ㅤㅤㅤ── uno ──
Algún tiempo atrás:
La nieve caía en el exterior del castillo como azúcar sobre un pastel, perfeccionando la vista desde aquella altura. Jimin, quien observaba a través de la ventana, sonrió para sí cuando el atardecer tintó el cielo de naranja y dorado, despidiéndose del paisaje nevado hasta la próxima mañana. Después volvió a poner atención al cuaderno que Yoongi recientemente le había regalado, para aprovechar los últimos minutos de luz natural.
El alfa, sentado en el banquillo un poco más cercano a la puerta de la habitación, soltó las teclas del piano y reposó las manos en su regazo.
──¿No tienes hambre? ──murmuró.
Jimin alzó la vista para observar con ternura su perfil y la forma en que se concentraba en la partitura.
──No, quiero quedarme aquí un poco más ──respondió con una nostálgica sonrisa.
No le impediría bajar a cenar, pero hacía días que no tenían un momento libre para ellos dos y quería disfrutarlo al máximo. Incluso si cada uno se había dedicado a lo suyo, para él había sido una de las mejores tardes con su marido.
Yoongi al fin se giró en la banqueta y le enfrentó con una mirada gentil y un brillo curioso, señalando su cuaderno con el mentón.
──¿Qué escribes?
Ante la pregunta él se encogió, guardando las hojas contra su pecho con vergüenza.
───Una historia de amor ──confesó, porque aunque era tímido con sus relatos, con Yoongi nada le detenía.
Este sonrió apenas, levantándose para ir hasta él.
──¿Puedo ver lo que tienes hasta ahora? ──insistió, alargando su mano.
Jimin la usó para ayudarse a levantarse del sillón en vez de depositar en ella el cuaderno. Era bastante estricto y no consentía a mostrar nada antes de terminar.
──Más adelante, cuando acabe ──prometió, sonriéndole de vuelta.
Yoongi no soltó su mano aún cuando estuvo de pie frente a él, sino que lo arrastró con suavidad hasta tenerlo encerrado en su cuerpo, rodeándolo en sus brazos. Jimin alzó el mentón para mirarlo desde allí y lanzó el cuaderno al sillón para poder sostenerse de su cuello.
──¿Al menos puedo saber de qué trata? ──tentó el alfa.
Jimin ocultó una risita y se acercó a su cuello para olisquear la fresca y fuerte fragancia a menta y lluvia de su esposo.
──Es sobre... Nosotros, en realidad ──admitió, sintiendo el calor acudir a sus mejillas y sus párpados cerrarse con cansancio──. O al menos mi visión de las cosas, de qué habría hecho si pudiésemos empezar desde cero de nuevo.
Yoongi estrechó un poco más al omega, balanceándose con él sin ser plenamente consciente. Como Jimin apoyó su cabeza en su hombro, él dejó la suya sobre su frente.
──¿Y qué habrías cambiado? ──susurró, sin querer interrumpir la calma del ambiente.
El omega ronroneó bajito, solamente se atrevía a hacerlo en momentos de muchísimo confort delante de Yoongi y nadie más.
──No te habría prejuzgado, eso seguro, y mucho menos te habría pegado ──aseguró en el mismo tono de voz──. Te habría dado una oportunidad, aunque seguiría sin gustarme la idea de una boda por conveniencia.
Yoongi amplió su sonrisa con nostalgia, acariciando su espalda con lentitud y calma. Jimin bostezó brevemente de la tranquilidad que le brindaba su sola presencia y aroma.
──¿Y tú? ──preguntó entonces──. ¿Qué cambiarías?
El alfa tomó aire, cerrando también sus ojos, y lo dejó ir a los segundos, sin prisa.
──Todas las cosas que pudieron haberte dañado, cuando te vi llorar... desearía poder borrarlo todo ──respondió, sin un ápice de duda.
Hizo una pausa, pensando en lo asustado que se vio el omega cuando perdió el control. O lo triste que pareció al saber que quería irse sin una despedida. Odiaba ver esos sentimientos reflejados en su rostro.
──Pero, por otra parte, no cambiaría nada ──agregó──. No si al final terminásemos de la misma forma en que estamos.
Actualmente:
Sucedió demasiado rápido. Fue como un volcán en erupción que no había dado señales de vida en años.
Todo estaba bien, todos eran felices, todo parecía ser como debía haber estado hacía mucho tiempo: personas aplaudiendo, rostros sonrientes, cabezas inclinadas...
Todo ello les cegó como una venda, les impidieron ver la amenaza, preveer el movimiento.
Aquella flecha fue prácticamente invisible, el color marrón de su madera se camufló fácilmente con el terrenoso suelo del patio real. Y el sonido fue inadvertido, así como la ráfaga de aire. Pero el dolor fue audible cuando se escuchó un gran gruñido.
Jimin temía pocas cosas. Entre ellas, temía perder a Yoongi o a sus seres queridos.
Había estado a punto de perderle esa semana, cuando se habían distanciado. Pero el lazo seguía intacto dentro de lo que cabía.
Sin embargo, cuando escuchó la expresión de dolor del alfa, todo su mundo se vino abajo a cámara lenta.
Se giró en el trono y atisbó la flecha clavada allí, en el cuerpo de su marido, del rey. Unos cuantos gritos alertaron a los guardias y el demás servicio, que corrieron a socorrer al monarca, mientras otros buscaban a un culpable entre la multitud.
Jimin no terminaba de asimilar lo que sus ojos veían, pero su lobo por suerte estaba un paso más adelante que él, así que se lanzó hacia Yoongi por puro instinto, queriendo protegerlo con su propio cuerpo en caso de haber más flechas.
Pero algo se lo impidió.
Una fuerte mano sujetó su brazo y le obligó a retirarse, porque ahora la prioridad en todo el reino de Daegu era proteger a ese sucesor al trono, que estaba en su vientre.
──¡Yoongi! ──gritó, desgarrando su garganta por la forma desesperada en que lo hizo.
Pero por más que se lanzaba en su búsqueda, no podía alcanzarlo. Y pronto vio el líquido escarlata empapar el hanbok de su marido, después fueron sus ojos, escarlatas como la sangre que derramaba, los que terminaron por alarmarlo.
──Vete, corre ──ordenó, usando aquello que el omega no podría negar──. Estaré bien.
A Jimin no le importó el dolor detrás de su mirada por usar la voz de mando, no podría perdonarle si algo le pasaba.
Sin embargo, su naturaleza era más fuerte que sus deseos, por desgracia, así que su cuerpo se rindió fácilmente ante esa grave voz, mientras que su mente quería correr hacia él.
──Majestad, debemos irnos ──instó Jungkook, tirando de él con el mayor cuidado posible, dentro de la urgencia.
El trono de Yoongi estaba rodeado por guardias y consejeros que buscaban atenderlo, mientras que algunos otros intentaban llevarse a Jimin para protegerlo.
Sin poder hacer demasiado contra la orden, el omega terminó por apartar la mirada, pero allá donde miraba veía la mueca de dolor de Yoongi.
Jungkook tiró una vez más de él, sin ser demasiado brusco, y entonces ambos quedaron paralizados antes de hacer nada más. Una segunda flecha se clavó allí, en el respaldo del trono de Jimin, con la diferencia de que esta llevaba un papel atado.
"부산쓰레기".
Jungkook entonces no esperó más. Aunque le costaba siquiera respirar el mismo aire que Jimin por saber de su embarazo, se arriesgó a rodearlo con sus brazos y arrastrarlo a la fuerza fuera de allí.
El omega no puso resistencia esa vez, porque sabía que para él también debía ser difícil dejar atrás a su mejor amigo herido y a su pareja socorriéndole.
Ambos, seguidos de Felix y unos cuantos guardias, entraron al palacio con la mayor rapidez posible, aunque el shock de la situación se veía afectado en su ritmo.
──No puedo irme ──susurró para sí, luchando contra los brazos del consejero──. ¡Suéltame!
Ante el grito, todo el mundo se apartó de él, mirándose entre sí con preocupación.
Jimin quería correr de vuelta a Yoongi, abrazarlo y decirle que todo iría bien, pero al echar un vistazo al exterior se percató de la repentina lluvia de flechas que cayó sobre el patio. Jungkook también pareció preocupado.
──¡Id a ayudar, no os quedéis aquí! ──ordenó el rey a los guardas.
Estos en seguida se inclinaron y salieron de nuevo al exterior usando sus escudos por delante. Felix se aproximó a él, como si temiese ser herido aún allí dentro y Jungkook se agitó, nervioso.
──Puedes ir a ayudar o quedarte, tú eliges ──murmuró en su dirección, luchando por parecer un rey que mantenía la mente en su sitio ante situaciones de urgencia.
Pero en realidad ni siquiera podía pensar en otra cosa que no fuese Yoongi y su herida. Sólo esperaba que no fuese nada serio, nada que no pudiese curarse con algunos puntos y reposo.
Como una respuesta a todas las preguntas que le atacaron, una aglomeración de sirvientes y guaridas se aproximaron al interior, rodeando a los que llevaban en sus brazos a un rey inconsciente.
De nuevo el instinto de Jimin salió en busca de la persona que amaba, de su marido, de su lugar seguro, pero esa vez fue Felix quien le sostuvo contra su voluntad.
──Majestad, no es prudente que se acerque ──aseguró, muy a su pesar.
Jimin forcejeó contra sus brazos, escuchando al lobo interior que gritaba por socorrer a su alfa, pero fue inútil. En cambio, Jungkook no fue retenido para correr hacia Hoseok, quien llevaba parte del peso del cuerpo de Yoongi pese a sangrar en su costado.
El omega apartó la vista, la clavó en el suelo porque sabía que sería peor mirar a todo el personal corriendo de un lado a otro y a su marido alejarse sin poder hacer nada. Felix, notando su calma gradual, dejó de retenerlo físicamente.
──Majestad, debería...
──Quiero que la prioridad de todo el castillo sea encontrar a los culpables de esto ──masculló Jimin, cortándole──. Y que todo el personal médico se enfoque en los heridos, sobretodo en el rey, es una orden.
Sus puños se habían apretado a cada lado de su cuerpo, así como todos sus músculos se habían tensando. Su lobo estaba erizado, lo sentía feroz por primera vez en su vida. Quería herir a quienquiera que hubiese dañado a Yoongi.
En un intento por calmarse, observó a Felix alejarse hacia el general para dar la orden al ejército, pero más allá logró ver de nuevo la flecha clavada en su trono.
Basura de Busán es lo que recitaba el mensaje atado.
Apretó sus dientes. Si aquello había sido un intento de los rebeldes por hacerle daño donde más le afectaba, habían cumplido su misión. Sin embargo, no todo estaba perdido, Yoongi tendría posibilidades de sobrevivir, ¿verdad?
Aprovechando que el mayordomo había abandonado su lugar unos instantes, corrió en la misma dirección que se habían llevado a su alfa; al ala médica.
Con todos los meses transcurridos allí, se conocía bien la estructura del castillo, así que encontrar su destino fue fácil. Lo complicado llegó cuando las puertas abiertas dejaron ver el charco de sangre de su alfa, la ropa ensuciada de rojo, y a Yoongi tumbado sobre una camilla en el peor estado que jamás le había visto.
Hoseok y otros guardias eran también atendidos en otras camillas, algunos heridos del mismo modo y, por suerte, otros no tan grave.
──¡Majestad! ──exclamó el consejero, alarmado de verle allí.
Jungkook, que estaba de rodillas a su lado para ayudarle a cubrir su costado con gasas, dirigió la atención al omega.
Pero él no les prestó atención, había ido allí con el objetivo de ver y atender a Yoongi, y no pretendía dar media vuelta sin cumplirlo.
Por ello caminó hasta la camilla principal, donde el médico real les daba instrucciones a las enfermeras y enfermeros que iban y venían deprisa. Él parecía ir a cámara lenta, incapaz de mantenerse estable por sus piernas temblorosas.
Jamás había visto una escena parecida. Habían tenido ataques rebeldes en el palacio de Busán, cuando él era pequeño, pero su familia no había salido herida y se habían encargado de ocultarle las consecuencias.
Esa vez era muy distinta. Lágrimas acudieron a sus ojos poco a poco.
──Majestad ──murmuró el médico, habiéndose percatado de su presencia sólo cuando un enfermero le avisó──. No puede estar aquí, debe marcharse.
Una enfermera, con todo el cuidado posible, sujetó sus brazos para hacerle moverse en dirección a la salida.
Jimin no se resistió porque estaba demasiado atónito, pero mantuvo la mirada en Yoongi todo el tiempo, aunque el cuello le doliese por la postura.
La enfermera le dejó tras las puertas, pero no se atrevió a acompañarlo u obligarle a nada más allá, así que cerró tras ella, dejando al omega ver solamente tras los cristales difuminados.
Felix contrajo su rostro con una mueca triste por él mientras volvía a estar a su lado.
──¿Puedo hacer algo por usted? ──susurró.
Jimin tuvo fuerzas para negar con la cabeza, pero nada más.
──Debería descansar, majestad ──sugirió el beta.
El omega se abrazó a sí mismo, sintiéndose frío y solitario. Porque una cosa había sido estar lejos de él por culpa de una discusión, pero volver a su habitación y encontrarse las sábanas vacías, sabiendo que quizá Yoongi no volvería a ocuparlas, le dolía demasiado.
Debía pensar en otra cosa, distraerse, pero allá donde miraba todo era Yoongi. No podía permitirse perderlo, era una opción no disponible, aunque tampoco podía hacer nada por mantenerle con vida.
No pudo evitar pensar en su cachorro. Se suponía que iba a crecer en un hogar feliz y completo, con dos padres que lo amaban muchísimo.
No, definitivamente Yoongi debía quedarse.
Lo único que le quedaba era rezarle a la Diosa Luna para que se recuperase.
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ଓ ଘ ଙ
¡Sorpresa!, ¡volví!
Bueno, tampoco sorpresa porque lo anuncié, pero me entienden...
Sé que muchxs de vosotrxs me quiere pegar perdón 😔 ¡Espero que os haya gustado mucho este primer capítulo!
Muchas gracias de nuevo por el apoyo en la primera parte de la serie y a la cuenta en general, estamos cerca de los 600 seguidores y en "No te amaré" llegamos a 30K visitas y 5K votos 🥰 mil gracias en serio.
Solamente queda decir que no podré actualizar tan a menudo como solía hacerlo con "No te amaré" porque ando con muchas cosas ahora mismo, pero haré un esfuerzo por vosotrxs, os quiero 💜
¡Espero que disfrutéis este libro! Como ya dije traerá muchas sorpresas, ojalá y os guste tanto como el primero ✨✨
Dejarlo en vuestra biblioteca para cada actualización y no os olvidéis de votar para apoyarme y comentar para animarme a seguir escribiendo.
¡Os leo! 👁️
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