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El sol se filtraba tímidamente por la ventana cuando Hinata despertó en la casa de Bokuto. El silencio de la mañana contrastaba con el torbellino de emociones que lo golpeaba. Miró el techo, recordando todo lo que había sucedido la noche anterior. La pelea con el Karasuno y las palabras de Kageyama seguía fresca en su mente, las palabras hirientes. Esa había sido la última gota.

Bokuto, con su energía inagotable, irrumpió en la habitación.
-¡Hinata! ¡Es hora de levantarse! Akaashi ya hizo el desayuno. ¡Te sentirás genial después de comer!

Aunque Hinata no compartía el entusiasmo, agradeció la calidez de Bokuto y Akaashi.

-Buenos días Hinata,espero que hayas dormido bien- dijo Akaashi con calidez.

-Gracias por dejar quedarme aca- dijo con cierto entusiasmo nuestro pequeño naranja mientras comía su desayuno.

-Siempres seras bienvenido aca pequeño búho- dijo Bokuto.

Tras desayunar, decidió que necesitaba claridad, alguien que pudiera ayudarlo a organizar sus pensamientos. Tomó su mochila y salió rumbo al gimnasio de Nekoma.

Al llegar, Kenma estaba sentado en un rincón del gimnasio, concentrado en su consola como siempre. Hinata se acercó, saludándolo con una sonrisa tímida.
-Kenma...

Kenma levantó la mirada y, al notar la expresión de su amigo, apagó su consola.
-¿Qué pasó, Shōyō? ¿Por qué estás aquí? Ahora que te hizo Kageyama?

Hinata se sentó a su lado, y las palabras comenzaron a salir, como si hubiera estado conteniéndolas todo el tiempo. Le explicó cómo las cosas en Karasuno habían cambiado, cómo la relación con Kageyama se había vuelto insoportable, y cómo decidió marcharse. Su voz temblaba al recordar los detalles, pero Kenma escuchó en silencio, sin interrumpir.

-Entonces... ¿qué vas a hacer ahora? -preguntó Kenma con su tono tranquilo.

-No lo sé... -murmuró Hinata, mirando sus manos-. Ni siquiera sé si puedo seguir jugando volleyball.

Kenma guardó silencio por un momento antes de hablar.
-Puedes entrenar aquí. Nekoma no es Karasuno, pero tienes potencial. Y si decides cambiarte de escuela, hay opciones. No te rindas solo por esto.

Hinata levantó la mirada, sorprendido.
-¿De verdad?

Kenma lo invitó a unirse al entrenamiento del día. Al entrar al gimnasio, los jugadores de Nekoma notaron de inmediato la presencia de Hinata.

-¡Hey, Hinata! -Kuroo fue el primero en acercarse, sonriendo con su usual aire confiado-. ¿Qué haces aquí? ¿Viniste a aprender de los grandes gatos?

-¿O acaso estás espiándonos? -añadió Yamamoto, cruzándose de brazos.

Hinata rió nerviosamente, pero Kuroo lo miró con curiosidad.
-Vamos, cuéntanos. ¿Qué pasó?

Hinata dudó por un momento, pero finalmente les contó lo sucedido en Karasuno. Los jugadores lo escucharon con seriedad. Al terminar, Kuroo colocó una mano en su hombro.
-Eso suena duro, pero escucha, mientras estés aquí, eres uno de nosotros. Ahora, vamos a entrenar.

El entrenamiento con Nekoma fue intenso, pero Hinata sintió una chispa de alegría al jugar con ellos. Estaba agotado, pero feliz. Al final del día, cuando estaban por salir, una voz conocida los interrumpió.

-¡Chibi-chan! ¡Gato!

Hinata y Kenma se giraron para ver a Oikawa Tōru caminando hacia ellos, con su característica sonrisa burlona. Kenma suspiró al oír "gato", mientras Kuroo lo saludaba con desdén.

-Nada, solo paseaba -respondió Oikawa, antes de mirar a Hinata-. Pero, Chibi-chan, ¿qué pasó contigo? No vi a Karasuno en el torneo. ¿Perdieron contra Shiratorizawa?

Hinata tragó saliva. Las palabras lo golpearon con fuerza, pero Kenma intervino rápidamente.
-No fue así exactamente.

Oikawa, al notar la incomodidad de Hinata, suavizó su tono.
-Oh, ya veo. Bueno, Chibi-chan, ¿qué tal si damos un paseo? Te vendría bien despejarte un poco.

Hinata asintió, agradecido. Mientras caminaban, Oikawa intentó animarlo con anécdotas divertidas, pero entonces, el destino volvió a jugarle una mala pasada.

En el parque cercano, Hinata vio a Kageyama, besando a Yachi Hitoka.

Su corazón se detuvo. Sentía que el mundo se desmoronaba a su alrededor, que rapido lo había cambiado Kageyama. Oikawa, notando su reacción, lo sujetó por las caderas
-No mires más, Chibi-chan. Vamos.

Cuando Kageyama los vio, su mirada se cruzó con la de Hinata, pero Oikawa lo abrazó con fuerza, apartándolo.
-Esto no te define, Hinata. Vamos, aún tienes mucho por lo que volar.

Y con esas palabras, Hinata encontró algo de fuerza para seguir adelante.

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Espero que les haya gustado, <3

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