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25

—Buenos días, Risitas.

Entro a la habitación de mi hermanita dando toques a la puerta.

Ella aún se encuentra en la cama, verla así es muy raro en ella, pues siempre es la primera en estar lista.

—Risitas, es hora de ir a la escuela. Hoy es tu último día.

Me preocupé al no recibir ninguna respuesta de ella. Me acerco a ella y al quitarle la cobija, mi pequeña hermana estaba sudando a chorros.

—Risitas. ¿Estás bien?

—Marcus, me duele la cabeza. —dice casi llorando.

Paso mi mano por su frente y estaba hirviendo en fiebre.

—¡Estás hirviendo en fiebre, Naomy! —No me esperé más tiempo, y la cubrí con la cobija que ella usaba.

La levanté en mis brazos y bajé las escaleras lo más rápido posible.

Puse a mi hermana en el asiento trasero, y con agilidad encendí mi auto con dirección al hospital.

Llegué como pude. —Ayuda por favor. —Entré a emergencias.

—¿Qué le pasa a la niña?

—Despertó con fiebre y con dolor la cabeza.

—Vamos a revisarla, le daremos noticias de la niña pronto.

Se llevaron a mi hermanita, dejándome muy preocupado. Naomy nunca se enfermó cuando mamá no estaba. Ella siempre ha sabido que hacer.

Ni siquiera me dio tiempo de llamarla y menos de sacar mi celular.

Me dirijo a recepción, quiero avisarle a mi madre. Pedí de favor que me presten el teléfono y así lo hicieron, gracias a que los únicos números que me sé es el mío y a las justas el de mi madre.

Después de llamar a mamá, vino tres horas después. Había viajado a ver a los abuelos, la habían llamado en la madrugada porque el abuelo se puso mal.

Con eso me di cuenta que no debo tomar el nombre de las personas en vano.

Al final mi hermana sólo empezó una pequeña gripa, como no sabía que hacer lo exagere al máximo.

Ahora mi hermana está en casa, la mandaron a tomar reposo y le dieron algunos medicamentos. Naomy quiso que me quede con ella y así lo hice. Mi hermanita es lo más preciado que tengo y haría todo por ella.

Si ella me dice que me quede me quedo.

—¿No irás a la escuela?

—Es tarde, ya están por salir.

—Pero ve, despídete de tus amigos. Puede que sea el último día que los veas, después de mucho tiempo.

—Tienes razón, mamá. Sí iré.

Me arregló y salgo en dirección a la escuela.

En minutos llego al estacionamiento. Me bajo del auto, en la entrada se encontraba ella y Joshua.

—¡Chicos!

Ellos vienen hacia donde estoy yo. —¡Qué bueno que estás aquí! ¡Pensamos que no ibas a venir!

—Discúlpenme.

—Amigo, Jordan se va hoy.

—¿Cómo qué te vas? —Sé que dijo que se iría, pero no creí que ese día sea hoy. ¿Por qué tiene que ser hoy?

—¿Qué te ha pasado? —preguntan ambos.

—Sí, Marcus. ¿Qué te ha pasado?

—Mi hermanita se puso mal.

—¿Qué? ¿Cómo está? —Jordan se nota preocupada.

—No se preocupen por ella, ya está mucho mejor. No les avisé porque dejé mi celular en casa. Mi madre no estaba y tenía que llevarla al hospital de manera urgente.

—¿Por qué no nos avisas, Marcus? ¡Se supone que somos tus amigos! —dice Joshua muy molesto.

—Discúlpenme, chicos. Pero lo más importante era mi hermanita.

—Tranquilo, Joshua. Lo bueno es que Naomy ya está mejor y eso es lo importante.

—Gracias Jordan. Mamá ya está cuidando de ella. Por eso estoy aquí.

—¡Qué bueno! Te hemos estado esperando todo el día. —dice Joshua dándome un abrazo.

—¿Me extrañaban?

—Sí, pero también porque Jordan tiene algo importante que decirnos.

¿Algo importante?

—¿Qué es lo que quieres decirnos, Jordan? —pregunto con cierta curiosidad.

Se veía nerviosa, sabía que sí porque la conozco.

—Es algo muy importante, algo que los dos deben de saber antes de que me vaya. —dice aun estando nerviosa.

—¿Tan malo es? —Joshua le pregunta a Jordan. —Lo digo por la forma en la que nos miras. Jordan, si es algo malo, mejor no quiero saberlo.

—Tengo que hacerlo, no me puedo ir sin habérselo contado. —Eso sí, lo dice muy seria.

—Si eres un asesino en serie, que se vino a ocultar en una escuela de chicos para que así no puedan encontrarlo y que Alfonso es tu cómplice. Créeme que no quiero saberlo.

Joshua ha visto demasiadas películas de asesinos.

—Pero. ¿Qué dices? —golpeo su cabeza por la tontería que acaba de decir.

—Eso me dolió. —Se queja.

—No es nada de eso, Joshua. No sé de dónde sacas eso. ¿Acaso he dado indicios de que soy un asesino serial? —concuerdo con Jordan. Como puede pensar eso si ella es tan linda.

—Cabe la posibilidad de que sí. Así que no hay que descartar nada.

Que idiota es.

—No seas tonto.

—Entonces, Jordan. ¿Qué es lo que tienes que decirnos?

—Bueno, chicos. Como le había dicho a Joshua, hay algo importante que debo decirles, antes de que me vaya.

Ambos esperan a que les diga los que les tengo que decir.

—Bueno, yo...

Definitivamente es algo que le cuesta mucho contarlo.

—¡Lo sabía, eres un asesino serial! —Joshua no deja de decir tonterías. ¿Asesino serial? ¿En serio?

Golpearé si a Joshua, si no deja de decir esas tonterías.

—¡Joshua, cállate! —Jordan levanta su voz. —Lo que tengo que decirles, dependerá como llevaremos nuestra amistad en un futuro.

—¡Me estás asustando! No es nada grave. ¿Verdad?

—Grave o no, dependerá de cómo reaccionen a lo que les diré.

—¡Vamos suéltalo! —Joshua se altera.

—Bueno, hay algo que debo contarles antes de que me vaya. Y Joshua, por favor, no me interrumpas.

Joshua esta vez ya no dice nada y espera a que Jordan hable.

—Bien, sé que desde que llegué a esta escuela. Les dije que había llegado junto a mi padre, por motivos de trabajo, pero nunca fue esa la razón.

Miro a Joshua y él lo hace de igual.

—La razón por la que vine a esta escuela fue porque me enamoré.

¿Qué? No es lo que estoy pensando. ¿O sí?

—Y no, no es por una mujer que haya venido aquí. Y ni tampoco soy gay.

¡No! ¡Jordan no lo digas! ¡No por favor!

—¡Jordan! Habla claro. —dice Joshua con cierta seriedad.

—De la ciudad de dónde vengo, pude conocer a alguien especial y que con el tiempo se ha vuelto muy importante para mí. Entonces tomé la decisión de venir a estudiar a su escuela. Y esperando a que sea el cliché de las novelas que he leído, así fue.

—¿De qué estás hablando, Jordan? No te entiendo nada de lo que dices. —dice Joshua.

—Joshua, lo que trato de decir es que... —Hace una pausa y toma un largo respiro. —Lo que quiero confesarles es que todo este tiempo que hemos estado juntos, les he mentido.

Joshua iba a hablar, pero Jordan dice lo que yo no quería que dijera.

—Soy una chica.

Joshua no lo entiende. Y menos yo, porque lo dijo. ¿Porque hoy? ¿Porque ahora?

Realmente no lo entiendo.

—Siempre he sido una chica, pero vestida con ropa de chico. —completó.

No sabía ni cómo actuar. Y sé que Joshua está igual o peor que yo. Él nunca sospechó nada de Jordan.

Jordan sale corriendo y eso hace que recupere mis cinco sentidos.

—¡Jordan!

Mi grito no lo pudo escuchar.

—¡Marcus! ¡No entiendo! ¿Cómo que Jordan es chica?

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