Drabble: parte XV
Los días de tormenta, por lo general, Jin los pasaba con JungKook abrazados con dos tazas de chocolate caliente y un agradable libro. Sin embargo, hoy su lindo omega no estaba, había viajado nuevamente por temas de su trabajo y no volvería hasta mañana en la tarde. Estaba solo escuchando las gotas de lluvia caer y las fuertes ráfagas de viento que azotaban la ciudad. Por un momento sintió un horrible sentimiento de desolación, parecido a los que tenía cuando era una alfa joven al que molestaban en la escuela. Pero ya no lo era...ya no. Aunque era inevitable sentirse así cuando su lindo esposo no estaba a su lado para abrazarlo, besarlo y hacerlo sentir seguro.
Suspiró, tomando su taza de té para alejarse de la ventana donde tenía apoyada su mano, sintiendo las gotas chocar contra el vidrio. Extrañaba acariciar la suave piel de su pequeño, sentir los sonrojos bajo sus palmas y como sus mejillas se estiraban ante una sonrisa. Extrañaba a su conejito adorable y pervertido.
Se sentó en el sillón, encendiendo la radio para no sentirse tan solo en su casa. Mientras iba tomando más de la mitad de la taza, una suave canción comenzó a llenar la sala. Sonrió inconscientemente, recordando que esa era la canción favorita de su omega. Aun podía sentir la cintura de su pequeño en sus manos cuando, aquel día, lo tomaba para bailar al compás de la tranquila melodía. Kookie había apoyado la mejilla en su hombro, ocultándose en su cuello para sentir su olor mientras lo sostenía de los hombros, dejándose llevar entre sus brazos. Había sido un momento muy romántico, hasta que por distraídos chocaron con la mesa ratona, riendo como dos tontos.
Suspiró, aun podía escuchar la suave risilla de su niño y el beso en la mejilla que le dio al ser quien había chocado con la mesa. Luego de eso habían optado por sentarse en el sillón hablando hasta la hora de la cena, entre besos y abrazos.
Dejó la taza sobre la mesa ratona, culpable de su pequeño golpe aquel día, para tomar su celular y enviarle un mensaje a su niño, no importaba la diferencia horaria, necesitaba recordarle que lo amaba y lo extrañaba con cada hora que pasaba. ¿Cursi? Quizás, pero era culpa de su conejito por hacerlo sentir el amor de esa forma.
A su memoria llegó parte de la conversación que tuvieron sobre un viaje antes de tener hijos. La idea había sido buena, podía ir a Europa y América en las vacaciones, extendiéndolas un poco más para poder disfrutar mejor de los lugares, y luego probarían en uno de los celos de Kook la suerte de ser padres.
Ah, ya podía imaginar las risas, los gimoteos y los balbuceos de su bebé. De seguro sería tan dulce y bonito como JungKook, un alfa u omega tan lindo como su esposo. Sí, sería un bebé perfecto, su bebé y el de su conejito.
Sonrió, pensó que la vida era lo suficientemente justa y amable como para dejarlo ser feliz con su pareja destinada, su gran amor y el padre de sus pequeños.
Estoy pensando en adelantar los capitulos, ya que este especial sólo tendra 25 capitulos.
Nos vemos mañana! Besos 💋💋💋
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