Ah...
(Editado)
~ Hoseok ~
Hoy no había sido un buen día y, para rematar, me tocaba compartir mi trabajo con el estúpido que se robó mis papeles. La verdad, el chico no tenía cerebro porque esas cosas no valían absolutamente nada, y no era por eso que estaba molesto... Bueno, sí, pero no. En realidad, lo que me molestaba era tener que compartir mi trabajo. Mis cosas las hacía yo. Porque eran mías. De nadie más.
— ¿Cómo se hace? —me preguntó de pronto una voz gruesa abordándome en medio de la calle a pocos metros de mi casa.
— ¿Usas Excel? —pregunté como si fuera algo de todos los días que un bobo me siguiera hasta mi casa para preguntarme algo que podría haberme preguntado en el colegio.
— Sí.
— Pues eliges dos personas al azar y las unes como pareja, es sencillo.
— Vale —respondió alargando las vocales.
— Ah, sí —podía ser un poquito malo, ¿verdad?—. Autorizaciones, listas de nombres y permisos... —me miró como asustado mientras le iba entregando todo, que era menos de lo que parecía. Pude haberle dejado la parte difícil, pero prefería ser justo, los dos debíamos sufrir por igual y, bueno, si la mitad de todo quedaba mal, no era mi culpa—. Eh... Te van a linchar.
— ¿Disculpa?
— De séptimo a once. Suerte —me fui sonriendo por mi pequeña maldad. Los de esos cursos sí se molestaban por la persona con la que tenían que compartir asiento. Y, la verdad, yo siempre tenía la mala suerte de dejar a todos con quienes estaban enemistados. Que esta vez lo odiaran a él por eso era un gran alivio. A demás, tenía que pagar por desordenar el perfecto orden de mi vida y, también, por haber estado haciendo cosas que no tenía que estar haciendo como, por ejemplo, meterse en los asuntos de otras personas.
~ Taehyung ~
No había entendido nada de lo que aquel joven quita-posibles-novios me había dicho. ¿Por qué me había dado tantas hojas? ¿No se suponía que nos íbamos a dividir todo eso? Se veía como si me fuera a tocar hacerlo todo solo.
— Hijo, ¿cómo estuvo tu día? —saludó mi mamá con una sonrisa cuando llegué a casa... Una hora más tarde de lo usual... O tal vez más de una hora, no me quedaba muy fácil calcular el tiempo como una persona normal, según mi mamá y todo el mundo.
— Bien, creo.
— ¿Qué es todo eso? —preguntó señalando las carpetas que traía en mis brazos... Por lo menos el estúpido era considerado y me había entregado todo en carpetas.
— Estoy en problemas por un bobo, nada importante —me dejé caer sobre una silla del comedor—. Mami, ¿puede venir Jimin?
— Supongo que sí si le dan permiso, pero atiéndelo bien porque ahorita tengo que salir y me demoro.
Y así, la tarde de un tranquilo viernes comencé a hacer ese trabajo que, para comenzar, debería hacer la secretaria, no un estudiante. Llamé a Jimin y estuvo en mi casa a los quince minutos de terminar la llamada.
— Jungkook me dijo que no podías ir hoy, así que cancelé... Y luego me llamas para que venga. ¿Qué pasa? ¿Estás enfermo?
— Ji-min... ¿Me ayudas con algo~? —dije a modo de saludo intentando sonar tierno en cuanto llegó a mi casa.
— A ver... —suspiró. Me tenía una paciencia infinita, por eso lo amaba.
Y lo arrastré a mi cuarto para que me dictara nombres por el resto de la tarde mientras mis ojos se quejaban por la luz de la computadora al no estar acostumbrados a ella.
~ Hoseok ~
— Y... ¿Cómo te va con el bonito? —me preguntó desde la mesa del comedor mientras yo ponía allí encima el almuerzo para los dos y me sentaba para sacar mi montón de tareas pendientes de mi maleta.
— ¿Cuál bonito?
— El niño bonito que te acompañó hasta la puerta —explicó mi hermanito con paciencia.
— Ah. De ese ni me hables.
— ¿Por qué?
— Porque es un bobo.
— Pero lo mirabas lindo...
— No, Soo. Lo estaba mirando con ganas de noquearlo ahí mismo.
— Así no es como deberías mirar a tus amigos —me regañó igual que mi mamá... No, con más tacto.
— Lo sé.
— ¿Y entonces?
— Lo que pasa es que no somos amigos, enano —respondí medio ido escribiendo la contraseña de la página del colegio. Sí, hacía tareas mientras comía, a veces no me gustaba descansar.
— Pues deberían serlo.
— Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?
— Porque se ven lindos juntos.
— No te creo —por fin lo miré y aproveché para probar mi comida que ya comenzaba a enfriarse.
— Pues deberías.
— Bueno... Entonces te prometo que te lo voy a creer el día que me creas cuando te digo que tú te ves más lindo haciendo tus tareas que diciéndome cosas sin sentido todo el tiempo.
— ¡Pero eso no es cierto!
— Claro que sí. A demás, lo que tú dijiste sí es mentira y estabas esperando que te creyera —usé mi mirada acusadora con él al tiempo que llenaba mi boca con más comida de la que podía masticar.
— ¡Mami! —gritó como si en serio fuera un niño pequeño.
— No está —le recordé escribiendo un correo y abriendo las hojas de cálculo para comenzar mi tarea.
— ¿Cuándo vuelve?
— No sé —había dicho que dos semanas, pero eso era mentira, lo sabía.
— Tengo hambre.
— Come.
— No voy a hacer tareas.
— Ah —indiqué que le estaba prestando atención.
— Deberías considerar hacerte amigo de ese niño bonito.
— Mmm —traducción: sonido de negación.
— ¿Me estás prestando atención?
— Mmmm —sonido de afirmación.
— Hermano... —habló después de un rato—. ¿Puede venir mi amigo esta noche? Es que estábamos organizando un club de lectura, pero no tenemos muchos posibles lugares de reunión, entonces me preguntó si podía venir aquí para la primera sesión.
— Mm —sonido para comunicar que lo iba a pensar. No es que el amigo de Soobin fuera un mal chico, pero estaba pretendiendo a mi hermano y yo lo tenía a prueba... Desde hace seis años. Igual, estaba a prueba.
— ¡Eres un mal hermano! No me estás prestando atención mientras te hablo —se quejó como un niño pequeño. Y luego se quejaba de que le dijera que era un niño pequeño.
— Ajá... —sonido para decirle que era un mentiroso.
— Voy a ir hasta donde está mamá así sea caminando porque ella sí me escucha.
— ¿Estás seguro de eso? —lo miré.
— Es que ella sí me responde —agitó sus manos, pareciendo que espantaba moscas.
— Sí. Te responde para pedirte que repitas lo que le acabas de decir. Y antes de que digas nada, te voy a decir que el orden del día es el siguiente: te comes todo lo que te serví con amor, luego te cambias de ropa, te lavas las manos y la cara, te pones a hacer tareas y las terminas todas, luego llamo a la mamá de tu amigo y le preguntamos si le da permiso de venir... Y luego llega Yoongi, entonces no me hago responsable de que tu posible sesión de club de lectura fracase.
— Pareces un papá...
— Soy el hombre de la casa —sonreí orgulloso. Ser el hombre de la casa provisional no hería mi orgullo.
☆
Hola~
Gracias por leer. Besos y saludes, cuídense mucho ♡.
¿Dudas, preguntas, reclamos, sugerencias?
Me gustan los comentarios ;D.
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