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Capítulo 38 Deseo💜

JungKook y JiMin estaban por cumplir un mes de relación y las cosas iban bien, mejor que bien. Desde su primera cita habían tenido unas cuantas más. Aunque últimamente el tiempo del rubio se lo demandaba la agencia y llegaba un poco cansado por las noches. Se había mudado al departamento de su novio, no de manera oficial, pero pasaba mucho tiempo ahí. Sólo visitaba su pequeña residencia para buscar cosas que le hicieran falta. Además, ya no tendría por qué volver ahí, ya que TaeHyung había dado el siguiente paso con LeeMin.

Ahora se acercaba una fecha importante; el cumpleaños de JungKook. Sus padres querían organizar una reunión en su casa para celebrarlo y así podrían conocer a JiMin. Sin embargo, el castaño quería festejar con su novio. E Irene había insistido mucho con que deberían reunirse para salir de fiesta a un antro. Así que no pudo evitar complacerla y al rubio le encantaba la idea y, aunque quería beber hasta perder el conocimiento, decidió que no era una buena idea, ya que estaba preparando el regalo de su novio. Quería que fuera algo sumamente especial y único, algo que sólo él pudiera disfrutar y que fuese un secreto para los dos. Casi lo tenía listo y estaba seguro de que a JungKook le iba a encantar.

Esos días había tenido que practicar la coreografía de su canción debut con los miembros. El álbum estaba casi listo y las promociones para el grupo estaban por todos lados. Sus rostros y personalidades aún eran un misterio para el mundo, pero la mayoría esperaba algo grande por parte de ellos. Tal vez algo que revolucionara el mundo del K-Pop. Así que tenían sus expectativas altas y los chicos sentían un poco de presión. Aunque YoonGi siempre se encargaba de darles ánimos. Lo que no sabían era que, él como líder, sentía aún más presión.

Ahora se encontraban practicando para su primera presentación que sería después de su debut. El video musical lo grabarían en unos días. Podrían estar cargados de trabajo, pero momentáneamente se encargaban sólo de practicar en vista de que casi estaba listo el proyecto. Así que JiMin tendría el viernes por la tarde completamente libre para festejar el cumpleaños de su novio.

Ese día en la mañana se levantó silenciosamente de la cama para no despertar a JungKook. Buscó el pequeño pastel que horneó a sus espaldas y lo llevó a hasta el cuarto cantando una canción de feliz cumpleaños; el castaño despertó al instante cuando escuchó su linda voz, aunque se quedó paralizado de la impresión. En todo ese tiempo no lo había escuchado cantar y que eso sucediera en su cumpleaños, definitivamente, era el mejor regalo que pudo haber recibido en su vida. Lo miró expectante con ojos brillosos por la emoción. Había ocasiones que todo parecía irreal, como en ese momento. Su corazón latía fuerte y una lágrima abandonó su ojo para recorrer toda su mejilla. Cuando JiMin terminó, le acercó el pequeño pastel para que soplara la vela.

—Feliz cumpleaños, JungKookie—depositó un beso en los labios del contrario.

El castaño dio una pequeña mordida al pastel al tiempo que lo retiraba de esas pequeñas manos y después se dirigió a él para abrazarlo y tumbarlo en la cama. Y así comenzaron un juego de besos y caricias matutinas que amenazaban con terminar fundidos en las sábanas nuevamente, sin embargo, JiMin no se lo permitió.

—¡Pero es mi cumpleaños! —hizo un puchero para parecer adorable—Debes complacer todos mis deseos.

—¿Qué no lo hago todos los días? —mordió el labio inferior del castaño.

—Pero hoy debe ser el doble de dosis—respondió con voz ronca al tiempo que se acercaba a ese blanquecino cuello que le volvía loco.

—Lo haré—respondió con un suspiro y se giró para quedar encima de él—Pero no ahora.

Le mostró una sonrisa lasciva para después tomar sus labios en un beso profundo que los hizo suspirar a ambos. Al final se retiró para tomar una ducha, dejando a JungKook con la respiración acelerada y con una sonrisa boba dibujada en su rostro. Se tiró nuevamente en su cama imaginado el sinfín de posiciones en las que pondría al rubio sobre la cama en cuanto llegaran al departamento. Sabía que se estaba reservando para esa noche y lo más probable es que sería larga. Eso le emocionaba pese a que siempre satisfacían sus caprichos y necesidades, pero tal parecía que nunca se aburriría de tener esos momentos con él.

No le agradaba mucho la idea de pasar la primera parte del día de su cumpleaños solo en su departamento o en su galería pintando, pero tenía que dejar ir al rubio momentáneamente, aunque éste le prometió que volvería temprano antes de irse al antro donde festejarían. Habían quedado con Irene, NamJoon, TaeHyung y LeeMin para salir. El sábado viajarían a Busan para reunirse con los Jeon que tanto habían insistido en conocer a JiMin.

Ambos estaban viviendo su mejor momento. Se tenían mutuamente, sus más grandes sueños se estaban volviendo realidad y parecía ser que nada podría salir mal entre ellos. Aunque sí eran un poco celosos, no era complicado manejar esa parte. Sobre todo JungKook quien podía sentirse un tanto inseguro por JiMin, ya que se volvería un Idol famoso y seguramente tendría a un montón de chicos y chicas detrás de él. Realmente lo habían pensado y también lo hablaron, quizá esa sería la etapa más difícil para ellos, sin embargo, estaban seguros de que sabrían cómo resolverlo.

El tiempo transcurría lento y asquerosamente infernal para JungKook que estaba muy ansioso por el regalo de cumpleaños que JiMin le daría. Antes de irse se lo mencionó y eso lo tenía muy intrigado. Viniendo de su novio sabía que sería algo grande e increíble. De hecho, el rubio lo describió como único y asombroso. Algo que nadie le daría jamás. Y no tenía ni la más mínima idea o pista de algo, porque incluso buscó en el departamento y no encontró nada. JiMin sabía que haría eso por eso cargaba consigo parte del regalo. Y mientras tanto, éste trabajaba duro en la coreografía que ya estaba completamente dominada. Él y MinGyu habían hecho buena dupla estos días. Nadie lo hubiese querido creer de no ser porque lo estaban viendo con sus propios ojos.

En una parte de la coreografía hacían pareja. Ambos hacían que se viera sublime y demasiado estético. Sólo como ellos podían. Y pasaban la mayor parte del tiempo practicando su parte, mientras los demás descansaban o ayudaban a YoonGi con las pistas.

SiHyuk estaba más que complacido con los chicos, aunque había algo que le preocupaba y era proteger a toda costa sus vidas privadas, sobre todo la de JiMin y EunWoo quienes eran los únicos que tenían pareja. Pensaba que podría controlarlos por un tiempo, sin embargo, en caso de que ellos llegaran a ser sumamente famosos, los paparazzi estarían detrás sedientos de algún escándalo. Hablaría con ellos después, al menos hasta ver que pasará posterior al debut.

La hora de salida estaba llegando y JiMin terminaba de preparar el regalo de JungKook. Mentiría si dijera que no estaba nervioso o que temía que algo saliera mal. Nunca antes hizo algo similar por nadie. Pero en esta ocasión sintió que era necesario y además estaba seguro de que el castaño era el único para él, así que ameritaba la excepción.

Se apresuró a salir de la agencia en vista de que su novio lo esperaba fuera. Fue observado por SiHyuk para analizar su situación, así como también observaba a su pareja. Más tarde se tomaría el tiempo de investigar sobre él para saber si afectaba en algo a la carrera de su favorito. Porque sí, JiMin era su favorito y eso todo el mundo lo sabía.

No demoraron mucho en llegar al departamento y justo cuando JungKook cerró la puerta detrás de sí, acorraló al rubio con sus enormes y fuertes brazos. Lo llevó hasta el sofá para tumbarlo, mientras éste le lanzaba una mirada seductora. Se besaban con pasión y las caricias comenzaban a subir de tono, sin embargo, JiMin no lo dejaría avanzar. Otra vez.

—Estás muy ansioso, JungKookie—dijo al tiempo que separaba sus labios del contrario.

—Quiero mi regalo—insistió mientras hundía su rostro en la curvatura del cuello ajeno.

—La paciencia es una virtud—nuevamente lo separó—Cuando estemos solos podremos hacerlo y te daré tu regalo. No quiero apresurarlo ahorita. Necesito que me atrapes con tu cuerpo toda la noche.

El rubio dejó un pequeño beso en los labios del castaño que lo miraba seductoramente y se levantó para tomar una ducha relajante. Hubiese querido hacerlo en ese momento y es que era difícil resistirse al hombre que tenía enfrente. Desde la mañana pudo dejar que lo follara hasta al cansancio en vista de que la noche anterior no pudieron hacerlo porque ambos se quedaron dormidos. Pero no. Lo quería sólo para él, sin prisas, ni contratiempos. Anhelaba no poder caminar bien al otro día. Aunque siempre era así, pero no tan doloroso como la primera vez.

JungKook le dio espacio a su novio para que pudiera alistarse, mientras tanto, esperaba en la estancia y revisaba las fotos de las últimas pinturas que sus protegidos le mandaban. No había ninguna que no le convenciera lo suficiente, incluso HoSeok estaba muy complacido con los chicos. Y pese a que aún no determinaban una fecha para la exposición, nadie dejaba de esforzarse. De hecho esperaban demasiado. Esta vez, JungKook se convertiría en alguien muy reconocido y no sólo en Corea del Sur. Aunque a la vez le daba un poco de miedo alcanzar el éxito a esa magnitud. Aún quería llevar una vida tranquila y sólo lidiar con la fama que JiMin ganaría en unos meses y no con la de ambos. Pero tampoco podía frenar las cosas, después de todo, trabajó muy duro para eso y mucho más. Obviamente no se acobardaría ni mucho menos abandonaría sus sueños sólo por miedo a la complicación. Le haría frente a todo y aceptaría lo que fuese a venir para él y su vida.

El rubio no demoró mucho en salir vistiendo sumamente sensual. En cuanto JungKook lo vio, no pudo evitar una expresión de sorpresa. JiMin usaba un pantalón de cuero ajustado con una camisa blanca que dejaba un poco al descubierto su blanquecino pecho, acompañado de una chamarra ligera con muchos brillos. Su cabello rubio peinado hacia atrás y en su rostro unas gafas transparentes. ¿Cómo podría el castaño respirar después de eso? Antes ya pensaba que era muy atractivo y sexy, aunque vistiese tiernamente, pero ahora lo hacía desearlo mucho más, como si nunca lo hubiera tenido en su cama, como si nunca lo hubiera hecho suyo.

Hiperventiló un poco cuando lo vio aproximarse hacía él caminando de una manera muy sensual y ensalivando sus labios, porque sabía perfectamente que eso era su debilidad y ahora lo usaba para provocarlo. Se sentó en su regazo y se balanceó un poco para hacerlo perder la cabeza. JungKook lo tomó de los glúteos y mordió su labio inferior, para después besarlo y así absorber el sabor de su bálsamo labial.

—No me provoques, nene, porque soy capaz de tirarte al suelo y follarte ahí mismo.

JiMin se estremeció al escuchar eso y dejó salir una risa estrepitosa. Miró los ojos oscuros de su novio y pudo ver cómo sus pupilas se dilataban, pese a que ya no se balanceaba sobre él, aún parecía estar perdido en un poco de placer. Le sonrió mostrándose juguetón y se levantó, dejando al contrario con la respiración ligeramente agitada.

No dijeron nada más y salieron rumbo al lugar donde ya los esperaban los demás muy ansiosos de poder verse después de mucho tiempo.

Irene parecía estar más emocionada que el mismo JungKook. Se anticipó a pedir que pusieran la canción de cumpleaños para cuando llegara y él se murió de la vergüenza en cuanto toda la atención se puso en su persona. Aunque las miradas para JiMin también no se hicieron esperar y eso lo notó, provocando que se pusiera más nervioso. Al final se relajó. Era su cumpleaños y su bello rubio estaba a su lado sin ninguna intención de abandonarlo ni de fijarse en alguien más. Era suyo. Desde siempre fue suyo. Pero, para que quedara más claro, lo tomó de la cintura sin avisarle y lo atrajo a su cuerpo para tomar sus labios en un beso lento y corto. Sólo para prevenir.

"Este bello hombre es sólo mío"

El festejo no se hizo esperar y después de partir un pequeño pastel las bebidas llegaron a la mesa. JungKook nunca fue una persona que gustara mucho de beber y esta ocasión no sería la excepción. Sólo observaba a sus acompañantes que disfrutaban de la noche entre risas. Sobre todo a JiMin quien parecía no tener fondo o un límite. Irene contaba anécdotas de aquellos tiempos cuando eran pequeños, al igual que LeeMin. El castaño se había sonrojado y JiMin escuchaba atentamente para grabar todo en su memoria.

Parecía un recuento de toda su vida de la que Irene sabía más que cualquiera. Después de revivir su etapa de niños, recordaron esa adolescencia un tanto fatídica. No eran memorias de mucha calidez, incluso JiMin se puso un poco melancólico al saber el momento tan difícil que vivió su novio cuando a él le tocó partir. Antes supo unas cosas por boca de él, pero revivirlo era un poco amargo. Así que se aferró a él y le dijo en el oído: "estaré aquí". JungKook le dedicó una sonrisa de agradecimiento y correspondió a su agarre. Le encantaba la cercanía que tenían y que a veces el rubio se mostrara empalagoso. Le encantaba que luciera tan sexy y que fuese tan tierno a la vez, porque estaba seguro de que era sólo con él.

—¡Salud porque por fin están juntos! —Irene alzó su inusual vaso de agua con una sonrisa brillante.

—¡Salud porque siempre sea así! —agregó LeeMin.

Chocaron sus copas al tiempo y brindaron con alegría genuina. JiMin se sintió conmovido por ese gesto y tuvo la necesidad de hacer un brindis también que, obviamente, sería dedicado a su novio.

—También quiero proponer un brindis—se levantó lentamente de su lugar—Por JungKook, que ha sido y sigue siendo muy valiente. Por haber superado algo que quizá no todos podrían—el castaño lo miraba con ojos de cachorro—Porque encontró la luz en medio de la oscuridad y ha creado arte muy valioso con eso—se giró para mirarlo—Te admiro mucho—sonrió enamorado—¡Salud!

Nuevamente chocaron sus copas sintiéndose contagiados por lo emotivo del momento. TaeHyung miró a su mejor amigo sumamente sorprendido, pues lo conocía muy bien y sabía perfectamente que no era capaz de mostrar su lado cursi frente a otras personas. Pero ahora parecía que sentía la necesidad de hacerlo o, mejor dicho, JungKook le provocaba eso. Además de esa mirada que nunca vio en él. Todo, absolutamente todo era nuevo en JiMin. Eso sólo podía significar una cosa; estaba con la persona correcta.

La noche parecía alargarse, entre el bullicio, la música y muchas copas de alcohol o cervezas. Las personas bailaban alrededor. Irene y NamJoon se habían unido a la multitud sin saber exactamente cómo seguir el ritmo, pero divirtiéndose sin importar nada más. TaeHyung y LeeMin estaban sentados muy acaramelados sin prestar atención a lo demás. Mientras tanto, JiMin intentaba convencer a JungKook de bailar con él.

—¡Sólo una canción! —hizo un puchero para parecer adorable.

—Nene, no quiero avergonzarte. No sé bailar—bajó la mirada apenado.

—Yo te enseño—juntó sus manos en modo de súplica—Nunca me avergonzaría de ti—sonrió ladeando su cabeza.

¿Quién podría resistirse ante esos ojos de corderito indefenso? Con todo ese toque sensual que JiMin traía encima tenía el poder de verse como el ser más tierno del universo mientras hacía un puchero con sus labios pomposos recién humectados. JungKook nunca podría negarle algo, nada que quisiera. Y sí, no sabía bailar. Nunca lo hizo en su vida, pero por él lo intentaría, sólo con tal de hacerlo feliz.

Se levantó completamente derrotado y sin ninguna idea de lo que harían en ese momento. Su novio lo condujo con una mano hasta donde estaban NamJoon e Irene. Ésta miró a su mejor amigo completamente sorprendida. No podía creer que alguien tan retraído y tímido como él ahora estuviera en la pista de baile dispuesto a hacer algo que nunca le gustó ni le interesó en lo más mínimo.

JiMin se giró para darle la espalda y pegarla en el torso de su novio. Cogió una de las manos del contrario para llevarla a su cintura y la otra la sostuvo con la suya. Se recargó completamente en él y comenzó a menearse lentamente de un lado a otro tratando de que imitara sus movimientos. Al principio el castaño no sabía cómo hacerlo pese a que era demasiado obvio, pero se sentía un poco cohibido, y peor aún con la mirada burlona de Irene clavada en él. El rubio sintió lo rígido del cuerpo de su acompañante, así que ladeo su cabeza para alcanzar a susurrarle algo al oído.

—Deja de controlar tu cuerpo—su aliento chocó en la oreja del castaño provocando que su piel se erizara—Sólo sígueme y déjate llevar por la música.

Parecía que la voz aterciopelada de JiMin funcionaba como una inyección de vitamina. Después de escuchar esas palabras, como si fuese magia, soltó su cuerpo y se concentró en la música y en el cuerpo que hacía fricción con el suyo. Por un momento dejó de existir el resto y se dejó hacer por el ritmo. Comenzó a acariciar al rubio por encima de la ropa y éste colocó su mano en la nuca contraria. Posó sus manos en esas bellas y finas caderas y, como si fuese una señal, JiMin meneó su trasero con hirviente sensualidad mientras que JungKook comenzaba a seguirle el paso. Pronto ambos se perdieron en la música, entre sus roces y caricias mientras bailaban. Obviamente el rubio lo guiaba para que tuviera una idea de cómo hacer las cosas. Y, sin darse cuenta, lograron sincronizar sus movimientos como si fuesen una pareja experta. Parecía que se conocían y sabían los movimientos que querían recibir mutuamente. Después de un rato, JiMin se giró para quedar frente a JungKook; pasó sus manos sobre esos pectorales que conocía mejor que nadie y las deslizo por todo su abdomen, acariciándolo de manera provocativa. Al final el castaño lo atrajo hacía él para tenerlo más cerca. En tanto conectaban sus miradas, ambos se acercaron al mismo tiempo para besarse con profundidad y deseo. Al instante sus lenguas comenzaron a hacer una danza que no se veía, pero que era muy notoria, y se saborearon como si nunca lo hubiesen hecho.

Pasaron un rato más en la pista bailando y besándose como si nadie los viera. Después volvieron tomados de la mano y con sus respiraciones ligeramente agitadas. Irene fue la primera en sentirse cansada y con sueño. Y sin que nadie se lo pidiera, NamJoon se levantó y le ayudó a ponerse de pie siendo un completo caballero y tratándola como si fuese una flor delicada. Se despidieron, no sin que la castaña abrazara a su mejor amigo asegurando que estaría en Busan para cenar con sus padres. Luego se dirigió al rubio para aferrase a él con fuerza y expresándole su felicidad. La pareja se perdió entre la multitud dejando sólo a cuatro en la mesa.

LeeMin y JungKook se disculparon para ir al baño, así que TaeHyung aprovechó el momento para acercarse a JiMin y abrazarlo. Pasaron muchos días sin que pudieran verse y se extrañaban mutuamente. Demasiado, a decir verdad.

—Tenemos que hacernos un espacio para pasar tiempo juntos, sólo nosotros dos—el pelinegro lo tomó de sus pequeñas manos y las acarició con mucho amor.

—¡Eres un tonto! —refunfuñó—Ni siquiera me has llamado—gesticuló un puchero.

—Lo sé, perdón—bajó la mirada—Pero siempre serás mi alma gemela—le sonrió con cariño—Además no puedes quejarte. Has tenido a tu lado una muy buena compañía—alzó las cejas repetidas veces en sinónimo de insinuación—¿Cómo va tu relación? Supongo que bien. Desde aquí puedo ver ese chupetón en tu pecho—se burló.

—¡No seas entrometido! —respondió el rubio al tiempo que jalaba su chamarra para taparse. Después pasó de una expresión indignada a una lasciva—Hoy tendré más marcas como esta en todo mi cuerpo. Te lo aseguro.

—¡Dios! ¡No quiero saber! —fingió desagrado—¿Qué piensas hacer? —inquirió con suma curiosidad.

—Le preparé el mejor regalo de cumpleaños en su vida—sonrió ladino—Tal vez mañana no pueda caminar.

—Espero lo mismo para mí también.

Ambos rieron al unísono burlándose de sus palabras descaradas que habían sido intercambiadas. Congeniaban demasiado bien. Ya lo habían dicho ellos en varias ocasiones; "eran almas gemelas" y se amaban con fuerza. Se quedaron un rato más hasta que llegaron los hermanos Jeon que los volvían locos. No se quedaron más tiempo y caminaron juntos a la salida. Las dos parejas tenían el mismo plan para esa noche y no querían esperar más tiempo. Se despidieron en la acera para después tomar su propio rumbo.

JungKook le insistió todo el camino a JiMin sobre el regalo que le daría. Moría de la curiosidad y es que buscó en todo el departamento sin encontrar una sola pista. Lo único que le decía es que era algo que nadie le daría jamás. El cumpleañero se sintió aún más intrigado cuando su novio lo sentó en una silla y le vendó los ojos ordenándole con mucha autoridad que no se atreviera a retirar la mascada para ver, de lo contrario no le daría su regalo y estarían en abstinencia una semana entera.

El castaño se quedó completamente inerte en su lugar muy a la expectativa por los sonidos que producían los sillones al ser arrastrados. Después de eso escuchó una puerta abrirse y de ahí un gran silencio que acrecentaba la intriga y las ganas de hacer trampa. Pero no quería arruinarle los planes a su novio ni mucho menos hacerlo enojar, así que esperó pacientemente a lo hubiese planeado.

No pasó mucho tiempo hasta que se oyó el sonido ligero de zapatos golpeando al suelo y que se acercaban lentamente hacía donde estaba JungKook. Sintió cómo una mano le tocaba el torso y desabotonaba su camisa lentamente mientras sentía ese cálido aliento que tanto le gustaba en su oído. Unos cuantos segundos más y oyó que los pasos se alejaban de él. Hasta que por fin escuchó la voz seductora de JiMin.

—¿Estás listo para recibir tu regalo, cariño?

—Por supuesto—respondió con la respiración entre cortada.

—Puedes quitarte la venda.

La retiró con fuerza y rapidez encontrándose con lo que, muy seguramente, era el más ardiente y suculento ser en la faz de la tierra; era su novio con el mismo pantalón de cuero ajustado a su cuerpo exponiendo de más su redondo trasero. Usaba una camisa negra transparente que dejaba muy a la vista su tatuaje en la costilla. Traía puesto un antifaz negro de encaje y en su mano había un látigo con el que JungKook deseó que lo golpeara. Mordió su labio inferior sintiendo un tremendo calor arder por todo su cuerpo. Hizo ademán de levantarse, pero JiMin lo detuvo señalándolo con el látigo.

—No te muevas de tu lugar—ordenó y le sonrió travieso—Te quedaras ahí hasta que yo te lo indique.

El castaño asintió pacientemente y volvió a acomodarse en la silla sin quitarle la mirada de encima e imaginando un sinfín de cosas por hacerle. Pero tal parecía que JiMin tomaría el control esta vez. Éste encendió música y le dio la espalda para tomar una posición seductora. Al poco tiempo, comenzó con unos movimientos delicados que iban justo al ritmo de la canción. Se adueñó de todo el espacio que tenía aprovechándolo para tener más alcance con sus movimientos.

La forma en que se menaba e iba de un lugar a otro tenía completamente embriagado a JungKook y lo seguía atentamente con la mirada casi sin parpadear. El rubio usaba muy bien el látigo a su favor, viéndose muy imponente y extremadamente sexy. Pronto se acercó poco a poco hacia donde estaba su víctima y comenzó a tocar partes de su cuerpo de manera sensual y como parte de la coreografía que él mismo montó y practicó. Se acercó lo suficiente para pasar su látigo alrededor del cuello del castaño y le bailó moviendo sus caderas por encima de él, estando lo suficientemente arriba para no rosarlo.

—¿Puedo tocarte? —inquirió JungKook con voz ronca y lujuriosa.

—Claro, cariño—respondió ligeramente agitado—Soy tuyo.

Las manos del castaño tocaron sutilmente la pequeña cadera del rubio que no paraba de moverse de esa forma tan ardiente. Desde ahí subió lentamente por sus costados hasta tocar sus pezones que se veían perfectamente a través de la transparencia de la camisa. Los masajeó con sus pulgares provocando que el dueño emitiera un gemido delicado. Pudo observar su rostro desde esa posición cómo le encantaba ser masajeado de esa manera. Le volvía loco. Y verlo haciendo esos movimientos tan provocativos le estaba volando la cabeza.

El calor se estaba volviendo infernal e iba de la mano con el tiempo. Si JiMin no se hubiese quitado de encima, no lo habría dejado terminar. Pronto la canción hizo una transición a una más lenta. JungKook veía a su novio acercarse de una manera amenazante y entonces sintió el enorme bulto que formaba una casa de campaña con sus pantalones. El contrario pudo notarlo y por la comisura de su labio se asomó la punta de su lengua. Esta noche metería esa enorme polla dentro de su boca sí o sí.

Se tocaba con esmero, observando cómo su novio comenzaba a sentirse inquieto en esa silla. Así que, en cuanto la música hizo una nueva transición, nuevamente avanzó hacia él y lo despojó de su camisa. Se sentó en su regazo hasta frotar esa polla con su trasero provocando que los dos gimieran. JungKook lo sostuvo por las caderas para que aumentara la rapidez de sus movimientos, pero, antes de que pudiera suceder otra cosa, el rubio se detuvo en seco y se levantó.

—¿Me estas torturando acaso? ¿Ese era tu regalo? —inquirió con voz ronca y necesitada.

—Oh, cariño. Esto es sólo una parte de lo que preparé para ti.

Si inclinó hacia él y tomó su labio inferior en una mordida que le sacó un bello y ronco gemido. Cuando JungKook hacía eso provocaba miles de emociones dentro del rubio que no eran fáciles de controlar, pero que ahora era imperativo que lo hiciera o todo se arruinaría. Así que desabrochó el pantalón del castaño y comenzó a bajarlo lentamente hasta quitárselo por completo y repitió la misma acción con el bóxer, pero esta vez lo hizo con la boca.

La polla del cumpleañero comenzaba a doler. Quería atención e incluso pensaba lo mismo que su bailarín personal; quería que le diera una buena mamada. Acarició su cabello para después tomarlo de él y juntar sus labios en un beso salvaje que no duró mucho porque no estaba en los planes de JiMin. Éste se retiró deliberadamente de su alcance sin quitarle la mirada de encima. Entonces comenzó a caminar lentamente, quitando esa prenda transparente que volvió loco al castaño. Sin dejar de acercarse, desabrochó su pantalón y se detuvo por un momento para bajarlo, dejando al descubierto su ropa interior de encaje negro.

—Oh, mierda—maldijo el espectador— ¿Por qué me haces esto? —comenzó a masajear su propia polla—Ven aquí—ordenó imponentemente.

Sin en cambio, JiMin le apuntó con un dedo y después con el mismo le indicó que fuera hacia a él. JungKook no tenía por qué pensarlo, en un pestañeo ya estaba muy cerca y lo atrapó con sus brazos. Lo tomó por los muslos para cargarlo hasta el sillón que fue efectivamente acomodado por el rubio para esa acción. Tuvo mucho tiempo para detallar y anticipar cada movimiento. Comenzó a frotarse con la polla desnuda de su novio provocando que ambos gimieran sonoramente. Y antes de que alguno pudiera llegar al orgasmo, se bajó lentamente de su regazo para hincarse en el suelo y así quedar a merced de él. Lo miró pervertidamente al tiempo que tomaba esa polla dura en sus manos para comenzar a bombearla.

A JungKook le encantaba que aún tuviera el antifaz de encaje. Lo hacía ver sumamente sexy y apetecible. Le excitaba demasiado, tanto, que perdía la razón de tan sólo mirarlo. Pronto JiMin lamió el glande para después chupar lentamente ese miembro erecto. Definitivamente quería hacerlo sufrir. Iba tan calmado como el infierno, provocando que el castaño se sintiera aún más necesitado. Pero no lo haría por mucho tiempo.

Succionó con fuerza para después perderse en un vaivén lento y a veces frenético. Parecía que JungKook ya veía estrellitas en el aire e hiperventilaba. Sentía todo su cuerpo hecho gelatina, pero quería más. Mucho más. Tomó la cabellera rubia de su novio y comenzó follarle la boca sin piedad. El rubio dejó escapar unas lágrimas por lo rudo del momento, sin embargo, le fascinaba ser tratado de esa manera. Nunca le habían hecho eso. Nunca tuvo el antojo de hacer algo tan salvaje con alguien. Nunca nadie despertó su lado bestial que yacía dormido como león enjaulado. Sólo JungKook tuvo ese poder. Ese mismo que lo hacía ser sumiso ante él y destapar sus lascivos deseos. Sólo ante él dejaba relucir sus fetiches y lo que siempre quiso hacer; bailar provocativamente para alguien.

El cosquilleo en el vientre del castaño advirtió lo que era evidente. Quiso retirar su polla de esa pequeña boquita que lo recibía tan placenteramente, sin embargo, JiMin no se lo permitió y se aferró a él con fuerza.

—N-nene—gimió sonoramente—Me voy a correr.

Enseguida todo su semen se liberó dentro de la boca del rubio quien lo recibió gustoso y sin mostrar ninguna mueca de desagrado. El cuerpo de JungKook se dejó caer sobre el sofá, completamente agitado y satisfecho (no por mucho). Poco a poco JiMin se retiró de la casi flácida polla que le encantó probar. Se incorporó lentamente hasta sentarse nuevamente en el regazo del contrario y recogió con su dedo un poco de semen que escapaba por la comisura de su labio, posteriormente lo introdujo de nuevo a su boca, viéndose muy sensual y excitante para el gusto del castaño que lo observó de principio a fin.

—Esto no ha terminado, JungKookie—acarició su bien trabajado pectoral—Apenas empecé—se acercó para besar esa parte que subía y bajaba por su respiración.

—Oh, por supuesto que sólo es el comienzo—lo rodeó con sus fuertes brazos para atraparlo y pegarlo a su cuerpo—Te juro, cariño, que mañana no podrás caminar.

—Es lo que más deseo—gimió.

Se atraparon en un beso salvaje y profundo que aumentaba a medida de su excitación y respiraciones frenéticas. Con mucho esmero y desesperación se tocaron hasta ser un mar de gemidos nuevamente. JungKook pudo sentir cómo su polla despertaba nuevamente y hacía fricción con la ropa de encaje que JiMin aún llevaba puesta. Unos cuantos besos más y éste se separó para quedar frente a una mirada sumamente atenta que le reprochaba tal acción. Se giró y se inclinó para apuntar con su trasero ante esos ojos oscuros que se dilataron ante la vista que tenían.

—Ese culo es mío—dijo con toda seguridad mientras relamía sus ya hinchados labios.

—Es todo tuyo, mi amor—consintió y lo miró por encima de su hombro.

El deseo del castaño aumentó cuando JiMin comenzó con sus juegos de seducción. Necesitaba enterrase entre esas nalgas con urgencia, pero no iba negar que le encantaba ver todos esos movimientos que seguramente fueron preparados minuciosamente para su deleite. Mordió su labio inferior cuando tuvo de frente al rubio de nueva cuenta y bajó su mirada hasta ese bulto que sobre salía en esa sexy ropa interior que se convertiría en su favorita a partir de ahora.

El pequeño diablillo se giró nuevamente, dejando escapar una ligera risita burlona y comenzó a retirar la última prenda que le cubría aquella parte que JungKook anhelaba tener en sus manos. Se quedó un momento meneando su trasero en movimientos circulares y sexys que terminaron por endurecer al castaño. Inconscientemente comenzó a frotar su polla para darse consuelo, porque tal parecía que este juego sería largo.

JiMin se sentó en la pequeña mesa de la estancia que se encargó de limpiar para que quedara completamente libre. Quedando nuevamente de frente, abrió sus piernas presumiendo esa flexibilidad que volvía loco en demasía a su novio. Éste lo observó sin dejar de tocar su miembro y fijó toda su atención en los siguientes actos de ese ser pervertido. No hubo necesidad de que se lo dijera, pero supo que debía quedarse quieto.

Después de jugar un rato con sus piernas, el rubio chupo uno de sus dedos y lo llevó a su entrada haciendo masajes circulares para después introducirlo lentamente. Su mirada era inundada por la excitación de ese toque y por la vista que tenía de su novio masturbándose sin mucho esmero. Comenzó a meter y sacar su dedo para estimularse, entonces gimió y maldijo después de introducir un segundo en vista de que dilataba rápido.

—¿T-te gusta, JungKookie? —inquirió seductoramente sin evitar sus dulces gemidos.

—Estás volviéndome loco—jadeó.

JiMin continuó estimulándose para deleitar a su novio. No pasó mucho tiempo hasta que introdujo el tercer dedo y estuvo lo suficientemente abierto para lo que seguía. Así que se levantó rápidamente para subir al regazo del castaño y, de un solo movimiento, se enterró en su dura y caliente polla, provocando que gimiera de placer. No pudo evitar sentir un poco de dolor por lo agresivo de ese movimiento, pero no le importó en lo más mínimo, no cuando le sacó un gemido ronco y estrepitoso a su novio quien lo sostenía insaciablemente de sus caderas.

Pronto sus paredes se acostumbraron al tamaño que abrazaban entre palpitaciones de excitación, fue entonces que comenzó a subir y bajar con lentitud con ayuda de su novio. Éste lo miraba atentamente para no perderse de los gestos placenteros que su rostro dejaba escapar. Era una adicción y le calentaba demasiado tener esa vista. Le encantaba que pasó de tierno a sensual en cuestión de instantes. Hace unas horas hacía pucheros para obligarlo a bailar y ahora saltaba en su polla dejando al descubierto su lado más lascivo. Era hermoso. Era suyo.

Al rato JiMin aumentó la velocidad de sus saltos, provocando ese sonido de chasquido que su única función era excitarlos más. Le encantaba chocar su piel contra la de su novio. A ratos lo miraba de soslayo encontrándose con el rostro más varonil y sexy que estaba rebosante de placer. ¡Dios! Era por él. Y estaba seguro de que nadie más le provocaba eso.

Los saltitos se hicieron cortos, rápidos y certeros. JungKook atrajo el cuerpo del contrario contra el suyo haciendo que la polla de éste se friccionara entre ellos. Eso aumentó el placer de JiMin quien gemía estrepitosamente y sin escrúpulo alguno. Cada vez iba más rápido y con ello aún más profundo. El glande de esa polla le tocaba su punto dulce y podía sentir en su vientre las contracciones del orgasmo que amenazaba con llegar. Unos cuantos saltos más y ambos se corrieron sin ahogar sus gemidos y maldiciones de placer.

—¡Mierda, nene! —habló JungKook mientras su cuerpo aún temblaba por el éxtasis—Adoro que seas tan apretado. Tan deliciosamente apretado.

El rubio sólo sonrió orgulloso por ese comentario. Aún intentaba cesar lo espasmos involuntarios que su cuerpo tenía. Lo pensó un poco; pero quizá nunca se había excitado tanto como hasta ese momento. Y compartió ese pensamiento con JungKook. Ambos creían que debían hacer ese tipo de cosas más seguido; hacer juegos de seducción, tocarse y no llegar tan rápido al sexo y, sobre todo, que JiMin preparara más bailes como ese. Él también podía exprimir ese talento que su novio poseía.

Se quedaron en la misma posición después de regular sus respiraciones. El castaño ya había salido del interior del rubio y lo acariciaba suavemente, sintiendo cómo su piel se erizaba ante el toque. Con cada pasada lo reclamaba como suyo y marcaba su cuerpo con mordidas y chupones que se quedaban en lugares que sólo él podría ver. Se abrazaban con amor y deseo. Y juntaban sus labios una y otra vez por gusto y porque era una necesidad.

El silencio fue largo, pero no incómodo. En momentos como ese reinaba la paz, pero sobre todo el amor que se tenían. Pronto JiMin sintió un impulso. Uno que ya había tenido unas cuantas veces esa misma semana, pero que aún reprimía en su interior por el miedo. ¿A qué le tenía miedo? Sencillo; a la reacción de JungKook. No estaba seguro de si era muy pronto o si era correcto. Pero lo que sí sabía era que lo sentía y no lo contendría ni un segundo más. Así que dejó escapar un suspiro sobre los labios del castaño para darse valor.

—JungKookie—dejó salir en un hilo de voz—Te amo.

El aludido lo miró expectante y conteniendo la respiración. ¿Había escuchado bien? Y con exactitud, ¿cuánto tiempo esperó para oír esas palabras? Desde su infancia, pasando por su adolescencia hasta ahora en su adultez, deseó ser amado por ese bello ángel que montaba en su regazo, ahora no era sólo un deseo, era un hecho; JiMin lo amaba.

Se mantuvo un momento en silencio intentando asimilar aquellas palabras. Eran sólo dos, pero con el poder de volver su corazón errático e inestable. El rubio interpretó ese silencio como una duda, y peor aún; que él no compartía el mismo sentimiento. Comenzó a sentir un nudo en su garganta e hizo un ademán de zafarse, pero el contrario lo retuvo con fuerza. Lo tomó de su barbilla para atraer su mirada hacia él. Frotó sus narices y después rozó sus labios en dos movimientos. Antes de hablar le sonrió dejando escapar un brillo en sus ojos, mismo que calmó un poco la inquietud del rubio.

—Yo también te amo, JiMin-ssi.

No iba a esperar a que le respondiera. No, claro que no. Reclamó sus labios en un beso para nada lujurioso. Era amor en toda la extensión de la palabra y en cada movimiento, incluso con sus lenguas tocándose en caricias suaves. No fue rápido ni tampoco lento. Sólo querían sellar ese momento como veracidad y única prueba de sus palabras.

El "te amo" no se le dice a cualquiera. De eso estaban seguros los dos. No estaban equivocados, de verdad se amaban. Y mucho. Quizá desde que se conocieron. Quizá desde que se tocaron. Quizá desde que se besaron por primera vez. Quizá desde siempre.

Se amaban genuinamente y eso nadie lo cambiaría. Ni siquiera ellos mismos.


Holiii....

... creo que esta vez sí me pasé de vulgar jajaja, bueno no sé. Me sentí inspirada porque, oportunamente, estoy leyendo una historia muy buena, y con buena supongo que ya saben a qué me refiero jajaja.

Se las voy a dejar en mi tablero para que la lean. Todavía no la termino, pero me atrevo a recomendarla, la escritora es muy muy muy quisquillosa y tiene una redacción muy estética.  Me gustaría mucho que se dieran una vuelta por allá. Me di cuenta de que sus números no son muy altos y creo que merece más reconocimiento. Así que vayan a darle mucho amor. 



Y bueno, ustedes me dirán que les pareció. ¿Fue mucho? ¿Me falta algo? Siéntanse con la libertad de hacer observaciones. Estas son las primeras veces que escribo este tipo de contenido. No tengo ningún fuerte realmente, pero he intentado con poesía y estoy escribiendo una novela de ciencia ficción/romance/drama. Incluso empecé un cuento todo sacado de no sé dónde jajaja y lo dejé a medias. Tal vez alguna vez lo termine y lo publique por aquí.

En fin. Me tardé mucho en llegar a estas partes y estoy esmerándome porque la espera haya valido la pena. Espero que así sea. 

Pues nada. Gracia por leer, y nos encontramos a la media el día miércoles. 

Los tkm!!!!


Jimin castaño 🤤💕


Este momento Jikook me inspiró para escribir un OS. Así que esperenlo pronto. 🤤😈

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