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❤️13💔

—¿Puede decirme qué es tan difícil? Solo quiero su número de habitación —le pidió por enésima vez el pelinegro a la chica.

—Lo siento mucho, señor, pero ya le dije que nuestro huésped nos pidió personalmente que no le compartiéramos esa información a nadie que lo estuviera buscando —le volvió a repetir la chica, quién estaba a nada de llamar a seguridad.

—Pero yo lo conozco, solo quiero hablar con él un momento —la rubia negó con la cabeza y procedió a llamar a los guardias de seguridad para que lo sacaran del lugar.

—Por favor, acompáñenos —empezó uno de los grandes hombres con traje, que pretendía arrastrarlo afuera, agarrándolo por el brazo.

—Oigan, no quiero problemas, en serio.

—Pues ya los está causando —dijo el otro mientras cruzaban la puerta del hotel.

—¡Yo solo necesito hablar con....!

—¿Jungkook? —interrumpió otra voz; era Park Jihyun, quien se acercaba a ellos con el ceño fruncido a pesar de su sorpresa—. Pueden soltarlo, no hay problema.

Ambos hombres se miraron con duda, pero luego asintieron y se retiraron para volver a sus posiciones. Jungkook no perdió el tiempo y comenzó a hablar.

—Jihyun, necesito hablar conti... —antes de que pudiera terminar la frase, el contrario impactó su puño cerrado fuertemente contra su mejilla, debilitándolo.

—¿¡Cómo te atreves a venir a buscarme, eh!? —le preguntó con completa furia—. ¿¡No te bastó con destruirme y perjudicar a mi familia!? ¡Con poner en mi contra a mi hermano!

—¡Yo no soy el único que tiene la culpa! ¿¡Sabes!? —le gritó en respuesta, dejando de cubrirse el rostro, permitiendo que se viera el moretón que había dejado el golpe, junto a una pequeña cortada de su anillo—. ¿Acaso sabes lo que piensa o como se siente Jimin después de que tú y su familia lo alejaran?

El chico se confundió un poco por lo que dijo, pero eso no disminuyó su molestia, así que decidió contraatacar sin importarle lo que había preguntado.

—Todo lo que pasó fue culpa tuya y de esos imbéciles. Por lo que hicieron, pasé los peores días de mi vida encerrado en esa maldita prisión. No pude terminar la universidad, y nadie quería contratar a un "ex-drogadicto" —le dijo con el rostro tenso, exponiendo todas las maneras en las que arruinó su vida—. Y ahora yo te pregunto: ¿¡sabes lo que se siente que te culpen por algo que no hiciste y que te juzguen por eso!?

—¡Lo sé! —dejó escapar su aliento en un grito desgarrador—. Claro que lo sé. Yo tuve que pagar las consecuencias de que mi madre nos abandonara a mi padre y a mí, porque él decía que yo era la razón —hizo una pequeña pausa, recordando ese momento con dolor—. Siempre me golpeaba, me decía que era un inútil,  que no debí nacer, que solo arruinaba la vida de los demás. ¡Y no se equivocó! Porque yo fui parte del plan para vengarnos de ti. Yo fui el que engañó a Jimin para que llevara la droga a su casa, y para que tú pensaras que tu propio hermano te traicionó; para arruinarte y que entendieras que meterte con ellos no era un juego —le confesó, dejando caer una que otra lágrima en el proceso—. Pero él no lo merecía.

Las pupilas de Jihyun se movían en todas direcciones, y sus párpados se descontrolaron mientras trataba de analizar como había sido engañado tanto a él como a su hermano, y de cómo en serio creyó que su propia sangre lo había traicionado.

—Entonces creo que yo preguntaré.¿¿Si quiera sabías que intentó suicidarse?? —ahora su respiración se detuvo por un momento; solo pensar que su pequeño hermano se había hecho daño hasta ese punto, le comprimía el pecho.

—¿De-de qué hablas? ¿Su-suicidarse? Jimin no haría eso —se negaba rotundamente a creerlo.

—Pues lo hizo. Cuando todos le dimos la espalda, él intentó quitarse la vida porque ya no tenía a nadie. Y si no fuera por su mejor amigo, que lo ayudó y lo cuidó, no estaría respirando en estos momentos —pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de los ojos contrarios, mientras que en su mente se llenaba de preguntas.

¿Cómo podría intentar suicidarse? ¿Tanto lo lastimó decirle que no quería volver a verlo?
¿Fue tan imbécil que no sospechó de las mentiras de sus padres?
No lo lograba creer....

—No... no, mi madre.... ella me dijo que se había ido con la abuela como la última vez, que estaba bien sin nosotros.

—Pues te mintieron; él está sufriendo demasiado, más de lo que aparenta. Y por eso estoy aquí, quiero que lo vayas a ver y se intenten arreglar, para que logre perdonarnos...

—Vete —le ordenó, con la voz temblorosa.

—¿Qué? —musitó, confundido—.¿Acaso no me estás escuchando? Te estoy diciendo que debes volver conmigo para hablar con...

—¡Dije que te largues de aquí! —fue lo último que dijo antes de entrar al hotel rápidamente.

—Oye, Ji... ¡Jihyun! —se apresuró a seguirlo, pero los guardias lo detuvieron—. ¡Jihyun, por favor, hazlo por Jimin! ¡Jihyun!

—Será mejor que se retire en este instante —le advirtieron, y él no tuvo más opción que regresar, sintiéndose un completo fracaso.

No había descansado desde que llegó. No paró de buscar la forma de encontrarse con Jihyun y convencerlo de volver, pero si ni contándole todo lograba lo que se proponía, no tenía nada más que hacer.

Terminó volviendo a su casa con la intención de preparar sus cosas para irse; ahora debería encontrar otra manera de lograr obtener su perdón. Apenas cruzó la puerta, vio que su abuela se encontraba sentaba en el sofá, viendo algún documental en la televisión; eso era lo que acostumbraba hacer cuando se aburría.

—Oh, ya volviste, cariño —la mujer se levantó, recibiéndolo con una sonrisa. Esta parecía tener unos cincuenta y tantos años, casi llegando a los sesenta, pero aún mostraba fortaleza y cierta vitalidad; llevaba un conjunto  de falda larga y suéter de color café oscuro. Su cabello canoso estaba recogido en una coleta baja.

Al estar frente a frente, su abuela notó el corte en su mejilla y la sangre seca en ella, así como su expresión neutral; sabía que algo andaba mal.

—¿Cariño? ¿Qué pasó, mi cielo? —llevó su mano derecha hasta su rostro para acariciar suavemente la zona dañada, notando cómo sus ojos se cristalizaban—. Ven conmigo.

Lo guió hasta el sofá donde antes estaba, colocó un cojín en sus piernas y lo palmeó para que dejara su cabeza descansar en el. Jungkook se acostó en el mueble, recostándose en su regazo y abrazando su propio cuerpo, dejando que las leves caricias de la mujer en su cabello le permitieran cerrar los ojos, buscando tranquilidad.

—Cuéntame cómo te fue, ¿lograste hablar con él? —empezó despacio, queriendo que se abriera con ella poco a poco, como cuando llegó. Pero sus palabras solo provocaron que llorara, sin poder guardarse nada.

—Estoy.... Estoy muy cansado, Nana —le confesó entre sollozos, abriendo los ojos con lentitud—. Por mucho que me esfuerce.... siempre.... siempre termino siendo el malo. Yo solo quiero que por una vez, solo por una vez, las cosas me salgan bien. Pero soy un completo fracaso.

—Tranquilo, sé que podrás resolverlo en cuanto descanses y pienses con claridad —trató de tranquilizarlo y de alentarlo a no rendirse. Del cajón de la mesita a su lado sacó un pequeño kit para empezar a curar su cortada y colocarle una curita—. Recuerda que no puedes cambiar el pasado, pero sí puedes dar lo mejor de tí en el presente; siempre hay una segunda oportunidad, mi niño.

Jungkook no respondió, sino que dejó que su abuela terminara de curarlo, aunque el leve ardor que sentía lo inquietaba; no pudo hacer más que aguantar. Cuando ella finalizó, él se dispuso a abrazarla en esa misma posición, quedándose dormido minutos después de que cesara su llanto. El pelinegro estaba completamente agotado, tanto física como mentalmente.

Nunca pensó que una venganza, que tomaban como un juego, podría tener tantas consecuencias negativas. Pero ahora debía enfrentarlas y hacer que Jimin viera que realmente se arrepentía de todo, y que al fin lograra perdonarlo, aunque le llevara tiempo conseguirlo.

Pero las vacaciones se estaban terminando; solo tenían una semana y media, así que debía apresurarse o tendría que seguir a Jimin hasta donde fuera necesario.

Las horas pasaron volando, pero su cuerpo logró descansar bien. Cuando despertó, se encontraba en su cama, con un pijama azul oscuro de seda puesto y el cabello todo desordenado. En ese momento recordó que se había despertado en la madrugada, había llevado a su abuela a la cama y luego se dio una larga ducha para refrescar su mente y poder dormir.

Después de unos minutos mirando al vacío y recordando lo que había hecho, así como la discusión que tuvo con Jihyun el día anterior, decidió ir a tomar otra ducha para prepararse y así ponerse en marcha, de regreso al pueblo.

—Por favor, cuídate mucho, cariño —le pidió su abuela, dándole un fuerte abrazo cuando ambos estuvieron frente a su auto—. Vuelve pronto a visitarme, ¿de acuerdo? Y trae a ese chico cuando arreglen las cosas.

—Lo haré, tú también cuídate mucho, Nana. Recuerda tu medicina y hazle caso a Rosé; debes dejar que ella se ocupe de ti mientras no estoy.

—No quiero ser una carga para ella. Es una buena chica y nos llevamos muy bien. Pero no quiero que esté todo el tiempo con una vieja como yo. El que debería cuidarme es mi hi... —se detuvo a sí misma antes de continuar, sabiendo que hablar del padre de Jungkook era un tema sensible—. No importa, ten un buen viaje, querido.

—Está bien —se acercó al maletero para dejar su bolsa y luego se dirigió a abrir la puerta del piloto, pero al oír como decían su nombre a lo lejos, se detuvo.

—¡Jungkook! —al darse la vuelta, vio a Jihyun acercándose con una maleta y con cierta agitación.

—¿Jihyun? Pero...

—Buenos días, señora —le hizo una pequeña reverencia a la mujer, y al recibir un asentimiento, dirigió la mirada hacia él—. Yo.... hablé con mis padres y me contaron todo como realmente pasó. No puedo dejar de culparme por eso ni por creer en lo que me dijeron cuando estaba en la cárcel. Así que decidí acompañarte para verlo; se lo debo.

Esa esperanza que daba por perdida volvió en el instante en que dijo que iría con él, por lo que no dudó en asentir con rapidez.

—No sabes cómo te lo agradezco —le dijo con sinceridad.

—Pues no lo hago por ti, lo hago por Jimin. Necesito retractarme de lo que le dije —le aclaró lo más neutral que pudo.

—De cualquier manera, gracias, Jihyun.

—Mm, entonces creo que ya es hora de irnos. Nos vemos —se despidió con otra reverencia.

—Cuídense mucho.

—Te quiero, Nana —la abrazó de nuevo y luego le susurró—. Prometo volver con él.

—Eso espero, cariño —le dio leves palmaditas en la espalda antes de que entrara en el auto y finalmente se dirigieran a encontrarse con Jimin.

Solo se escuchaban estornudos y una tos constante en aquella sala, y estos provenían de un castaño que se había pasado todo la noche con una fiebre altísima. Ahora se encontraba acostado en el sofá, cubierto por una manta y con un paño húmedo en la frente para regular su temperatura.

—Maldito Yoongi —murmuró antes de volver a toser—. Todo esto es por tu culpa.

Sorbió su nariz.

—Oye, tú fuiste el que se cayó del puente —empezó el pelirrojo al salir de la cocina con un tazón de sopa—. Yo solo estaba por ahí.

El contrario intentó reír ante su descaro y sus mentiras, pero su garganta dolió apenas lo intentó.

—Te alegra verme así, ¿eh? —dijo con un hilo de voz.

—Mejor ni te esfuerces en hablar —lo ayudó a sentarse, apartando la colcha y el paño de su frente, y luego colocó el tazón frente a él—. Come esto y ya discutirás después. Yo tengo que ayudar a la tía a cargar el camión, y como tú estás tan mal, ella aceptó la ayuda de alguien más.

—¿A quién? ¿El tío no está? —preguntó mientras llevaba una cucharada a su boca, degustando un sabor tan delicioso que creyó haberse aliviado solo con ese bocado.

—Sí lo está, pero necesitamos a tres personas, así que Namjoon se ofreció —la siguiente cucharada se quedó atorada en su garganta, provocando que casi se ahogara al oír su nombre—. Hey, ¿estás bien?

Con una de sus manos le hizo una señal, dando a entender que lo estaba, y solo después de tomar un poco de agua logró hablar.

—¿Namjoon dices? ¿Por qué tuvo que ser él?

—Yo tampoco estoy seguro. Simplemente lo encontramos por ahí; escuchó que teníamos un problema y se ofreció a ayudar —le explicó brevemente, pero su mente comenzó a maquinar sus propias razones.

«¿Habrá venido a verme? Seguro se siente mal por dejarme irme solo y ahora se preocupa.»

Una media sonrisa se formó en sus labios al pensar que realmente le importaba, la cual aumentó al verlo asomarse por la puerta.

—Yoongi, tu tía..... ¿Jin? ¿Estás enfermo....?

¡gracias por leer!

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