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Eterno: parte II

JungKook podía afirmar que después de morir, volvió a ser feliz, incluso más que en vida. Estaba de nuevo con Seok Jin, amándose y criando de su pequeña hija. Esa "vida" que estaba teniendo con su más grande amor resultó ser aún mejor de lo que había imaginado cuando se suicidó hace ya años.

Tal vez en ocasiones predominaba la rutina, pero no era nada malo a comparación de no estar con él, con su Jin. Tampoco sería lo mismo sin su pequeña hija. Todo estaba perfecto ahora, sin duda alguna todo estaba mucho mejor ahora. Seguía haciendo sus obras, pero sólo para distraerse y hacer algo ya que realmente no necesitaban el dinero. En ocasiones NaYeon lo ayudaba y ambos terminaban riendo ante pequeños juegos que se generaban en medio del trabajo.

Había ocasiones donde sí, extrañaba a su primo o a sus amigos pero bastaba con ver la sonrisa de Jin, con simplemente saber que lo tenía y entonces todo pasaba a segundo plano. Era egoísta quizás, pero había pasado tanto tiempo temiendo a ser feliz que ahora que lo era, poco le importaba el resto. Una vez Alexander le dijo, antes de que se casara con Seok Jin, que sin importar lo que le depare el futuro, siempre debía elegir lo que le hiciera feliz, duélale a quien le duela. Creyó que jamás debería elegir su felicidad, después de todo ya la tenía con su pareja, pero el día que él murió de manera tan repentina supo que tendría que elegir. Le tomó meses decidir hasta dar con la opción que lo haría feliz, con aquella que, él creía, le devolvería a su pareja. Fue un acto meramente egoísta, sí, porque no pensó en la niña que llevaba en su vientre a la hora de colgarse del techo de su casa. Sin embargo JungKook estaba tan destrozado por todo, que sus pensamientos racionales volaron lejos y sólo mantuvo una idea fija en su mente. Convencerlo de lo contrario hubiera sido muy difícil y sus amigos no podían estar cuidándolo veinticuatro horas al día, tenían sus vidas, sus trabajos, tenían familias de las cuales ocuparse. Él solamente era un estorbo, a pesar de que Alex le dijera siempre lo contrario e intentara hacerlo sentir mejor, al igual que su primo pero, en ese estado, lo único que lo hubiera hecho sentir mejor era su pareja perdida. Su situación era algo que muy pocos hubieran comprendido, a pesar de que no le interesaba buscar comprensión de personas que no le importaban.

-Papi-NaYeon lo llamó y él dejó el almuerzo para voltear a verla.

Ya no era una pequeña niña de tres años, era una muchachita de doce años que le llegaba a la cintura y la cual amaba hacerse trenzas en su largo cabello.

-¿Qué pasa, cielo?-preguntó apagando la estufa.

-Me siento rara-su mano tocó su pecho, Kook creyó ver un pequeño rayito de luz escapar de ahí pero ignoró ese hecho.

-¿Duele?

-Nop, es como si...sintiera que me fuera a ir pronto.-sus palabras no lo dejaron tranquilo.

La abrazó tan fuerte que la escuchó quejarse. La mantuvo a su lado durante casi todo el día, ayudándolo a hacer la comida o limpiando, no quería perderla de vista. Hasta parpadear se tornaba peligroso y JungKook no entendía la razón ¿Qué estaba pasando? Incluso cuando Seok Jin llegó y le contó lo sucedido, durante un instante en que NaYeon miraba televisión y él la vigilaba, no logró despejar sus dudas.

-No sé qué significa, Kookie, pero tal vez...-Jin mantuvo el silencio, mirando la mesa de la cocina.

-¿Tal vez qué?-cuestionó nervioso, impaciente.

-Sabes por qué estamos aquí, por qué ella está aquí.-habló despacio, sintió su mirada mientras seguía con los ojos fijos en la alfa-ella murió contigo antes de nacer y creció aquí, un mundo donde las almas siguen, irónicamente, con su vida. Tal vez, lo que sucede, es que...ella vaya a reencarnar.

-¿Reencarnar?-preguntó dejando de verla para concentrarse en su esposo.

-Sí, he aprendido muchas cosas en este tiempo y una de ellas es que, llegado el momento, todos volvemos a reencarnar. Sólo que...tal vez no en el mismo tiempo y no en la misma dimensión.

-¿Dimensión? ¿Qué clase de película de ciencia ficción estoy viviendo, Jin?-el miedo lo hacía lucir molesto, pero lo cierto era que lo desconocido lo aterraba.

Temía volver a ser separado de Seok Jin.

-Hay muchas dimensiones diferentes donde podemos reencarnar y tener una vida completamente distinta a la que ya hemos tenido. Es una forma de aprender, de que nuestras almas aprendan. No basta una vida para eso, Kookie.-el alfa se levantó y caminó hacia él, tomándolo de la cintura.-creo que es momento de que nos despidamos de NaYeon.

Apretó los labios bajando la mirada, el dolor en su pecho creciendo, la tristeza de tener que dejar a su hija ir lo consumía pero ¿no era eso lo que había querido en un comienzo? Que NaYeon reencarnara en otro bebé, siendo criado por alguien que pudiera darle todo el amor que él, en vida, jamás hubiera podido por su destrozado corazón. No obstante dolía tanto que sentía que le desgarraba por dentro.

Jin lo abrazó con fuerza, dejando que ocultara su lloroso rostro en su pecho y apretara la tela de su camisa con tanta fuerza que sentía que la rompería. Evitó cada sonoro sollozo para no alarmar a su pequeña, tenía que calmarse pronto y pasar el tiempo que quedara con ella.

Tras calmarse volvió con NaYeon, pero esta vez acompañado de Seok Jin. Juntos compartieron una película antes de la cena y terminaron en un juego de correr por la casa para atrapar al omega. JungKook se había olvidado por un tiempo de la dolorosa realidad, riendo cuando su esposo y su niña lo agarraron y le hicieron cosquillas. Lo bueno fue cuando las cosas se pusieron a su favor y secuestró a NaYeon para hacerle cosquillas mientras Jin servía el helado para los tres.

Comieron compartiendo un capítulo de un dibujo animado que a la pequeña alfa le gustaba hasta que empezó a tener sueño y JungKook la sostuvo entre sus brazos para acunarla. Ella lo miraba con ojos somnolientos, su mano de repente tocó su mejilla.

-Papi...es hora de que me vaya.-su voz se iba apagando, su pecho brillando con una blanca luz-llegó la hora.

-NaYeon...mi amor, por favor, quédate un poco más, prometo que te daré más helado-las lágrimas volvieron a JungKook, sus brazos sosteniendo con firmeza el cuerpo pequeño de su hija.

-No puedo seguir aquí...pero...prometo que nos volveremos a encontrar...lo haremos, lo prometo-los ojitos de la alfa cada vez se cerraban más y la desesperación crecía lentamente en Kook.

-Lo siento, perdón por haberte traído aquí, tú...tendrías que haber nacido, tendría que haberte criado pero fui tan cobarde. Lo siento, mi amor, lo siento-Jin acarició el rostro de su pequeña y tomó su mano, pudo ver el esfuerzo que ella hacía por apretar la mano del mayor.

Aun con las pocas fuerzas que le quedaban, con la luz brillando aún más en su pecho, NaYeon sonrió.

-Los amo, los amo tanto.-susurraba ya sin fuerzas-gracias...

Fue increíble la forma en que se fue, convirtiéndose en pequeñas luces blancas hasta desaparecer por completo, dejando nada entre los brazos de JungKook y una tristeza dolorosa en su pecho.

Seok Jin lo acunó entre lágrimas, diciéndole que todo estaría bien, que volverían a encontrarse con su pequeña. Sabía que sería así, pero el sentimiento de vacío que dejó el adiós era algo difícil de controlar.

Lo único que restaba ahora era esperar a que él y Jin reencarnaran también.

Me dolió escribir lo de NaYeon ;-; pero ellos se reencontrarán, yo lo sé uwu...ahre que soy la que escribe esto XD

Nos vemos! besos💋💋💋

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