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💔20💔

Yendo en contra de sus impulsos y guiándose por su conciencia, el pelirrojo se dirigió a su casa cuando la lluvia cesó. Se sentía tan culpable y avergonzado, que no tenía el valor de ir a verlo después de lo que le dijo; principalmente porque Hoseok no quería tenerlo enfrente si no era en el juzgado.

Todo volvía a ser un desastre, y para ser sinceros, él no tenía idea de cómo arreglarlo.

Al entrar, con lo primero que se encontró fue con sus amigos, sentados uno frente al otro en la sala, conversando. Sus expresiones solo mostraban preocupación y asombro,  Jin fue el primero en acercarse a él al darse cuenta de su presencia.

—¿Estás bien, Yoongi? —preguntó con desespero, al abrazarlo cortamente, pero él simplemente no reaccionó—. Jungkook me contó lo que pasó entre tú y Hoseok; él estuvo presente cuando le dijo a todos sobre su padre y del accidente que causamos. También mencionó que mañana temprano se irían a la ciudad para el funeral. ¿Él de verdad no quiere verte? ¿Nos va a denunciar?

Toda esa información apresurada realmente no lo sorprendía; era bastante evidente que no se quedarían en el pueblo después de todo. También estaba a la espera de una dura charla con Namjoon, se lo merecía. Sin embargo, su corazón no quería que Hoseok se fuera y lo abandonara, a pesar de no tener derecho de quererlo a su lado.

En segundos, Jungkook se puso a su lado, también preocupado.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó el pelinegro con el semblante serio—. Ellos no querrán volver a vernos jamás después de saber que todos estuvimos involucrados.

Eso los preocupaba. Todos habían comenzado a avanzar en sus "relaciones" y no querían que en segundos se derrumbaran por un accidente que los perseguía hasta en el más profundo sueño. Por eso, Yoongi no los dejaría caer en el lodo junto a él.

—Ustedes no tuvieron nada que ver —dijo el pelirrojo, confundiéndolos a ambos; él estaba convencido de que la culpa solo debería recaer sobre sus hombros. Ahí sus ojos volvieron a cristalizarse—. Yo soy el único responsable de aquel accidente, ustedes no estuvieron ahí.

—¿¡De qué estás hablando, Yoongi!? —preguntó Jin, evidentemente molesto por lo que decía—. ¿Acaso quieres asumir toda la culpa? ¡Nosotros también estábamos ahí y no te abandonaremos! Si tenemos que asumir las consecuencias, lo haremos juntos.

—¡No quiero que se arruinen por mi culpa! —gritó, logrando que por sus mejillas brotaran pequeñas gotas cristalinas; estaba cansado de llorar constantemente, de que le doliera el pecho cuando recordaba cada momento de ese día, de sentirse impotente al no lograr que Hoseok se quedara en su vida. Pero tampoco quería perjudicar a sus amigos por su imprudencia. Ya tenía suficiente con recibir el odio de quien amaba, y se sentía realmente horrible; no quería que ellos pasaran por lo mismo—. ¡Yo estaba conduciendo! ¡Fui yo quien no vió a ese hombre en la carretera! ¡Todo es mi maldita culpa!

Sus amigos guardaron silencio al ver su reacción. Jungkook nunca lo había visto así de molesto y dolido, pero podía sentir como sufría al escuchar su voz completamente quebrada. Mientras que Jin recordaba la última vez que Yoongi estuvo así de mal, y fue tras la muerte de Hoseok.

—Ustedes... ustedes si pueden ser felices —continuó, dejándose caer en el sofá, cubriendo su rostro con ambas manos, tallandolo con frustración—. Tú tienes a Jimin, Kook; mereces tener una segunda oportunidad y yo no te la quitaré. Tú nunca habías estado tan obsesionado con alguien, Jin; creo que Namjoon puede ser alguien bueno para tí y no mereces que te odie. Bogum está cumpliendo su sueño al lado de sus padres. Yo soy el único que debe asumir las consecuencias; ya perdí a Hoseok, así que no tengo nada más que perder.

—¡Deja de ser tan estúpido! —Jin se acercó a él y lo levantó al agarrar el cuello de su camisa; también estaba a punto de llorar—. ¡Nada está perdido! ¿¡Lo oyes!? Siempre te veo resignándote al destino y ocultándote de todos. ¿¡Cómo puedes dejar que la persona que amas se vaya por segunda vez!? ¿¡De verdad no aprendiste nada!?

—¡No puedo hacer nada! —se soltó del agarre de Jin, alejándose al dar unos pasos hacia atrás—. Yo no puedo traerle de vuelta a su padre, no podré remediar las cosas como lo hizo Kook. ¡Y si pudiese revivir a los muertos, hace dos años, Hoseok seguiría vivo y nada de esto hubiera pasado!

Volvió el silencio a inundar la sala, pero este era uno denso y repleto de tensión, hasta que una carcajada seca de parte de Jin lo interrumpió.

—¿Aún piensas en el antiguo Hoseok? ¿De verdad estás diciendo que todo habría sido mejor si nunca hubieras llegado aquí? —se inclinó mínimamente hacia él—. Jung Hoseok nunca te amó, Yoongi. ¡Todo lo que sentía por tí era puro amor fraternal! ¡Tú  fuiste el único que se enamoró perdidamente de alguien imposible!

—¿¡Crees que no lo sé!? —ya estaba perdiendo la paciencia; Jin estaba tocando un tema delicado, ya que, aunque sus sentimientos no le perteneciera a su primer amor, seguía siendo alguien muy especial en su corazón—. Estoy consciente de que nunca habríamos tenido una oportunidad, pero él era mi todo en aquel momento. Y sí, no puedo evitar pensar que si Hoseok no estuviera muerto, yo no habría cambiado, ese accidente no habría ocurrido y no habría lastimado a la persona que actualmente amo, ¿¡lo entienden!?

—Yoongi —lo llamó Jungkook, tratando de calmarlo—. Realmente no conozco por completo esa historia de tu pasado, ni cómo pudo influir en ti. Pero aunque tú estuvieras conduciendo esa noche, nosotros somos cómplices porque también estábamos ahí.

—¿De verdad no quieren entender? Yo soy el que no tiene nada. No me importa ir a la cárcel porque al fin y al cabo fue mi culpa y Hoseok no me perdonará. En cambio, ustedes tienen más oportunidades de seguir adelante. Por favor, déjenme esto a mí.

Ambos chicos seguían negándose internamente a la idea de dejarlo cargar con la culpa; pero también podían ver que su dolor era el que hablaba en ese momento y que seguiría fiel a esa idea sin importar lo que dijeran. Por lo que con una mirada y un suspiro, Jin y Jungkook decidieron que era hora de dejar el tema y que mañana, cuando se calmara un poco, lo volverían a hablar.

—No voy a seguir escuchándote. Voy a salir un rato —dijo Jin, al acercarse a la puerta para tomar su abrigo; comenzaba a oscurecer y estaba haciendo algo de frío.

—Jin.... Jin aún estás enfermo —recordó Yoongi, sorbiendo su nariz, pero sin darse la vuelta.

—Preocúpate por tí, ¿quieres? Y piensa bien en lo que vas a hacer; piensa en las consecuencias que puede traer —y sin más, salió por la puerta; realmente no sabía a dónde ir, pero caminaría sin rumbo para despejar su cabeza.

—Lo sé... Sé lo que debo hacer —murmuró el pelirrojo, yendo directamente a su habitación.

—¡Cuando venga la tía Jisoo le diré que te prepare algo, Yoongi! —el pelinegro no recibió respuesta; ya se había encerrado en su habitación—. Esto no terminará bien.

Rascó su nuca levemente, sintiendo la presión y la angustia de la idea de poner un pie en la cárcel, en la verdadera prisión. En ese instante, su teléfono sonó en señal de una llamada; su rubio lo llamaba.

—¿Jim? ¿Sucedió algo? —preguntó rápidamente, con preocupación. Cuando se marchó, los dejó a él y a Hoseok en su habitación; ambos seguían llorando e intentaban consolarse mutuamente.

¿Puedes... puedes venir a verme? —su voz aún se oía afectada por el llanto—. Hoseok se durmió pero, el tío salió y no puedo ni cerrar los ojos; de verdad no quiero estar solo.... ¿puedes venir?

—Claro que puedo, Jim. Llegaré en unos minutos, ¿vale?

Está bien...

Colgó la llamada y se apresuró a acercarse a la puerta, no sin antes mirar nuevamente en dirección a la habitación de Yoongi.

—Debe querer estar solo... —con ese pensamiento, tomó su abrigo y salió, en dirección a la casa de Hoseok.

Una parte de Jungkook quería apoyar a Yoongi en lo que dijo sobre asumir las consecuencias del accidente, pero se consideraba egoísta por querer seguir al lado de quien quería al costo de la libertad de su amigo. Así que no lo dejaría solo, aunque eso significara volver a perder a Jimin; soportaría el dolor como lo estuvo haciendo los últimos años.

Al llegar a la casa donde se encontraba el rubio que lo esperaba, estacionó su motocicleta y se acercó a la entrada. Apenas tocó la puerta, esta se abrió y de ella salió ese adorable chico que ahora se encontraba envuelto en lágrimas; Jimin lo abrazó fuertemente al acercarse.

—Gracias por venir, Kookie —musitó en su pecho, él lo abrazó de vuelta y comenzó a acariciar sus cabellos con suavidad mientras dejaba un pequeño beso en su frente.

—Siempre vendré a ti cuando me lo pidas —elevó un poco su mentón para que lo mirara al esperarse ligeramente, mientras secaba las lágrimas que seguían en sus mejillas—. Pero no debiste salir así, hace demasiado frío, Minnie.

—Solo quería verte. Todos están sufriendo, Kook; Seokie ahora fue que se durmió, pero seguía llorando por la muerte de su padre y por la confesión de Yoongi. El tío Nam se estuvo conteniendo para darle fuerzas a Hoseok, pero hace un momento salió y estoy seguro de que está llorando en algún lugar. Y yo.... realmente no sé que hacer, también me duele todo esto pero, de igual manera me duele alejarme de ti si nos vamos —volvieron a aparecer esas lágrimas cargadas de tristeza en sus mejillas, pero él las volvió a secar.

—No me alejaré de ti, Minnie —le aseguró, dando unos cortos pasos hacia él—. Aunque tenga que recorrer el mundo entero, no descansaré hasta volver a estar junto a ti.

Jimin lo sintió al ver su pequeña sonrisa. Esa necesidad de dejar que sus impulsos lo guiaran, regresó. Su corazón seguía siendo de ese pelinegro, aunque quisiera negarlo. Y entre todo el dolor que los envolvía en ese momento, quiso que él se convirtiera en esa esperanza que nunca moriría; necesitaba que no se fuera nuevamente de su vida.

Así que, haciendo una leve inclinación hacia él, llevó ambas manos a sus mejillas y dejó que sus labios se juntaran, creando un tímido pero tierno contacto que Jungkook no dudó en corresponder. Era obvio que lo que sentían era lo suficientemente fuerte como para no olvidarse aunque pasaran los años. Y seguir reprimiéndolo y lastimándose no era una opción. Ansiaban los besos y las caricias que se habían convertido en preciosos recuerdos; deseaban tenerse solo para ellos. Al separarse, ese ligero brillo en los ojos del otro, provocó sonrisas en cada rostro.

—Esto... ¿significa que de verdad me perdonas? —preguntó con ilusión el pelinegro.

—Significa que te estoy dando otra oportunidad, Kook, y espero que no la desperdicies —esa mirada, solo le demostraba la confianza que estaba depositando nuevamente en él. A lo que este, feliz, dejó un corto beso en sus labios.

—Prometo que esta vez, no dejaré que nada ni nadie lo arruine de nuevo. No te volveré a perder, Jimin —el contrario asintió lentamente, sintiendo aquel cosquilleo en el estómago que solo él podría provocarle—. Pero ahora creo que deberíamos entrar, de verdad hace mucho frío aquí afuera.

Se acercó a abrazarlo, queriendo envolverlo en su abrigo, ya que su pijama no lo cubriría del frío.

—Está bien —respondió entre una leve risa, entrando como pudieron en esa posición a la casa.

A pesar de la felicidad que ese momento les brindó, persistía la preocupación y el miedo en ambos. Pero solo dejarían que el tiempo decidiera lo que ocurriría, ya que en ese momento, se curarían el uno al otro mientras se mantuvieran juntos.

Los pasos de Jin se detuvieron frente al bar del pueblo; al parecer su deseo de olvidar y despejar su mente ante el gran problema, lo guiaron hasta el alcohol.

Díganle borracho si quieren, él solo quería aliviar el estrés y tratar de olvidar por un momento que su libertad podría acabarse en cuanto regresaran a la ciudad.

Pero cuando entró y recorrió el lugar con la mirada, su corazón latió con fuerza  al encontrar a ese castaño bebiendo en la barra, solo. Podía entender que lo de su hermano lo había afectado bastante, pero que lo llevara al punto de beber; cosa que claramente dijo que no hacía, comprimió levemente su pecho, ya que se dio cuenta de que en serio estaba mal.

Se acercó hasta su posición, tomando asiento a su lado. Namjoon, al percatarse de su presencia, realmente no se sorprendió, pero no quería tener que lidiar con el y sus caprichos en un momento como ese.

—Póngame uno igual —pidió Jin, señalando a la bebida del mayor.

—Enseguida —respondió el chico al otro lado de la barra, para ponerse en función del trago.

—Jin, en serio no tengo cabeza para ti ahora —dijo Namjoon con cansancio en su voz. Jin lo miró, sus ojos estaban inchados y sus mejillas ligeramente rosadas; podía deducir que había bebido y llorado bastante.

—No vine aquí por tí. Tuve una discusión con Yoongi y no quería quedarme ahí —aclaró, pero la mención del pelirrojo solo provocó que su enojo y rabia crecieran.

Por lo que, inconscientemente, apretó el vaso de cristal en sus manos con tanta fuerza que lo dejó echo añicos; en ese instante habían entregado el de Jin y este lo estaba bebiendo, pero el ruido junto a la sangre que empezó a gotear, casi hicieron que escupiera su trago.

—¿¡Estás loco, Nam!? —dijo preocupado, tomando su mano con desespero para revisarla y quitar los trocitos de vidrio de la herida, tratando de no lastimarlo más al hacerlo.

—No vuelvas a mencionar a Yoongi —en segundos, Jin levantó la mirada hacia él; su voz se mostró tan grave y sombría que no supo cómo reaccionar, nunca lo había escuchado hablar así—. Él traicionó mi confianza y la de Hoseok. Jamás dejaré que vuelva a acercarse a mi familia.

—Nam, no pienses que todo es su culpa, yo... —sus palabras decidieron detenerse; había algo que no lo dejaba decir que él también estuvo ahí, que no todo era culpa de Yoongi, pero simplemente no podía. Al parecer tenía miedo de lo que podría decir Namjoon al respecto, de que se alejara de él; de algún modo estaba comprendiendo lo que decía Yoongi—. Ven conmigo.

Hizo que se levantara, tomando con cuidado la mano dañada y llevándolo hacia los baños. Lo acercó al lavabo y dejó que el agua corriera por la herida sin importar las leves quejas de Namjoon.

—Si no te estás quieto se puede infectar —dijo centrado en limpiar la herida.

Jin nunca había sentido miedo de decir algo y que eso trajera alguna consecuencia, mucho menos había tenido miedo de perder a alguien por sus acciones. ¿De verdad Namjoon estaba provocando algo diferente en él? No estaba seguro, pero se sentía muy extraño.

Como Jin estaba sumergido en sus pensamientos, no se dio cuenta de que Nam se había acercado a él por detrás y lo había abrazado por la cintura, dejando que su rostro descansara en su cuello. Cuando sintió su respiración dificultosa y los ligeros sollozos que emitía, se detuvo, escuchando los fuertes latidos de su corazón debido a la cálida sensación de su abrazo.

—¿Nam...?

—Yo... no puedo con todo esto, Jin —susurró, mientras escapaban pequeñas lágrimas de sus ojos que desaparecían en la camisa negra de Jin—. Perdí a mi hermano y no pude despedirme. Mi... mi sobrino está sufriendo el doble porque perdió a su padre y a la vez perdió a Yoongi.... y ni siquiera hemos podido hablar de lo de Jimin —dijo con un profundo dolor, que también comenzaba a entristecerlo—. Todo está yendo de mal en peor.... y yo no tengo fuerzas para enfrentarlo todo, de verdad no puedo...

A esas alturas, Jin también estaba llorando. No sabía que Nam aguantaba tanto sus emociones y se sentía tan impotente ante todo lo que sucedía con su familia. Eso lo hizo sentir mucho peor. Se dio lentamente la vuelta para mirarlo; se veía tan lastimado y vulnerable, que quería acabar de alguna manera con todo su sufrimiento.

—Lo siento mucho, Nam. Siento que tengas que pasar por todo esto —llevó ambas manos a su rostro, limpiando el rastro de sus lágrimas—. Perdóname por no poder hacer nada, no queríamos que esto pasara.

—No... no es tu culpa —sorbió su nariz, en tanto alejaba su mano del agua la secaba suavemente con el papel, alejándose también de Jin—. Hablé con mi cuñada y, dijo que tanto la tortura como el choque influyeron en su muerte. Por mucho que quiera odiar completamente a Yoongi, no puedo hacerlo hasta escuchar su versión —dirigió la mirada hacia él—. Tú no tienes nada que ver, Jin.

Eso bastó. Estaba perdido por completo; no estaba seguro si decir que él estuvo ahí, en ese mismo auto que terminó con la vida de la persona por la que sufría o simplemente callarse y dejar que las cosas sucedieran como había dicho Yoongi. Era una indecisión que lo hacía sentir como una persona horrible, pero le haría caso a su razón.

—Yo estuve ahí, Nam —esas simples palabras que logró formular, venían cargadas de temor a las consecuencias y de una inmensa inseguridad. Estas llamaron la atención del mayor—. Estábamos un poco borrachos pero, yo estuve ahí. No creo que Yoongi tenga que asumir toda la culpa solo porque iba conduciendo y tampoco lo permitiré; no puedo dejar que todos lo odien por nuestro error.

Un denso silencio se formó, y el miedo y los nervios de Jin comenzaron descontrolarse al ver que él no decía ni una palabra, solo lo miraba.

—Así que es cierto —musitó con decepción—. No creí que realmente lo fueras a admitir, Jin. Al parecer no eres tan egoísta...

¡gracias por leer!

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