
Capítulo 42 Complicaciones💜
Quizá cantaron victoria muy rápido sin siquiera detenerse a pensar cómo es que sus vidas profesionales podrían influir en su relación. JungKook creía que, después de que JiMin se mudara con él a su departamento para vivir juntos como una pareja formal, se quedarían así para siempre. Creyó que sus trabajos, al ser completamente distintos, eran irrelevantes y que nada de eso podría separarlos. Pero cuando el rubio llegó con los ojos rojos y una cara de espanto, supo que las complicaciones habían llegado y le atemorizaba saber por cuánto tiempo podrían estar así. Esperaban que fuesen sólo días. Y JungKook se mostró comprensivo. Más de lo que debería. Y accedió sin chistar. Lo dejó cruzar la puerta de su departamento esa noche donde durmieron separados por primera vez en mucho tiempo. El vacío de sus camas era sofocante y se sintieron necesitados del calor de su piel como nunca en la vida. Era como vitamina para vivir. Y cuando despertaron en la mañana todo fue mucho peor. JiMin ni siquiera se contuvo para hacerle video llamada, pero las ganas de llorar sí las aguantó, al igual que JungKook. Sólo sería una etapa. Una donde deberían ser discretos y no mostrarse ante el ojo público. Una donde su relación se mantendría en las sombras. Una donde el castaño estuvo más celoso que nunca, aunque no le reclamaba nada. Tuvo que aguantar y aguantar las muchas veces que sus fanas se le iban encima y lo abrazaban o cuando le daban besos en la mejilla. Y no tenerlo ahí era mucho peor para él.
JungKook también tenía su popularidad, pero era en menor magnitud. Nadie lo perseguía en la calle, aún podía caminar y tener un bajo perfil, pese a que al principio todo fue un caos porque la gente no paraba con sus comentarios de odio hacia su persona, sólo porque creían que se colgaba de la fama de JiMin. Y tuvo que aguantar y soportar, sólo porque amaba mucho a su novio y es la luz de sus ojos. Claro que quiere verlo todos los días pero, después de que él se fue a vivir solo, el tiempo que compartían se hizo escaso, casi nulo.
Y con eso llegó la gira prematura y el caos completo. Han pasado seis meses desde que JungKook no ha visto a JiMin. Él ahora está en Tailandia dando conciertos, después irá a Japón y por fin volverá a Corea del Sur. Muchas cosas cambiaron en ese tiempo; la fama del rubio creció en demasía. SeokJin había querido conseguirle un contrato como actor para que su estadía en Corea se alargara. De hecho, él también veía por su relación e intentaba ayudarle, pero SiHyuk no se lo permitió. Lo quería veinticuatro siete con los chicos, practicando y trabajando en su nuevo álbum del que ya habían lanzado el primer sencillo. En cuanto a JungKook... no la estaba pasando bien, pero abrazaba los sueños de su novio como si fuesen suyos, aunque eso significara su continua destrucción. Y más porque, la semana pasada, fue su primer aniversario en cual no estuvo JiMin.
Todos esos momentos en donde la soledad le estaba consumiendo le sirvieron de inspiración para pintar unos cuadros tremendamente buenos y eso lo aprovechó para hacer otra exposición en la que, obviamente, su novio no estuvo. Y ahora está ansioso por su regreso. Le informó que no demoraría más de una semana y lo primero que harían sería verse. JiMin mandaría al carajo su agenda sólo por estar con JungKook, a quien ya llamaba "el amor de su vida".
—En cuanto termine el concierto te llamaré—decía JiMin al otro lado de la video llamada con esa sonrisa frágil que ha tenido durante este tiempo.
—Tengo una sorpresa para ti, para que celebremos nuestro primer aniversario de relación—decía con evidente ilusión en sus ojos—Te va a encantar—también mostró una sonrisa frágil.
—¿Ah sí? ¡Dime qué es! —ordenó con un puchero.
—Es sorpresa, cariño. Pero sé que te gustará—sonrió ladino—además, debes venir preparado, porque voy a follarte toda la noche y parte de la mañana. Me has tenido muy caliente en todo este tiempo—le dedicó una mirada lasciva.
—Mierda, JungKookie—maldijo—Yo también te he necesitado—mordió su labio.
—Descuida. Tendremos tiempo suficiente.
A JiMin le hubiese gustado quedarse más tiempo, pero la voz de YoonGi lo hizo volver a su realidad. Ahora tenía que salir a dar un concierto, por fortuna, el último en Tailandia.
—Debo irme—hizo un mohín—Te amo mucho, Kooks. Y te extraño a todas horas—sus ojos brillaron de tristeza.
—No más que yo, cariño—sonrió con fragilidad—Por cierto... te ves súper sexy con el cabello rosa. Ya quiero jalarlo.
—Y yo muero por que lo hagas—sonrió ladino—¡Te amo!
Y desapareció nuevamente y sus ganas de continuar su día se esfumaron junto con él. Era una tortura para JungKook recibir migajas, aunque sabía perfectamente que no pasaba por intenciones de su novio. Pero a veces era difícil mostrarse comprensivo cuando lo único que quería era estar cerca de él. No fue hasta ese momento que comenzó a cuestionar todo. Su relación más que nada. Amaba a JiMin, lo amaba muchísimo, podría ser que hasta más que a él mismo. Pero en esos meses se sentía como un cero a la izquierda y, prácticamente, debía rogar por un poco de tiempo a través de video llamada, si no es que hasta en mensajes. A veces ni siquiera lo encontraba ahí. Piensa que no podría soportar más si no pasa al menos una semana completa con él. Y está muriendo. Cada vez se siente más frágil, más sensible, más vacío. Ya nada era como antes.
Esa noche, JiMin salió a dar su concierto con su corazón cayéndose a pedazos. Siempre intentaba dar un buen espectáculo, pero al final no lo conseguía. Y en las canciones tristes lloraba, no era capaz de ocultar sus sentimientos quebrados en ese momento. Y aunque tuviera a sus compañeros y amigos para apoyarle y hacerlo sentir amado, no era suficiente. Pues el amor que quería recibir y sentir sólo se lo podía dar una persona en especial, que ahora estaba muy lejos de su alcance. Ya no quería pasar sus días alejado de JungKook y ahora que volvería a Corea se encargaría de arreglar su situación porque, definitivamente, ya no deseaba mantener oculto el amor que tenía por él.
Los días pasaron rápido, aunque no para el castaño pese a que estuvo muy creativo. Sólo podía contar los días hasta el regreso de su chico que ahora mismo estaba en su vuelo desde Japón. Quiso ir a recogerlo, pero éste se negó. Realmente no era posible. Habría mucha gente esperando al grupo y SiHyuk no le permitiría irse con él. No iba a correr el riesgo de que todas las cámaras los captaran juntos. Así que el castaño se limitó a esperar ansiosamente esa llamada en la incomodidad de su departamento vacío.
Las horas pasaban y no sabía nada de JiMin. Le dejó múltiples mensajes que no habían sido respondidos. Quiso ir a su departamento, pero al final decidió esperar hasta que se desocupara. Se sentía cansado de eso. De no tenerlo cuando lo necesitaba. Estaba consciente de que no tenía derecho a manejar su tiempo, pero ¡Dios! Era tan frustrante ni siquiera poder escuchar su voz. Y lo peor es que lo tenía a unos cuantos kilómetros de distancia y no podía hacer nada al respecto. Entonces esperó y esperó, hasta que no lo aguantó más; cuando estuvo a punto de salir de su departamento para ir a buscarlo, su celular sonó:
—¡JungKookie!
¡Maldita sea! Esa voz... tan hermosa como la de un ángel. Tan dulce como un caramelo y la que le hacía falta escuchar en cada rincón de su departamento para poder sentirse con motivo de existencia. Ahora sólo debía conformarse con escucharla a través de un celular frío que aumentaba el dolor en su pecho. Aunque no podía negar que se sintió cálido cuando escuchó su nombre.
—¡Lo siento mucho! Nos trajeron directamente a la agencia para practicar y no hemos parado hasta ahorita.
—¿Todavía más? Prometiste que liberarías tu agenda para que estuviéramos juntos—reclamó y se fue directo al sillón dejando caer con pesadez todo su cuerpo.
—Lo sé, cariño, pero...—hizo una pausa.
Ese "pero" para JungKook ya tenía un significado. Uno bastante triste. Se puso rígido en su lugar en espera del pretexto que ahora pondría su novio.
—Nos agendaron presentaciones en programas de televisión. Debemos viajar a Busan y de ahí a la ciudad de cada uno de nosotros—justificó—Me temo que demoraré una semana más—confesó con evidente tristeza.
—JiMin...
—Kooks, por favor entiéndeme. Esto es importante.
"¿Yo no soy importante?
Más de esos pensamientos acecharon al castaño en varios días donde la ausencia de JiMin se volvía sofocante e insoportable. Quería mostrarse comprensivo sólo por el mero amor que sentía por él, pero a veces cuestionaba esa situación por complicaciones como esta. Básicamente, su relación se estaba basando en promesas que no se cumplían. Quizá no era culpa de JiMin, pero aun así JungKook se sentía molesto.
—Está bien—suspiró con melancolía—Te dejo, debes estar muy ocupado.
—No mucho—negó—Nos estamos tomando un descanso.
—Aun así, es mejor que te concentres en eso. Yo iré a dormir.
—Claro, entiendo—asintió intentando tragar el nudo en su garganta—Te a...
Y sin esperarlo, JungKook cortó la llamada así nada más, sin decirle "te amo" como siempre acostumbraban. Era horrible como su relación se estaba debilitando y necesitaba hacer algo para salvarla o, definitivamente, perdería a su novio, quizá para siempre. Pero tampoco debía dejar de lado su carrera, algo por lo que luchó durante mucho tiempo y que sorpresivamente no le llenaba en nada. Creía que este tiempo sería muy feliz, sin embargo, parecía que vivía una decadencia constante que no le permitía dormir adecuadamente.
YoonGi y el resto del grupo lo notaron e intentaron conversar con él, pero se negó. EunWoo podía entenderlo lo suficiente, ya que a él también le prohibieron descubrir su relación. También extrañaba a su novia y sabía del sufrimiento por el que JiMin pasaba.
Nuevamente otra semana se escapó y con ella llegaron más inseguridades para JungKook. Estuvo viendo todos los programas de televisión donde aparecía JiMin, sólo así podía sentir que lo tenía cerca, pero al final no fue una buena idea. En uno de esos, vio cómo el conductor le coqueteaba abiertamente a su novio e incluso descaradamente lo invitó a salir frente a todo el público. El pelirosa no respondió y sólo se limitó a sonreír con timidez. Y no suficiente con eso, tuvo que aguantar la falta de mensajes respondidos por éste. Todos los días le dejaba muchos que ni siquiera leía. Y no era culpa del chico, realmente lo estaban cargando de trabajo y no encontraba el tiempo para hablar con su novio. Llegaba muy cansado al departamento y sólo se tiraba en su cama a dormir. Y como siempre, JungKook se mostraba comprensivo, aunque por dentro se sentía a morir.
Y por fin llegó un día donde JiMin liberó espacio en su agenda. De hecho, le costó muchos ruegos convencer a SiHyuk para que le diera un día libre. Obviamente no le dijo lo qué haría, porque sabía que podía negarse. Últimamente se mostraba muy en contra de su relación sentimental y también de la que EunWoo tenía. A veces pensaba que era demasiado injusto que no los dejara decidir por su cuenta en cuanto a su vida personal se refiere. De hecho, nadie había visitado a sus padres en todo ese tiempo. Algo que era muy deplorable, más que nada para JiMin porque acostumbraba visitarlos seguido. Ahora era casi un imposible.
Pero tendría la oportunidad de ver a JungKook. Desde muy temprano le avisó que podía verlo en su departamento y que podía llegar a la hora que quisiera, pero no le contestó en toda la mañana. Incluso le llamó varias veces, pero no hubo señal de vida. Quiso salir a buscarlo, pero sabía que sería una mala idea. Últimamente lo acosaban mucho, así que no le daban ganas de exponerse. Esperó pacientemente hasta que su novio respondiera quien había olvidado su celular en su departamento y se encontraba haciendo compras en el supermercado y después visitó a Irene para ver al pequeño bebé del que, por cierto, JiMin no tenía ni idea de cómo lucía. Sólo por fotos, pero no era lo mismo. Habían estado esperando por su regreso para que pudieran hacer una pequeña ceremonia donde los acreditaran como padrinos del bebé, pero hasta ese momento no había sido posible.
Eso también tenía decepcionado a JungKook, porque se suponía que habían hecho una promesa a Irene y NamJoon, por supuesto, también al bebé, una que parecía estaba muy lejana de poder cumplirse.
Ahí se quedó parte del día y la tarde estando completamente desconectado de la realidad mientras sostenía al pequeño Kim YeonJun en sus brazos. Éste siempre estaba feliz de que su tío Kook lo cargara en brazos, incluso escuchaba su voz y enseguida lo reconocía. Era como si compartiera el mismo amor que su madre tenía por su mejor amigo y hermano de toda la vida. Y a ella le encantaba verlos juntos.
El tiempo pasó rápido sin que el castaño se diera cuenta de la falta de su celular hasta que llegó a su departamento y lo vio sobre la mesa de la entrada. Lo cogió sin ningún tipo de esperanza aparente y enseguida sintió su corazón latir. No pensó mucho en devolver las miles de llamadas que tenía en el buzón y, al otro lado de la línea, rápidamente lo atendió JiMin que lo esperaba con ansias:
—¡JungKookie! —chilló—Me tienes con el alma en un hilo—expresó y continuó antes de que el otro hablara—Tengo el día libre. ¿Podríamos vernos en mi departamento?
—Había planeado algo para los dos, paso a recogerte y vamos a la galería...
—Cariño, sabes que no podemos salir—lo interrumpió—Es mejor aquí en mi departamento, así tenemos más comodidad y privacidad. Enviaré una camioneta por ti ¿sí?
—Bien—suspiró rendido.
JungKook no se sentía con la suficiente fuerza de hacer cambiar de opinión a JiMin, porque realmente vivía para él y lo que quisiera. Pero no iba negar que estar en esa situación le estaba cansando. Y viajar en una camioneta con vidrios polarizados le hacía sentir extraño. Era una vida que no imaginó y que tampoco quería, sólo lo toleraba por él, porque después de todo no quería perderlo. Tanto les había costado llegar hasta ese momento de sus vidas como para tirar todo por la borda.
Estaba siendo una situación difícil y quizá una prueba muy grande. Y no sólo JungKook estaba cansado, el pelirosa también. Y en cuanto tuvo enfrente a su novio se lanzó a sus brazos con desesperación que casi caen al suelo, pero el castaño lo sostuvo. Y se besaron por un largo tiempo en esa posición. Por fortuna el chico no pesaba nada, de hecho, estaba más delgado que antes, pero eso no le quitaba sus encantos. Para JungKook seguía siendo el más hermoso de todos.
—Te extrañé tanto—decía el pelirosa—Me has hecho mucha falta ¡Dios! Ya no quiero alejarme de ti nunca—se lanzó nuevamente a los brazos de su novio.
El castaño lo abrazó con fuerza y aspiró de su olor. Se dio el tiempo de acariciar su cabello rosado y bajó por su espalda. Era una sensación increíble que después de tanto tiempo podía volver a sentir. Ambos se quedaron así por otro rato más, sin decir ni una sola palabra. Bastaba con estar aferrados el uno con el otro y sentirse para que el vacío que allanaba su interior volviera a llenarse. Después de un rato se separaron para mirarse a los ojos.
—Me encanta tu cabello—JungKook acarició esa cabellera rosada—Te ves hermoso, cariño—le tomó el rostro con ambas manos—Te extrañé tanto—volvió a unir sus labios.
Los próximos minutos conversaron del tour que hizo el chico en esos seis meses. Incluso le había traído regalos de cada país al que visitó. Le habló de sus experiencias con sus fans y lo bien que les fue. Después fue el turno de JungKook quien no tenía mucho que contar, sólo lo de su exposición y del pequeño YeonJun que crecía rápidamente.
—Tal vez podamos verlo mañana, para que lo conozcas...
—¿Mañana?
El castaño ya sabía lo que eso significaba.
—O cuando puedas.
El tono tan serio que empleó JungKook no pasó desapercibido para el pelirosa quien lo miró expectante. Sintió que le echaba algo en cara. No sentía que fuera justo, sin embargo, intentó mostrarse relajado con su expresión y nuevamente se justificó.
—No tengo tantos compromisos esta vez, pero debo practicar la nueva coreografía...
—Ya, déjalo. Está bien—interrumpió al tiempo que se levantaba del sillón para darle la espalda.
Últimamente todo era de aguantar, ser comprensivo, soportar y entender. Era mucho trabajo y JungKook lo único que quería era pasar tiempo con su novio, pero ya no en las sombras. Quizá él no tenía mucho que hacer, pero definitivamente le molestaba que JiMin no hiciera ningún intento. Todo era prácticas, eventos, campañas, grabaciones, conciertos. Ya no tenían tiempo para los dos.
—Te prometo que en cuanto pueda iré...
—¡¿Cuándo?!
Las frustraciones del castaño estaban acumuladas y ya no estaba dispuesto a seguir sobreponiendo su malestar sólo por ser "comprensivo".
—JungKook, la vida que estoy llevando no es fácil—expresó con molestia.
—Yo sé que no es fácil, JiMin—se giró para verlo y manoteó al aire—Pero ¿qué hay de mí? He hecho todo por entenderte, pero a veces... carajo —finalizó en un susurro.
—¿Qué? ¿Qué ibas a decir? —inquirió con cautela.
—Si para ti no ha sido fácil, para mí menos—confesó con un rostro inescrutable y después bajó la mirada—Siento que ya no puedo con todo esto. Estoy cansado.
—¿Estás terminando conmigo?
La voz de JiMin se quebró automáticamente y enseguida el dolor se plantó en su pecho de una forma insoportable. No esperaba llegar a Corea y que su novio lo terminara de esa forma. No se sentía capaz de seguir sin él. No cuando ya tenían un año de relación encima. No pudo contener el llanto y sólo optó por quedarse parado en espera de la respuesta definitiva.
—¿Qué? —lo miró sorprendido—¡No! —se acercó rápidamente hacia él y tomó sus mejillas para secar sus lágrimas que caían sin cesar—No me refería a eso, cariño. Yo te amo.
—No me dejes, JungKookie—lloró—Por favor no me dejes.
—No te voy a dejar, JiMinie. Nunca.
El castaño tomó los labios de sy chico con desesperación, como si fuera la última vez que eso podría suceder. Verlo llorar le hacía sentir muy culpable, él no quería eso, sólo quería expresar sus sentimientos, más no terminar la relación. Y cuando dijo que estaba cansado, sólo era una expresión. No era nada más que eso. Y en ese beso se encargó de demostrarle lo mucho que lo echó de menos y todo el amor que tenía que jamás se debilitó.
Lo sujetó de la cintura y comenzó a colar sus manos por debajo de su ropa para acariciar su piel. ¡Maldita sea! Extrañó mucho poder sentir su piel y pellizcar sus pezones. Todo. Extrañó todo.
Lo despojó de sus prendas, al igual que él, hasta que los dos quedaron completamente desnudos. Sentó a JiMin en el sillón y mientras él estaba parado, tomó el miembro erecto de éste para masturbarlo.
—¿Qué te hace pensar que te dejaré? —susurró—Eso no va a pasar nunca.
—M-más te vale—advirtió—H-hazme el amor, J-JungKookie—gimió—H-házmelo duro.
—Mi amor, te voy a dejar incapacitado.
Se agachó hasta quedar entre las piernas del pelirosa y comenzó un camino de besos delicados desde sus muslos hasta la parte más sensible donde pudo escuchar gemidos sonoros y excitantes que elevaron su temperatura. Pasó su lengua por los testículos saboreando cada parte que llegaba a tocar y después los succionó.
—¡J-JungKook! —gimió—¡Más! ¡Agh!
Y se lo concedió. Chupó más veces esa área hasta que subió por todo el miembro sin despegar su lengua, llegando al glande donde saboreó el líquido pre seminal. Y volvió a chupar como si fuera una paleta, una dulce paleta. Sin más lo introdujo en su boca de una vez, dándole paso a movimientos frenéticos que hacían gritar a JiMin en su lugar.
A ratos sacaba el miembro de su boca, sólo para jugar con la cordura de su novio. Y para que le suplicara por más. Eso siempre funcionaba a la perfección. Después de un rato se concentró en succionar con rapidez para que llegara a su punto. Unas cuantas chupadas más y lo logró, aferrándose completamente a él para tragarse todo su semen sin hacer ni una mueca de desagrado. JiMin sabía muy bien y le encantaba.
—Esta polla es sólo mía—le dijo—Eres mío.
Lo miró de soslayo desde abajo y después continuó dejando besos sobre sus piernas. Tantas veces le hizo, pero ahora fue completamente diferente. Todo fue muy posesivo, pudo sentirlo por la forma en que lo succionaba o ahora en cómo le dijo "eres mío". Antes se lo había dicho, pero esta vez tenía algo especial. Y le encantaba, porque él no se opondría a los deseos del castaño.
—Levántate y ponte de rodillas sobre el sillón—ordenó con voz dominante y seductora.
El pelirosa se sintió excitado de nuevo por la forma en que su novio le había hablado y le obedeció con una sonrisa ladina en su rostro. Sabía que cuando JungKook se ponía dominante era porque lo follaría hasta el cansancio y con rudeza. Y eso le gustaba... mucho.
Pronto se calentó de nuevo y más cuando sintió el cuerpo del castaño impactar con el suyo. Éste lo tomó de sus caderas mientras depositaba besos sobre su cuello y con una mano masturbaba nuevamente su polla. Fue cuestión de instantes para que JiMin jadeara y su cuerpo se retorcía ante el placer que le daba con su mano. Después de un rato, su otra mano fue de la cintura hasta la parte trasera del pelirosa donde buscó su entrada y así introducir un dedo.
Al principio lo hizo de manera delicada, pero sabía que le gustaba con rudeza, así que de una metió el segundo dedo para después meterlos y sacarlos aceleradamente. Así estuvo un rato, con el único propósito de escuchar los gemidos sonoros de JiMin quien no tardaba en comenzar a suplicar por más. El tercer dedo apareció y el chico se removió en su lugar, después de un rato, se inclinó por su cuenta y separó un poco sus piernas para quedar más expuesto. JungKook restregó su polla en sus nalgas abultadas y eso le sacó más de un gemido.
—Este culo es mío—se regodeó.
—Destrózame, JungKookie—suplicó—Lléname.
Ambos estaban excitados de nuevo y con la exasperación al límite, así que el castaño intercambió sus dedos por su polla hinchada y caliente que metió de una sola estocada. Bajó su mano desde la espalda del pelirosa hasta su nunca para clavar su rostro sobre el sillón y entonces sí, empezó con las estocadas salvajes que enseguida sacaron gemidos a ambos.
—¿C-cómo es que... ¡ah! m-me aprietas t-tan bien? ¡Ahg!
—¡Más d-duro, Kooks! ¡Ah! ¡Más!
Las embestidas eran duras y quizá dolorosas, pero no para JiMin que pasó mucho tiempo deseando ese momento donde su novio lo follara tan duro que le provocara un llanto de felicidad, y así era. Por sus orbes escapaban lágrimas, quizá por lo rudo, pero también por la sensación de sentirse tan lleno y con esa polla enorme dentro de él. JungKook continuó con las estocadas rudas y certeras que hacían llegar a su miembro hasta el punto dulce.
—Aguanta... cariño... aguanta... ¡ah!
Quería que ambos se corrieran al mismo tiempo, por eso a ratos inhibía la velocidad de las estocadas, pero la cordura nunca le duraba tanto, mucho menos cuando se trataba de JiMin quien continuaba suplicando por la rudeza y el aumento de las estocadas contra su culo. Eso hizo que el castaño lo tomara de su cabello rosa para jalarlo a su gusto. Un agarre que excitó a ambos. ¡Dios! Era la gloria y ver al pequeño de rosita era una vista muy erótica. Los chasquidos se hicieron más intensos al igual que los gemidos de ambos hasta que por fin se corrieron al mismo tiempo y enseguida dejaron caer sus cuerpos sobre el sillón que había perdido su lugar.
Ambos descansaron en medio de esa calidez que les hizo falta en estos seis meses horrendos. Era su lugar seguro y su momento favorito después de hacer el amor. Pasado un rato, JungKook tomó el cuerpo del pelirosa para acostarlo encima suyo. El chico hundió su rostro en los pectorales de su novio que estaban más prominentes y aspiró el aroma de su fragancia que siempre perduraba en esa parte.
—No me dejes, JungKookie—susurró.
—Basta con eso —acarició su cabello rosado—No voy a dejarte. Te lo he prometido desde hacía mucho tiempo. Casi me cuesta la cordura el no tenerte. Dime ¿por qué te dejaría?
—Porque te hago sufrir con toda mi mierda—su voz se quebró.
—Y sigo estando dispuesto a soportarlo—aseguró—Te amo.
Se incorporó y sentó al chico en su regazo. Unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas, mismas que limpió con sus pulgares. Atrapó esos labios pomposos en un beso corto, pero lento. Después se estiró para alcanzar su chaqueta y sacó una cajita.
—Planeaba darte esto con una cena especial y en nuestro aniversario—sonrió con fragilidad—Esto es la prueba de lo que siento por ti y de mi promesa eterna de mantenerme a tu lado, no sólo en esta vida, sino en las que siguen.
Destapó la cajita dejando al descubierto dos anillos a juego de plata. Ambos tenían la letra "J" grabada en ellos. Tomó la mano izquierda del pequeño para colocarlo y repitió la acción consigo mismo. El corazón de JiMin latía frenético y a la vez se sentía culpable por arruinar los planes de su novio.
—Son anillos de promesa—sonrió—Así cada vez que salgas lejos me llevarás contigo—decía con un brillo en sus ojos—También es simbólico de las promesas que alguna vez he hecho, porque no pienso faltar a ellas—aseguró—Igual es una forma de decirte "mío", pero a la vez te doy la libertad de perseguir tus sueños hasta donde tú lo desees. Este anillo es la promesa de que siempre esperaré por ti.
JiMin no pudo contener las lágrimas ante eso. Era mil veces mejor a todo lo que alguna vez su novio hizo por él. Era un gesto enorme y ahora sí tenía la certeza de que siempre permanecerían juntos y que esto era sólo una mala racha que superarían pronto. Y para sellar ese pacto de vida, se besaron y acariciaron sus cuerpos desnudos durante un rato más hasta que se quedaron completamente dormidos, por primera vez en mucho tiempo, juntos.
Los días pasaron y las cosas parecían mejorar un poco, JungKook visitaba seguido a JiMin en su departamento y se quedaba a dormir ahí, aunque por las mañanas salía para que cada uno atendiera sus asuntos. Aún no encontraban la forma de solucionar su situación, pero al menos ahora podían compartir más noches y tiempo juntos. Mantenían un perfil bajo entre las sombras para no ser descubiertos. Aunque el pelirosa estaba buscando la forma de anunciar su relación. Al principio no quería, pero definitivamente le estaba volviendo loco no poder salir a la calle o a cenar con su novio. Hablaron esa situación y sobre los comentarios de odio que podían llegar a recibir, sin embargo, JungKook se sentía con la suficiente fuerza de enfrentarlos, siempre y cuando el chico se mantuviera a su lado.
Aunque irían despacio hasta saber cómo podían dar la noticia y sobre todo cómo convencer a SiHyuk de que su relación no afectaría al grupo. De hecho, tenían al mundo completamente a sus pies. Las ventas de su álbum en otros países crecían considerablemente y sus seguidores también aumentaban rápidamente. Pese a todo recibían comentarios bajos, pero el mismo equipo se encargaba de eliminarlos. Parecía que las cosas comenzaban a estar en su favor.
Todo iba bien y JiMin pensaba que podía hacer su relación publica para antes de salir de gira otra vez. De verdad estaba confiado, hasta que un paparazzi captó a JungKook salir de su edificio en varias ocasiones y publicó las fotos, asegurando que siempre llegaba y no salía hasta el otro día. La noticia se hizo rápidamente viral y los comentarios comenzaron a llover por todos lados. Sobre todo los de odio hacia JungKook. Y era por eso que JiMin estaba en la oficina de SiHyuk sin saber nada aún.
El CEO frotaba sus sienes con ambas manos en sinónimo de exasperación y estrés. El pelirosa sólo lo observaba expectante esperando a que le dijera algo o mínimo le explicara. Llevaba cinco minutos ahí sin que nadie dijera nada. Después de un rato, SiHyuk le aventó los periódicos que contenían la noticia.
Suspiró con pesadez al ver la cara de su novio nuevamente en un titular y por su culpa. Estaba cansado de esa vida, de no tener privacidad y de no poder proteger a JungKook de su mierda. Quería llamarlo, pero ahora debía escuchar a su jefe que estaba bastante irritable.
—Creí que había sido claro cuando dije que debías ser discreto—expresó con molestia.
—Y lo he sido—respondió—Incluso mando por JungKook en la camioneta para que nadie lo vea.
—¿Y cómo explicas esa foto? —inquirió aún molesto.
—Tampoco puedo controlar a los paparazzi—balbuceó.
—Esto acaba de complicar las cosas—se recargó en el respaldo de su silla y miró hacia el techo—Has estado distraído y ahora entiendo por qué—volvió a dirigirse al chico que se encogía en su lugar—Tu concentración debe estar cien por ciento en este grupo.
—Yo lo sé, estoy dando lo mejor de mí todos los días...
—¡Pero no es suficiente! —subió el tono de su voz.
JiMin lo miraba expectante. Sabía que no le diría nada bueno por los ojos desorbitados que tenía. SiHyuk, últimamente, quería controlar todo a su alrededor para que las cosas salieran perfectas, según él. Y para conseguir eso no le importaba tomar ciertos riesgos.
—En esta industria, para alcanzar el éxito, hay que tomar decisiones difíciles, JiMin.
—¿A qué se refiere con eso? —inquirió a la defensiva.
—A que... me temo que debes elegir.
—No—negó con la cabeza—No puede condicionarme así...
—Claro que puedo—respondió dominante—Así que... elige... ¿Tu novio o tu carrera musical?
Holiii... no se vayan a enojar conmigo por este capítulo jajaja. Pido perdón. La verdad me gusta mucho el drama :3
Es una etapa complicada para los dos. A veces se paga caro el precio de la fama. Y Jimin lo está descubriendo. De alguna forma imagino a SiHyuk así con nuestro Jikook jaja no sé por qué. Realmente desconozco como sea su relación.
En fin, tuvimos buenas noticias hoy. Seokjinie lanzará su solo y bueno, eso amortigua un poco el golpe que recibimos hace un rato. Desde ahora debemos estar muy activas apoyándolo para que, cuando llegue el momento de su despedida :(, se vaya muy feliz. Quizá será difícil adquirir el álbum, me incluyo jajaja. Pero hagamos stream. Estoy segura de que algunas reproducciones hacen la diferencia.
Creo que hubo otro comunicado de Big Hit, no lo he leído, mi amiga me lo acaba de mandar. Esperemos lo bueno de todo esto. Recuerden que no puede haber arcoíris sin un poco de tormenta.
Les mando un fuerte abrazo :3 Gracias por leer y no se olviden de votar. Recuerden que son los últimos capítulos :(
Las tkm!!!!
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