Capítulo 5: "Una noticia inesperada"
Dos jovencitas se encontraban mirando atentamente una delgada tira que se encontraba sobre una mesita de noche dentro de una modesta habitación.
Dos banditas rojas decía la rubia, comparando el resultado con una pequeña cajita que tenía en su mano.
¿Qué salió?, preguntaba preocupada la pelinegra, mientras la rubia miraba a su amiga con una expresión de ternura en su rostro.
Amiga según esta prueba "estas embarazada", vas a tener un bebé, dijo la rubia con una ligera sonrisa en su rostro, pero a la vez se encontraba preocupada por las consecuencias que ese pequeño ser podría causar en la vida de su amiga.
¿Embarazada?, pronunció la jovencita derramando lágrimas al enterarse de la noticia.
Milk, no te dejare sola amiga, buscare al infeliz ese para que se haga responsable por lo que te hizo, decía furiosa la rubia.
No Dieciocho, no quiero saber nada de él, respondía con tristeza la joven, haciendo una pausa para agregar mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas: Mi hijo solo será mío, mío. Si después de lo que paso entre los dos no volvió a buscarme significa que nunca me amo, solo me uso y yo no quiero obligarlo a que este conmigo por compromiso o por lastima.
Milk, pero ¿Qué le dirás a tú padre?, preguntaba preocupada la rubia.
La verdad, no puedo ocultarle un embarazo y mi bebé no va a vivir oculto como su padre hizo conmigo, dijo la pelinegra sollozando.
Apoyo tu decisión amiga, y pase lo que pase, yo siempre estaré a tú lado, nunca lo olvides, pronunció la rubia mientras le daba un abrazo.
Dieciocho, no le digas nada a Krilin, que Gokú nunca se entere de esto, ¡prométemelo¡ dijo la pelinegra tomando las manos de su única amiga.
Está bien Milk, cómo tú quieras, respondió la rubia no muy de acuerdo con la decisión de su amiga.
Después de 1 hora:
Ahora descansa un poco, tienes que cuidarte mucho a partir de ahora, decía la rubia mientras recibía de manos de su amiga pelinegra una tasa que previamente había bebido con una infusión relajante.
Gracias Dieciocho, respondió la pelinegra recostándose en su cama.
Yo hablare con los maestros por tu falta de la tarde, en la noche te traeré los apuntes, dijo la rubia, dándole un beso en la frente a su amiga y retirándose de la habitación.
La jovencita se paró de la cama y camino hacia una mesa donde se encontraba su laptop, la llevo a su cama y empezó a buscar en sus archivos de música rock en ingles algún tema que le ayude a evitar pensar en él.
- .Tiempo actual.-
Una vez que culmino la melodía, Milk, se limpio las lágrimas y acariciando su vientre dijo: ¡No más recuerdos! de ahora en adelante lo único importante en mi vida serás tu mi pequeño y dulce amor.
2 Meses después:
En una heladería muy famosa dos bellas jovencitas se encontraban platicando mientras comían unos deliciosos helados.
Hoy vuelve tú padre, decía preocupada la rubia, mientras saboreaba su delicioso helado de fresa y vainilla.
Si, respondía la bella pelinegra con cierta nostalgia en la voz, mientras, comía algunas fresas.
Al menos solo quedan 2 meses para acabar los estudios y nadie hasta ahora se ha dado cuenta de tu embarazo, es más ni yo pensaría que estás embarazada si no hubiese estado contigo cuando hiciste la prueba, tu embarazo pasara desapercibido hasta que acabemos el ciclo, dijo la rubia con una ligera sonrisa.
Si es cierto, respondió la pelinegra haciendo una pausa para agregar: Estuve leyendo que recién el embarazo es más notorio a partir del quinto mes, pero de igual forma, tengo que decírselo a mi padre.
¿Quieres que este contigo cuando se lo digas?, dijo la rubia
No amiga, no te preocupes, es mucho lo que has hecho por mí en este tiempo, pronunció la pelinegra con una bella sonrisa.
Mientras en una mesa muy cercana a la de las bellas jóvenes un hombre alto de lentes y bigote, miraba a todos lados como si esperara a alguien.
Buenas tardes señor, saludo un joven muy apuesto de cabello en forma de flama, haciendo que el hombre pose su mirada en él.
Que bueno que ya estés aquí, siéntate Vegueta, dijo el hombre con amabilidad, haciendo una pausa para añadir: Te cite aquí para poder ponernos de acuerdo con tus próximas actividades...
El hombre empezó hablarle al joven de cabello de flama sobre el motivo por el cuál lo había citado, mientras este lo escuchaba atentamente al tiempo que miraba a su alrededor, cuando en un determinado momento el jovencito detuvo su mirada en un bella pelinegra que se encontraba sentada frente a él y que capturo de su atención.
Ambas jovencitas se pararon de sus asientos y se retiraron del local, siendo seguidas por la vista del joven cabello de flama que no dejaba de obsérvalas, acción que no había pasado desapercibida desde hace varios minutos, por el hombre con quién se encontraba compartiendo la mesa.
Son muy bellas ¿no?, dijo el hombre, haciendo reaccionar al joven cabello de flama, al tiempo que agregaba: Te aconsejo que no mires a la rubia, es novia de Krilin, el de la competencia.
Horas después, departamento de Milk:
Hija ya volví, decía un gigantesco hombre que ingresaba por la puerta del pequeño departamento con una gran maleta.
Papito, pronunció la bella pelinegra saliendo a su encuentro y dándole un fuerte abrazo.
¿Cómo has estado mi niña?, te traje unos obsequios y una buena noticia, acoto el hombre buscando en su maleta el regalo de su hija.
¡Papá!, dijo la bella pelinegra con voz quebrada, haciendo una pausa para añadir mientras unas lágrimas empezaron a salir de sus ojos y caer por sus mejillas: Tengo algo importante que decirte.
¿Qué pasa princesa?, respondió su padre dejando el obsequio sobre la mesa y acercándose a limpiarle con la palma de su mano el rostro a la bella jovencita.
Papito, ¡perdóname, perdóname!, decía entre lágrimas la joven.
Pero, ¿Qué tengo que perdonarte hija?, tú eres una excelente hija: buena, respetuosa, cariñosa, obediente, inteligente, nunca tengo quejas de ti, respondió el hombre con preocupación ante las palabras de la jovencita.
Te he fallado padre, he faltado a la confianza que me diste, ¡estoy embarazada!, dijo entre lagrimas la pelinegra, mientras el gigantesco hombre, no podía creer lo que acababa de oír.
¡Cómo que estas embarazada!, grito furioso el hombre zarandeándola de los hombros.
Papá suéltame me lastimas, pronunció la pelinegra mientras sollozaba haciendo reaccionar a su padre para que deje de zarandearla.
¿Quién es el infeliz?, dijo el hombre con rabia.
No tiene caso hablar de él padre, me engaño, solo me uso, acotó, con voz quebrada la joven.
Hija, dijo el gigantesco hombre acercándose a ella y abrazándola, al tiempo que agregaba: Tú no tienes la culpa, en parte la culpa la tuve yo, por dejarte tanto tiempo sola. Tras esas palabras hombre abrazo con mayor fuerza a la pelinegra mientras unas gruesas lágrimas caían por su rostro, al tiempo que agregaba: Pero las cosas cambiaran a partir de hoy, ya no estarás más sola, me tendrás a mí y a mi nieto.
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