte, se dedicó a terminar la universidad con gran esfuerzo y dedicación junto a Jimin, donde ambos lograron terminar con honores su carrera.

Sus vidas iban mejorando poco a poco mientras pasaba el tiempo. Ahora solo habían risas y caricias amorosas que dejaban en el pasado a su tumultuosa relación. La vida en su departamento era simple y tranquila, pero cada rincón estaba lleno de pequeños momentos que convertían su día a día en especiales memorias.

Una tarde, decidieron visitar el cementerio como regularmente lo hacían, pero esta vez, era por el aniversario de la muerte del padre de Hoseok. El aire era fresco ese día y el cielo estaba cubierto de nubes grises, pero eso no detuvo a Hoseok de sentir la calidez del amor que lo rodeaba; estaba junto a su madre, junto al hombre que amaba, y rodeado de sus amigos y su tío. Se detuvieron ante la tumba de su padre. Hoseok se arrodilló, dejando flores frescas y hablando en voz baja, compartiendo tanto planes como minúsculas lágrimas que se perdían en el mármol que acariciaba, al igual que la mujer. Yoongi, a su lado, sintió un nudo en la garganta; no soportaba ver el dolor que Hoseok y su madre cargaban. Pero todos estaban ahí, brindando su apoyo y respeto incondicional.

Después de aquella visita, decidieron volver a casa, pero el castaño determinó que quería ir a la de su madre, dónde durmió entre los brazos de la mujer en tanto ambos recodaban y lloraban a su fallecido padre. Por lo que Yoongi volvió por su cuenta, queriendo darles algo de espacio.

Días después, Yoongi les propuso hacer un viaje de vuelta al campo para despejar sus mentes y relajarse, a lo que todos asintieron con emoción. Necesitaban un descanso en esas vacaciones, y el pelirrojo pensó que sería agradable volver al lugar donde todos comenzaron y reanudaron sus historias. Cada pareja iba en sus respectivos autos con su música preferida de fondo, y muchos podían sentir las notas llenas de pasión de Kim Seokjin, resaltando la risa constante de Namjoon. Jimin y Jungkook escuchaban una melodía suave mientras sus manos no se despegaban, y el pelinegro dejaba caricias y cortos besos en la misma; siempre mirando hacia el frente por su seguridad. Y en el auto de Yoongi, Hoseok grababa con entusiasmo el impresionante rap que su novio estaba cantando, riendo orgulloso e impresionado por su talento.

Finalmente, llegaron a la casa de la tía del pelirrojo, quien los esperaba con un banquete preparado en el jardín, decorado con luces brillantes y flores frescas que desprendían un aroma encantador.

—¡Mis niños! —exclamó Jisoo con alegría, acercándose a ellos con rapidez. Sus brazos se abrieron de par en par para envolver a ambos chicos en un cálido abrazo—. Estoy tan feliz de que vinieran a verme, chicos.

—Te lo prometimos, ¿no? —respondió Yoongi, separándose lentamente mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro—. Apenas tuvimos un tiempo libre, vinimos para visitarte y relajarnos un poco.

—Mm, solo te acuerdas de mí cuando te conviene, mocoso —bromeó Jisoo, desordenándole el cabello con cariño.

—¡Tía! Ya no soy un niño, ¿sabes? —se quejó, acomodando sus cabellos descontrolados mientras todos a su alrededor reían.

—Siempre serás un niño ante mis ojos, Min. Y mi lindo Seokie también, aunque es mucho más adorable que tú, ¿verdad, cariño? —dijo Jisoo, mirándolo con ternura.

—Tiene razón, tía Jisoo —respondió el castaño riendo—. Pero debemos admitir que, aunque Yoonie sea un gato malhumorado, es un buen chico, ¿a que sí?

—¡Amor! Para eso ni me defiendas, ¿quieres? —replicó Yoongi, frunciendo el ceño de manera juguetona, lo que enterneció al castaño, quien entrelazó sus manos y dejó un corto beso en su mejilla.

—Siempre te defenderé, cariño. Solo estoy jugando —dijo, observando la media sonrisa que se formó en los labios de su novio al rodear su cintura con afecto.

—Dios. ¡Dejen toda esa cursilería, tórtolos! —gritó Seokjin, acercándose para abrazar a Jisoo con una expresión "entristecida"—. Me siento abandonado, tía Jisoo. ¿Por qué los quieres más a ellos que a mí, ah?

—Oh, mi niño presumido —dijo, acariciando su espalda mientras le susurraba al oído—. Sabes que siempre serás el más hermoso entre todos mis chicos. Nadie puede superar tu belleza e impresionante labia.

—Lo sé —respondió, asegurando lo obvio con una sonrisa de satisfacción.

—Aja, ¿y dónde quedo yo? —se quejó Jungkook, cruzado de brazos con una expresión de falso enojo.

—Ven aquí, Kookie —dijo Jisoo, acercándose para abrazarlo también—. Nunca te olvidaría, cielo, si preparé todos tus platillos favoritos hoy para consentirte.

Le hizo un guiño divertido al ver cómo su rostro se iluminaba con la mención de la comida, antes de fijar su mirada en Namjoon y Jimin, quienes observaban con sonrisas cómplices.

—Ustedes también son bienvenidos —dijo con una sonrisa sincera al acariciar el hombro del rubio, mostrando la misma alegría al ver a Namjoon—. Estoy muy feliz de tenerlos a todos aquí juntos. Me quita una gran preocupación verlos tan unidos.

—Tranquila, Jisoo —comenzó Nam, devolviéndole la sonrisa—. Todo está bien ahora.

Ella asintió lentamente, su mirada llena de gratitud y cariño hacia el grupo.

—¡Mami! —gritó una aguda y juguetona voz a lo lejos, llevando todas las miradas hacia un pequeño niño que corría torpemente hacia las piernas de su madre—. ¡Te encontré, mami!

El niño rió con una alegría contagiosa, mientras Jisoo lo levantaba en brazos y le llenaba con besos las mejillas.

—Oh, ¿estabas buscando a mamá, bebé? —preguntó, su voz suave y melodiosa. El pequeño asintió con diversión, intentando apartar el rostro de su madre de su cuello, riendo por las cosquillas que le provocaban sus besos—. ¿Dónde está papá, eh?

—Estoy aquí —respondió el hombre, cansado, mientras salía de la casa con un gran oso de peluche entre sus manos—. Este pequeño travieso no puede vivir un segundo sin ti, cariño. Ni siquiera su juguete favorito lo puede calmar. A veces siento que no me quiere o que no me reconoce como su papá, ¿sabes?

El hombre se llevó la mano al pecho, fingiendo un fuerte dolor por el comportamiento de su propio hijo. Sin embargo, en realidad, al pequeño Younghoon le encantaba ver a su padre agitado mientras lo perseguía, y eso era lo que realmente lo divertía.

—Sí te quiere, amor. El caso es que es el bebito lindo de mamá, ¿cierto, Young? —preguntó Jisoo, mirándolo con ternura.

—¡Sí! —gritó el niño con emoción.

—Eso no me consuela, Ji —respondió el hombre, haciendo reír a su esposa.

—¿Tía? —la llamó suavemente Yoongi, dándose cuenta de que todos los miraban con una mezcla de sorpresa y ternura—. ¿Él es Younghoon?

—Ah... sí, Min. Este es mi pequeño de tres años y medio, Younghoon. Saluda, cariño —dijo Jisoo, sonriendo con orgullo.

—¡Hola, soy Young! —exclamó el niño con energía, agitándole su manita en la dirección de los chicos, quienes, completamente enternecidos, le devolvieron el saludo.

Los ojos de Hoseok se iluminaron al ver al pequeño. Era tan adorable que solo quería llenarle de besos sus regordetas mejillas. Con un movimiento cuidadoso, se acercó al niño, acariciando suavemente sus cabellos oscuros.

—Eres tan lindo, Young —dijo Hoseok, pellizcando levemente su mejilla—. Mi nombre es Hoseok, pequeño, y estoy encantado de conocerte.

Younghoon, con sus ojitos radiantes de emoción, acercó sus manitas al rostro de Hoseok, como si quisiera sostenerlo mientras esbozaba una amplia sonrisa.

—Hoseok... ¡bonito! —soltó el niño, provocando risas entre todos los presentes, incluyendo al mencionado, que se sonrojó ligeramente ante el cumplido.

—¿Ves? Hasta el pequeño sabe que mi novio es simplemente hermoso —dijo el pelirrojo, pasando un brazo por los hombros de Hoseok, quien sonreía como un niño. Yoongi se ganó una mirada curiosa del pequeño.

—Chico malo... ¡No lo toques! —exclamó Younghoon, con un gesto de advertencia, haciendo que todos estallaran en risas.

—¿Y quién dijo que no puedo tocar a los chicos bonitos, pequeño? —bromeó Yoongi, agachándose para estar a la altura del niño, con  diversión—. Además, no soy un chico malo. ¿No ves lo guapo que es tu hyung?

Hizo un leve toque en su nariz, por lo que Younghoon, con su pequeña cabeza inclinada hacia un lado, lo miró con curiosidad y seriedad.

—No lo creo. Hoseok es más bonito  —respondió con sinceridad, extendiéndole sus bracitos al castaño para que lo atrapara, bajo la mirada incrédula del pelirrojo.

—Ja, este niño seriamente es algo. ¿Viste cómo me respondió para ser tan pequeño, tía?

—Te lo mereces, Min —dijo la mujer, entregándole el pequeño a Hoseok, para luego engancharse a su brazo—. Deberías aceptar la realidad, mi bebé nunca se equivoca.

Tras aquellas palabras, divertidas y confiadas, Jisoo guió al castaño a la mesa, seguida de todos los demás que no podían aguantar la risa.

—Creo que el ADN de tu familia es el verdadero causante de esto, Min —dijo Bohyun, palmeando suavemente su hombro para alcanzarlos. Yoongi terminó siguiéndolo, negando levemente con la cabeza.

A medida que la tarde avanzaba, el jardín se llenaba de risas y alegría. Younghoon se convirtió en el centro de atención, su risa contagiosa resonaba mientras jugaba con sus nuevos amigos, quienes, sin dudarlo, se habían enamorado de su enérgica personalidad. Hoseok, Yoongi y los demás se turnaban para hacerle bromas, mientras el pequeño disfrutaba del momento, rodeado de esas caras nuevas que lo llenaban de emoción.

Fueron pasando los días y las parejas paseaban y se relajaban en el pueblo, recordando cada momento de su anterior viaje entre las calles, tiendas y praderas. No importaba si eran recuerdos buenos o malos; eran las memorias que escondía aquel pueblo acogedor. Pero había un lugar que Yoongi había estado esperando para compartir con Hoseok, un lugar que había encontrado y quería mostrárselo el día que se hicieron novios: una cascada escondida en lo profundo del bosque.

Por eso, la noche antes de volver a la cuidad, el pelirrojo preparó cada detalle de su sorpresa al pie de la cascada, con la intención de brindarle una experiencia única y hermosa al chico que amaba.

Al llegar, el espectáculo era realmente deslumbrante. El agua caía con fuerza desde lo alto, creando un sonido relajante que se mezclaba con el silbido del viento y el canto de los grillos que llenaban el aire nocturno. Hoseok, con los ojos bien abiertos, observaba con asombro e incredulidad el hermoso paisaje que se desplegaba ante él. La caída del agua cristalina se iluminaba con la luz de la luna, reflejando el brillo de las estrellas que comenzaban a asomarse en el cielo oscuro.

Cerca del agua, su mirada se detuvo en la casa de campaña que Yoongi había montado. La había adornado con luces tenues, que parpadeaban suavemente como si estuvieran imitando las estrellas en el cielo. Un ramo de girasoles, vibrantes y alegres, descansaba en una silla a un costado, junto a una cajita de sus dulces favoritos. Hoseok no pudo evitar sonreír, sintiendo que su corazón latía con fuerza ante las ocurrencias de Yoongi.

—Yoonie... —pronunció el castaño, su voz suave y llena de emoción, mientras se volvía hacia su pareja. Sus ojos estaban cristalizados, reflejando la felicidad que sentía en su interior.

Yoongi, que había estado organizando algunas de las cosas que habían traído, se volvió al escuchar su nombre. Su expresión se iluminó al ver la mirada de Hoseok, y un ligero rubor se apoderó de sus mejillas. Se acercó, dejando a un lado lo que hacía, y tomó la mano de Hoseok en la suya.

—¿Te gusta? —preguntó, su voz suave y llena de ternura.

—Claro que me gusta —respondió Hoseok, apretando la mano de Yoongi con cariño. Se acercó un poco más, dejando que la brisa fresca los envolviera—. Has hecho un trabajo increíble, Yoonie. Realmente no sé cómo se te ocurren estas cosas.

—Solo quería que tuvieras una noche especial antes de irnos —dijo Yoongi, mirando hacia el agua iluminada—. Desde que descubrí este lugar, soñaba con traerte aquí y acampar toda una noche juntos. Pero nunca tuve la oportunidad de hacerlo. Espero que disfrutes mucho esta noche, mi amor.

Hoseok asintió, recordando aquel día que se hicieron novios y él tenía planeado visitar un nuevo lugar, pero no pudieron.

—Lo disfrutaré, porque de verdad es hermoso. Muchas gracias por traerme aquí, amor —dijo al sonreír, propinándole un corto beso en los labios.

Yoongi sonrió y, con un ligero movimiento, hizo que las luces se encendieran en un suave tono dorado, creando un ambiente aún más romántico. Después, sacó una pequeña bocina cuadrada de su mochila.

—Como he preparado algo especial —dijo, encendiendo la bocina para conectar su teléfono y, de paso, revelar una botella de su vino favorito—, no puede faltar la música. Aunque estemos en medio de la nada.

Hoseok rió al ver el esfuerzo que Yoongi había puesto en cada detalle. Y se acercó más, sintiendo el calor del cuerpo de su pareja para susurrarle:

—Eres increíble. Siempre sabes cómo hacerme sentir especial.

—Porque lo eres —respondió Yoongi, mirándolo a los ojos con sinceridad. —Siempre te lo recordaré.

Con una sonrisa radiante, Hoseok se inclinó y le dio un suave beso en los labios, empezando un delicado movimiento. La combinación del sonido del agua, la brisa fresca, la suave música de la  bocina junto a la de la naturaleza, y la calidez de su amor, llenaba el aire a su alrededor, creando un momento perfecto para ambos.

Luego de disfrutar de un suave baile bajo el cielo estrellado y beber una que otra copa de vino, los dos se adentraron en la casa de campaña, con la intención de mostrarse su amor a través de caricias inocentes y besos llenos de ternura. Pero la necesidad de ir más allá se hizo presente, permitiendo que el pelirrojo deslizara sus labios hasta el cuello de castaño, para besarlo y, en ocasiones, dejar pequeñas mordidas en el acto. Entre más besos apasionados, las manos curiosas de ambos se adentraron en sus camisas, haciendo contacto con la piel contraria que, a estas alturas, se encontraba sensible por el calor que abrazaba el momento.

No pasó mucho tiempo para cada prenda fuera despojada de esos ardientes cuerpos sedientos de placer. En tanto uno tocaba y besaba las zonas sensibles del otro, este dejaba escapar susurros de una satisfacción incontrolable, permitiéndose disfrutar plenamente de ese acalorado instante. De un segundo a otro, sus manos juntas sobre la almohada se movían al compás del movimiento de sus sudorosos cuerpos. La presión ejercida en las caderas del castaño por la mano del mayor, y el cómo con cada embestida tocaba su punto más sensible, hacían que Hoseok arqueada la espalda mientras su piel se estremecía y sus sentidos se distorsionaban.

Era como cada vez que tenían intimidad. Esa sensación de seguridad y comodidad, acompañada de un inmenso placer que electrizaba sus cuerpos, era algo que adoraban de su relación. Su buena comunicación en todos los aspectos les demostraban que, a pesar de las pruebas que la vida les había puesto, estaban hechos el uno para el otro.

Y esta vez, con la cascada como testigo, se prometieron nuevamente un amor eterno, un acto simbólico que representaba su compromiso.

¡¡¡Ahora sí people!!!

"Siénteme" oficialmente termina aquí. No sé si les haya gustado el epílogo, pero estos eran los aspectos que quería tocar en su futuro. Todo muy rápido y furioso pero no puedo extenderme tanto Jajaja.

En fin, muchas gracias por llegar hasta aquí. Espero hayas podido amar esta historia tanto como yo y obtenga un lugar en lo profundo de tu corazoncito.

Así que, 💐Chau broken hearts 💐

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