La vida se va, en ocasiones, poco a poco o muy rápido. El tiempo es tan impasible que no se detiene ni te permite palparlo como el viento cuando sopla. Es tan insensible que le resta importancia a tus sentimientos. Pero no es culpa del tiempo que en ocasiones no aprovechamos de éste como deberíamos. El cumple su trabajo y todos dependemos de ello, nosotros debemos aprovecharlo para algo que nos beneficie, al final hay momentos que jamás van a volver, o quizá sí, pero ¿cuánto tiempo pasaría exactamente? El aquí y el ahora sucede y hay que tomarlo...
...tal como JiMin hacía encerrado tantas horas en la sala de práctica. Aunque cantar era vital para su carrera, siempre sería más importante para él ser el mejor bailarín. Al principio creía que quizá ese año se iría demasiado lento, pero en un abrir y cerrar de ojos un mes entero lo consumió y estaba seguro de que no era el mismo de antes, al menos no de cuando salió de Corea del Sur. Había platicado con Irene anteriormente sobre la salud de JungKook, siendo lo último que supo de ambos antes de que no volviera a contestar sus mensajes. Se limitó a no molestarla, pero había algo que surgía en él que era completamente involuntario, algo que nunca sintió ni siquiera por TaeMin. Era algo muy simple y quizá patético, dependiendo del punto de vista de cada persona; sentía celos. ¿De qué? Pues de Irene. En cuanto vio que fue ignorado rotundamente pensó que probablemente ella ya no quiso informarle sobre JungKook, y siendo muy exagerado, que habían regresado. Quizá desde que desapareció ambos entendieron que su lugar era estando el uno con el otro. Lo más seguro era que durante este tiempo habían compartido más y eso los habría hecho cambiar de opinión. Todo eso pasaba por su cabeza y no entendía por qué. Estaba de mal humor la mayor parte del tiempo y por eso mantenía su mente ocupada practicando para no pensar, aunque a veces era inevitable.
Ciertamente, nada de lo que imaginaba JiMin era verdad. Si Irene no atendió los mensajes era porque estaba demasiado ocupada viviendo una pequeña historia de amor con NamJoon; no formalizaron nada el día que se volvieron a encontrar. Primero porque no les dio tiempo y, segundo, pensaron que era mejor vivir y disfrutar el momento hasta saber qué pasaría con ellos más adelante. Además, Irene había tenido más trabajo del normal y ayudaba a HoSeok con la búsqueda de los nuevos artistas que necesitaba JungKook para su exposición. Había puesto todo su empeño en las sesiones y quizá pintó más cuadros que nunca en su vida, pero todo funcionaba mejor de lo que esperaba. Incluso su doctor estaba sorprendido por el avance que mostraba todos los días. Tenía mejor aspecto y aquellos ataques nocturnos se redujeron considerablemente. Todo iba bien, pero una tarde donde se relajaba acostado en su cama, tuvo una visita inesperada.
—¿TaeHyung? —el castaño inquirió sorprendido mientras resacaba su barbilla—No conozco a nadie con ese nombre.
—Asegura que lo conoce a usted—respondió la enfermera—si no quiere verlo puedo decirle que se vaya...
—¡No! —la curiosidad había despertado en demasía, quería saber quién lo visitaba a parte de su familia—Bajaré en un instante.
Tae tenía muchas dudas con respecto a JungKook y por qué JiMin lo había defendido tanto poniéndole excusas a sus ataques impulsivos. Pero se había mantenido ocupado haciendo más de lo mismo, e incluso tomando clases de canto por órdenes de SeokJin que, según él, era el momento perfecto para comenzar con esa parte de su carrera.
Estaba sentado en el jardín observando el lugar que no tenía el aspecto de un centro de rehabilitación, más bien parecía una mansión. Quiso avisarle a JiMin que estaría ahí, sin embargo, consideró que no se lo tomaría bien y lo habría obligado a no entrometerse en ese asunto. Pero tenía la necesidad de poder tener una plática tranquila con el castaño. Le estaba dando una oportunidad tal y como su amigo se lo pidió.
—Hola—TaeHyung se levantó para hacer una reverencia.
—¿Qué tal? —JungKook correspondió.
Ambos se estudiaron completamente; uno juzgaba la apariencia y comportamiento, mientras que el otro había recordado en donde lo había visto, incluso su mente se encargó de recordarle que aquel sujeto era la posible pareja de JiMin que Irene y LeeMin habían mencionado alguna vez. Fue inevitable no sentirse avergonzado y decaído al ver que no tendría oportunidad con el rubio, no ante un hombre tan atractivo y varonil como lo era el pelinegro. Y la presencia de aquel chico sólo podría significar una cosa.
—Soy un mal educado, disculpa—sonrió el visitante con mucho encanto—soy Kim TaeHyung, es un placer poder conocerte al fin en un escenario menos catastrófico—sonrió divertido.
—El gusto es mío—sonrió intentando ocultar su inseguridad—Soy Jeon JungKook y...—bajó la vista—lamento enserio lo de ese día.
—Descuida—Tae se mostraba demasiado relajado—me da gusto ver que estás mejor, de lo contrario—el pelinegro simuló con su mano un cuchillo que cortaba su cuello.
—Sí, me siento bien—el castaño rio nervioso, era natural que el novio de JiMin haría cualquier cosa con tal de protegerlo—y puedo saber ¿a qué debo tu visita?
—Bueno—se acomodó en su lugar—quería conocerte, cerciorarme si ya no eras un lunático y saber sobre ti—sonrió genuinamente.
—Entiendo, pero—hizo un gesto dubitativo—¿por qué querrías tú conocerme?
—Simple—colocó su barbilla en sus manos—quiero suponer que no eres la persona que conocí aquel día. Mi amigo me aseguró muchas veces que eres un buen tipo y me pidió que te diera una oportunidad.
—¿Cuál amigo? —inquirió JungKook un poco desconcertado.
—Pues JiMin, ¿quién más? —Tae entrecerró los ojos.
"¿Amigo? ¿Es su amigo?"
Si el castaño dijera que no le importaba lo que acababa de escuchar, mentiría, eso es definitivo. Había vivido durante este tiempo con el entendimiento de que JiMin tenía pareja, aunque no era nada que le pudieron confirmar con certeza, pero la duda y la inquietud estaban ahí. Incluso planeaba limitarse en acercarse al rubio sin tampoco preguntar por eso. Ahora que estaba más lúcido, entendía que era su deber respetar su espacio, era lo menos que podía hacer en compensación por haberle provocado tanto sufrimiento. Pero con esta noticia que le llenaba de alegría el corazón, provocó que se planteara un nuevo objetivo, porque sí, durante este tiempo encerrado y completamente desconectado del mundo, pudo confirmar sus verdaderos sentimientos por JiMin. Aunque ahora todo sería diferente para ambos; no habría persecuciones ni nada por el estilo, se haría con el consentimiento de su pequeño.
—¡Ah! Ya veo—el castaño no pudo evitar mostrarse feliz ante aquello—Creí que eras su novio—lanzó para que el contrario reafirmara lo dicho.
—¿Qué? —TaeHyung soltó una carcajada—No, nada de eso. JiMin es como un hermano para mí. Hemos estado juntos durante mucho tiempo, naturalmente, uno de mis instintos es protegerlo de cualquier peligro.
—Entiendo completamente—JungKook respiró aliviado—fue inevitable para mí no pensar en eso. Como tú comprenderás, estaba pasando por un momento muy inapropiado y el estado en el que me encontraba me llevó a pensar eso. Disculpa—hizo una reverencia.
—Claro, supongo que fueron celos, aunque unos muy amenazantes. En fin—hizo una pausa para cambiar de tema—quiero saber más de ti. Cuéntame, por favor. ¿A qué te dedicas?
—Pues—aclaró su garganta—soy pintor. Tengo una galería de arte aquí en Seúl. ¿Y tú?
—Soy modelo.
Momentáneamente, intercambiaron información sobre ambos y su vida personal. Les resultó interesante ver que tenían gustos similares en cuanto a música y otros temas. TaeHyung había caído en la cuenta de que JiMin tenía razón sobre JungKook; viéndolo en ese instante no era un tipo malo que fuera capaz de hacer daño a alguien, al menos no como antes, parecía que era completamente consciente y su salud mental estaba mejorando. En cuanto al castaño, sintió cierta calidez por entrar un poco al mundo de JiMin a través de su mejor amigo quien le contaba anécdotas que vivió con él en la secundaria y universidad. Intentó imaginarlo de todas las formas posibles en los escenarios que el pelinegro planteaba sobre sus vivencias. Era como sí, su adolescente del pasado, estuviera llenando el vacío de aquel entonces por no saber nada de él. La felicidad que lo embargó fue completamente involuntaria. Estaba contento. El tiempo fue su mejor aliado cuando creyó lo contrario.
—Me da gusto saber que JiMin estuvo mejor cuando se alejó de mí—sonrió el castaño con un poco de melancolía.
—Bueno, supongo que hubo momentos donde se acordaba de ti—comentó para hacer sentir mejor al chico—bueno—aclaró su garganta—también quiero saber cuáles son tus sentimientos por JiMin, ¿realmente estás enamorado de él?
—Sí—respondió JungKook sin tener más que pensar sobre su respuesta—al principio creí que todo se trataba de mi obsesión, pero... estos días me di cuenta que no deja de ser mi musa para poder pintar. Su rostro es hermoso y lo he plasmado de tantas maneras que ya no puedo contarlas—hizo una pausa para acomodarse en su lugar—Durante este tiempo lo he extrañado mucho. Anhelo poder compartir momentos con él, aunque claro, con su consentimiento. Te prometo que no tengo otras intenciones. No pienso obligarlo a nada. Quiero que esté bien y sea feliz. Quiero verlo con esa sonrisa que me ha quitado el sueño durante tanto tiempo. El sólo pensar en su rostro me hace sentir muy feliz—sonreía involuntariamente con la mirada perdida en el cielo.
Para TaeHyung era muy importante saber eso para que cuando su amigo regresara tuviera la certeza de que estaría a salvo. Le daba gusto ver que JungKook era muy diferente a TaeMin. No había duda de que podría hacer feliz a su mejor amigo, se notaba por la mirada que puso en cuanto comenzó a hablar de él. Ya no quedaba rastro de aquel obsesivo ser que enfrentó ese día. JiMin tuvo confianza y siempre aseguró conocerlo. Sabía perfectamente que todo se solucionaría en su ausencia.
—Creo que no pudiste responder mejor—TaeHyung sonrió con picardía—estoy seguro de que cuando JiMin vuelva estará muy contento de ver que estás mejor, y quién sabe, quizá...—levantó las cejas repetidas veces con la misma sonrisa, sinónimo de que insinuaba algo completamente obvio que al castaño le gustaría.
—Ojalá tengas razón—correspondió divertido.
Rieron un poco sin notar que entre los dos estaba surgiendo lo que sería una linda amistad. Aunque no se lo hubieran imaginado, ahí estaban, bromeando como si se conocieran de toda la vida. TaeHyung ya estaba en suma confianza con JungKook, asegurándole que pondría su granito de arena para ayudarlo con su mejor amigo. Estaban teniendo un agradable momento cuando fueron interrumpidos de forma inesperada.
—No podía creer cuando dijeron que tenías visita de un amigo—dijo Irene mientras se acercaba a ellos.
—¿Cómo haces amigos si estás encerrado? —sonrió burlón LeeMin.
El pelinegro recordó enseguida al hermano mayor de JungKook de cuando lo visitó en el departamento de JiMin, con la diferencia de que no la había visto en ese momento como lo veía ahora; alto, ligeramente musculoso, con un rostro muy varonil y completamente irresistible. Era muy parecido a JungKook sólo que con un toque más maduro. No pudo evitar hiperventilar al verlo así, con traje y caminando como si fuera uno de los hombres de negro. Se sintió un poco descolocado cuando se presentó ante él, nunca antes había sentido tantos nervios por alguien o hasta un poco de alegría.
—Entonces eres amigo de JiMin ¿cómo está él? —preguntó Irene con una sonrisa amable.
—Le está yendo bien—a ratos miraba a hurtadillas LeeMin—ha mejorado mucho en este tiempo. Si todo continua así, tal vez vuelva antes de lo esperado.
—Eso debe poner muy feliz a JungKook—sonrió el mayor con picardía, algo que no pasó desapercibido para TaeHyung a quien lo invadieron las mariposas en su estómago—¿no estás feliz, hermano?
Jeon se mantenía encogido en su lugar con las mejillas sonrojadas por las burlas de quienes estaban ahí. Para ese momento todo estaba libre de tensión y se podría decir que las cosas habían vuelto a la normalidad. Pero el castaño todavía tenía que estar un tiempo en el centro de rehabilitación, era cuestión de pulir unos cuantos detalles, aunque una vez fuera debía seguir con las terapias. Al menos eso le explicó su doctor.
Pasaron un rato más juntos platicando los tres antes de que TaeHyung tuviera que irse para seguir atendiendo sus asuntos. Al despedirse de LeeMin estrechando su mano no pudo evitar sentir una corriente eléctrica en todo su cuerpo. Se había ido con su mente completamente acaparada por el mayor y no entendía por qué no notó desde la primera vez que lo vio que era demasiado guapo, y para sus ojos más que JungKook. Definitivamente LeeMin le había gustado mucho a TaeHyung. Aunque el mayor de los Jeon no había dejado de lado sus sentimientos por Irene. Planeaba poder decírselo en algún momento en cuanto JungKook estuviera listo para hacer su vida normal. Se mantenía ignorante de lo que pasaba con la castaña y NamJoon, pese a que había estado pegado a él en las últimas semanas. Habían tenido mucho trabajo dentro de la empresa con su entrada al mercado chino. Quiso disimular su disgusto con su jefe respecto a lo que vio aquella vez fuera del edificio y pese a que era casi imposible, tenía que hacerlo. Aunque a veces no podía evitar pensar que, las varias veces que NamJoon se iba temprano, era porque se encontraba con Irene. Y no estaba equivocado, sólo que no lo había confirmado porque tenía miedo de hacerlo.
Las calles húmedas de Nueva York a veces tenían un toque muy similar a las de Seúl en tiempos de lluvia, algo que hacía sentir un poco nostálgico a JiMin por estar tan lejos de su país y de su familia. Había querido llamar a TaeHyung varias veces, pero ambos estaban tan ocupados que sólo podían atenderse por mensajes. Mientras caminaba rumbo al departamento compartido con YoonGi, reflexionaba un poco sobre lo que había hecho. Apenas era el primer mes y cuestionó más de una vez lo que estaba haciendo, más que nada por las críticas rudas que recibió de su profesor de canto. No le agradaba tener ese sentimiento de insuficiencia dentro de él y mucho menos cuando no estaba su mejor amigo para abrazarlo. Eso, combinado con extrañar de más a JungKook, no le permitían establecerse correctamente dentro de sus propósitos. Varias veces se preguntó si estaría bien llamar a Irene para saber sobre el castaño o si podía hablar con él directamente, sin embargo, estaba consciente de que era algo muy descabellado.
Cuando llegó, YoonGi tenía la cena lista para disfrutar. Logró encontrar una tienda coreana en una de sus muchas salidas cuando JiMin pasaba tiempo practicando. Con el dinero que les mandaba la agencia fue más que suficiente para abastecerse de muchos productos y demás golosinas. Aunque al principio el rubio se quejó por la comida chatarra en vista de que él quería comer más saludable, pero al final terminó accediendo gustoso. Además, tantas horas de baile y tardes corriendo en Central Park eran suficientes para quemar las colorías de más que pudiera tener encima.
—No puedo creer que los hayas conseguido—decía JiMin al tiempo que llenaba su bol de comida.
—Los noodles más picantes del mundo, no fue tan difícil—sonrió el mayor—además, repetiste tantas veces que los querías que me vi con la obligación de conseguirlos.
Un sentimiento de calidez invadió a JiMin después de escuchar eso. Para alguien como él que, le gustaba atender a quienes quería de verdad, recibir atención por parte de su compañero de cuarto era algo muy significativo. Mientras comían conversaban sobre las cosas que aprendieron en sus clases de esa última semana. El rubio no pudo evitar expresar cómo se sentía al respecto. YoonGi no iba a dejar que el chico desconfiara de sí mismo. A veces no entendía por qué, para sus ojos era muy talentoso. Incluso los demás aprendices se sentían amenazados por él. Muchos daban por hecho que sería el primero en ocupar un lugar en el grupo. Y tenían razón. El chico se sentía feliz de que fuera JiMin quien lo acompañase en ese momento. Estaba seguro de que la estadía no hubiera sido igual si en su lugar hubieran mandado a otra persona. Y para hacerlo sentir mejor, le expresó ese sentimiento y su agradecimiento porque, inconscientemente, aprendió muchas cosas de él cuando ensayaban en la sala de prácticas de la agencia.
—Nunca imaginé que servía de algo para ti. Me alegra saber que he sido útil—expresaba JiMin con las mejillas sonrojadas.
—¿Lo ves? Dudas mucho de ti y de tus capacidades. Eres realmente brillante—decía el mayor mientras lo señalaba con el tenedor—si no fuera así, tú no estarías aquí conmigo, eso tenlo por seguro.
A veces el pequeño rubio se pasaba de inseguro y se juzgaba con rudeza a sí mismo. Muchas ocasiones no se dio la oportunidad de valorarse más que a los de más y eso afectaba mucho a la poca confianza que tenía. En momentos así donde todo se sentía pesado, escuchar palabras como esas y saber que fue de ayuda para alguien, aumentaba los ánimos de seguir. YoonGi tenía razón; se ganó un lugar y se esforzó mucho para que fuera así. Con la de problemas que tenía encima en ese momento y aun así logró obtener un lugar dentro del grupo sin más exámenes que pasar, sólo debía concentrarse en mejorar como todos los días había hecho desde que comenzó a dedicarse al baile. También estaba feliz de estar ahí con YoonGi y no con otra persona.
Antes de dormir recibió la llamada que tanto estaba esperando y por la cual no había podido dormir del todo. Extrañaba mucho a TaeHyung, y poder escuchar su voz al otro lado de la línea después de tanto tiempo, le reconfortaba por sobre manera. El pelinegro le habló con mucho entusiasmo sobre sus nuevos proyectos, fue algo que pospuso al querer dedicarse de lleno al modelaje, pero le hacía feliz saber que su mejor amigo por fin había dado otro paso muy importante para él.
—No estoy tan oxidado como creí. Aún puedo hacerlo bien—hablaba con suma felicidad—aunque debo prepararme medio año para esto. Pero eso significa que pasaré más tiempo en Seúl, así que estaré aquí para cuando llegues.
—Me encanta saber que estás acumulando más logros en tu lista—expresaba JiMin con una sonrisa genuina en su rostro.
—Gracias, amigo—respondió—pero ya no hablemos de mí. Cuéntame ¿cómo estuvo tu día?
—No ha sido fácil—dejó salir un suspiro pesado—pero lo voy lograr, sólo debo practicar más.
—No te exijas tanto. Tú ya eres bueno.
—Pero debo ser el mejor.
—Ya lo sé, pero no quiero que enfermes, JiMinie—expresó el pelinegro con preocupación—para ser el mejor también debes cuidar tu salud.
JiMin sabía que su mejor amigo tenía mucha razón. Incluso YoonGi le había hecho varias observaciones sobre exigirse más de lo que debería. Aunque admiraba esa entereza del rubio por ser tan disciplinado, también le preocupaba que fuera contraproducente. Pero JiMin nunca hacía caso y menos ahora que estaba en una etapa decisiva donde debía ser el mejor sí o sí.
—No te preocupes—intentó calmar al pelinegro—intentaré dormir mis ocho horas—respondió con tono burlón.
—Espero—suspiró TaeHyung—Por cierto—se removió en el sofá par estar más cómodo—quería informarte que visité a JungKook en el centro de rehabilitación y antes de que digas algo—se adelantó a la crítica del rubio—me voy a justificar diciendo que lo hice porque tú me dijiste que le diera una oportunidad.
—¡Pero no así! —se quejó JiMin—¿Y qué hablaron? —enseguida dejó escapar a su curiosidad.
—Pensó que éramos novios, ¿puedes creerlo? —se rio provocando que en el rostro del rubio se dibujara una sonrisa—Obviamente le aclaré la situación. La verdad es que me cayó muy bien. Tiene un aura muy agradable.
—¿Y cómo lo viste? ¿Está mejor? ¿Te habló de mí? —fue inevitable no querer preguntar tanto en un solo momento. Estos días no había dejado de pensar en JungKook y en cómo la estaría pasando y si quizá se acordaba de él entre sus delirios.
—¿Acaso te importa? —TaeHyung inquirió con picardía.
—B-bueno...y-yo...
—Tranquilo—rio estrepitosamente ocasionando que JiMin despegara el celular de su oído—está mejor, más tranquilo, más relajado y... sí... me habló de ti. Me confesó que...en verdad le gustas.
Escuchar eso fue un canto de victoria en la mente del rubio. Era importante para él saber si, fuera de su obsesión, JungKook seguiría gustando de él. Y cualquier rastro de celos que pudo haber tenido en esas semanas se disipó y fue remplazado por otro sentimiento, uno que juraba nunca sintió por TaeMin. Debía admitir que también tenía muchas emociones dentro de él que el castaño le provocaba. Desde que lo vio en la secundaria, hasta que se lo encontró en la galería y, por último, cuando cruzaron miradas aquella vez en sinónimo de despedida. El que JungKook todavía lo tuviera presente le llenaba de alegría que era incontenible. Ahora quería que se pasara rápido el resto del año para poder verlo.
—Por cierto—retomó TaeHyung la conversación—¿por qué no me habías dicho que tenía un hermano taaaan guapo? —sus mejillas se sonrojaron involuntariamente al tan sólo recordar la imagen de LeeMin mientras sonreía tan grácilmente. Lo tenía completamente cautivado.
—¿Cómo? ¿Te gustó su hermano? —el rubio se burló de él al pensar en qué cara tenía.
—Definitivamente—respondió con seguridad—es precioso, muy parecido a JungKook, pero obviamente más guapo—parecía que TaeHyung derramaba saliva por la comisura de su labio sin estar al tanto de ello.
—¿Qué cosas dices? —JiMin se mostró indignado. Aunque no pudiera expresarlo abiertamente aún, para él, Jeon JungKook era el ser más atractivo y tremendamente sexy del universo—No puedo creer esto, por favor, no me digas que te lanzaste a sus abrazos.
—Obviamente que lo pensé, pero no pude—se burló—pero sí quiero que esos brazos me estrujen.
Aquello provocó una fuerte carcajada en el contrario, primero, porque TaeHyung era de los que coqueteaba descaradamente y, segundo, porque no contenía sus deseos lascivos, mucho menos con él que era su mejor amigo. Le sorprendía saber que no reaccionó de la misma manera que con otras personas que hubiera conocido, pero no podía negar que temía a que volviera a salir lastimado. Aunque LeeMin se comportó amable, caballeroso y educado con él cuando lo buscó en su casa, no significaba que realmente fuera una buena persona, sin embargo, no quería juzgarlo y mucho menos cuando su amigo se mostraba muy entusiasmado con él por el tono de voz que empleaba. Esperaba que esta vez todo saliera mejor para TaeHyung.
—Sólo no hagas lo de las veces anteriores. Sé más cauteloso—aconsejó JiMin—no quiero que sufras. Deberías asegurarte de que no sepa quién eres.
—Creo que no lo sabe—hizo un gesto pensativo—ni siquiera me miraba, y si me conociera, lo más probable es que lo hubiera mencionado.
—¿Ya ves? No te ilusiones tan rápido...
—Tranquilo—se rio—pero ten por seguro que me mirará y no podrá sacarme de su mente. Yo soy alguien inolvidable—respondió con su ego desbordando en cada palabra que salió de su boca.
Eso tenían en común Kim TaeHyung y Park JiMin; que eran inolvidables. Aunque los amantes del pelinegro hubieran jugado con él anteriormente, eso no significaba que no pensaran en todas las noches de pasión o el buen trato que les daba. Incluso no podían negar que lo extrañaban, pero obviamente ya no dejaría que nadie de ellos se le acercaran ni por equivocación, no después de haber visto en él fama y dinero. Estaba seguro de que LeeMin no tenía ni la más mínima idea de a quién tuvo enfrente y eso significaba que tenía la mente ocupada en otros asuntos, algo que le agradaba mucho al pelinegro. No podía esperar a verlo otra vez, aunque haría caso a las palabras de su amigo; iría despacio y con cautela, lo acecharía como un depredador a su presa, pero algo era seguro; nadie escapaba intacto de sus manos.
¡¡¡Sorpresa!!! ¿Pensaban que dejaría a Leemin solo? ¡¡Pues no mi cielas!!
Bueno, como se podrán dar cuenta, ambos están avanzando en cuanto a sus sentimientos. Para este momento, Jungkook puede tenerlos más claros, en cuanto a Jimin, aún tiene inseguridades dentro de él y si... sé que es molesto jajajajaja. Incluso yo que voy escribiendo la historia me desespera. Ya quiero llegar a las mejores partes de esto, pero aún agregaré unos detalles, mejor dicho, lo estoy pensando.
Pues nada, sólo espero que les haya gustado. Y también espero que le puedan dar una oportunidad a CUARENTENA. Es una historia completamente diferente a esta, en cuanto a desarrollo y otros temas. Les prometo que no se van a arrepentir. Mañana subo capítulo de esa, por cierto.
Les deseo un buen fin de semana, gracias por el apoyo que le dan a esta causa.
No olviden dar stream a "Sexy Nukim"
También debemos apoyar a nuestro líder 🥺💜
¡¡Los tkm!!
❤❤❤❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro