Y por fin llegamos al final de esta historia, pensé en darla por finalizada con el capítulo anterior, estaba a punto de darle clic a historia concluida, pero empecé a escribir sin darme cuenta, espero esté último capítulo sea de su agrado.
Gracias por todo este tiempo compartido.
Isabelle observaba su habitación, aquella que fuera suya cuando era una pequeña niña consentida por sus padres, no quedaba nada de ella, todo estaba diferente, su violeta cubrecama había sido cambiada por una de color rosa, y donde antes reposaban sus muñecas ahora había un antiguo baúl lleno de disfraces de princesas.
— ¿guta abuita?, ete vetido es mi favito, Abu Mags paa mi.
— Es precioso, ¿crees que tu abuelo haría uno para mi?
La pequeña lo pensó un poco y asintio con una sonrisa — Mica pedi a abu Mags
Micaela corrió hasta su cama y se metió bajo ella para buscar algo, curiosa, Isabelle rodeó la cama del lado contrarió y se agachó para ver que es lo que hacía, su nieta estaba buscando en una cajita de zapatos adornada con lentejuelas de todos los colores, de entre todas las golosinas que había escondidas sacó un celular y apretó el número dos y al momento contestó su abuelo.
Isabelle escuchaba la conversación de abuelo-nieta con una notable arruga en la frente, el desgraciado de su supuesto mejor amigo se negaba a confeccionarle un vestido, aduciendo que su arte solo era para princesas mágicas y que Isabelle estaba muy pasada de años para ser una de ellas. La pelinegra tenía la intensión de quitarle el celular a su nieta para tener una charla sobre quien tenía más edad cuando mica fue jalada de sus piernitas.
— No, api no, sequeto Mica, mío.
Rafael tenía el celular de su pequeña en la mano y lo miraba con el ceño fruncido — ya lo hablamos bebé, eres muy pequeña para estos aparatos...
Mica lloraba por su teléfono e Isabelle no sabía que decir en esa situación, ahora ella era una extraña en esa casa y no quería ser echada por un comentario inadecuado, pero al ver las lágrimas de su nieta dejó su miedo a un lado.
— Rafael, por favor déjalo pasar por esta vez, yo... — su ahora, adulto sobrino, dirigió una furiosa mirada hacia ella, pero una suave voz lo detuvo de decir cualquier cosa.
— Isabelle puede cuidar del celular, ella no tiene uno, así que puede compartirlo con Mica.
Gideon cargó a su llorosa hija y depósito un beso en su nariz antes de darle "la mirada" a su esposo. Rafael tragó grueso, aunque quería decirle que ya lo habían hablado y acordado nada de teléfonos para sus hijos hasta que cumplieran los 15, decidió obedecer, no quería pasar una noche en la fría habitación de invitados.
Mica se bajó de los brazos de su papá Gideon y corrió a tomar el celular para luego ir a decirle a su abuela Isabelle que le enseñaría como usarlo y además que deberían encontrar un lugar secreto en donde esconderlo de su papá Rafael.
Al ver a su hija tan feliz, los esposos decidieron dejarlas solas e ir a su habitación, pero Rafael decidió tener una plática con su consentidor esposo — ...Ya lo habíamos hablamos Gideon, nada de teléfonos ...
— Ella se esforzó mucho para pedirte que lo dejaras pasar, a Isabelle me refiero, ella se siente una extraña a pesar de que esta es su casa, déjalo por esta vez amor.
— Lo hiciste por tu madre... — al ver las arrugas en la frente de su esposo, Rafael se disculpó — lo siento.
— Está bien, al final ella me dio la vida, pero no la siento mi madre, a la única a la que siempre llamaré mamá es a Camille, no sé si algún día cambiaré de opinión, pero ahora mismo me cuesta tenerla cerca, y más extraño aún es verla como familia, a pesar de todos los años pasados no puedo olvidar todo el daño que me ha hecho, si no fuera por ella tal vez él estaría aquí.
Rafael abrazo a Gideon para darle consuelo, sabía que Patrick siempre estaría en los pensamientos de su esposo, pero no sentía celos por ello, con los años comprendió que el amor que profesaban solo era de hermanos, bueno, al menos estaba seguro que por parte de Gideon era así.
Ambos se recostaron en la cama para descansar un poco y sin siquiera darse cuenta Gideon se quedó profundamente dormido en los brazos de su esposo. Rafael lo observó dormir por varios minutos mientras recordaba la historia que Gideon le contó antes de que adoptaran a su primer hijo
"Mientras estaba en coma, recibí varias visitas, a algunos los conocía y a otros no, una de esas visitas fue Patrick — Rafael recordó que aquel día se puso tenso ante la mención del ex prometido de su esposo, también recordó que por su silencio Gideon estuvo a punto de guardarse esa historia para el — por favor no te enojes por lo que voy a contarte, bueno, Patrick me despertó con un beso, cuando lo vi pensé que estaba soñando, jamás creí que volvería a verlo, y ahí estaba, con su reluciente sonrisa de comercial de dentrifico para niños, lloré mucho, lo había extrañado tanto, él me abrazo y me dijo que dejara de llorar por él, dijo que fue feliz mientras estuvo a mi lado, también me pidió disculpas por haberse aprovechado de su enfermedad para que yo aceptara casarme con él, Patrick confesó que me manipuló para que yo dijera si a su propuesta de matrimonio..., Le pegue con mi puño por haberme ocultado aquello y después conversamos mucho tiempo, hablamos de todo, también le conté que me habías pedido ser novios, dijo que te tardaste años, no se cuanto tiempo estuvimos conversando pero parecían horas. Antes de irse el me deseo felicidad, nos deseó felicidad, aún recuerdo sus últimas palabras antes de desaparecer, el dijo ¿recuerdas que quería ser doctor? Gideon, es un sueño que puedo hacer realidad, volveremos a vernos, estoy seguro.
Rafael no sabía en que momento, pero se encontraba en la habitación de Mica y contándole la historia a Isabelle mientras ella sostenía la foto de su nieto mayor.
— Sabes tía Isabelle, creo que mi hijo Patrick es el mismo Patrick que conocimos hace tantos años, se que te sorprendiste al verlo, ¿es idéntico verdad? Al igual que con el primero, Lily fue quien lo encontró, para coincidencia, en el mismo lugar, ella nos llamó para que fuéramos a verla y nos entregó al bebé, con lágrimas en los ojos susurraba, es idéntico, es mi Patrick.
Cuando volvimos a casa Gideon decidió que seriamos padres y que él sería nuestro primer hijo.
— Pudiste negarte a llamarle como él, tal vez...
— Estás equivocada tía Izzy, quién nombró a mi hijo fui yo, no pensé hubiera un nombre más adecuado para él.
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