Quiero besarla, quiero saber a qué saben sus labios, que sabor tienen. Quiero besar a Jordan y hoy no me quedaré con las ganas.

—Marcus, ya llegamos a mi casa. Por favor, colabora. —observo como se baja del auto y abre la puerta de la parte donde estoy.

No perderé esta oportunidad. Siento muchas cosas en este momento, no solo ahora. Desde que te conocí sentí algo muy especial por ti. Y al saber que estabas a mi lado desde siempre, me tuve que contener porque eras un chico.

—Jordan, yo...

Me ayuda a salir, pero no consigue lo que quiere y menos si yo no ayudo.

—Marcus... —No perderé mi tiempo. La tomo de la cintura y me dejó caer en el asiento con ella encima de mí.

Eres hermosa, Jordan. Mi mirada se dirige a sus labios y sé que necesito hacerlo.

Es ahora o nunca.

—Marcus, déjame ir. —dice ella. Estoy consiste de lo que hago, pueda que me arrepienta después, pero me arriesgaría por Jordan.

—Te quiero, Jordan. —digo y sin perder más mi tiempo, uno mis labios con mis de ella haciendo posible el beso que quería desde mucho tiempo.

(***)

—Marcus, levántate. —escucho la voz de un hombre. —Es hora de levantarse, Marcus.

Carajo, como duele la cabeza. Abro los ojos para acostumbrarme a la luz.

—Marcus, tienes que levantarte. ¿La borrachera que te diste ayer, aún no se te pasa?

—¡Señor Alfonso! —Me levanto de la cama.

—Sí, no cumpliste lo que prometiste. Fue Jordan quien te trajo.

No recuerdo absolutamente nada de lo que pasó anoche. Lo único que sí, es cuando Joshua nos presentó a su amigo después de eso no recuerdo nada.

—Lo siento mucho. No sé qué es lo que me pasó.

—Te emborrachaste, es lo más obvio.

—¿Dónde está, Jordan?

—Desayunando. Así que vaya a darse una ducha, después de que te duches te tomas esta pastilla, es para la resaca y luego baja a desayunar.

Dijo y salió de la habitación. Rápidamente ingresó a ducharme y en cuestión de minutos ya estaba bajando las escaleras.

El baño me había ayudado a sentirme mejor.

—Buenos días. —Jordan no me dirige la mirada.

—Buenos días, Marcus.

—Aquí tiene su desayuno. —Alfonso pone los panqueques en la mesa y le echa un poco de miel, junto a un vaso de jugo de naranja.

—Gracias. —digo y él se va hacia la cocina.

—¿Te sientes mejor? —pregunta.

—Sí, discúlpame por los problemas que pude haberte causado.

—No te preocupes, no ha pasado nada de lo que te puedas arrepentir.

—Eso es un alivio.

Desayunamos y pasamos el día juntos sin ningún problema.

Tres semanas después de tremenda borrachera que me pegué la noche Halloween, me prometí no beber más. Mis recuerdos de esa noche nunca volvieron, es como si ese día nunca hubiera pasado y es algo que me tiene intrigado, pues nunca sabré que es lo que pasó. Si hice algo malo o no, no lo recuerdo. Le pregunté a Joshua, pero él era el menos indicado para preguntarle lo que pasó, me dijo que también se emborrachó y lo que recuerda es dejarme en la barra y subirse al segundo piso a dormir.

Jordan solo me dijo que nada pasó que no debía preocuparme, solo me quedé dormido en la barra y que con ayuda de Abraham me subieron a su auto, y llegando a casa Alfonso la ayudó.

Con sólo un mes para terminar la escuela, junto a los chicos estábamos en receso. Joshua y Jordan estaban ya en la cafetería mientras yo vine al baño con suma urgencia.

Rápidamente fui a su encuentro entrando por la cafetería, a lo lejos ambos estaban conversando.

—¡Te va a gustar mucho! Eso te lo aseguro. —escucho lo que Joshua le dice a Jordan.

—¿Qué es lo que le va a gustar? —pregunto sentándome al lado de Jordan y tomando el batido.

—El sitio donde viví toda mi infancia. —dice ella dándole un sorbo al suyo.

—Sí, le comentaba a Jordan, que me gustaría ir a conocer.

Es en donde la vi por primera vez. Como me encantaría volver a ese lugar y decirle que sé quién es.

—Vamos juntos, a mí también me gustaría. —digo mirándola con una sonrisa.

Ella me mira muy extraño y no sé el porqué.

—Sí, bueno. —pensé que respondería con otra sonrisa, pero no. Simplemente me ignoró. —Hablando del lugar donde viví, quería comunicarles algo muy importante.

¿Qué tan importante es Jordan?

—¿Qué pasa? —pregunta mi amigo. —¿Es algo malo?

—Claro que no Joshua. Tranquilo.

—¿Entonces? —¿Qué pasa, Jordan?

—Volveré a casa, en cuanto terminen las clases. —¿Se va? ¿Porqué? ¿Acaso confesará su secreto al director? No lo creo, ella no puede irse.

—¿Pero por qué? —cuestiono, no quiero que se vaya.

—A mi papá se le termina el contrato en diciembre. Y solo esperaremos a que las clases terminen para podernos ir.

Pero si nunca he visto a Alfonso trabajar, se supone que antes él era su mayordomo y lo que me supuse es que vino con ella solo a cuidarla y a nunca dejarla sola. Eso es lo que ha estado haciendo Alfonso desde un inicio. Su trabajo siempre fue cuidar de Jordan.

—¿No pasarás la navidad con nosotros? —pregunta mi amigo.

Ella niega sin pensarlo. —Todas las navidades las paso en casa de Dani. Es una tradición para nosotros y es algo que no puedo dejar pasar.

—No quiero que te vayas, Jordan. —Yo tampoco quiero.

—Tranquilo, Joshua. Estaremos en contacto siempre. Y hablaremos por videollamada. —dice ella tratando de calmarlo, a veces mi amigo es muy sensible con estas cosas.

Joshua abraza a Jordan y ella acepta su abrazo. ¿De verdad se irá?

—Te extrañaremos.

—Joshua, él aún no se va y ya estás en ese plan. Cálmate. —digo tratando de no mostrar lo mucho que su noticia me ha afectado.

—Sí, Joshua, ya podrás llorar cuando me vaya. —Jordan bromea, pero no sé si es para hacer sentir bien a Joshua o a ella misma.

—No digas eso ni en broma. —termina el abrazo.

Las clases continuaron bien, como siempre. Pero la idea de que Jordan nos dejará, no se me quita de la cabeza.