A veces nuestras palabras o acciones cometidas en momentos de furia atraen la tragedia para aquellos que piensan en hacernos un bien, pero ni Isabelle, Jace o el matrimonio Lightwood pensaban de esa manera, para ellos todas sus acciones estaban más que justificadas.
Magnus apretaba fuertemente entre sus brazos a su esposo mientras observaba a su familia despotricar en contra de Camille, en algún momento no muy lejano él pensaba lo mismo y hasta le había deseado el peor de los males a la ojiverde y su familia, pero sus hijos, sobre todo Max le habían hecho ver que si bien le ocultaron a su Alec no fue por maldad sino por su bien, para protegerlo y garantizar su supervivencia, había llevado su tiempo pero lo había entendido y ahora solo deseaba encontrarla y pedirle disculpas por todas las cosas atroces que le había dicho.
Alec se estremeció una vez más al escuchar esta vez a Jace y su padre contarle su gran hazaña, aquella de cuando encerraron al matrimonio Stevenson, a Fade y Lily en la cárcel, un pequeño y doloroso Jadeo que anunciaba nuevas lágrimas fue escuchado por todos y Magnus lo apretó aún más contra su pecho, el moreno no deseaba escuchar nuevamente aquellas terribles palabras ("hubiese querido morir") salir de sus labios, de entre todos ellos su Alec no tenía culpa de nada pero era quien más se recriminaba, su Alec se sentía culpable por el dolor de Gideon, se sentía culpable por la muerte de Patrick, se sentía culpable por el dolor de Camille y también se sentía culpable por haber convertido a su hermana en una asesina.
Se desconecto del mundo por breves momentos, no quería seguir oyendo a su familia, sentía que le faltaba el aire así que respiró hondo unas cuantas veces disfrutando del aroma a sándalo de su esposo, aquel olor lo tranquilizaba y cuando volvió a prestar atención, su hermana estaba hablando.
— ...esa mujer se lo busco, ella y toda si su familia se lo buscaron
— ¿Aún sigues con eso Isabelle? Si me amas como dices entonces trata de entender, ella no tiene la culpa. Todo lo que hizo fue por el amor que me tiene
— ¿Cuál amor... ?
— Porque no puedes entender, ¿por qué ustedes que son mi familia no lo han entendido?. No solo ustedes me aman, ella también, ella no solo arriesgó su futuro, también arriesgó el futuro de su esposo, Lily, Patrick y sobre todo arriesgó el futuro de Gideon, todos ellos lo hicieron por mi, para salvar mi vida, ellos más que nadie me demostraron que me aman con hechos aún después de todo lo que les hicieron siguieron ayudándome, sí, lo sé todo, absolutamente todo, estaba en coma pero podía oír cada palabra hiriente, cada insulto, cada reproche, aún recuerdo todo, también recuerdo mi desesperación, yo gritaba en silencio pero nadie podía oírme.
Tal vez ellos no debieron de ocultarles el que estuviera vivo, ahora es cuando me arrepiento de habérselos pedido, si no lo hubiesen hecho ahora todos serían felices, los medios se habrían enterado en cuestión de semanas y el colegio médico habría intervenido, yo no habría tenido ninguna oportunidad, yo...., Yo habría muerto hace mucho, eso habría sido lo mejor...
Fueron sus últimas palabras antes de que sus ojos se cerraran, uno de los enfermeros le había inyectado un sedante mientras el doctor les dirigía unas cuantas palabras
— El paciente aún se esta recuperando, no es bueno para él estar estresado y menos entrar en un cuadro depresivo, dormirá hasta mañana, retírense a descansar por hoy — Todos estaban en silencio con las últimas palabras de Alec reproduciéndose una y otra vez en su mente que apenas escucharon las indicaciones del doctor, él los observaba a todos detenidamente y no pudo callar su opinión — Ellos lo arriesgaron todo por alguien que no lleva su sangre, si yo hubiese estado en el lugar de aquellas personas no lo habría hecho, menos aún con un hijo que dependiera de mí, ellos debieron de amarlo mucho.
Después de decirles aquello el doctor se retiró dejando a todos en silencio, cada uno recordando cada palabra que le habían dicho a Camille y su familia, cada uno poniéndose por primera vez en su lugar.
— Yo..., yo no habría podido hacerlo, tengo a mis hijos, tengo a Clary, hubiese pensado en ellos primero antes de arriesgar su futuro, ahora poniéndome en el lugar de Camille entiendo un poco...
Clary solo sonrió ante las palabras de su esposo, tal vez no se arriegaría por un amigo pero si por su familia, Jace lo habría hecho sin dudar, pero antes se habría asegurado de alejarlos para que ellos estuvieran seguros.
A la mañana siguiente Raphael Santiago llegó muy temprano, hubiese acudido al encuentro con Alec nada mas terminar la llamada la noche anterior pero Ragnor lo detuvo de hacerlo al contarle lo que estaba sucediendo. Antes de entrar a ver a su amigo una llamada a su celular lo detuvo, era Camille quien le estaba devolviendo la llamada que no contestó unas horas antes; Raphael le informó del estado de Alec aunque estaba seguro que ella ya había encontrado la manera de mantenerse informada, pero su objetivo principal era escuchar la voz de Gideon y lo logro, a regañadientes Camille le paso con su sobrino, pero el teléfono le fue arrebatado por Isabelle
— Gideon hijo yo...
La llamada fue cortada de golpe, Gideon había lanzado el teléfono mientras Isabelle rompía en llanto
— Dime ¿dónde está? tú lo sabes, todo este tiempo tú lo sabías
— Por supuesto que lo se, Gideon es como mi hijo, pero ni sueñes que te diré, antes no pude protegerlo de ti, pero ahora es diferente, él esta a salvo con su madre...
— Esa no es su madre — respondió Isabelle con furia y Simon tuvo que intervenir para evitar que Raphael le gritara
— Por favor Raphael dime donde esta mi hijo
Raphael lo observó varios segundos, estaba anonadado, tenía ciertas sospechas desde hace años, pero jamás creyó posible que justamente él fuera el padre de su sobrino, él que en su juventud estuvo enamorado de Simon había visto ciertas semejanzas, su manera de mirar, su sonrisa y su inmenso amor por los comics, además de que era muy lindo, de una manera nerd, pero lindo, cada vez que estaba al lado de su sobrino se sentía como estar al lado del hombre que alguna vez amó. Cada vez que esa idea venía a su mente la desechaba de inmediato, Simon jamás en la vida habría abandonado a su hijo.
Simon observaba atentamente a Raphael esperando una respuesta, años de conocerse habían hecho que de alguna manera supiera lo que estaba pensando y lo que leyó en sus ojos era algo que no podía creer —Tú lo sabias... Raphael... tú lo sabías, ¿por qué no me lo dijiste?
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