Ambos estaban enredados entre las sábanas, aún estaban regulando su respiración después de hacer el amor.

- Tranquilo Oliveira, -dijo Jill acariciando su pecho- tenemos toda la noche.

- Tengo miedo... -dijo el moreno abrazándola por la cintura- mañana podría salir algo mal, y temo que algo te suceda.

La castaña tomó la iniciativa y se colocó sobre su entrepierna, restregándose sobre su miembro.

- No nos sucederá nada, -Carlos gemía ante sus movimientos- podremos irnos y tener una vida tranquila.

El moreno la tomó de la cintura y los giró a ambos para quedar ahora arriba, estaba aterrado, temía perderla por cualquier razón.

- ¿Jill, puedo hacerte una pregunta? -la mencionada asintió acariciando su cabello- ¿Si salimos de esto juntos, aceptarías casarte conmigo?

- ¡Claro que sí! -respondió en susurro y lo besó- Jill Oliveira, no suena nada mal.

Esos momentos, el amor entre ellos era lo único en lo que podían pensar, no había nada más a su alrededor.

•••

- ¿Está asegurado? -preguntó al ajustar su paracaídas.

- Sí, lo está, -respondió la castaña mientras tomaba el rostro de su pareja entre sus manos- estaremos bien.

El moreno asintió no muy convencido, pero confiaba en ella. Y tras recibir la orden de saltar, procuró terminar con aquello lo antes posible.

(N/a. Aquí el videojuego tiene una extensa historia, la acortaré al momento en el que justo entran al salón y se encuentran con...)

•••

La mansión era inmensa, más de lo que ambos recordaban, las criaturas dentro eran en diferentes a las de Raccoon City, pero pudieron con ellas.

- ¿Estás herida? -preguntó Carlos al verla con una herida en su labio inferior.

- Tranquilo, -recargó su arma y limpió su sangre- he tenido perores golpes.

Carlos rodó los ojos con una sonrisa al escucharla, su objetivo estaba justo al frente, atravesando una puerta gigante.

Al cruzarla, se encontraron con el cadaver de Oswell E. Spencer en el suelo, y una silueta conocida por Jill.

- Albert Wesker... -susurró Jill empuñando su arma.

Al escuchar la voz de la castaña, corrió a ellos de una forma sobrehumana, esquivaba cada golpe y disparo.

Carlos, al quedarse sin munición, comenzó una reñida pelea cuerpo a cuerpo, Jill intentó ayudarlo pero Albert la arrojó contra una librera.

El moreno siguió recibiendo golpes de su adversario, pero prefería sufrirlos a cambio de que Jill estuviera a salvo.

Los rayos y truenos fuera de la gran mansión le daban teatralidad a la pelea, Wesker lanzó a Carlos contra una pared, dejándolo en el suelo retorciéndose de dolor.

Jill no podía soportarlo, tomó las últimas fuerzas que le quedaban y corrió hacia Albert, el mencionado no logró anticiparse a los planes de Jill, que lo empujó contra una ventana, pero ella cayó con él.

- ¡JILL...-gritó el moreno arrastrándose y quedando al borde de la ventana- NO...!

Pronto, sus lágrimas se mezclaron con la lluvia que caía sobre él, pronto escuchó una voz a su lado.

- ¡Oliveira! -gritó Chris- ¡debemos irnos!

- Espero que sea una estúpida broma, -se giró furioso, quedando frente a frente- no me iré hasta en-encontrar su... -su voz comenzó a temblar al igual que sus piernas, y sin soportar más cayó de rodillas mientras lloraba.

- Lo lamento... -Redfield apoyo una mano sobre su hombro.

- ¿Jill, puedo hacerte una pregunta? -la mencionada asintió acariciando su cabello- ¿Si salimos de esto juntos, aceptarías casarte conmigo?

- ¡Claro que sí! -respondió en susurro y lo besó- Jill Oliveira, no suena nada mal.

F en el chat...

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