Una bruja, un postre y un posible homicidio.
~ Hoseok ~
— De todas formas, me tiene que pagar.
— ¿Disculpe? —se sorprendió mi papá—. Por si se le olvida, fui yo quien dio más dinero para esto. Yo traje la mitad de lo que comimos al ser engañado por mis hermanitas —le recordó a la señora con la que estaba hablando. Aunque más que hablar, estaban discutiendo.
— Pero trajo tres personas de más —se excusó rápidamente. No, ella nunca perdía. Já, estúpida. ¿Estaba intentando ganarle a mi papá en una discusión? Él nunca perdía aun si estaba completamente equivocado.
— ¿Cómo? Son mi familia y no es problema mío si le agradan o no. A demás, no tiene motivos para odiarlos.
— ¿Esa muerta de hambre y los dos aparecidos que deshonran esta casa? —vociferó. ¿Ella quería avergonzarse sola o simplemente estaba sorda? A demás, no sabía contar.
— Mamá... —gruñó papá. Estaba realmente enojado, yo nunca lo había visto así... O, bueno, escuchado—. Si no me equivoco, fue usted quien me enseñó a respetar la privacidad de los otros.
— Eso se termina cuando aparecen personas que no deberían aparecer dentro de mi casa.
— ¿Se está escuchando? —cuestionó. Él, contrario a su señora mamá, no gritaba, en cambio, proyectaba su voz. Y eso era más aterrador que si gritara, cosa que nunca había hecho conmigo presente.
— No me hable así, no tiene derecho.
— ¿No tengo derecho a decirle que está siendo injusta? Porque eso es exactamente lo que está siendo. Yo traje a las parejas de mis hijos porque sin importar si me gusta o no, son parte de mi familia. ¿Quiénes son las personas que trajo mi querida hermana Taeshik? ¿Y quienes vinieron con Taejin? Entre las dos trajeron a más de veinte personas. Hasta donde tengo entendido, ninguno de ellos es familia, sólo vinieron como si esto fuera un hotel.
— ¿De qu... —no sabía qué decir, había duda en su voz.
— ¿Qué me va a decir? ¿Que soy mentiroso? Mamá, ¿no fue usted quien los trató como si fueran de la realeza o algo por el estilo? Incluso envió a mis hijos al dormir en el que era el cuarto de las escobas mientras los invitados de mis hermanos tenían habitaciones de verdad compartidas por, máximo, dos personas. ¿Le parece justo? ¿Le parece que estuvo bien? ¿Le parece que esa es la forma de tratar a la familia de su propio hijo?
— Yo n…
— ¿No sabe de qué estoy hablando?
— ¡Déjeme hablar! —gritó todavía más fuerte. Pobrecilla, se dejaba en ridículo sin saber que sólo perdía todavía más puntos con eso.
— No, déjeme hablar a mí. Mamita, usted muy cordialmente insistió en que quería que viniéramos. ¿Para qué nos quería aquí? ¿Para tratarnos como basura? Me gané el cielo con una mamá como usted —estaba siendo sarcástico, obviamente—. Y qué decir con mis hermanas y hermanos, estar con ellos es el paraíso.
— No se atreva…
— ¿A qué? ¿A decir que son una maldita mierda del demonio? ¿Por qué no debería decirlo? ¿Acaso es mentira?
— Es gracias a mí que…
— Es gracias a mi papá que tengo todo lo que tengo ahora.
— Eso…
— Es completamente cierto. No quiero seguir perdiendo el tiempo con esto, me voy, deme mis cosas.
— Para eso tiene que pagarme.
— Está bien…
— A ver, lo veo.
— Siga soñando.
La puerta de la habitación de la señora se abrió bruscamente y, seguidamente, se cerró con fuerza.
— ¿Me recuerdas por qué estamos espiando a tu papá? —preguntó Taehyung en un susurro tan suave que apenas le escuché. Estaba nervioso e incómodo, pero no por ello iba a dar marcha atrás.
— Te recuerdo que no estamos espiando a mi papá —contesté de la misma forma—. Vi que esa señora se llevó algo de la habitación de mis papás, pero no sé qué es. Y, antes de que digas algo, no pienso dejar que papá pague sólo porque esa señora quiere que lo haga.
— ¿Y es necesario que esté contigo?
— ¿Qué cosas dices? Si nos atrapan, el que va a poner la cara no voy a ser yo, vas a ser tú porque esta fue mi idea.
— Eso no tiene sentido —señaló.
— Lo que no tiene sentido es que te quieras arriesgar a que te culpen por algo que no fue tu idea —indiqué en respuesta.
— Realmente te detesto —bufó disgustado.
— Tu boca no decía lo mismo hace dos días cuando estaba sobre la mía —sonreí... Como un idiota, seguramente. La cara de Kim Taehyung seguía siendo difícil de usar, siendo las expresiones provocativas las más difíciles de hacer.
— ¡Cállate! —exclamó todavía en susurros al tiempo que acompañaba sus palabras con un puño en mi brazo y un intenso sentimiento de vergüenza. Obviamente le había dolido, el golpe había sido fuerte.
— Cállame —contesté mostrándole la lengua sólo para molestarlo—. Deja de quejarte y ven, la señora ya va a salir de ahí, estoy seguro.
— Como digas... —me hizo mala cara y se cruzó de brazos. Lo miré por un segundo y realmente pensé que era lindo, pero descarté la idea de inmediato, tenía que estar atento a la bruja que estábamos espiando, no a lo que pensaba el cerebro del descerebrado junto a mí.
Pasados quince minutos, esa señora no salía de su habitación todavía. ¿Se había dormido? ¿Qué tanto hacía? Estaba comenzando a impacientarme, el cuarto de escobas en el que estábamos era muy pequeño y hacía calor y Kim Taehyung no dejaba de picar mi mejilla con su dedo para pasar el rato, cosa que, en definitiva, no ayudaba a que la situación fuera más amena.
— Eres un niño, ya quédate quieto —golpeé su mano con la mía.
— Y tú eres un tarado, ya deja de serlo —picó mi mejilla más insistentemente.
Rodé los ojos y me preparé para darle un calvazo aún sabiendo que me dolería, pero el sonido de unas pisadas llamó mi atención. ¿Venían de los aposentos de nuestro enemigo o…
— Mierda, mierda, mierda.
Hoseok, piensa rápido.
Hecho.
Ágilmente, me senté sobre las piernas de Taehyung aprovechando que estaba sentado en el suelo con su espalda recostada en la pared. Me miró sorprendido y confundido, pero no le expliqué nada y, en cambio, agarré su cabello entre mis manos para, seguidamente, unir nuestras bocas en un beso que, con algo de suerte, se interpretaría como esa clase de besos que se daban los novios al estar solos. La puerta se abrió en el preciso momento en que de mi garganta salió un sonido como consecuencia de las manos de Taehyung apretando mi cintura mientras mi lengua bailaba con la suya.
— ¡Oh, Dios santo, los seres del demonio están presentes donde sea que se vaya! —exclamó consternada la mujer que había abierto la puerta para, inmediatamente después, cerrar de un portazo e irse corriendo.
Rompimos el beso porque no pudimos evitar reír divertidos por aquella situación.
— ¿Seres del demonio? Seguramente no se ha mirado en el espejo —bufó Taehyung.
— Seguramente ha estado encerrada en su habitación a lo largo de estos tres días.
— La vieja todavía parece no tener intenciones de salir de la guarida, ¿no? —se quejó. Estaba seguro de que ninguna otra persona en el mundo se aburría tan fácilmente como Kim Taehyung.
— Lamentablemente no, no s…
De nuevo, fui interrumpido por un sonido, sin embargo, ahora era algo bueno porque sonaba como alguien levantándose de una cama.
— Entro y te quedas afuera distrayendo a quien sea que se acerque, ¿vale? —lo miré.
— ¿Me toca el trabajo sucio? ¿En serio?
— Sip. Sólo es entrar y salir, nada del otro mundo —la puerta de la habitación contigua se abrió—. ¿Listo? —agarré su muñeca—. Vamos —tiré de él fuertemente para que se levantara del suelo, donde estaba verdaderamente cómodo, al parecer. Es decir, conmigo encima, ¿quién no lo estaría?
Abrí la puerta y no vi a nadie cerca del pasillo, por lo cual lo abandoné antes de entrar a la cueva del terror y escanear rápidamente el lugar para, de inmediato, localizar... ¿La maleta de mi papá y la de mi hermano? Definitivamente esa señora no tenía vergüenza, ¿nos haría venir luego por nuestras cosas? Ya quisiera yo ver cómo se pondría si le hiciéramos eso. Como sea, me adentré en el lugar caminando en dirección a las maletas y las tomé entre mis manos; acto seguido, me dirigí hacia la puerta nuevamente y la abrí. No había alcanzado a asomar completamente mi cabeza cuando Taehyung agarró mi muñeca y tiró de mí hacia afuera, causando que casi me cayera encima suyo antes de salir a correr. Un par de pasos después, la estridente voz de la bruja, perdón, de la mamá de mi papá resonó a través del pasillo en el que estábamos, junto con el fuerte sonido que hizo la puerta de sus aposentos al chocar en seco contra el marco.
— Sólo corre —me dijo Taehyung cuando sintió mi desconcierto ante nuestra huida.
Y eso hice a su lado, bajamos las escaleras rápidamente y nos escondimos en otro cuarto de limpieza... No, espera, era nuestra caja de pollos.
— ¿Se puede saber por qué me trajiste corriendo? —pregunté sin aire. El cuerpo de Taehyung era flojo, tenía que hacer algo al respecto.
— Esa señora me causa terror, ¿no es razón suficiente? —levantó una ceja. Lo miré de la misma manera—. Yah~. Escuché que nos odiaba. Esta gente reduce mi energía y, a demás, me da cosa que nos dé mal de ojo —se encogió de hombros—. De nada.
— ¿Mal de ojo? ¿En serio?
— En serio —contestó muy serio.
— ¿Me saliste supersticioso?
— Aaaaah —se ¿quejó? Mientras se tiraba sobre la cama—. Es mejor prevenir que lamentar —volvió a encogerse de hombros—. Ahora... —dio media vuelta y se sentó rápidamente—. ¿Por qué tengo ganas de abrir la maleta gris que traes allí y buscar algo de comer?
— ¿La maleta gris? ¿La de mi papá? —¿de verdad mi cerebro era tan raro? Por Dios, qué vergüenza.
— Pues sí, ¿cuál otra? No será la de Soobin, no quiero ver su ropa interior de nuevo —un estremecimiento me recorrió. Seguramente pertenecía a Taehyung.
— Es una experiencia inolvidable, ¿verdad? —me reí. Mi hermano era tan único que mezclaba en un solo lugar la ropa limpia, la sucia y sus cosas de niño intelectual en un auténtico caos visual—. Toma —le entregué la maleta de mi papá para, inmediatamente después, guardar la de mi hermano y sentarme a los pies de la cama que compartía con mi más que falso novio.
~ Taehyung ~
— ¿Por qué piensas en comida cuando ves la maleta de tu papá? —le pregunté a Hoseok con mi cabeza metida dentro de dicha maleta buscando eso, precisamente. Comida. Bueno... Más que comida, estaba buscando algo dulce, al parecer, lo cual era extraño porque en todos mis años de vida, lo dulce nunca me había gustado. A excepción de las mentas, claro.
— Porque siempre tiene comida allí dentro... —hizo una pausa. Es completamente cierto, dijo su cerebro dándole la razón al chico. Levanté un poco la cabeza para mirar a Hoseok, pero mis dedos se estrellaron con algo. ¿Qué es? ¿Qué es...? Un pedazo de papel con letras elegantes en él. Lo dejé a un lado y seguí buscando—. Cuando era pequeño, papá solía llegar a casa del trabajo con dulces para mí. Él entraba a la casa, se sentaba un rato en la sala y dejaba que lo molestara, luego iba a comer algo y después me decía que tenía algo para mí entre su maleta —cada palabra de Hoseok iba acompañada por un recuerdo que veía y sentía claramente—. Mi mamá se enojaba porque me traía dulces, pero no podía hacer que papá dejara de hacerlo porque las cosas que me daba eran las únicas cosas dulces que comía —se encogió de hombros y en su cara apareció una sonrisa acompañada de una sensación de nostalgia—. Todavía lo hace. Siempre trae lo mismo para mi hermano y para mí.
— ¿No te cansas? —pregunté distraído mirando una cosa extraña. ¿Por qué Hoseok leía a la velocidad de la luz? No estaba interesado en absoluto en tener conocimiento acerca de lo que decía en los papeles que el señor Taemin guardaba en su maleta.
Hoseok… Se ofendió profundamente.
— ¿Disculpa?
— Pues... Amh... —bien hecho, triple idiota—. Digo... ¿Es que parece ser una rutina?
— ¿Tú quieres morir? —preguntó bajito con una voz seria y escalofriantemente tranquila. Sentía su instinto asesino a lo largo de todo mi cuerpo.
— S-si muero, lo más posible es que t-tú también —logré decir mientras me refugiaba tras una almohada.
— Aun teniendo idea de lo mucho que significa esto para mí, ¿eres capaz de cuestionarlo? —cuestionó con el mismo tono—. Aun sintiendo lo que siento, aun pudiendo comprenderlo, ¿te atreves a escupir tal bestialidad? —¿por qué de repente las hormonas de Jung Hoseok se alocaron cuando Jung Hoseok acercó amenazadoramente su cara a la mía? Qué puta vergüenza sentirme tan humano en ese momento por culpa del chico frente a mí, que tenía una preciosísima expresión de profunda molestia fría en mi cara—. Corre —ordenó.
Jung Hoseok no tenía que decirlo dos veces, salí disparado hacia la puerta y bajé las escaleras de aquella horrible casa a velocidad que consideré sobrehumana en aquel momento. Jung Hoseok era rápido, pero su cuerpo no se movía bien y eso hacía que correr fuera más incómodo que como nunca imaginé que correr podría ser. Llegué a la puerta de entrada sabiendo que mi flojera le jugaba en contra al chico que me seguía, sin embargo, contrario a lo que pensé, estaba a escasos pasos de mí y la jodida puerta no quería abrirse. Por un segundo, consideré la opción de darme por vencido, pero la intensa molestia procedente de mi perseguidor me convenció de lo contrario. La cerradura de la puerta cedió. Corrí. Sentía el miedo del cuerpo de Hoseok, sentía el miedo por mí por parte de Hoseok y sentía pánico y ganas de asesinarme. Las ganas de asesinarme no eran mías en su totalidad, aunque ello no quería decir que no tuviera ganas de hacerlo. Verdaderamente quería que se abriera la tierra y me tragara porque, maldita sea, estaba más que idiota por haber dejado tal estupidez salir de mis labios.
— ¡Está bien! —escuché que vociferó de pronto—. Ya, Taehyung, no te voy a matar, pero ya para.
— Ajá, sí, y yo soy canadiense —respondí mirando atrás.
— ¡Es en serio, Kim Taehyung! —gritó. ¿Era urgencia lo que tenía su voz? No le creía nada, él era un actor de primera.
Dejé de mirar atrás para concentrarme en el camino delante mío. Por desgracia, no debí haber hecho caso omiso a la petición del chico, mi rodilla derecha me dolió como nunca y, un segundo después, caí de cara contra el suelo con algo sobre mí.
— Eres un maldito idiota, te dije que pararas, infeliz —espetó unos segundos después.
— Claro, y yo con gusto te iba a hacer caso porque no quería postergar mi muerte.
No respondió nada, pero aquel sentimiento de profunda molestia se intensificó. Se levantó de mi espalda y segundos después el mundo dio vueltas y me encontré sentado sobre el suelo dándole la cara a mi cara.
— Eres un estúpido —picó mi pecho con su dedo índice sin una pizca de delicadeza.
— Igual que tú, descerebrado —me levanté del suelo—. ¿No fuiste tú el que me dijo que corriera? —arqueé una ceja y me crucé de brazos. Intenté no hacer una mueca cuando apoyé mi peso en la pierna derecha.
— ¿No fuiste tú el que se buscó un susto de muerte? —imitó mi posición luego de levantarse del suelo también.
— ¿No fuiste tú el primero en insultarme aquel día.
— ¡Me llamaste idiota sin ninguna razón, ¿eso no era un insulto?! ¿Qué esperabas, que te diera un beso?
— ¡Que no era para ti, bobo! —lo empujé en medio de un arrebato de ira.
— ¿Ah, no? ¿No tienes vergüenza o algo parecido? Robaste mis cosas y luego te molestarte porque fuiste castigado por una justa razón —me devolvió el empujón.
— ¡Claro que no!
— ¿Qué? ¡¿Me estás llamando mentiroso?! ¿Me vas a decir que no fuiste tú sino alguien que mágicamente es exactamente igual a ti?
— ¡Sí, es exactamente lo que te voy a decir! —¿por qué no me creía? Era cierto y él no quería entenderlo—. ¡Se supone que deberías saberlo, estúpido! Tienes mis recuerdos en mi cerebro.
— ¡Lo mismo te digo! Tienes mi cerebro y no se te da la gana de usarlo.
— ¿No se te ocurre que soy una persona respetuosa? —verdaderamente no me hacía gracia examinar sus pensamientos como si nada, la privacidad era importante. Más que eso, era vital, esencial para la vida de cualquier persona.
— ¿Y a ti no se te ocurre que soy una persona justa? Si tú no miras mis cosas, ¿por qué yo sí miraría las tuyas?
— Gah, ¡eres un imbécil! —lo empujé fuertemente para apartarlo de mi camino.
— ¿Qué acabas de hacer? —cuestionó amenazadoramente, acercándose a mí.
No contesté nada, pero le tiré un puñetazo al pecho que me dolió más de lo que pensé que iba a doler. Su contestación fue un golpe en mi pómulo derecho. Golpe tras golpe tras golpe. Pasado un rato ya no sabía si me dolía más lo que le hacía que lo que me hacía a mí, pero no me importaba. Estaba tan molesto con su persona que no me importaba lastimarme a mí mismo con tal de hacerle daño también.
— Uh... ¿Ya terminaron?
Nos congelamos en nuestro lugar. Los nudillos de Hoseok en mi estómago y mi codo peligrosamente cerca de su cabeza no se movieron ni medio milímetro luego de escuchar aquella voz.
— ¿Son masoquistas o algo parecido? ¿Qué persona cuerda que estuviera en su lugar estaría haciendo lo mismo que ustedes ahora?
— ¿Por qué no te vas al carajo? Si no vas a solucionar nuestra situación, mejor no te aparezcas —espeté furioso.
— Ah, esa hostilidad suya... ¿Saben...? Si el problema es que no quieren saber qué es lo que sabe el otro, no deben preocuparse.
— Ajá —respondimos en sincronía. Traducción: eso es una vil mentira.
— Sabía que no me iban a creer, jajaj. Buena suerte, muchachos~
La voz... ¿Se había despedido? Okey, eso era nuevo y había sido extraño. Miré a Hoseok y encontré que me estaba mirando de vuelta.
— ¿Te sientes diferente? —pregunté.
— Tengo hambre.
— Encontré un par de brownies antes de escapar de tu furia —moví mis cejas como no sabía que se podía.
— ¿Tú no te sientes diferente?
Medité la respuesta unos segundos, haciendo un profundo y veloz escaneo de mi ser.
— Creo que necesito un baño —hice una mueca.
— Vale, entonces volvamos a la casa del terror —propuso mientras, por fin, se movía. Sí, desde que la voz había aparecido, literalmente nos habíamos quedado estáticos. Al igual que él, me erguí correctamente para evitar algún dolor articular en el futuro.
— Va-mos, no-vio —hablé como un niño consentido al tiempo que pasaba mi brazo derecho por sus hombros.
— ¿Qué te da? ¿Qué haces?
— Me vas a tener que servir de bastón humano, no puedo apoyar la pierna derecha.
Me miró girando la cabeza como la niña de El exorcista.
— Estás muerto, Kim Taehyung.
Y me propinó un golpazo en el muslo derecho que nunca en mi vida olvidaría. Incluso juraría que toqué las estrellas con mis dedos.
— Yo tampoco me voy a olvidar de este golpe, tenlo por seguro —dijo apretando los dientes, al igual que yo, retorciéndose de dolor.
... Espera, ¿qué?
☆
Hola ;D
Primero que todo, les debo una disculpa. Sé que si leyeron el avisito anterior sabrán la razón de mi ausencia, pero creo que ya es tiempo de obligarme a seguir adelante sin importar qué tan duro sea. Tengo que ser fuerte incluso cuando siento que no lo soy, y tengo que comenzar a trabajar en ello.
Segundo... No puedo creer lo mucho que hemos avanzado. Me alegra infinitamente que esta historia loca esté recibiendo tanto interés (ya sé que es nada comparado con otras historias, lo sé, lo sé). Al principio, cuando apenas tenía tres capítulos, calculé que para cuando la terminara (si la terminaba, porque parecía un sueño llegar a publicar más de diez partes sin rendirme en el camino), iba a tener como unas cien visitas... Pero ya son casi seiscientas y realmente siento que toda la felicidad que tengo no me cabe dentro. Sigo sintiendo que lo que sea que haga nunca vale la pena (pero eso ya es trauma y debo manejarlo) y no saben lo mucho que me ayuda saber que sí hago cosas que resultan ser interesantes.
Quisiera saber sus opiniones, ¿va muy lento? ¿Me apresuro en algunas cosas? ¿Sí se entienden bien todas las situaciones? ¿Cuándo aparece el Yoonmin? Lo que sea que quieran preguntar, pueden hacerlo libremente.
Tercero, ya saben qué les hice, ¿verdad?
Besos y saludes, cuídense mucho ♡.
PD: Discúlpenme si hay errores, es la primera vez que publico desde un teléfono y creo que ni sé cómo usarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro