Vivir Sin Ti
Mi nombre es Milo Antars, vivo en Grecia y no tengo esposa o hijos, ni siquiera una relación; la razón es simple: sigo esperando el regreso de un amor que en aquel tiempo no pudo ser.
La verdad, nuestra relación se basaba en el sexo. No lo veía mucho ya que siempre se iba sin dejar rastro y después de un tiempo regresaba a mi y teníamos relaciones, ese era el círculo vicioso al que estábamos sometidos, y a pesar de todo no me arrepiento de nada, porque estoy totalmente seguro que aquello no era simplemente un rato de pasión.
No, claro que no, en aquel momento nos asegurábamos de demostrarnos todo el amor que sentimos hacia el contrario, demostrarnos que nuestros sentimientos hacia el otro seguían intactos como si fuera el primer día.
¡Ah!, recuerdo claramente la vez que nos conocimos, ese día supe que jamás podría volver a separarme de él. Recuerdo que yo estaba sentado en una banca del parque que estaba cerca de mi escuela; estaba muy estresado por mis estudios, ya que era mi último semestre de preparatoria antes de ingresar a la universidad, por lo mismo tenía fuertes conflictos con mis padres porque ellos querían que estudiara medicina, pero yo quería especializarme en las artes, por eso peleaba mucho con ellos; así que ese día estaba despejándome en aquel tranquilo parque, cuando de pronto percibo una figura pasar por mi lado, era un joven muy hermoso: cabello largo hasta la cintura color aguamarina, piel de un tono muy pálido y hermoso, sus facciones y cuerpo se notaban finos y delicados, por lo que deduje que era un doncel, sin embargo no pude ver su rostro por completo y por dios que tenía que verlo, así que me levanté de mi asiento y fui tras él que se había detenido bajo un árbol a leer un libro.
Cuando le hablé y volteó su rostro a verme, juro que podría haber muerto en ese instante y haber aprendido el verdadero significado de belleza, pues su rostro era el más bello que jamás haya visto: pestañas largas, cejas finas, una nariz bastante bonita, facciones delicadas, unos labios rosados y apetecibles, y sus ojos tenían un color más que peculiar, el color variaba del azul al morado dando un resultado hermoso y único; todo comenzó en ese momento.
Al principio se mostraba muy indiferente, pero en algún momento logré entrar en su corazón, primero como su mejor amigo y después como su amante; su actitud siempre fue fría y distante, ponía mucho empeño en no mostrar sus sentimientos a los demás, por ello le decía cubito de hielo; sin embargo, sólo yo lograba romper esa coraza de hielo que rodeaba su corazón, sólo yo podía sacarle una sonrisa y eso me hacía muy feliz.
Su presencia me tenía feliz, me ayudó a encontrar una solución a el problema con mis padres: estudiaría medicina, y si tenía buenas notas podría estudiar lo que realmente quería. Estuvo ahí siempre, él era realmente inteligente, prácticamente un genio, por lo que siempre me ayudaba después de sus propias clases. Cuando por fin terminé las dos carreras que cursaría, me dediqué a hacer lo que realmente quería: pintar.
A pesar de todo lo que vivimos, nunca supe mucho de él, y lo poco que sabía resultó ser una mentira.
Con el paso del tiempo, su presencia ya no era constante, en algún momento nos dejamos de ver continuamente, me decía que tenía que trabajar y que su trabajo requería mucho tiempo, a pesar de eso nunca le fallé y jamás desconfíe de él. Tenía toda mi absoluta confianza y amor dirigida a aquel joven de cabellos aguamarina. Sabía perfectamente que no me engañaba con alguien más porque a pesar de ser muy inexpresivo, reconocía esas muestras de amor, felicidad y afecto que me tenía, sabía que estaba tan locamente enamorado de mi como yo de él, pues aprendí a leer minuciosamente su rostro, entender sus palabras y reconocer su veracidad, pero creo que no era tan efectivo como pensé.
Todo llegó a su fin en ese momento, perdí comunicación con él y yo estaba más que preocupado por el tono de voz que usó cuando hablé con él por teléfono. Poco después recibí visitas de la policía para llevarme e interrogarme sobre él. Después de decirles lo poco que sabía y que supieran que sólo poseía esa información sobre él, el agente tuvo compasión de mi al todo el amor que le profesaba, y me reveló todo lo que sabía.
Resulta que era una asesino en busca de venganza por el asesinato de sus padres, y por ello había seguido el rastro del líder de la red de delincuentes que los mató. Al final pudo matarlo y terminar con todos, a cambio se quedó solo y sin ningún familiar vivo. Todo fue bastante doloroso. Saber que era un asesino no me importó, saber que me había ocultado tal cosa tampoco me importó; lo que realmente me preocupaba fue la cantidad de tristeza que debía estar experimentando, después de todo, quedarse solo no era nada fácil. Además, sabía que después de todo, él era una buena persona; todos aquellos a los que asesinó eran criminales, yo sabía lo que había en su corazón.
Al final, ni siquiera supe su verdadero nombre, no hasta que llamó por teléfono para despedirse, concediéndome 3 preguntas que contestaría con la verdad, y no las desaproveché.
Pregunté su verdadero nombre, "Camus", quedé encantado. Pregunté si volvería a verlo y respondió un "tal vez". Por último, le afirmé mi más grande verdad: "Te amo", él se quedó callado, pero sabía que sentía lo mismo que yo. Y así, con esas únicas palabras, se fue...
Desde ese momento mi vida perdió luz, lo único que realmente me daba fuerzas para seguir era la esperanza de que volviera.
Durante todo este tiempo, me dediqué a tratar de inmortalizarlo en mis pinturas, pero ninguna de ellas lograba asemejar a su bello ser, ninguna podía compararse a su piel, ninguna podía similar su labios, ninguna podía siquiera acercarse a ese místico color de ojos que tenía, junto con esa mirada tan penetrante y elegante. Simplemente era imposible.
Actualmente mis obras son reconocidas y algunas están ubicadas en galerías de arte, curiosamente las más exitosas están inspiradas en él.
Como me pagan bien por mis pinturas, vivo con bastantes comodidades.
Mis amigos me han dicho que busque a alguien más, pero simplemente es imposible, sólo lo amé, lo amo y lo amaré a él.
Desde su partida hace ya mucho tiempo, yo tenía 26 años y él 24. De eso han pasado 10 años y aún sigo esperando que ese pajarillo vuelva a mi, que vuelva al vacío entre mis brazos y llene ese espacio en mi corazón que sufre por su ausencia.
Sigo esperando volver a ver a ese joven hechicero que encantó mi corazón y ahora no puede vivir sin su recuerdo. Seguiré esperando eternamente si es necesario, tan sólo quiero volver a verlo una vez más, embriagarme en su aroma, suspirar por su presencia, que sus labios calmen a mi corazón que lleva un gran desasosiego.
Tan sólo quiero volver a ver a mi cubito de hielo, a mi Camie, a mi querido Camus.
Por eso... Siempre lo esperaré hasta el fin de mis días y aún más allá de ellos.
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Espero que les haya gustado, es la primera vez que escribo algo y lo publico, así que si no les gustó... Pues ya ni modo ;-;
P. D: tal vez escriba la continuación, y si no, se quedará como un one-shot.
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