—¡Joshua! —tomo su rostro para que se calme.

—Dijo que era una chica.

—Sí, lo sé. Yo también lo escuché. Ya lo sabía.

—¡¿Ya lo sabías?!

Asiento. —Sí, ya lo sabía. Es más, lo sabía desde hace mucho tiempo.

—¿Desde cuándo?

—Mira, tenemos que ir detrás de ella.

—¿Desde cuándo? —pregunta nuevamente.

—Subamos al auto, te lo cuento todo ahí. —ambos subimos a mi auto en dirección al aeropuerto lo más rápido posible. No puedo permitir perderla una vez más.

—¿Jordan, es una chica?

—Sí, Joshua. ¿Aún no te queda claro?

—Es que ¿Como no pude darme cuenta?

Giro los ojos.

—¿Desde cuándo es que lo sabes?

No quito la mirada del camino. —¿Recuerdas, la ves que Jordan se desmayó en la clase de deporte?

—Sí.

—Desde ese día, me enteré que ella era una chica.

—¿Qué?

—¡Sí, Joshua! Y por favor deja de hacer preguntas. Necesito que lleguemos al aeropuerto.

Manejé lo más rápido que pude, logrando llegar.

—¡Vamos! ¡Debemos alcanzarla!

Ambos bajamos y corriendo lo más rápido posible llegamos al recibidor y pregunto por el vuelo a Everland.

—Acaba de despegar, joven.

—¡No!

Me dejó caer en unos asientos.

—La perdí, otra vez perdí a la chica.

—Marcus.

—Siempre supe que era una chica, cuidé de ella, no permití que le hicieran daño y aun así dejé que se vaya.

—Por eso la protegías demasiado. ¿Es por eso que golpeaste a Bruno de esa manera?

Asiento. —Él quería faltarle el respeto, Jordan nunca lo permitió, pero yo tenía que darle su merecido.

—Carajo, Jordan me ha visto desnudo.

Es gracioso recordar esa escena.

—Te ha visto hasta el alma. —bromeo.

—Marcus, ¿Quieres a Jordan verdad?

—Sí. —No le digo nada más. Pues otra vez la perdí.

—¡Vamos!

—¿Qué?

—No permitiré, que otra chica te deje de esa manera.

Sonrío. Si supieras que es la misma chica, de la librería.

—Tienes razón.

—Vamos a casa y digámosle a tu madre para que viajen a Everland. Yo le diré a la mía, también quiero ver a Daniela y darle una sorpresa.

Ambos regresamos a nuestras casas.

—¡Mamá! ¡Necesitamos ir de viaje!

—¿Cómo? ¿A dónde si se puede saber?

—Necesito ir a ver a Jordan.

—¿Jordan se ha ido?

—Si mamá. Jordan volvió a su pueblo.

—Pero. ¿Por qué tanta urgencia?

—Porque tengo que decirle que la quiero.

Mi madre me mira con los ojos bien abiertos.

—¿Eres homosex...?

No la dejo terminar. —No mamá, no lo soy. Jordan es una chica, siempre lo ha sido.

Me mira sin poder entender.

—Mamá, Jordan es una chica. Vino a la escuela disfrazada de un chico para estar conmigo.

—¿Qué? —dice mi madre y Naomy que está bajando las escaleras.

—¿Jordan, es chica? Por eso no quería nadar. —Se pone al lado de mamá.

—Por eso necesito ir a verla, su avión acaba de despegar y no tuve el tiempo para decirle que ya lo sabía.

—¿De verdad quieres a esa chica? ¿Tanto como para ir tras de ella?

Asiento.

—Bien, alista tus cosas. Papá siempre dijo, no dejes ir a la persona que quieres si puedes impedirlo.

Me abalanzo a ella, envolviéndola con mis brazos. —Gracias, mamá.

—No perdamos el tiempo.

Los tres alistamos nuestras cosas, Naomy ya se sentía mejor y si podía viajar con nosotros.

—¿Ya están listos? —Joshua me esperaba afuera de la casa.

—Buenas tardes, señora Graciela.

—¿Tú también irás?

—Sí, yo iré a ver a Daniela. —sonríe. Aunque quisimos comunicarnos con ella, nunca le contestó a Joshua. Al parecer había cambiado de número, al igual que Jordan y Alfonso.

—Vamos entonces.

(***)

Habíamos llegado por fin, me encontraba nuevamente en este lugar.

Aún recuerdo cuando Stacy me dijo que me presentaría en este pueblo y con mala gana acepté venir, eso fue hasta que conocí a Jordan.

Lo primero que hice al llegar fue ir a la librería, ya que ese era el único lugar donde podría encontrar información de Jordan.

Pero me di con la sorpresa de que estaba cerrada hasta el primero de enero. Y aunque traté de buscar en otras librerías, nunca habían visto a mi chica.

Junto a mi madre, Naomy y Joshua reservamos habitaciones de hotel. Pues no me iría de aquí sin saber de ella y si se trata de esperar a que la librería sea abierta, esperaré el tiempo necesario.

Los días pasaron muy rápidos. Llegó Navidad y la pasamos muy bien los cuatro, Joshua llamó a su madre por videollamada. Naomy estuvo muy feliz y tanto ella como yo quiere ver a Jordan.

El día más esperado llegó, es primero de enero. Desde muy temprano, estoy en frente de la librería. Y como decía en aquel letrero que encontré, el señor mayor bajó de un auto junto a una joven.

No dudé ni un minuto en bajar del auto.

—Señor, buenos días.

—Buenos días, joven.

De repente escucho un pequeño grito.

—¡Eres Marcus Pereyra!

Me causó sorpresa.

—¿Puedo abrazarte? —dice la chica que lo acompaña.

—Fiorella, compórtate. —dice el señor.

—¡Es que abuelo, es Marcus!

—Discúlpela.

—No se preocupe.

—¿En qué puedo ayudarlo, joven?

Saco mi celular y le muestro la foto que alguna vez llegué a tomar con Jordan. —¿Usted conoce a esta joven?

—Nunca he visto a ese joven.

—No, no es un chico. ¿Usted recuerda el día en el que vine aquí? Yo entré a su librería y me encontré con una chica.

—¡Claro! La señorita Jordan.

—Sí, ella misma.

—Pero joven, usted está buscando a un chico.

—No, solo se cortó el cabello.

—¿En serio? Juro que no la reconocí. —Me imagino, pues fue hace mucho tiempo que no la ve.

—¿Usted sabe dónde vive?

—No joven, hace tiempo que no veo a la señorita, Jordan. Además, no sabemos la dirección de nuestros clientes.

—Entiendo. ¿Puede hacerme un favor?

—El que quieras, Marcus. —dice la chica, al parecer es su nieta.

Miro al señor. —Bueno, ¿Señor...?

—Fermín.

—Señor Fermín. Si la señorita viene a la librería, por favor llame a este número.

Escribo el número celular de la habitación donde me estoy quedando.

—Es con suma urgencia, hablar con ella.

—¿Es la chica que buscabas, verdad?

No dije nada. —Fue un gusto volverlo a ver.

Me alejé de ellos y subo a mi auto alejándome del lugar.

Jordan, por favor aparece. He hecho lo posible para encontrarte, pero no pones de tu parte.

✨

Decirles que estamos a casi escasos capítulos de terminar la historia, espero que lo estén disfrutando ❤🤭