❤️06❤️
Los días pasaban uno tras otro con la normalidad propia del pueblo, y en un abrir y cerrar de ojos, había pasado una semana y media en instantes. Cada día era una oportunidad para aprender algo nuevo de su tía con respecto a las actividades que desarrollaba para el cultivo, llegando a acostumbrarse a esa vida más simple y genuina.
Su conexión con Hoseok también crecía día a día. Hablaban todas las noches antes de dormir, compartiendo risas y secretos, y se veían prácticamente a diario. Salían juntos a explorar cada rincón del lugar, descubriendo lugares escondidos y disfrutando de la naturaleza que les rodeaba, tomándose múltiples fotos de recuerdo en el transcurso. Yoongi comenzó a sentir un cariño profundo por Hoseok, un sentimiento claro y sincero que iba más allá de cualquier confusión.
Lo admitía; aún era difícil para Yoongi reconocer que él realmente existía, y que esos días junto al rubio fueron los mejores que había tenido desde hacía años ya. Era increíble como podía sacarle una sonrisa por hacer literalmente nada, y le encantaba la seguridad y la calma que le brindaba a su alma.
No diría que lo amaba, tampoco tan rápido. Solo se sentía bien a su lado; realmente le tenía un fuerte cariño a ese rubio, y adoraba molestarlo para ponerlo nervioso y ver ese hermoso sonrojo en su rostro. Tal vez había empezado a gustarle.
En una mañana soleada, alrededor de las 11, ambos decidieron ir esta vez a la heladería del pueblo. Se sentaron en una mesa de color azul marino, el ambiente era alegre por las personas que se encontraban compartiendo ahí, pero la atención de Yoongi solo se centraba en Hoseok. El rubio disfrutaba de su helado, y al hacerlo, se había manchado un poco los labios. Yoongi no pudo evitar observarlo con una intensidad que lo hacía sentir un poco avergonzado.
—¿Seguirá viéndome así, hyung? —preguntó Hoseok, con un ligero rubor en sus mejillas, sintiendo el peso de la mirada del pelirrojo.
—¿Debería acercarme o lo harás tú mismo? —preguntó Yoongi, sin apartar la vista de la comisura de los labios de Hoseok, que lo intrigaba y lo hacía sentir un cosquilleo en el estómago.
Hoseok frunció el ceño, tratando de entender a qué se refería. Las palabras no parecían salir con claridad, y la confusión se dibujó en su rostro.
—¿Qué quiere decir, hyu…? —no pudo terminar la frase cuando, de repente, Yoongi se inclinó hacia él, sosteniendo suavemente su mentón. Con un movimiento delicado, limpió la comisura de su labio inferior con el pulgar, un gesto simple que lo sorprendió.
La cercanía hizo que los ojos de Hoseok se abrieran de par en par, el corazón latiendo desbocado en su pecho. Era uno de esos momentos en los que el mundo parecía detenerse, y el roce de su piel lo tenía sintiéndose más vivo que nunca.
—Te ves tan lindo cuando te sonrojas, Seokie —dijo Yoongi, regresando a su lugar con una sonrisa traviesa.
Hoseok, incapaz de sostener la mirada, bajó la vista, sintiendo cómo el calor se acumulaba en sus mejillas. Era un efecto habitual que Yoongi parecía tener sobre él.
—Bueno… —balbuceó, intentando encontrar las palabras—. Es que siempre haces cosas que me ponen nervioso, hyung —confesó, su voz siendo un susurro.
Yoongi sonrió, sintiéndose un poco más seguro de lo que estaba sucediendo entre ellos. Ambos eran conscientes de que algo estaba floreciendo entre ellos, algo que iba más allá de la simple amistad.
—Quizás debería hacer más cosas que te pongan nervioso, entonces —bromeó Yoongi, aunque en el fondo sabía que no estaba del todo bromeando.
Hoseok lo miró con sorpresa, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y confusión. No sabía si reír o sonrojarse aún más. La amistad entre ellos se estaba volviendo confusa, y ambos lo sentían. Pero el miedo a dar el siguiente paso los mantenía en un punto incierto.
—No sé si eso es una buena idea —respondió Hoseok, su voz temblando ligeramente. Pero en el fondo, una parte de él anhelaba que Yoongi continuara acercándose, que esa conexión floreciera en algo más hermoso.
—¿Por qué, pequeño? —preguntó, apoyando el rostro en su mano sobre la mesa, como si no supiera lo que le iba a decir.
—Pues… muchas veces me dice que soy lindo cuando como o sonrío. Siempre me observa detenidamente mientras hablo y…. hace que me sienta feliz, pero también confundido —confesó, apenado—. Siento que si sigue así yo... posiblemente acabe malinterpretando las cosas.
Finalizó con un pequeño puchero que abultaba ligeramente sus mejillas, y para él, era totalmente tierno. Sin embargo, también se percató de la preocupación y el ligero temor de su voz, por lo que suspiró.
—Entonces, ¿quieres que deje de decirte lo mucho que me gusta escucharte hablar y lo lindo que eres sin importar lo que hagas? —preguntó, volviendo a provocar aquel fuerte sonrojo en el menor—. ¿No te gusta?
—Ah... no es eso, al contrario, me gusta mucho que me lo diga —confesó, mirándolo directamente a los ojos—. Pero temo que solo lo haga por decir, y no signifique lo mismo para usted que para mí.
—Oh, temes que no sea sincero, ¿cierto? —Hoseok asintió lentamente—. Ya veo, pero solo te digo lo que realmente pienso, Seok. No intento mentirte ni nada por el estilo. ¿Todo el tiempo que pasamos juntos te parece que estuve actuando?
—Eso no es lo que quiero decir, hyung —se apresuró a responder—. Solo tengo algunas dudas en mi cabeza, pero no pienso que actúe cuando está conmigo; se ve muy feliz y relajado cada vez que lo miro.
—En ese caso —el pelirrojo estiró su mano hasta la del rubio, para tomarla y acariciar el dorso de esta con delicadeza—. No digas que tienes miedo de que te mienta, nunca lo haré. Puede que no sea la mejor persona del mundo, pero me siento libre cuando estoy contigo. No tengo preocupaciones y solo me centro en escucharte y observarte, me encanta hacerlo. Y lo digo en serio, Seok; conocerte es lo mejor que pasado desde hace años.
Las palabras de Yoongi alegraron el corazón de Hoseok, quien, en un instante de vergüenza, retiró rápidamente su mano y comenzó a devorar lo que quedaba de su helado, como si eso pudiera ayudarlo a evitar la mirada intensa de su hyung. Yoongi no pudo contener una leve risa al ver la reacción de Hoseok, y, tras humedecer sus labios, tomó su silla y se acomodó a su lado. Él ya había terminado su helado.
Hoseok lo miró de reojo, intentando ignorar la calidez que le invadía el rostro, pero no pudo evitarlo. La cercanía de Yoongi era abrumadora, y cuando el pelirrojo comenzó a acariciar suavemente su cabello, un escalofrío de nerviosismo y emoción recorrió su cuerpo.
—Nunca me aburriría de verte así de nervioso, ¿sabes? —dijo Yoongi de repente, un brillo travieso en sus ojos—. Tampoco puedo describir con palabras lo hermoso que eres, Seok. Y a decir verdad, me gustaría saber que opinas de mí.
El pelirrojo ladeó mínimamente la cabeza, buscando su mirada. Pero al no encontrarla, Yoongi pasó de los mechones rubios de Hoseok a sus coloradas mejillas, disfrutando de la forma en que el chico se giraba un poco hacia él, aunque no pudo mantener la mirada ni un segundo más.
—¿No sabes que responder? —preguntó, con suavidad y diversión.
—Ah... yo… usted es perfecto a mis ojos, hyung —comenzó a decir Hoseok, su voz temblorosa y sincera—. Yo lo admiro mucho y quisiera ser como…
Yoongi lo detuvo colocando su índice sobre los labios de Hoseok, queriendo interrumpir esa frase que odiaría oírlo terminar.
—No lo digas, no seas como yo —dijo, bajando lentamente su dedo hasta sostener el mentón del rubio—. Sigue siendo tú y no dejes que nada te cambie. Con sentir tu escencia es suficiente para mí.
Se acercó lentamente al susurrarle, sus ojos fijos en los labios de Hoseok, un brillo de deseo en su mirada. El rubio sintió que su corazón latía con fuerza, cerrando los ojos inconscientemente ante la cercanía. Anhelaba probar los labios de Yoongi desde hacía mucho tiempo, y tenerlos tan cerca, a solo segundos de tocarse, lo llenaba de una emoción indescriptible, por no mencionar sus nervios.
Pero justo cuando sus labios estaban a punto de rozarse, el tono de llamada de Yoongi interrumpió el momento, resonando en el lugar. Ambos abrieron los ojos de golpe, y Yoongi se alejó con molestia y frustración, mientras Hoseok se acomodaba en su lugar, intentando recuperar la compostura. Con el corazón aún acelerado, llevó el vaso de agua frente a él y bebió rápidamente para calmar sus nervios.
Al ver quién los había interrumpido, el ceño de Yoongi se frunció involuntariamente, y con un sonoro suspiro, se recargó en su asiento, contestando la llamada con un tono que reflejaba su irritación.
—Dame una buena razón para no borrar tu existencia cuando te vea —habló con un tono totalmente neutro, algo que llamó la atención de Seok; él nunca lo había escuchado hablar así.
—Que conste que esta vez no te desperté, amargado —dijo el chico al otro lado de la línea—. Y sí, tengo una buena razón; te tenemos una gran sorpresa.
—Sabes que no me gustan esas cosas, Jungkook —frotó su sien; no quería ni pensar en la nueva locura que hicieron sus amigos, a los cuales no había visto en un tiempo, pero si hablaban de vez en cuando.
—Pues tendrá que gustarte, traidor —ahora Jin había tomado el teléfono—. Y veo que ya te conseguiste un nuevo amigo, muy lindo por cierto.
Yoongi, confundido, comenzó a mirar a su alrededor, buscando a ese par, pero al mismo tiempo deseando que no estuvieran allí. Sin embargo, su suerte no mejoró, ya que los divisó en la entrada. Ambos llevaban atuendos combinados en negro y blanco; Jin los observaba con una ceja levantada y el celular en la mano, mientras que Kook les sonreía con esa chispa juguetona que siempre lo caracterizaba.
—Mierda —musitó Yoongi, sintiendo cómo la incomodidad se apoderaba de él. Los dos comenzaron a acercarse, sin prisa, hasta que tomaron un par de sillas y se sentaron frente a ellos.
—Te encontramos, fugitivo —anunció Kook con diversión, dirigiendo su mirada al menor con curiosidad—. ¿No nos vas a presentar, Yoongi?
—Cierra la boca, idiota —lo interrumpió el pelirrojo, con una expresión seria.
—Amm, me llamo Hoseok —intervino el rubio, un poco avergonzado por la atención—. ¿Ustedes son amigos de Yoongi hyung?
—Sí, lo somos —respondió Kook, sonriendo ampliamente—. ¿Tú eres su nuevo novio, Hoseok?
Las mejillas de Hoseok se tiñeron de un rojo intenso al escuchar esa pregunta, y en un impulso, Yoongi se acercó y le dio un suave golpe en la cabeza a Jungkook.
—¡Auch! —se quejó, llevándose la mano a la zona golpeada—. ¿¡Y ahora qué hice!?
—¡Existir! —le gritó el pelirrojo, claramente frustrado—. ¿Alguna vez piensas antes de hablar? Solo lo estás molestando.
Kook simplemente se encogió de hombros, cruzándose de brazos y mostrando una actitud despreocupada.
—Hyung —dijo Hoseok, tomando la mano del pelirrojo para calmarlo—. Tranquilo, no me molesta.
El gesto le ayudó a calmarse, y eso no pasó desapercibido para Jin, que observaba la escena con una leve sonrisa en los labios.
—Yoongi —lo llamó Jin, frunciendo ligeramente el ceño al mirarlo—. ¿No es...?
—Jin —lo interrumpió el pelirrojo, sabiendo perfectamente a dónde quería llegar—. No.
La mirada que compartieron le hizo entender a SeokJin que había algo más que no debía ser mencionado, así que decidió dejarlo pasar y cambiar de tema. Ya tendría tiempo para preguntar más adelante.
—Bueno, de cualquier manera tendrás que soportarnos —dijo Jin, adoptando una postura relajada, similar a la de Kook, ahora más tranquilo—. Pasaremos las vacaciones aquí, contigo.
Yoongi se quedó paralizado al escuchar eso, confundido. No podía creer que esos dos decidieran pasar sus vacaciones en un lugar tan alejado y diferente.
—¿Ustedes? —preguntó, señalándolos con incredulidad—. ¿Pasar las vacaciones aquí? —no pudo evitar reír un poco ante la idea, viéndolos asentir con firmeza—. No creo que se adapten a este ambiente.
—Podemos hacer cualquier cosa, Yoongi —continuó Kook, con una mirada decidida—. Si tú te adaptaste —miró fugazmente a Hoseok—, nosotros también lo haremos.
—Exacto, Yoon —intervino el castaño—. Quizás encontremos algo interesante por aquí.
—¡Eso es cierto! —dijo Hoseok, su voz llena de entusiasmo—. Este pueblo puede parecer pequeño y rústico a simple vista, pero es muy bonito cuando lo recorres.
La emoción en su voz llenó el ambiente de una alegría contagiosa. Era como ver a un niño adorable hablando de lo que le gustaba, y eso hizo que Yoongi sonriera.
—Entonces… ¿Tú nos darás el recorrido? —preguntó el pelinegro, mostrando una sonrisa coqueta.
—Ya contrólate, Jeon —lo regañó Yoongi, con cierta irritación por su comportamiento, haciendo reír levemente al rubio.
A pesar de su desconcierto, no pudo evitar reír con diversión por la relación que Yoongi tenía con sus amigos. Hoseok no era tonto y sabía que había una ligera posesividad en su forma de actuar que le gustaba. Justo en ese momento, su teléfono vibró en su bolsillo, interrumpiendo sus pensamientos. Sacó el dispositivo y vio una notificación de un mensaje.
Tío Namie:
Seokie, ya iré a buscarte. Estás en la heladería, ¿verdad?
Hoseok:
Sí, tío Nam, aún sigo aquí. Unos amigos de Yoongi hyung llegaron, así que creo que sería mejor volver ya, deberían pasar tiempo juntos.
Tío Namie:
Está bien, llegaré en unos minutos ya que estoy cerca.
Hoseok:
Ok, nos vemos.
—¿A quién le escribes, pequeño? —preguntó el pelirrojo, acercando su rostro para tratar de ver disimuladamente.
—Ah… a mi tío, hyung —respondió con una leve sonrisa, al percatarse de que todos tenían sus ojos puestos en él para ese momento—. Él vendrá a recogerme pronto.
—¿Qué? —se recompuso—. ¿Por qué te irás? —frunció levemente el ceño, con decepción—. Si es por ellos, no te preocupes, los puedo dejar aquí para terminar nuestro día como habíamos acordado.
Finalizó, restándole importancia a sus amigos, quiénes se mostraban exageradamente ofendidos ante la facilidad con la que pretendía deshacerse de ellos.
—No es por eso, hyung —rió un poco el menor al responder—. Debo ayudar a mi tío a conseguir unas cosas para la casa. Otro día saldremos, ¿está bien? —dio una leve caricia en su mejilla, como una pequeña recompensa de consuelo.
Este no quería aceptar que su tiempo juntos se reduciera, ya que eran los momentos más relajantes y felices que tenía. El solo hecho de poder verlo sonrojarse y divertirse junto a él, eran escenas que no se quería perder por nada ni nadie. Pero tampoco lo obligaría a ponerlo antes que a su familia. Así que no tuvo más opción que aceptar.
—Está bien, pero nos veremos mañana, ¿cierto? —el rubio asintió repetidas veces.
En segundos, unos leves toques en el ventanal de vidrio a su lado llamaron la atención de todos en la mesa. Encontrándose con un sonriente Namjoon que acababa de salir del trabajo.
—Él ya está aquí —empezó a recoger sus cosas y se levantó, haciéndole una leve reverencia a los chicos frente a él para después poner su atención en Yoongi.
—Nos vemos, hyung —se acercó a dejar un breve beso en la mejilla del pálido—. Esperaré su llamada —le susurró, antes de separarse por completo y dirigirse a la salida.
—Waoh, eres realmente increíble, Yoongi —dijo Kook, dando aplausos pausados en su honor—. Nunca pensé que serías así de rápido, amigo.
—Tampoco pensé que seguirías igual de entrometido —contraatacó al recargar su espalda, ya estaba molesto por ver a Hoseok irse, así que no tenía ánimos de lidiar con él.
—Sé que nos extrañaste —afirmó con confianza, obteniendo una mala mirada por parte del pelirrojo.
—Sigue soñando —soltó, rodando los ojos con fastidio.
—¿Ese es su tío? —preguntó Jin, interrumpiendo la conversación mientras mantenía su mirada fija en Namjoon y Hoseok a través del cristal. Observaba con atención, analizando cada detalle de la figura del mayor, desde su porte seguro hasta la manera en que sonreía con naturalidad.
—Sí, su nombre es Kim Namjoon, y es unos 16 años mayor que nosotros, Jin. Aunque no lo parezca —respondió el pelirrojo, con un tono de advertencia que resonaba en su voz, consciente de lo que eso podía significar.
Pero ya era demasiado tarde. Jin había captado suficiente información y, al ver la media sonrisa que se dibujaba en su rostro, supo que su amigo estaba a punto de dejarse llevar por sus instintos.
—Mm, muy interesante —comentó, observando cómo se alejaban sin disimulo, su mente ya comenzando a formular ideas.
La expresión en su rostro revelaba más de lo que sus palabras podían transmitir. Esa mirada no solo era curiosidad, ya que en su interior, tres palabras resonaban con fuerza: Deseo, Persistencia y… Sexo.
Mientras los observaba, su mente se llenaba de posibilidades e ideas descabelladas. A medida que los veía alejarse, Jin se dio cuenta de que la vida estaba llena de sorpresas, y tal vez, solo tal vez, esta podría ser una de ellas. Con un brillo travieso en sus ojos, decidió que no dejaría que esta oportunidad se desvaneciera sin intentar algo. Después de todo, las mejores historias comenzaban con un simple vistazo y un poco de audacia.
¡gracias por leer!
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