Era difícil creer cómo a veces funcionaba la vida en base al destino en el que muchos no creen. Sin darte cuenta todo se acomoda con un sólo propósito, en ocasiones bueno, en otras malo. Pero el destino no da pasos en falso y cuando decide algo lo cumple. Antes JungKook no entendía por qué tantos contratiempos con el vuelo de Irene, tampoco hubiera entendido por qué platicó demás con JiHyo o por qué de pronto NamJoon tuvo que salir de Corea. Todo, absolutamente todo, era con el único motivo de que él se encontrara con su pequeño ángel frente a frente, como tanto había deseado esos últimos días.
Tanto habían deseado verse y sentirse que el universo se los concedió, siendo el único testigo de cuántas noches se echaron de menos, de cuántas veces al día se pensaban y que incluso coincidían. Tal vez no lo hubieran imaginado, pero querían creer que sí, que cada vez que miraban al cielo se pensaban mutuamente. Que cada vez que veían una foto del contrario sonreían como si aún fueran adolescentes enamorados. Que cada vez que dormían aparecían en los sueños contrarios para poder tener un acercamiento necesario. Sí, siempre estuvieron conectados entre ellos. Desde que nacieron ya estaban atados por ese hilo rojo que, por más que se estiró, incluso a través del mundo, jamás se rompió. Y si la distancia y el tiempo no pudieron desbaratarlo, nadie más podría porque, al final, ellos buscarían la forma de volver a estar juntos sin importar las complicaciones. Y ese instante en el que se miraron a los ojos después de mucho era la prueba de que su destino era estar juntos. Lo dificultoso se había quedado atrás. O eso era lo que esperaban.
Se sentaron en una mesa para platicar. Se había vuelto costumbre tomar café, aunque esta vez el aire ya no era tan incómodo. Había tensión, pero con un deseo insólito que ambos sentían en su interior esperando la más mínima oportunidad de poder conciliarlo. Lo notaban en sus miradas tan profundas cuando sorbían café, en cómo se estudiaban de pies a cabeza o incluso en la forma en que limpiaban con la lengua sus labios. Inconscientemente se provocaban mutuamente; lo que hacía uno, lo hacía el otro.
Unos cuantos instantes se mantuvieron en silencio observando a su alrededor en espera de que alguien rompiera el hielo y comenzara hablar. JungKook tenía muchas preguntas en su interior, pero no lograba formular ninguna, al igual que JiMin quien hubiera practicado muchas veces en el avión qué decirle al castaño cuando lo tuviera enfrente, pero ahora no recordaba nada ni tampoco se le ocurría otra cosa, hasta que pensó en su hermano. Sí, esa sería una buena opción para iniciar una plática.
—Estoy muy agradecido por la oportunidad que le has dado a JiHyun—sonrió tímido—es muy significativo para él, para mi familia, pero sobre todo para mí.
—Bueno...—rascó su nunca entre risitas nerviosas—para mí es un placer. Nunca imaginé que tuvieras un hermano tan talentoso—entonces en ese momento recordó algo que pensaba no sucedería—S-supongo que irás a la exposición ¿no?
—¿Cómo? —JiMin lo miró confundido.
Sólo una vez su hermano menor le mencionó sobre la exposición en Busan, le dio fecha y hora, pero el rubio lo olvidó porque era evidente que no podría asistir. Los planes cambiaron y ahora no estaba al tanto de cuándo sucedería eso. Y JungKook daba por hecho que lo sabía, pero aún más importante, él estaría ahí. Y ahora ¿cómo iba a explicar todos los cuadros que había pintado de él y que estarían al alcance de muchas miradas curiosas? Se sintió nervioso, pero aún más extrañado por la expresión del rubio que parecía no tener la más mínima idea de que mañana era un día importante para su hermano menor.
—La exposición de arte—lo miró con cautela—donde tu hermano exhibirá sus pinturas, es mañana.
—¿De verdad? —respondió abriendo sus ojos por la sorpresa—¿En Busan?
—S-sí—el castaño titubeó—Vas a ir ¿cierto?
JiMin esperaba que sí, aún debía reportarse en la agencia para saber el itinerario de los siguientes días. YoonGi se le adelantó porque quería pasar a ver a su madre antes, aunque al principio al rubio no le agradó la idea de ir solo, ahora sabía que fue lo mejor, así podía disfrutar de ese momento con JungKook. Además, aún no eran nada y ya comenzaba a verse territorial con él.
—Es lo más probable—se encogió de hombros intentando ocultar su emoción—Antes debo hacer unas cosas, pero enseguida me iré a Busan.
—Es bueno que estes ahí para apoyar a tu hermano—sonrió con timidez.
—Y...—de pronto su curiosidad despertó—¿por qué estás en el aeropuerto?
—Ah. Bueno...—sacó su celular para mirar la hora—vine a recoger a Irene—respondió sin mirarle.
"Claro. Irene"
Por alguna razón, JiMin pensaba que JungKook estaba ahí por él. Aunque no hubiera forma de que se enterara de su regreso ya que nadie sabía, ni siquiera TaeHyung. Al ser tan repentino el momento, tampoco le dio tiempo de avisar a sus padres que estaba de vuelta, porque también esperaba que en la agencia le dieran el fin de semana libre en vista de que debía empezar con su entrenamiento rumbo a su debut.
No le era grato saber que el castaño estaba ahí por otra persona. Sintió celos tan repentinamente que tuvo que acomodarse en su asiento varias veces mientras JungKook lo ignoraba involuntariamente por revisar su celular. Para ese momento que deseó infinidades de veces, quería la completa atención del castaño sólo para él. Pero nada estaba siendo como lo imaginó, incluso se atrevía a asegurar que estaba un tanto distante. Y no era para menos, JungKook se sentía inseguro después de todo lo que pasó meses atrás, incluso estaba avergonzado, por eso a ratos le desviaba la mirada, además, aún tenía que explicarle la situación de los cuadros. Estaba temeroso de su reacción y si pudiera hacer algo al respecto, lo haría, sin embargo, el tiempo se le acabó prematuramente.
Al pasar unos cuantos minutos en los que JungKook estaba completamente inmerso en sus asuntos solucionando detalles de la exposición, JiMin comenzó a sentirse desesperado y triste por haber esperado demasiado de ese encuentro. No imaginó que se lanzarían a los brazos mutuamente o se darían su tan ansiado primer beso, pero esperaba más cercanía, misma que no había. Y teniendo una mesa de por medio que los separaba, se sentía como si aún estuviera en Estados Unidos. Antes no quería tener la atención de JungKook porque le sofocaba, pero al tener su rotunda indiferencia, no sabía cómo sentirse al respecto.
—Lo siento—el castaño sacó a JiMin de sus pensamientos—pero aún debo solucionar unas cosas antes de mañana—sonrió dejándolo completamente cautivado.
—Está bien—correspondió—Supongo que debes estar nervioso ¿no?
"Cómo no tienes idea"
—Sólo... un poco
Agachó la mirada en busca de las palabras correctas para tocar ese tema que era necesario hablar. Ambos lo sabían, incluso JiMin estaba esperando pacientemente por las disculpas, si es que iba a hacerlo. Pero no era algo tan fácil de hacer para JungKook, no cuando aún recordaba esos ojitos llenos de lágrimas y rebosantes de miedo, uno que él provocó. Ya se había perdonado por eso, pero tenerlo frente a él le hizo sentir culpable y se dedicó unas cuantas palabras para juzgarse por ese gran error. Aunque no fuese así del todo, pues no estaba tan lúcido para saber el daño que causaba. Nadie hubiera imaginado que ver llorar a JiMin de ese modo fue suficiente para hacer que JungKook saliera del trance donde se encontraba y dejara de escuchar aquellas voces que pedían cosas insólitas. Llegó a pensar en un secuestro y recordar eso le provocaba escalofríos. Ahora quería lo mejor para JiMin y pensaba que mantenerse alejado era una buena opción.
—Necesito decirte algo—dejó salir un suspiro pesado—Estoy muy consciente de lo que te hice y no puedo justificarme, pero ese no era yo—comenzó a hablar sin poder mirarle a los ojos y jugaba con sus manos de forma ansiosa por debajo de la mesa—Nunca fue mi intención lastimarte. Odié verte llorar por mi culpa y te aseguro que eso no volverá a suceder—por fin pudo levantar la vista y sonrió con fragilidad—Perdón por todo.
No había mucho que decir sin que sonará tan cliché, aunque a JiMin le llenó el corazón escuchar cada una de esas palabras. Incluso pudo haber recibido un simple "perdón" y con eso hubiera estado más que feliz. Lo único que quería era que JungKook estuviera bien, lo suficiente como para empezar desde cero. Incluso estaba impaciente por escuchar algo más, pero sabía que quizá pasaría un tiempo hasta que eso sucediera. Además, él tenía asuntos propios que atender y un sueño que cumplir. No podía darse el lujo de posponer todo eso sólo porque le provocaba un sinfín de emociones que no eran fáciles de controlar. Ahora podía ver que era una tremenda tentación con ese cuerpo tan apetecible, su mano llena de tatuajes y ni qué decir del piercing en su labio inferior, mismo que deseaba poder acariciar con su lengua. Era curioso como JiMin sólo podía pensar en eso mientras JungKook pedía disculpas y se aferraba a su lugar siendo víctima de sus culpas pasadas. Pero eso era lo que deseaba y pensaba que tal vez el día de la exposición sería una oportunidad para ambos.
—¿Qué tan cuerdo estás ahora? ¿Piensas perseguirme otra vez? —se inclinó sobre la mesa mostrando una mediana sonrisa que era muy peculiar.
"¿Me está coqueteando?" el castaño se sintió nervioso ante la reacción del rubio.
—T-te aseguro que e-estoy bien—titubeó—No volveré a p-perseguirte.
No era algo que JiMin hubiera esperado escuchar, mucho menos creer que deseaba por sobre manera ser perseguido por ese JungKook visiblemente lúcido. Así que no pudo evitar sentir una ligera opresión en su pecho sólo por pensar que ya no era tan relevante para él. Esperaba cualquier respuesta, menos esa. Y sí, le estaba coqueteando porque esa era su naturaleza y, en vista de que la persona frente a él le atraía, era completamente inevitable no mostrar ese lado de su personalidad. No pensaba que sería un reto tener y sentir a JungKook cerca.
—Siendo así—ocultó sus verdaderas emociones—te perdono—sonrió con sinceridad—en realidad... siempre supe que eras bueno—le miró fijamente y se sintió satisfecho al ver que las mejillas de JungKook comenzaban a colorarse, yendo acompañadas de una hermosa sonrisa que había deseado poder apreciar.
Juraría que era todo lo que necesitaba y compensaba cualquier error que el castaño cometió anteriormente. Una sonrisa, una que le provocaba un sentimiento de calidez en su pecho y que revolvía en su estómago a aquellas mariposas que parecía estaban dormidas. Una sonrisa que muchas veces apareció en sus sueños, pero que no se comparaba con ese momento donde la tenía sólo para su deleite. Le gustaba pensar que sólo él podía provocarla y no habría otra persona en el planeta que pudiera tener el privilegio de ver la sonrisa de Jeon JungKook. Le encantaba pensar que esos ojos profundamente negros sólo lo miraban a él. Estaba completamente convencido; era suyo, ambos se pertenecían y no dejaría que nada ni nadie cambiara eso.
Todo estaba bien, era un momento perfecto que JiMin anheló y que estaba disfrutando mucho, hasta que una llamada lo bajó dolorosamente de su nube. Y entonces los celos aparecieron, algo que no quería sentir porque ni siquiera eran nada, pero era involuntario. Se acostumbró a ser el centro de atención de JungKook, tanto, que viéndolo dedicar su tiempo a otra persona le resultaba molesto. Incluso quería arrancar el celular de sus manos y aventarlo lejos, muy lejos de ahí. Todo eso pensó mientras él sonreía atendiendo esa llamada.
"¿Con quién habla?"
—Irene llegó—dijo al tiempo que guardaba el móvil en su bolsillo—Debo irme.
"Claro. Ella otra vez"
—Supongo que nos veremos en Busan—JiMin se incorporó de su lugar.
"Pídeme que vaya contigo"
"Ven conmigo"
Aunque coincidieran en sus pensamientos y deseos, ninguno de los dos se atrevería a expresarlo abiertamente. Ambos tenían miedo, aunque fuesen diferentes motivos. Por más que quisieran avanzar había ciertas cosas, se los impedía; su inseguridad, lo repentino del momento, sus planes profesionales, los caminos que tomarían después del aeropuerto y el miedo latente de perderse otra vez sin tener la oportunidad de intentarlo. JiMin hubiera querido que JungKook le regalara un abrazo, pero podía ver a través de sus ojos que no tenía ninguna intención de hacerlo. Se atrevía a suponer por él, cuando realmente estaba equivocado; dentro del interior del castaño había un debate entre decidir qué era correcto y qué no. Consideró pedirle un abrazo, así como también ofrecerle llevarlo a Busan en vista de que ambos debían viajar a ese lugar. Sin embargo, era fiel a su promesa y ahora no haría nada que no tuviera el consentimiento de JiMin.
—Claro. Espero que puedas ir a la exposición. A JiHyun le encantará tenerte ahí—sonrió con gracia.
"¿Sólo a JiHyun?"
—Ahí estaré.
Se dedicaron una reverencia corta antes de que JungKook saliera disparado para huir de ahí, dejando a JiMin con más inquietudes de las que tenía antes de subir al avión. Lo miró marcharse esperando a que se devolviera para pedirle que se fuera con él. Obviamente no lo dudaría, pero estaba consciente de que, momentáneamente, su tiempo estaba dedicado a Irene quien estuvo con él durante todos estos años. ¿Por qué habría de tener algún tipo de preferencia por él? Antes JungKook era manipulado por su obsesión y quizá no hubo ningún sentimiento genuino de por medio. JiMin pensaba que sólo había sido un capricho para él, mismo que despareció cuando estuvo en terapia. Tal vez nunca le quiso tanto como le aseguró cuando lo perseguía. Incluso recordaba vívida y ahora dolorosamente su confesión sobre que él era el amor de su vida. Salió de su boca mientras lo penetraba de una y mil formas con la mirada. En ese momento sintió pánico, pero ahora deseaba poder volver a escucharlo para sentirse seguro.
Subió al primer taxi que encontró sintiéndose completamente decepcionado de su primer encuentro con JungKook. Pero la realidad es que tenía una expectativa muy alta, pensaba que después de la catástrofe se mostraría muy cercano a él. Sí, JiMin se hizo muchas películas en su cabeza de cómo sería cuando se reencontrara con él y en ninguna se imaginó que lo trataría tan frío y arraigado. Antes cuando se perdieron en sus miradas, sintió una conexión entre ellos, pero de la nada cualquier pizca de magia desapareció. Bastó con romper el contacto visual para que lo tratara como si fuera cualquier persona.
No pensó en otra cosa durante todo el camino, lo único que le ayudaba a distraerse era contestar los mensajes de TaeHyung que lo esperaba muy feliz en el departamento. Aun así su mente no paraba de cuestionarse lo mismo. ¿Será que ahora JiMin estaba más enamorado de JungKook? Dentro de él no podía aceptar que ese sería el caso, no cuando era un poco orgulloso y evitaba dejarse llevar por ese tipo de emociones. Comparó lo que alguna vez sintió por TaeMin y se dio cuenta de que había una gran diferencia. Sabía que no era una buena idea porque terminó más confundido de lo que ya estaba. Lo único que quería era convencerse de que no sentía tal cosa por JungKook o mínimo que podía controlarlo, pero no llegaba a nada concreto, nada que le ayudara a relajarse y a calmar las ansias de querer estar cerca de él.
Tenía todo en revoltijo de pensamientos e interminables preguntas en su interior y estar parado frente a su agencia le hacía sentir que nunca pasó el tiempo, no parecía que se había ido a Estados Unidos por casi un año. Creía que se sentiría extraño al volver, pero la realidad era que su alma jamás salió de su país, se quedó ahí y la razón no era el calor de su hogar, eso lo sabía perfectamente.
Se dejó envolver por los pasillos y con todas esas imágenes de grupos que en su momento fueron muy exitosos. Se mantuvo distraído en los sueños que siempre persiguió y las razones por las cuales estaba ahí; era el resultado de todo su esfuerzo y el sacrificio del pasado. Tomó las decisiones correctas y desplazó a las personas que no merecían estar con él. Antes de llegar a la oficina donde SiHyuk lo esperaba, se detuvo en la sala de prácticas sin poder evitar sonreír por el recuerdo de aquel día cuando pensaba que todo se había terminado en su carrera y se hizo una promesa; continuar como hasta ahora y no permitir que nada ni nadie influyera en sus deseos, sueños y metas. Podría sonar algo egoísta de su parte, pero no había nada más que él quisiera. Hasta ese momento había tomado cada una de sus decisiones sin ningún sentimiento de por medio.
Al llegar a la oficina se encontró con YoonGi recargado en la pared con los pensamientos completamente perdidos en la nada, se notaba el cansancio en su mirada y es que le viaje no había sido nada fácil para ninguno de los dos. Se acercó a él palmeando su hombro con sutileza para atraer su atención. Aquel gesto hizo brincar en su lugar al contrario. Intentó relajar su expresión, pero no pudo lograrlo.
—¿Estás bien? —inquirió JiMin.
—Agotado—suspiró—Es sólo que...causalmente hoy me pregunto si estoy haciendo lo correcto.
—¿Por qué piensas eso?
—Bueno...—nuevamente suspiró y bajó la mirada con timidez—mi padre no está muy contento con todo esto. Piensa que es una pérdida de tiempo—hizo una pausa para secar una lágrima que rodaba por su mejilla—¿Sabes cuántos grupos debutan al año y cuántos de esos logran triunfar? —JiMin negó con la cabeza, no entendía por qué hablaba de eso—Yo tampoco sabía—sonrió sin gracia—hasta que mi padre decidió investigar creyendo que con eso podría persuadirme.
YoonGi tenía pinta de ser un hombre muy frío y reservado con sus sentimientos, y no era mentira. No era alguien que contara sus problemas tan deliberadamente y mucho menos a cualquiera. Pero en ese momento necesitaba sacar esa inseguridad que lo estaba haciendo dudar. Cuando llegó a casa, su madre lo recibió con un abrazo cálido y lleno de amor, le expresó muchas veces lo tan orgullosa que estaba de él. No esperaba que su padre estuviera en casa y se llevó una gran sorpresa cuando lo vio salir del cuarto de huéspedes. Ellos se habían divorciado hacía un tiempo por la diferencia de pensamientos, empezando por el hecho de que su madre lo apoyaba incondicionalmente en sus decisiones, sin embargo, su padre no pensaba de la misma forma. Había sido una suerte que SiHyuk lo encontrara y le ofreciera esa oportunidad que tanto había esperado, pero eso no quitaba el hecho de que necesitara dinero para mantenerse y cuidar de su madre. Después del divorcio, su padre prácticamente dejó de hablarle, sólo se dirigía con su ex esposa. Pero a pesar de todo, aún se sentía con el derecho de persuadirlo para que dejara el sueño de ser un cantante y productor reconocido, porque desde su punto de vista, jamás iba a lograrlo.
—¿Y te convenció? —JiMin lo miró con seriedad a sabiendas de que respondería lo correcto.
—No—YoonGi relajó su expresión y secó las lágrimas en su rostro—Aunque... a veces quisiera tener un poco de su apoyo.
—Supongo que antes no lo necesitaste. ¿Por qué sería diferente ahora? —colocó una mano en el hombro del contrario—Tú eres el dueño de tu vida.
Sin duda, YoonGi jamás se hubiera abierto de esa manera con alguien en el pasado, pero haber convivido con JiMin en un diminuto cuarto en Nueva York había cambiado ciertas cosas en él. Empezando por la confianza y el cariño que ahora le tenía. Sin darse cuenta, entre ellos había surgido algo más que una amistad; era una hermandad y eso era un lazo muy fuerte que no se rompería tan fácilmente. Ahora lo tenía a él y a su madre. Ya no tendría por qué sentirse solo.
—Lo sé—sonrió genuinamente.
—¡Pero si ahí están mis chicos de oro! —SiHyuk llegó de la nada con una enorme sonrisa y un brillo en los ojos que ellos nunca habían visto—¿Están listos para ser famosos y ricos? Por qué yo sí—guiñó un ojo y entró a su oficina.
Detrás de él venían los otros tres miembros quienes hicieron reverencias, excepto uno que mantenía una expresión de desagrado, parecía que no estaba feliz por el regreso de los protegidos y decidió entrar a la oficina ahorrándose las cordialidades. Había sido un día largo para MinGyu quien al enterarse de la gran noticia se hundió en su enfado, desquitándose con quienes encontrara frente a él. Incluso había discutido con Félix y EunWoo en la sala de baile sólo porque creyó que ellos estaban haciendo mal los pasos, cuando la realidad era otra. Se mantuvo tenso toda la tarde y es que la llegada de JiMin no era lo único que lo tenía así. También se trataba de JungKook y el hecho de que le había ignorado las últimas veces que se encontraron. Aún no le cabía en la cabeza que hubiera alguien que no cayera completamente rendido a sus encantos. Nadie se resistía a él, se acostumbró a que siempre había sido así. Y no poder tener a JungKook provocaba que sus sentidos no funcionaran bien y pensara de más. Aunque ahora tenía algo más por lo de que preocuparse, no lograba sacarlo de su pensamiento.
—Sé que les fue bastante bien—inició SiHyuk mientras revisaba unos papeles—Todo este tiempo mandaron buenas observaciones de ustedes. Sobre todo de ti, JiMin. Te mandé con un único propósito y lo cumpliste. Te felicito—sonrió fugazmente—Ahora voy a continuar con algo importante—se levantó de su asiento para acercarse más a los chicos—Voy a darles el nombre del grupo y anunciaré al líder.
EunWoo no pudo evitar sonreír a causa de que sabía perfectamente quien sería el elegido. Miró a hurtadillas a MinGyu que sostenía una sonrisa de victoria y negó con la cabeza esbozando una sonrisa más amplia y burlona. El menor lo notó enseguida fulminándolo con la mirada y le hizo una seña sutil con el dedo de en medio. En su mente creía que tanto Félix como EunWoo le tenían envidia y por esa razón le molestaban. Pero él se sentía seguro de escuchar su nombre en ese preciso momento.
—El grupo se llamará Five Guns y no hacen falta explicaciones ¿no? —sonrió y se cruzó de brazos—En cuanto al líder, espero que nadie se oponga, porque al ser prácticamente el primero en entrar a esta banda, es lo que se merece... Min YoonGi, sé que sabrás dirigir a tu grupo con sabiduría.
El chico no podía creer lo que oía, quedándose completamente paralizado en su lugar sin poder quitar esa expresión de shock en su rostro, mientras que JiMin despeinaba su cabello con evidente felicidad por él. No era algo que deseara tener porque no sabría cómo lidiar con esa responsabilidad, además, sabía que YoonGi poseía esas capacidades y era el único apto para ese título. Era muy evidente que SiHyuk tomaría esa decisión, misma que MinGyu no se esperaba y miraba con furia a EunWoo quien se burlaba en silencio desde su lugar, al igual que Félix. Tal parecía que todos sabían, menos él y eso le hizo rabiar más. Quiso objetar, pero sabía que aún faltaba por anunciar el otro puesto importante.
—En cuanto al vocalista y bailarín principal...
MinGyu sintió sus manos sudar por la ansiedad de escuchar su nombre. Estaba seguro de que sería él y se lo restregaría en la cara al resto de los miembros.
—Park JiMin.
Todos miraron al chico que tenía una expresión confundida y se auto señalaba con su dedo creyendo que había escuchado mal, sin embargo, SiHyuk asintió y se devolvió a su lugar en completo silencio.
—Tienen el fin de semana libre. A partir del lunes serán míos.
JiMin salió con la misma expresión en su rostro. Nunca se creyó más importante que los demás como para merecer algo así. Aunque siempre obtenía los protagónicos, se mantenía en las sombras a causa de sus inseguridades. Pero ahora era diferente, sabía que no debía cuestionar esa decisión porque realmente se había esforzado para llegar a hasta ese momento. Después de todo, era lo que siempre quiso.
—Hola
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por uno de los miembros.
—Soy Félix—sonrió genuinamente—Es un placer poder conocerte al fin.
—Yo soy EunWoo—se unió enseguida—Te he visto bailar y de verdad lo haces increíble—había esperado mucho tiempo para decirle eso.
—G-gracias—titubeó y sus mejillas de sonrojaron—Él es YoonGi—lo tomó de un brazo para atraerlo en vista de que quería escapar, pues pensaba que los chicos estarían molestos por la decisión de SiHyuk—y yo soy JiMin.
—Oh, los conocemos—sonrió Félix—pero ustedes a nosotros no así que...—rascó su nunca con nerviosismo.
Desde un rincón, MinGyu los observaba con desagrado. Sabía que la llegada de JiMin traería complicaciones con sus planes. No quiso creerles a los chicos cuando decían que el puesto de líder ya estaba ocupado, al igual que el de bailarín y vocalista principal. Sentía mucho enojo en su interior sin poder pensar en otra cosa más que en desplazar a JiMin de su pesto, pero eso sólo podría lograrlo practicando el doble. El problema es que tampoco le importaba jugar sucio si era necesario y en vista de que él tenía la completa atención de todos, no tendría más opción que recurrir a esos métodos. Caminó hacia la salida, no sin antes pasar cerca de ellos para dedicarles una mirada despectiva, mientras tanto JiMin sintió su presencia e intentó ser amable.
—Hola—le sonrió desde su lugar.
Sin embargo, MinGyu le miró con un profundo rencor dejando muy confundido al rubio y se retiró sin responder. Todos notaron esa tensión que se originó de la nada, incluso YoonGi quiso ejecutar su papel de líder y exigirle una explicación por su falta de educación, pero lo que más le molestó fue que mirara de ese modo a JiMin cuando ni siquiera lo conocía. Decidió dejarlo pasar, pero sin duda, no toleraría que se metiera con su amigo sólo porque sí.
—Es MinGyu—informó EunWoo.
—Deberías tener cuidado con él, JiMin—Félix se acercó a él—No eres de su agrado.
El rubio no entendía por qué razón no le agradaría a un chico que ni siquiera conocía, aunque era bastante evidente. Sin embargo, había muchas cosas que se perdió durante ese tiempo, así como ninguno de los dos sabía que su rivalidad podría llegar más allá del baile o por el poderío del grupo. Ambos tenían a una persona en común, una por la cual estaban deseosos de su atención, una que posiblemente los haría llegar al límite. Un castaño que los tenía con el alma pendiendo de un hilo; JungKook representaba más en sus vidas, ya que a JiMin no le importaba pelear con alguien en la sala de baile, pero MinGyu ambicionaba ser el mejor en todo.
"¿Por qué debo tener cuidado de él?"
Quisiera darles un discurso más largo como siempre acostumbro, pero estoy muriendo de sueño.
Me despido, no sin antes agradecerles el apoyo y el amor.
Que tengan buen fin de semana :)
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