💔02💔
Yoongi, incapaz de soportar la horrible escena que se había desatado ante sus ojos, se apresuró a regresar al auto, su corazón palpitando con fuerza y su mente nublada por el pánico. Con manos temblorosas, abrió la puerta del vehículo con torpeza, tratando de despertar a Jin, sacudiendo su cuerpo con una brusquedad que reflejaba su desesperación.
-¡Jin, despierta de una vez, carajo! ¡Jin! -gritó, su voz resonando en el interior del coche.
El castaño, sobresaltado, se acomodó de golpe, su expresión con una mezcla de confusión y enojo, mientras los otros chicos lo miraban, atónitos.
-¿¡Qué!? -exclamó, exaltado-. ¿¡Qué es lo que te pasa ahora!?
Kook y Bogum, todavía desorientados y mareados, intercambiaron miradas de confusión, mientras Jin lo miraba con visible molestia.
-Chocamos a alguien -declaró Yoongi con voz temblorosa, apenas capaz de procesar la magnitud de lo que había sucedido. Su miedo reflejándose en su expresión.
-¿Cómo? -Jin frunció el ceño, con la incredulidad marcando sus rasgos-. ¿De qué estás hablando, Yoongi?
-¡De que chocamos a un hombre, joder! -replicó, y el silencio que siguió fue ensordecedor. La gravedad de sus palabras se había asentado en el ambiente.
El asombro se dibujó en los rostros de sus amigos, y Yoongi supo que, aunque confundidos, estaban lo suficientemente sobrios para comprender la seriedad de la situación.
-Pero... él está bien... ¿no? -Kook rompió el silencio, su voz temblando de ansiedad-. No está muerto, ¿verdad?
-Yo creo que lo está -la confesión de Yoongi fue un susurro cargado de frustración y terror-. Estaba sangrando mucho y no se movía... no sé qué vamos a hacer.
Un accidente como aquel era muy inoportuno. En plena temporada de vacaciones, a las puertas de su último año, su futuro se desmoronaría ante sus ojos si ese accidente llegaba a afectarlos. La idea siempre había sido graduarse sin problemas mayores que, en el caso de Yoongi, unas pocas peleas sin importancia. Pero para alguien tan apegado a los estudios como Bogum, un incidente así podía arruinar todo lo que planeaba. La desesperación se transformó en urgencia; necesitaban un plan, y rápido.
-Debemos deshacernos de él -propuso Jin, su tono firme y frío, al igual que su expresión-. O simplemente podemos dejarlo y seguir nuestro camino.
Sus palabras resonaron en el interior del auto, y aunque sonaban lógicas a los oídos de Jungkook y Bogum, a Yoongi le parecieron profundamente injustas. No podía soportar la idea de dejar el cuerpo de ese hombre tirado en la oscuridad, como si su vida no tuviera valor alguno.
-No lo dejaremos ahí -respondió, sus ojos fijos en Jin, desafiando la indiferencia que emanaba de él-. ¿Acaso no piensas en su familia? ¿En la persona que lo espera?
-¿Y qué pretendes, ah? -Jin se giró hacia él, su expresión ahora una mezcla de incredulidad y rabia-. ¿Quieres llevártelo a casa o entregarlo a la morgue?... O mejor aún, ¿quieres ir a la cárcel?
-¡Sabes que no! -Yoongi alzó la voz por la exasperación-. Pero tampoco podemos dejarlo aquí. Por este lugar hay cámaras que seguramente captaron lo que sucedió. Si lo dejamos o escondemos su cuerpo, de una forma u otra llegarán hasta nosotros.
-Entonces, ¿qué hacemos? -Bogum preguntó, su voz temblorosa, el nerviosismo claro en su rostro mientras negaba con la cabeza-. No puedo involucrarme en un asesinato. ¡Mañana tengo que irme, así que no puedo estar metido en esta mierda!
-¡Bogum! -Jungkook lo tomó de los hombros, mirándolo a los ojos para calmarlo-. Tranquilízate, hombre. Fue un accidente, ¿ok? Nadie lo asesinó. Además, estoy seguro de que Yoongi tiene algo en mente para sacarnos de esto, ¿verdad?
La tensión entre ellos se intensificó, como un hilo delgado y frágil que podría romperse en cualquier momento. Las palabras de Jungkook, aunque reconfortantes, no disipaban la sombra de la culpa y el miedo que pesaban sobre ellos. Todos sabían que lo que había sucedido era irreversible, y que las decisiones que tomaran en los próximos minutos definirían no solo su presente, sino también su futuro.
Ambos lo miraron, esperando una respuesta positiva, rogando por una gota de esperanza. Esto solo lo presiono aún más; no sabía cómo resolver ese gran problema, ya que su mente estaba controlada por el miedo, y sus nervios lo traicionaban, convenciéndolo de que el caos lo consumía. Sin embargo, en medio de esa difícil situación, una idea surgió como un destello de luz: había una posibilidad de salir ilesos del problema sin tener que abandonar el cuerpo en esa desolada carretera. Aunque la idea no le agradaba del todo, era una opción.
-Necesito llamar a alguien -dijo, buscando su teléfono en los bolsillos. Afortunadamente, aún funcionaba. Con manos temblorosas, marcó un número, el que había guardado en su memoria a pesar del tiempo.
Si había una manera de darle la vuelta a ese incidente, era llamando al secretario de su padre. A pesar de que había perdido el contacto con él hacía mucho tiempo, en esta ocasión debía dejar a un lado su orgullo y su resistencia para pedir ayuda; la desesperación lo ameritaba.
-Ah... Hyung, necesito tu ayuda... -su voz sonó más frágil de lo que hubiera querido, pero ya no había vuelta atrás.
Pasó menos de una hora, pero se sintió como una eternidad. Finalmente, la conocida camioneta negra se estacionó frente a ellos, y todos respiraron aliviados de que no hubiese demasiada gente pasando por ese lugar a esa hora; de lo contrario, estarían acabados. De la camioneta bajaron tres hombres de traje negro, sus rostros impasibles y serios, como sombras que emergían de la oscuridad. El más alto se acercó a Yoongi, mientras que los otros dos se encargaban de recoger el cuerpo, metiéndolo en el vehículo con una eficiencia escalofriante.
-Espero que le tenga una buena explicación al señor sobre esto, joven Min -comenzó el secretario de su padre, su voz grave resonando con autoridad. Siempre había sido un hombre que mantenía un semblante serio, con el cabello negro bien peinado hacia atrás, como si cada hebra estuviera bajo su control.
-Le diré la verdad -le respondió Yoongi con el mismo tono grave, la determinación comenzando a brotar dentro de él-. Tú solo hazme espacio en su agenda, hoy hablaré con él en casa.
-Está bien, ahora debería llevar a sus amigos a casa -los señaló; estos aún estaban en el auto, pendientes de lo que sucedía-. Y recuérdeles que no deben mencionarle esto a nadie si no quieren tener problemas -hizo una leve reverencia con la cabeza, un gesto que, aunque formal, se sentía cargado de advertencia, y luego se marchó, llevándose el cuerpo ensangrentado.
Min volvió al auto, donde sus amigos lo esperaban, un poco más calmados pero con la tensión aún presente en sus cuerpos.
-¿De qué hablaron? -preguntó Kook, curioso y ansioso por obtener respuestas.
-Él lo va a resolver -contestó Yoongi, dejando salir un leve suspiro al acomodarse en el asiento, sintiendo cómo la presión comenzaba a ceder un poco-. Pero debemos mantener esto en secreto -los miró, buscando que comprendieran la gravedad de la situación-. Nadie lo puede saber, ¿de acuerdo?
-Descuida -intervino Bogum con confianza-, no seríamos tan estúpidos como para delatarnos.
Yoongi asintió, su mirada se detuvo en Jin, que se mantenía serio, observando a través de la ventanilla con una expresión que denotaba preocupación. Sin más, arrancó el auto y se dispuso a dejar a cada uno de sus amigos en sus departamentos, el viaje se sintió pesado, como si cada kilómetro lo alejara de la tranquilidad y lo acercara a un destino incierto.
Al llegar a su hogar, se dio una ducha fría, intentando despejar su mente y relajar su cuerpo tenso. Sabía que lo que se le venía encima al encontrarse con su padre sería un enfrentamiento que marcaría un antes y un después en su vida. Cuando terminó de arreglarse, se preparó un café helado, sabiendo que no podría dormir bien esa noche, sin importar cuánto lo necesitara.
Al llegar frente a su casa, la ama de llaves lo recibió con una sonrisa cortés y lo guió con paso firme hacia el despacho de su padre. La luz tenue del pasillo contrastaba con la opulencia del lugar, y Yoongi sintió un nudo en el estómago en tanto se adentraba a su antiguo hogar. Su madre aún dormía, y no tendría la oportunidad de ver su rostro preocupado en ese momento. Al llegar a la puerta marrón, su corazón latía con fuerza mientras su mano se alzaba para tocar la madera pulida. Tres golpes resonaron en el silencio, y la voz grave de su padre, que parecía tener un eco propio, lo invitó a entrar: "Adelante".
Al abrir la puerta, se encontró con la imagen de su padre, un hombre de cabello oscuro y canoso en las sienes, que lo observaba desde su silla de cuero, con una expresión que dejaba claro que no estaba contento con la visita. Era un hombre de negocios, un líder en su campo, y en ese momento, su descontento se percibía como una tormenta a punto de desatarse.
-Siéntate -le ordenó, su tono autoritario cortando cualquier intento de cordialidad. Yoongi, sintiendo que no tenía más opción, obedeció y tomó asiento en uno de los sillones negros que contrastaban con la decoración elegante del despacho, que estaba adornado con libros de cuero y fotografías familiares que parecían más un recuerdo distante que un reflejo de la realidad.
Su padre se levantó de su silla y rodeó la mesa con paso firme, sentándose frente a él en el sillón opuesto. La distancia física entre ellos no hacía más que intensificar la tensión en el aire.
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que viniste a esta casa, Yoongi -comenzó, su mirada fija en él como si intentara leer sus pensamientos-. Tampoco te has dignado a verme, solo te reunías de vez en cuando con tu madre. Al parecer, cuando Hoseok te de...
-Vamos a ir al grano, ¿quieres? -lo interrumpió, incapaz de soportar que la conversación se desviara hacia un terreno doloroso, un pasado que preferiría mantener enterrado-. Vine aquí para aclarar lo que pasó hoy.
Su padre asintió levemente, un gesto que parecía contener tanto resignación como determinación. Se inclinó hacia su escritorio y tomó un sobre blanco, entregándoselo con un gesto que, aunque simple, cargaba un significado profundo.
-Yo me encargaré de eso -comenzó, mientras Yoongi abría el sobre con manos temblorosas, su mente procesando el contenido-. No te regañaré porque sé que no tomarás en serio lo que te digo, así que te irás hasta que tus vacaciones terminen.
-¿Qué? -frunció el ceño, la incredulidad invadiendo su voz-. ¿A dónde me vas a mandar esta vez?
-No te enviaré al extranjero -su padre se recargó en el sofá, su postura relajándose un poco, pero su mirada seguía siendo implacable-. Eso no sería un castigo para la estupidez que hiciste. Te he dejado pasar demasiadas cosas porque tenías tus razones, pero esto va más allá de todo, Yoongi, mucho más allá de mí.
-Entonces, ¿qué piensas hacerme? Yo no quería que esto pasara -sus palabras brotaron con frustración, el eco de sus sentimientos revolviendose en su interior.
-Nadie lo quería -lo cortó, su tono se tornó más severo-, esto es un problema para todos, así que te irás al campo por un tiempo.
-¿Cómo? ¿Qué voy a hacer yo en un campo? -dejó a un lado el sobre, confundido y desconcertado, sintiendo que el suelo se deslizaba bajo sus pies.
-Algo más productivo que lo que has estado haciendo hasta ahora. Es tiempo de que aprendas a dejar el pasado en el pasado y seguir adelante, Yoongi. No puedes seguir haciendo lo que se te da la gana basándote en tu rebeldía, y mucho menos seguir aferrándote a Hoseok para siempre...
-¡No lo voy a olvidar! -se levantó de su asiento, el enfado brotando como un volcán a punto de erupcionar-. Hoseok es parte de mí, no, es mi vida. Por mucho que quieras o intentes, no lo puedo olvidar.
Su cuerpo se tensó mientras se acercaba a la puerta, la necesidad de escapar de esa conversación inminente lo dominaba. La presión de la sala se volvía insoportable.
-Esto no cambia el hecho de que irás -comenzó su padre, levantándose también, su voz resonando con autoridad. Al oírlo, Yoongi se detuvo, aún dándole la espalda-. Quiero que ayudes a tu tía allí, y que valores más las cosas, de paso, que también vayas enderezando tu comportamiento.
-Bien -se volteó-, iré con una condición -el contrario enarcó una de sus cejas, expectante, esperando a que continuara-. Que me digas por qué nunca me dejaste verlo. ¿Por qué no permitiste que estuviera a su lado cuando más me necesitó? -sus ojos se comenzaron a cristalizar al recordar aquel momento desgarrador-. ¿¡Por qué me mandaste lejos cuando se enteraron de que estaba enfermo!?
-¡Porque él me lo pidió! -le gritó en respuesta, su voz cargada de una mezcla de dolor y angustia-. Me dijo que te enviara a estudiar a otro lugar cuando supo que su enfermedad avanzaba. Después de todos esos tratamientos, su condición no mejoró; su corazón estaba demasiado débil y apenas podía respirar con normalidad. Él no quería que lo vieras en ese estado. Por eso te escribió aquella carta antes de irse. Solo deseaba que lo recordaras como el chico sano y valiente que siempre fue.
-Pero no pude estar con él -las lágrimas comenzaron a brotar, incontrolables, al escuchar esas palabras. La tristeza le inundaba el pecho-. Todo lo que quería era estar a su lado.
Al ver el profundo dolor que su hijo llevaba dentro desde hacía tanto tiempo, su padre no dudó en acercarse para abrazarlo. El abrazo, aunque cargado de tristeza, era un refugio, y el joven se lo correspondió con fuerza.
-Sé que lo querías -dijo su padre, separándose un momento para secar las lágrimas que caían por su rostro-. Todos lo adorábamos. Pero ya no está, nos dejó hace mucho tiempo, hijo. -Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas-. Sin embargo, tú sigues aquí. Así que trata de continuar con tu vida. Eso es lo que él hubiera querido.
Le dolía profundamente pensar en seguir adelante sin él. Aunque habían pasado ya dos años desde que se separaron, el recuerdo de su risa, de sus sueños compartidos y de los momentos vividos seguía vivo en su corazón. Era un peso que parecía imposible de llevar, pero en el fondo sabía que aferrarse al pasado no lo llevaría a ninguna parte. Tenía que encontrar la manera de dejarlo ir, de honrar su memoria viviendo plenamente, como él siempre habría querido.
Con un profundo suspiro, se secó las lágrimas y miró a su padre a los ojos, reconociendo la verdad en sus palabras. Era un camino difícil, pero tal vez, solo tal vez, había una luz al final de ese túnel oscuro por el que había estado caminando.
💔 Helousi broke heart💔
Notis: Espero estén bien y hayan disfrutado del capítulo 😁
Chaíto 💜
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