Debo decirte que me sorprendió que me llamarás...-afirmo la pelirroja con una sonrisa dulce pintada en los labios-

Lo sé -rei nerviosa- es que no tenía ganas de estar sola...

¿Y tus amigos? -enarco una ceja-

Están ocupados...-menti descaradamente- lamento si te molesto mi invitación

No me molesta, es solo que me parece curioso que quisieras comer conmigo y no hubieras invitado primero a tus amigos o a Cameron, más aún si tomamos en cuenta que apenas unos cuantos días que nos vimos de nuevo -sonrió- aunque en realidad...me gusta la idea de pasar tiempo contigo

¿De verdad? -pregunte sorprendida y ligeramente avergonzada-

Si, me pareces una chica...-lo pensó un momento- sumamente interesante -finalizo con un gesto difícil de leer a lo que yo sonreí como una tonta-

Hace solo una hora llamé a Gildha Wester para que viniera a comer conmigo ya que termine mi trabajo bastante temprano y por alguna razón deseaba verla...se que suena tonto e incluso parece bastante bajo de mi parte ya que acabo de terminar una relación y ya estoy mínimamente interesada en tener otra, pero realmente no es que intenté tener otra relación y aplicar el famoso un clavo saca otro clavo, sino que desde que recupere el contacto con esta linda pelirroja me he sentido ligada a ella...por su forma de ser dulce y al mismo tiempo tan chispeante, por ese precioso cabello, por su piel clara, por su delirante y refinada forma de hablar...me siento ligada a ella por qué se parece a Carolina, antes de el día en que me reencontré con ella no me había detenido a pensar en eso por qué tenía a Luciana, pero ahora puedo ver qué ella es como mi esposa...incluso es más parecida a ella que la propia Luciana. Nuestra reunión transcurrió entre anécdotas cargadas de melancolía, algunos chistes bastante malos y una comida deliciosa...al final cuando fue hora de despedirme algo en mi pareció quebrarse.

Espero verte pronto -dijo sonriente, con una sonrisa que me robó el aliento-

También lo espero -sonreí de vuelta- de verdad me has alegrado el día...

Todo estará bien, Angy -la mire a los ojos y estos parecieron brillar de una forma especial- pronto el dolor sanará y podrás seguir con tu vida...

Si -beso mi mejilla-

Adiós -sonrió ligeramente-

Adiós...-sin decirme otra cosa se dió la vuelta alejándose de mi con tranquilidad-

Yo sé que puede parecer ridículo querer estar cerca de ella solo por el hecho de que se parece a mí esposa...pero lo cierto es que muy pocas personas podrían comprender lo que esto significa para mi, pocas personas saben lo que es extrañar a alguien que sabes que esta vez no volverá, pocas personas entienden lo que es desear siquiera tener un segundo más con esa persona o extrañarla al grado de buscarla en cada persona que conocen...pocos saben lo que es desear regresar al momento en el que todo era perfecto y no lo sabían. Después de un rato reaccione pues me había perdido en mis pensamientos, entre a mi auto e inicie mi caminó a casa, al llegar mi vista recorrió todo el lugar con detenimiento...es extraño como cuando Carolina y Luciana estaban aquí todo lo llenaban de vida y ahora que ellas no estan, este lugar está sumido en la obscuridad; dejé mi bolso sobre uno de los sofás y comencé a caminar por el lugar recordando los momentos que pase con esas dos mujeres que eran tan diferentes y al mismo tiempo tan iguales; yo sé que no estoy sola, se que existen muchas personas que me quieren, pero aún así, estando aquí...en la privacidad que me brinda este lugar que construi con Carolina puedo afirmar que me siento terriblemente sola, me he dado ánimos durante los últimos días por qué no puedo seguir viviendo triste...pero eso no significa que la amargura se haya ido de pronto. Entre a mi habitación y me senté sobre la cama con la mirada perdida en algún punto de la pared...

¿Que pasa? -cuestiono la familiar voz de Zafira- creí que estabas mejor...

Lo estoy...-sonreí sutilmente- pero cuando me quedo sola no puedo avisar sentir que algo me falta

¿Algo que tratas de buscar en Gildha? -la mire realmente sorprendida por qué sepa lo que estoy haciendo- no me mires así.. después de todo soy tu ángel, se lo que haces y no me cuesta trabajo adivina por qué lo haces

No buscó lastimarla...-dije avergonzada-

Lo sé, pero igual lo harás -dijo seria- ella no merece que la ames por el parecido que tiene con Carolina

Ya lo sé...-suspire pesado- pero quiero dejar de sentirme sola y ella...es una buena opción

Lo que estás buscando no lo vas a encontrar en ella, Angélica -afirmo ligeramente molesta- ella no es Carolina...es parecida, pero jamás llenará el vacío que sientes al pensar que tú esposa ya no está -la mire realmente herida por sus palabras- eres completamente libre de tratar de seguir engañandote, pero lo único que lograrás será herirte y herir a una mujer que no tiene nada que ver en esto...

No es eso lo que estoy buscando -susurre triste-

Entonces termina con este ridículo plan de una vez por todas...antes de que sea tardé -sin dejarme responder desapareció tan rápido como llegó-

De nuevo la habitación quedó sumida en un asfixiante silencio mientras yo veía con detenimiento la tela de el vestido que estoy usando, puse mis manos en mis piernas...las recorrí lentamente con la yema de mis dedos, cerré los ojos imaginando que es mi esposa quién me acaricia, recorrí mi torso de la misma manera, me tomé el tiempo de ir lento...de acariciar mis labios como solía hacerlo la pelirroja, cuando abrí los ojos la decepción recorrió mi sistema y el llanto se hizo presente de nuevo.

Ay, Carol...no tienes una idea de lo loca que me estoy volviéndo desde que no estás conmigo -solloce- desearía que regresarás...no me importaría si fueras otra persona de nuevo o si solo estuvieras aquí por unos segundos, yo solo desearía que estuvieras conmigo...quisiera besarte una última vez -susurre rota con la esperanza de que la pelirroja escuchará mi plegaria y me dejara verla de nuevo-